Debe de haber muchas Tierras
Consiguen deducir la composición de rocas que caen a enanas blancas en otros sistemas planetarios y llegan a la conclusión de que los exoplanetas rocosos tiene una composición similar a la de nuestro planeta.
La carencia de datos directos exotierras habitables, más que nada por limitaciones observacionales, deja espacio para estudios especulativos que usan modelos para tratar de predecir su abundancia.
Se ha publicado recientemente un estudio por parte de investigadores de UCLA que se basa en su lugar en datos más directos. En él que se dice que la Tierra posiblemente no es única. Según afirma Edward Young, debe haber muchos planetas rocosos como la Tierra y muchos de ellos serán como la Tierra.
El estudio se basa en un nuevo método de análisis indirecto pero en detalle de la geoquímica de los exoplanetas desarrollado por Alexandra Doyle. Los datos los obtiene que las rocas en forma de asteroides o fragmentos de planetas que caen en seis enanas blancas.
Las enanas blancas son el resto que queda de las estrellas de baja masa como el Sol tras agotar todo su combustible nuclear y sufrir la fase de gigante roja. Casi todos los exoplanetas de tipo rocoso interesantes se han descubierto alrededor de estrellas de tipo enana roja, pues hay un sesgo observacional que impide detectar lo mismo en estrellas un poco más masivas (como el Sol). Las enanas rojas tienen vidas muy largas y ninguna de ellas ha agotado su combustible nuclear desde que se formaron. Sin embargo, las estrellas más masivas como el Sol sí han pasado por la fase de gigante roja y, por tanto, por la fase de enana blanca.
Saber la composición interior de la Tierra ya es difícil para los que vivimos sobre ella, pero saber la composición de los planetas de fuera de nuestro Sistema Solar es mucho más complicado. Así que estos investigadores usaron el único método posible para hacer esto.
El fuerte campo gravitatorio de las enanas blancas hace que los elementos más pesados que el hidrógeno y el helio ahí presentes, como carbono, oxígeno o nitrógeno caigan rápidamente al interior. Y ahí ya son indetectables por los telescopios terrestres, por lo que no salen en los espectros de la estrella. Se trata de estrellas con espectros «limpios» cuando no son alteradas desde fuera y sólo muestran señales de hidrógeno y helio.
De este modo buscaron y encontraron enanas blancas cuyas atmósferas exteriores estaban siendo contaminadas por la caída de asteroides y restos planetarios cercanos que caen sobre ellas debido al campo gravitatorio de la estrella. Esos elementos deben ser muy similares a los que están presentes en las rocas que orbitan estas estrellas y que son los restos de sistemas planetarios. Por tanto, el espectro de estas estrellas revela la composición de los planetas rocosos que hay o habían en el sistema planetario.
La más cercana de las estrellas analizadas está a 200 años luz de distancia y la más lejana a 665 años luz de nosotros. Los espectros fueron tomados previamente para otros proyectos de investigación y se usó principalmente por el telescopio Keck en Hawaii.
Encontraron en los espectros, entre otras, las señales de silicio, magnesio, calcio, aluminio, carbono y oxígeno. Así que las rocas y restos planetarios que caen en estas estrellas están compuestos por estos elementos. Incluso llegaron medir la cantidad de hierro oxidado que debe haber en esas rocas.
Gracias a los datos espectrales de estos elementos, los investigadores pudieron deducir la composición original que las rocas antes de caer a la enana blanca mediate el uso de modelos matemáticos basados en el análisis de rocas de la Tierra y Marte.
Descubrieron que las rocas de los planetas telúricos, como la Tierra o Marte tienen una composición similar a la de estas rocas exoplanetarias con un grado de oxidación del hierro alto y similar.
Según los autores del estudio, la oxidación de la rocas tiene un efecto significativo sobre la composición atmosférica, el núcleo y la corteza de los planetas, incluida la Tierra. «El hecho de que tengamos océanos y todos los ingredientes necesario parta la vida se puede retrotraer la oxidación del planeta tal y como es. Las rocas controlan la química», dice Young.
En comparación con la Tierra, las rocas que rodean a estas enanas blancas son similares. En términos de la oxidación del hierro se tiene casos muy parecidos a la Tierra o a Marte.
«Estamos encontrando que las rocas son rocas en todas partes con una geofísica y geoquímica muy similares», afirma Doyle.
Al parecer siempre ha sido un misterio el por qué las rocas de nuestro Sistema Solar están oxidadas en ese grado, pues no sería de esperar algo así. Se planteó en el pasado si esto también era así en otros sistemas planetarios. Según este estudio parece ser que, efectivamente, también es así.
«Si las rocas extraterrestres tienen un grado de oxidación similar a las que tienen las de la Tierra, entonces puedes concluir que el planeta tiene una tectónica similar y quizás un campo magnético como en la Tierra, que precisamente se cree que son claves para la vida. Este estudio es un salto adelante en la capacidad de realizar inferencias sobre cuerpos de fuera de nuestro Sistema Solar e indica que es muy probable que haya análogos a la Tierra», dice Schlichting.
Según Young el resultado de trabajar geoquímicos junto con astrofísicos es que están haciendo geoquímica sobre rocas de fuera de nuestro Sistema Solar. Añade que esto es algo que muchos astrofísicos no creerían que fuera posible y que tampoco muchos geoquímicos creerían que se pudieran aplicar sus conocimientos a objetos como las enanas blancas.
Este estudio nos da una visión sobre la composición de los planetas que orbitan estrellas de tipo K o tipo G como es el caso del Sol. Si buscamos una Tierra II deberá estar en la zona de habitabilidad de una estrella de tipo G. Quizás, cuando contemos la tecnología necesaria podamos detectar o ver este tipo de planetas. De momento no podemos.
Copyleft: atribuir con enlace a htpps://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustración: NASA / Ames / JPL-Caltech.
16 Comentarios
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martes 22 octubre, 2019 @ 2:41 am
No todas las noticias van a ser sorprendentes…
La única pega es que, aunque están supercerca a nivel galáctico, no dejan de ser más de 200 años luz. Aunque encontrásemos un exoplaneta idóneo y con varios biomarcadores positivo (inmediatamente vamos a empezar a buscarlos), no dejaría de ser el mayor de todos nuestros descubrimientos, pero incluso pudiendo en unas décadas enviar sondillas baratas al 10% de c, ya hablamos de unos cuantos milenios para su llegada.
Pero vamos a ponernos en el caso más optimista: la vida es mucho más frecuente de que lo que suponemos y la encontramos «»solo»» a 20 o 30 años luz ( no vamos a pedir que esté en Próxima Centauri, aunque allí mismo ya tenemos un candidato). Si nos tocase la lotería tan cerca, sí que se plantearía enviar sondas, incluso llegar a verlo con los telescopios del futuro.
martes 22 octubre, 2019 @ 6:43 pm
En realidad, la tecnología va avanzando y es razonablemente predecible (quizá mejor decir previsible). Lo que es impredecible es la cultura humana que la crea, con sus prioridades.
Lo que quiero decir es que será factible mucho antes detectar y analizar planetas próximos sin salir de este sistema. El viaje interestelar tiene bastantes problemas de mal arreglo, no el menos importante de todos su escala temporal. No hay, y se cuentan con los dedos de una mano, civilizaciones que se hayan planteado proyectos en escala de siglos (porque una sonda al final va a llevar eso). Ni tampoco hace falta tirar tan alto. Proyectos a cinco décadas por encima de una determinada gestión umbral de recursos es simplemente imposible.
Y además vamos a tener otras prioridades.
Y ahora la última parida (=ocurrencia) sobre la «paradoja» de Fermi. La hipótesis Catejon o Catejón, no sé cómo traducirlo, en original griego κατέχον, en inglés le dicen K.atechon. Es un concepto cristiano bastante oscuro (el término griego significa «el que retiene/evita»), la idea es que antes de la segunda llegada del Mesías aparece el anticristo, un personaje muy explotado por Hollywod, y éste (el anticristo) no puede aparecer mientras el Catejón se lo impide. Qué o quién es el Catejón es fuente de debates espectaculares, agravado por el hecho de que en textos evangélicos a veces aparece de género neutro y otras masculino. Digo que no sé cómo traducirlo porque en webs serias (de jesuitas y tal) lo traducen como les da la gana. Creo que no es término muy popular.
Pues bien, la hipótesis Catejon/Catejón lleva al final la lógica de que el universo es una simulación (holográfica). Y propone que los ETs no se expanden por el universo para evitar forzar la capacidad computacional del mismo y hacer que este colapse.
Me he reído pero con ganas.
Ahora le voy a mandar unos correos a un tal Herréjon y otro tal Sanchez Castéjon (no sé de ningún otro apellido que rime con este disparate) a ver si me pagan algo por reciclar esto al relato del teatrillo.
De todas maneras hace tiempo que la idea gira sobre lo mismo: si no «los vemos» es porque algo impide que los veamos (un Catéjon a fin de cuentas, el que sea), cuando quizá lo más lógico sería asumir todo lo contrario: ¿y por qué habríamos de verlos?
miércoles 23 octubre, 2019 @ 5:13 am
En serio?, pues ya sabes que con Jehová, pocas risas. Aunque, como la acción se sitúa en el futuro, el Segundo advenimiento dices, dada la evolución Viejo-Nuevo Testamento, el Segundo debería ser la bondad y perfección absoluta.
Y nada de ir en plan pobre, el Segundo viste de Armani. Es lo más lógico. Y muy parecido a cómo se nos quiere presentar ese otro experto en advenimientos: el Sr. Iglesias, San Pablo.
miércoles 23 octubre, 2019 @ 10:24 am
Según la escuela teológica de los Monty Python, que tampoco es que tenga en altísima estima pero no veo por qué no pueden ser considerados (soy humano y nada humano me es ajeno, la cita original se refería a un cotilleo), es posible que Jehová intervenga directamente para salvar a un desgraciado de ser lapidado por una turba de marujas por mentar su nombre en vano siendo castigado en su lugar el juez-sacerdote.
Es raro, pero ha pasado alguna vez en el mundo real, ese que tiene lugar cuando colapsa la vaguedad cuántica.
Lo de la Segunda Venida, eso yo creo que es otra culturalidad humana bastante universal que Roma, S.A. ha intentado domesticar. Con los resultados habituales que suelen dar tales intentos. De hecho, cada vez que se monta una revolución de algo, las fuerzas irradiadores se empecinan en que sea la Segunda Venida de algo.
jueves 24 octubre, 2019 @ 10:13 am
Últimamente me asombra la capacidad Miguel Ángel/Dr. para saliros del tiesto del artículo que sea con abundancia.
viernes 25 octubre, 2019 @ 6:05 pm
¿Seguro que nos salimos? Todo está conectado, y hay mucho cisne negro con este punto. Aunque estoy de acuerdo contigo que en ciencia, un poco de sistematización tiene que haber. ¿Cómo era aquello de todos estamos 2-3 personas de X? A veces parece que se dan conexiones increíbles, pero son incredibilidades aparentes.
Pero lo de poner rayas en el suelo es tema complicado. Y eso que se inventó la geometría precisamente para tal cosa.
Una poderosa razón, entre otras (siempre está la curiosidad por sí misma, igual que el hambre es el motor de la gastronomía), para buscar exoplanetas es saber por qué (si hay tal cosa) estamos aquí, que pasa por saber mucho más de lo que ignoramos sobre este planeta, y esperamos saberlo mirando en otros allá donde Pilatos perdió las zapatillas, frase esta sí que fuera de tiesto en totalidad.
Se podría hablar también de la curiosidad, pero ahí ni yo me atrevo a barruntar.
sábado 26 octubre, 2019 @ 11:18 am
El hambre es motor del comer, y luego este puede serlo de la g-astronomía y hasta de los limpiadientes. Buscamos exoplanetas para saber más de nuestro planeta, pero nuestro afán no nos va a decir nada de por qué estamos aquí. Esta última es una de esas preguntas sin respuesta posible que quizá cabe en un teólogo -ni siquiera en un filósofo serio-. Quizá en un artista como Gauguin, que en su enfermedad (con el problema mental que le conllevaría) medita, lo pinta y lo escribe: «¿De donde venimos?, ¿Quienes somos?, ¿Adónde vamos?» Son preguntas sin respuesta seria posible. Así que pienso que la g-astronomía no nos va a dar respuesta a porqué estamos aquí, ni para qué. Como tampoco el cuadro respondía a nada tal cual algunos quieren imaginar, por ejemplo mi admirado sociobiólogo E. O. Wilson.
lunes 28 octubre, 2019 @ 5:43 pm
‘las rocas controlan la química’, quizá suene un tanto exagerado.
Aquí, en el video, hay un doctor al que no le haría demasiada gracia esa afirmación sobre el ‘control de la química’.
https://youtu.be/DjDzl31AKMI
martes 29 octubre, 2019 @ 11:30 am
¡¡Ja, ja!!…Algo de descontrol sí hay, muy querido Lluís, tienes razón.
Abrazos geoquímicos.
domingo 3 noviembre, 2019 @ 7:05 pm
La escena es Kubrick total. Un poco chapucera (en el sentido de que no ha sido rodada 139.000.004 veces), pero encierra mucha verdad.
Y para problemas mentales, de deterioro, el de Ravel cuando compuso su Bolero. Es interesante notar que no hubiese habido deterioro mental, no se hubiera compuesto el Bolero, no es exactamente lo mismo que si Wilhelm Friedemanm no hubiera sido alcohólico no se habría perdido medio catálogo BWV -que obviamente no existe, o ya puestos, si Sebastian no se hubiera operado se cataratas, no la habría palmado. Todo esto son también respuestas gastronómicas. Porque filósofos serios son los Marx (hermanos), raramente se ríen.
¿A que Rorschach tenía cara de pirado? Al menos en esta foto:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/5b/Hermann_Rorschach_c.1910.JPG
lunes 4 noviembre, 2019 @ 11:52 am
Te recuerdo que Beethowen era sordo y, ya puestos, quien sabe si sus obras no le hubiesen salido tan perfectas si las hubiera podido oír.
No caigo donde me enteré de que un alumno le preguntó qué podía hacer tras un primer compás satisfactorio. Repítelo, le respondió. Y de ahí el bolero de Ravel.
martes 5 noviembre, 2019 @ 10:06 am
Y a Händel le dio un ictus, lo digo porque al ser él su ictus es más ictus, a Antonio José (Martínez Palacios) se lo cargaron sin más, de Händel queda casi todo -al menos gran parte, del segundo no queda lo que nunca pudo llegar a ser. Actos Humanos 2, Naturaleza 1.
Pero vamos, lo decía porque lo del Bolero por lo visto es fascinante para los neurólogos. No se sabe qué tenía Ravel, tumor está descartado, se debate si Alzheimer, Creutzfeld-Jacobs o demencia frontotemporal que es un cajón de sastre. Por cierto, es dominio público en la UE, sigue con derechos de autor en EEUU.
martes 5 noviembre, 2019 @ 12:17 pm
No creo que el Bolero tuviese origen en una enfermedad mental. Es una pieza original y única en su formato, aunque nos resulte tan repetitivo. Pienso que muchos artistas tienen algo en la cabeza que «no casa»; es la cuestión del «genio»; bastante incomprensible para el común de nosotros, tal como se desprende de los escritos de Sacks. Incluso si uno está enfermo, su cerebro puede tener lucidez normal en una época, hundirse en otra o brillar durante otro periodo. Creo que, en la época que vivimos, aunque se ha avanzado, falta mucho por recorrer en el conocimiento de la mente.
martes 5 noviembre, 2019 @ 6:50 pm
Es una obra rara, incluso para Ravel. Es como la BWV 565, que como es tan rara (y lo es), pues hay los que opinan que no es suya (de JS claro), porque aquí lo de decir que le dio un ictus creativo no pasa el corte. Occkham diría que son momentos de genialidad (o picos), dándote la razón. Yo ni quito ni pongo rey, ni siquiera ayudo a mi Señor porque soy ácrata con esas cosas.
De todas maneras, si quieres vender un libro, yo me inclino a pensar que mejor que «Inusualidad y genialidad en el Bolero de Ravel», vendería más «La oblea del taxi: toda la verdad sobre el Bolero de Ravel – Cómo un cráneo rebotando por las estructuras de un coche generó hematomas subdurales crónicos y estos, el Bolero de Ravel». Yo lo he visto hasta en comunicaciones académicas (y serviría en el debate de ayer para defender determinadas políticas, todos sabemos que la gente aporreada se vuelve genial, por eso nuestros gobernantes son cortitos, porque no están aporreados… ¿se me ha ido la pinza?).
miércoles 6 noviembre, 2019 @ 10:06 am
Pienso que sí. Pero ¿a quién de nosotros no? Descanse en paz Ravelvelvel…
sábado 16 noviembre, 2019 @ 9:37 pm
Las ciencias nos llevan de sorpresa en sorpresa. Estaríamos estupefactos si una nave viajará a un décimo de la luz. Gracias.