El mayor inventario de árboles
Estiman que todavía quedan 9200 especies de árboles por descubrir.
La Tierra pierde masa forestal a un ritmo que no nos podemos permitir. Esta deforestación no solamente se lleva consigo las especies de animales y plantas asociadas a los mismos árboles, sino, además, logra extinguir especies incluso antes de que las hayamos descubierto, incluidos arboles sobre los que nunca sabremos cómo eran.
Aunque los árboles son fáciles de perder, también son difíciles de cuantificar. A veces ni siquiera siempre son fáciles de identificar, pues sus copas pueden estar a mucha altura de suelo, entre otras cosas.
Un nuevo estudio realizado por un equipo internacional de investigadores ha usado la base de datos forestal más grande reunida hasta el momento y estima que hay alrededor de 73 000 especies de árboles en la Tierra, incluidas alrededor de 9200 especies aún por descubrir.
La estimación global es aproximadamente un 14% más alta que el número actual de especies de árboles conocidas. Es probable que la mayoría de las especies no descubiertas sean raras, con poblaciones muy bajas y con una distribución espacial limitada.
Eso hace que las especies no descubiertas sean especialmente vulnerables a las perturbaciones causadas por el hombre, como la deforestación y el cambio climático. Según los autores del estudio, los nuevos hallazgos ayudarán a priorizar los esfuerzos de conservación de los bosques.
«Estos resultados resaltan la vulnerabilidad de la biodiversidad forestal global a los cambios antropogénicos, en particular el uso de la tierra y el clima, porque la supervivencia de taxones raros se ve amenazada de manera desproporcionada por estas presiones», dice Peter Reich (Universidad de Michigan).
«Al establecer un punto de referencia cuantitativo, este estudio podría contribuir a los esfuerzos de conservación de árboles y bosques y al futuro descubrimiento de nuevos árboles y especies asociadas en ciertas partes del mundo», sostiene Reich.
La nueva investigación se basó en los esfuerzos de cientos de personas. Estos han catalogado árboles a lo largo de años en dos grandes conjuntos de datos. Uno es la Iniciativa Mundial de Biodiversidad Forestal, que registra todas las especies que se encuentran en parcelas forestales ampliamente documentadas en todo el mundo. El otro es TREECHANGE, que recopila avistamientos de especies individuales. Las bases de datos combinadas arrojaron un total de 64 100 especies de árboles documentadas en todo el mundo, un número similar a un estudio anterior que encontró alrededor de 60 000 especies de árboles en el planeta.
«Combinamos conjuntos de datos individuales en un conjunto de datos global masivo de datos a nivel de árbol. Cada conjunto proviene de alguien que va a un puesto forestal y mide cada árbol, recopilando información sobre las especies de árboles, tamaños y otras características. Contar la cantidad de especies de árboles en todo el mundo es como un rompecabezas con piezas repartidas por todo el mundo», dice Jingjing Liang (Universidad de Purdue).
Después de combinar estos conjuntos de datos, los investigadores utilizaron métodos estadísticos para estimar el número total de especies de árboles únicas a escala de bioma, continental y global, incluidas especies que aún no han sido descubiertas y descritas por los científicos. Un bioma es un tipo de comunidad ecológica importante, como una selva tropical, un bosque boreal o una sabana.
Su estimación conservadora del número total de especies de árboles en la Tierra es de 73 274, lo que significa que es probable que aún queden unas 9200 especies de árboles por descubrir. Los investigadores utilizaron desarrollos modernos de técnicas ideadas por primera vez por el matemático Alan Turing durante la Segunda Guerra Mundial para descifrar mensajes del bando alemán.
Es probable que aproximadamente el 40% de las especies de árboles no descubiertas se encuentren en América del Sur, que se menciona repetidamente en el estudio como de especial importancia para la diversidad mundial de árboles.
América del Sur también es el continente con el número estimado más alto de especies de árboles raros (alrededor de 8200) y el porcentaje estimado más alto (49%) de especies de árboles endémicas continentales, es decir, especies que se encuentran solo en ese continente.
Los lugares de gran biodiversidad de especies de árboles sudamericanos no descubiertos probablemente incluyen los bosques húmedos tropicales y subtropicales de la cuenca del Amazonas, así como los bosques andinos en elevaciones entre 1000 metros y 3500 metros.
«Más allá de las 27 000 especies de árboles conocidas en América del Sur, podría haber hasta otras 4000 especies aún por descubrir allí. La mayoría de ellas podrían ser endémicas y estar ubicadas en puntos críticos de diversidad de la cuenca del Amazonas y la interfaz Andes-Amazonas. Esto hace que la conservación de los bosques sea una prioridad fundamental en América del Sur, especialmente considerando la actual crisis de los bosques tropicales por impactos antropogénicos como la deforestación, los incendios y el cambio climático», añade Reich.
Pot otro lado, Eurasia contaría con el 22 por ciento de las especies de árboles, África con el 16 por ciento, América del Norte con el 15 por ciento y Oceanía con el 11 por ciento.
Las especies de árboles a menudo se agrupan en función de su apariencia, por lo que es probable que las nuevas técnicas de análisis genético conduzcan al descubrimiento de una biodiversidad aún mayor.
El resultado de este estudio es una estimación bastante conservadora, según Liang, porque los científicos saben menos sobre la preponderancia de árboles raros en lugares como el Amazonas, donde podría haber lugares inexplorados que albergaran focos de especies inusuales que no se encuentran en ningún otro lugar. Añade que si pudieran concentrar los recursos, la experiencia en inventarios forestales y el dinero en esas selvas tropicales como el Amazonas y Borneo, entonces podrían estimarlo con mayor confianza.
En todo el mundo, aproximadamente de la mitad a dos tercios de todas las especies de árboles ya conocidas se encuentran en bosques húmedos tropicales y subtropicales, lugares que son ricos en especies y son poco estudiados por los científicos. Es probable que los bosques secos tropicales y subtropicales también contengan un gran número de especies de árboles aún por descubrir.
«Es clave un amplio conocimiento de la riqueza y diversidad de los árboles para preservar la estabilidad y el funcionamiento de los ecosistemas», dice Roberto Cazzolla Gatti (Universidad de Bolonia).
Los bosques proporcionan muchos servicios a la humanidad de forma gratuita. Además de suministrar madera, leña, fibra y otros productos, los bosques limpian el aire, filtran el agua y ayudan a controlar la erosión y las inundaciones. Ayudan a preservar la biodiversidad, almacenan carbono que contribuye al calentamiento del clima y promueven la formación del suelo y el ciclo de nutrientes, al tiempo que ofrecen oportunidades recreativas como excursiones, campamentos, pesca y caza.
La búsqueda de nuevas especies nos proporciona conocimiento no solo sobre la conservación, sino también información básica necesaria para la ciencia evolutiva y de cómo y por qué las especies se diversifican y desaparecen.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: David Krohne.
6 Comentarios
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martes 1 marzo, 2022 @ 4:35 am
Un descubrimiento reciente que ha causado fascinación es lo que se ha venido a llamar el «tocón inmortal»: en determinados bosques se han hallado tocones de árboles que aparentemente habían muerto hace ya bastante tiempo, quedando solo la parte inferior del tronco, sin ramas ni hojas. Lo que se descubrió es que algunos tocones seguían vivos alimentados por las raíces de árboles de su misma especie e incluso -aquí está lo ASOMBROSO- por raíces de árboles próximos de otras especies.
Sería uno de los escasos ejemplos en los que la descendencia ayuda al progenitor, porque la regla general es que la cría se aproveche de los cuidados, exenta de ayudar después a los padres. Pero, ¿y las otras especies de árboles que alimentan al tocón?
martes 1 marzo, 2022 @ 10:42 pm
Se me ocurre, querido Miguel, si pudiera probarse a hacer una herida, lo más profunda posible en el tocón e injertar un esqueje de la misma especie. Y a partir de eso, si se tiene éxito, intentar con alguna de las que le entregan su sabia.
miércoles 2 marzo, 2022 @ 3:00 am
Precisamente se apunta que la explicación a este curioso fenómeno sean injertos entre las propias raíces. Es el cauri de Nueva Zelanda :
https://www.bbc.com/mundo/noticias-49294013
Te comenté que en el documental lo presentaron con aire muy poético y sentimental, llegando a sugerir que los árboles más jóvenes se resistiesen a perder a su progenitor. Y los árboles de otras especies no quisiesen quedarse sin la sabiduría del árbol viejo.
Hermosa historia, pero mucho más maravillosa tu sintonía. Anoche nos reencontramos, como ocurre a veces, un tanto tocados. Me ha costado casi 5 décadas empezar a aceptar que la melancolía es algo que no te abandona porque viene de serie. Pero lo que más me está ayudando a integrarla son dos cosas: lo primero, darme cuenta de que es la melancolía la que nos lleva hasta la música, la poesía, la ciencia, el futuro del planeta… Y lo segundo, que alguien te entienda para dejar de sentirte un poco como un marciano. Que si arranco con una conocida…
«Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo…»
…Puede ser que ya estuvieses pensando en esa misma, o quizá en otra, pero tu respuesta sea enseguida: «algunas hojas verdes le han salido».
Eso no tiene precio.
miércoles 2 marzo, 2022 @ 3:18 am
«..Y mis ojos reían sobre sus ojos, y mi boca reía sobre su boca. Las
babuchas turcas cayeron de sus pies; sin dejarla posar en el suelo, la
llevé hasta la cama, donde la deposité amorosamente. Ella entonces
ya se sometía feliz. Sus ojos brillaban, y sobre la piel blanca de las mejillas se pintaban dos hojas de rosa. Apartó mis manos
dulcemente, y un poco confusa empezó a desabrocharse la túnica
blanca y monacal, que se deslizó a lo largo del cuerpo pálido y
estremecido. Abrí las sábanas y refugióse entre ellas. Entonces
comenzó a sollozar, y me senté a la cabecera consolándola. Aparentó
dormirse, y me acosté.
Yo sentí toda la noche a mi lado aquel pobre cuerpo donde la
fiebre ardía, como una luz sepulcral en vaso de porcelana tenue y
blanco. La cabeza descansaba sobre la almohada, envuelta en una ola
de cabellos negros que aumentaban la mate lividez del rostro, y su
boca sin color, sus mejillas dolientes, sus sienes maceradas, sus
párpados de cera velando los ojos en las cuencas descarnadas y
violáceas, le daban la apariencia espiritual de una santa muy bella
consumida por la penitencia y el ayuno. El cuello florecía de los
hombros como un lirio enfermo, los senos eran dos rosas blancas
aromando un altar, y los brazos, de una esbeltez delicada y frágil,
parecían las asas del ánfora rodeando su cabeza. Apoyado en las
almohadas, la miraba dormir rendida y sudorosa. Ya había cantado el
gallo dos veces, y la claridad blanquecina del alba penetraba por los
balcones cerrados».
Sonata de otoño. Valle-Inclán.
miércoles 2 marzo, 2022 @ 10:04 am
Creo haberte dicho, y si no, lo digo ahora, que D. Ramón María es, para mí, el más polifacético de los escritores españoles y que ha de estar entre los muy pocos mejores de toda nuestra literatura. Con una pincelada describe un paisaje. Si no recuerdo mal: «El cielo azul, las bardas amarillas, y el hablar refranero: las Castillas». No sé si lo puntuó así, porque escribo de memoria. Hace decenas de años que no lo leo pero su recuerdo es imborrable. Me faltan tantos libros… Tenía muchos de él, de la editorial «Austral». Acabo de mirar y no los veo, Pero sí «Sonatas» en primorosa edición. Recuerdo con admiración «Tirano Banderas», que creo escribió en Méjico. ¡Qué dominio del idioma!
Gracias, Miguel, por traernos sus palabras.
martes 8 marzo, 2022 @ 12:24 am
Gran crítico de la sociedad española del momento y uno de los mejores de la prosa castellana, coincido.