Los científicos se quejan de injerencias políticas
En los Estados Unidos de Norteamérica los científicos se quejan que en aquellas instituciones que dependen de fondos federales se reciben presiones por parte del gobierno para manipular los resultados científicos y, como consecuencia, el público recibe mala información sobre temas importantes.
Hace unos días un grupo de científicos relevantes establecieron las condiciones en las que deberían de trabajar los investigadores de los centros federales para así producir resultados científicos independientes que sirvan a la sociedad y quieren hacer llegar su propuesta a las autoridades.
Al parecer durante todas las administraciones, independientes de su signo político, ha habido injerencias políticas en centros como la NASA, NOAA, FDA y similares, pero últimamente han aumentado. Las áreas afectadas están relacionadas con el cambio climático o la salud. El Sindicato de Científicos Preocupados lleva la cuenta de estas injerencias y de cómo la información científica ha sido manipulada en numerosos casos.
Según estos investigadores la próxima administración deberá encarar desafíos de gran complejidad científica y técnica. Según este grupo de científicos la nueva administración tiene la oportunidad histórica de dotar a estas instituciones de la libertad científica necesaria para que la ciencia de sus frutos. Proponen una serie de reglas que la administración norteamericana debería de seguir para que eso suceda. El conocimiento científico y su aplicación han jugado un papel esencial en hacer de EEUU un país próspero, rico y poderoso. Estos científicos creen que los desafíos del siglo XXI sólo se pueden afrontar si se mantiene esta tradición.
Aclaremos que el quid de la cuestión no es dar libertad a los científicos para que investiguen en lo que les apetezca sin rendir cuentas a nadie, sobre todo porque en estos casos su financiación pública proviene del dinero de los impuestos. Se trata de impedir la censura y manipulación de informes científicos en temas sensibles que políticos y grupos de presión no tienen interés en que lleguen al público tal cual.
Casos como los informes de la NASA sobre el cambio climático y su manipulación para así quitar importancia al problema no son los únicos. Investigaciones sobre sustancias industriales farmacológicas o alimenticias con efectos perniciosos para el ser humano también parece que se han visto afectadas. Desde hace unos pocos años el Sindicato de Científicos Preocupados mantiene en su página web una tabla periódica simbólica en donde se añaden los casos registrados más graves documentados que conocen sobre manipulación e injerencia, la mayoría sobre medio ambiente y salud, y ya está casi llena.
Según este grupo de científicos relevantes el gobierno norteamericano debería de adherirse a los protocolos propuestos para poder mantener la integridad del sistema y defender la salud y bienestar de los ciudadanos. Entre estas reglas estaría que el gobierno federal proporcione recursos a los científicos que trabajan en estas instituciones para que lleven a cabo sus investigaciones de manera efectiva y honesta. La política en este campo debería ser además pública, objetiva y transparente.
Por otro lado los científicos empleados por las instituciones gubernamentales deben de servir al bien común sin que los conflictos de intereses impidan que realicen una ciencia fiable y útil, respetando las leyes y límites estatuarios. Por tanto éstos deberían realizar su trabajo sin miedos o represalias y tener libertad de:
– realizar su trabajo sin interferencias políticas o del sector privado.
– comunicar sus hallazgos al Congreso, al público y a sus colegas.
– publicar su trabajo y participar en la comunidad científica.
– denunciar la censura, infrarrepresentación y otros abusos en la ciencia.
– permitir la evaluación de su trabajo técnico por parte de otros científicos.
El grupo que ha confeccionado estas reglas exhorta al Congreso al cumplimiento de este protocolo. Al parecer 15000 científicos de ese país ya han apoyado este comunicado.
Fuentes y referencias:
Nota sobre el tema.
Tabla periódica de la injerencia política en ciencia.
Podcast en inglés sobre el tema en NPR.
Foto: Union of Concerned Scientists.
6 Comentarios
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lunes 25 febrero, 2008 @ 6:11 pm
Ya era hora de que se quejaran abiertamente de la censura e injerencias políticas a sus trabajos. Esto es un golpe para el «Stablishment», aun queda su influencia en el ejercito y en los medios de comunicación.
Aunque no me extraña ya que llevan una tradición en falsear y manipular no solo en EEUU sino en todo el mundo.
Yo diría más no son injerencias políticas, son militares. El proyecto Haarp es un ejemplo.
lunes 25 febrero, 2008 @ 8:16 pm
Al parecer el denominador común de los casos documentados gira en torno a intereses económicos. Quizás por un sentido de la economía mal entendido (un enfermo por una sustancia cancerígena sale siempre caro a la larga) o por presiones de ciertos grupos y empresas con influencia en las esferas políticas. Por desgracia parece ser más bien lo segundo. Si se inspecciona la lista con cuidado es la conclusión lógica a la que uno puede llegar.
Lo triste es que en su mayoría están relacionados con la salud de las personas y con la supervivencia del género humano.
Lo loable es que estos investigadores y los que apoyan el documento lo hacen con independencias de intereses partidistas. ¿Sería algo así posible en España? Recordemos que la ciencia es de los pocas instituciones humanas que no son de izquierda o derechas, o por lo menos no es necesario que lo sea.
martes 26 febrero, 2008 @ 4:24 pm
Precisamente a eso me quería referir. La misma pregunta que se formulan sobre si sería posible algo así en España, me la he hecho yo muchas veces. ¿Por qué callan tanto la mayoría de los científicos de este país ante las continuas agresiones de toda clase de charlatanes «new age», curanderos, videntes, homeopatas y demás especímenes, incluyendo por supuesto el reciente desembarco en universidades españolas de los chicos del «DI» o «ID»? Tengo la sensación de que nuestros científicos no dan la cara suficientemente. Por otra parte estoy completamente de acuerdo cuando dicen que la ciencia es una de las pocas instituciones humanas que no son de derechas o de izquierdas. Por esto me «atrevo» a decir que deberíamos tener presente que la experimentación militar ha permitido en muchos casos el avance de la ciencia. Aunque ya sé que esto está feo decirlo.
martes 26 febrero, 2008 @ 10:17 pm
Los científicos españoles no hacen este tipo de cosas porque están muy ocupados. Los buenos están fuera adhiriéndose a este tipo de cosas. Parte de los que se quedan aquí ocupan una buena extensión de su tiempo preocupándose acerca de cómo llegar dignamente a fin de mes y los que tienen ese aspecto solucionado gastan su tiempo intrigando en los departamentos universitarios e institutos de investigación, que son los únicos reductos feudales que quedan en Occidente. Los que podrían hacer, y a veces hacen algo al respecto, son ninguneados por la sociedad y los medios de comunicación, pues éstos están más preocupados de tratar temas como qué equipo lidera la liga o de quién se ha enamorado el cantante famoso de turno que del progreso de la humanidad.
miércoles 27 febrero, 2008 @ 1:55 am
En principio hay que partir de que la ciencia es política, pero política en su acepción técnica, no en sus significados ampliamente tergiversados. Desde el momento que el conocimiento científico afecta a las relaciones sociales, hablamos de efectos políticos.
Ahora, la ciencia no puede ni debe defender dogmas o visiones parcializadas de la realidad del ser humano (las ideologías, por ser ideologías, son visiones parciales de la realidad social compleja-dinámica del ser humano) Debe exponer conocimientos objetivos y válidamente universales por la experiencia sistematizada, verificables por cualquiera.
Lo que sucede es que la ciencia está subsumida a un entorno cultural y de poder determinados, los métodos de la ciencia pueden ser neutrales, pero la ciencia (como cuerpo de conocimientos en constante mejora) muchas veces no podrá serlo. Actualmente la buena ciencia es la ciencia de la autodestrucción (la del armamentismo demencial) mientras que la «mala ciencia», la ciencia «políticamente incorrecta» es la ciencia que expone conocimientos que atentan contra el poder establecido (calentamiento global, consumo sustentable, métodos científicos para lograr una cultura de la paz, métodos de simetría y equidad económica; etc.)
Me parece bien que los científicos dejen de lado lo «políticamente correcto» y asuman un compromiso con el desarrollo de la humanidad y no con su autodestrucción. Es lo que algunos denominamos «Ciencia crítica», aunque la ciencia -de por sí- es crítica con todo el conocimiento vigente en un momento dado, incluso con las creencias de los grupos de poder que están conduciendo a la humanidad hacia su extinción, junto con toda la diversidad biológica del planeta. Saludos.
miércoles 27 febrero, 2008 @ 10:40 pm
No nos olvidemos que las instituciones las crean y manejan personas, y éstas tienen las mismas virtudes y defectos que cualquier ser humano.
Aunque la ciencia sea independiente del signo político siempre dependerá de la política, pues necesita financiación. Pero para que un resultado sea científico tiene que haber sido verificado por la comunidad científica, por lo que el fraude alcanza un nivel mucho menor que en otras instituciones. En ninguna otra institución la competitividad hace que el grupo rival inspeccione la demostración de un teorema minuciosamente o reproduzca un experimento hasta la saciedad para demostrar así que el otro está equivocado. No hay que tener fe en los científicos que dicen que el cambio climático es galopante, basta con saber que hay muchos otros deseando demostrar lo contrario para alcanzar notoriedad, y que, dicho sea de paso, todavía no han conseguido.
Otro factor es la ética. No todo experimento o proyecto científico es justificable desde el punto de vista ético. Por lo tanto puede haber otros límites.
Sobre lo políticamente incorrecto se podría mencionar que la Física entró en declive cuando el fin de la guerra fría cortó el grifo de la financiación fácil. Así son las cosas. Pero incluso cuando la idea es el desarrollo armamentístico los científicos suelen desviar parte de los recursos a otros fines. De este modo los superordenadores pensados para la simulación de explosiones nucleares se utilizan en simulaciones de plegado de proteínas que ayudan a la creación de nuevas terapias y tratamientos. Los asesores científicos de los políticos norteamericanos lo saben y hacen la vista gorda. Como debe de ser.