El sentido de la aventura es primitivo
Identifican una región clave del cerebro que nos anima a ser aventureros, y que está localizada en un área primitiva del cerebro.
¿Le gustan los deportes de riesgo? ¿Ha descendido en kayak por el río Colorado o realizado un safari por África? ¿Va frecuentemente a restaurantes que sirvan comida exótica? Cuando va al supermercado y ve un producto nuevo, ¿lo echa al carrito? Quizás ahora mismo lee estas líneas desde la selva de Borneo vía satélite. Si la respuestas es afirmativa probablemente le guste la aventura, la novedad.
Ahora un grupo de científicos de Wellcome Trust ha conseguido identificar una región clave del cerebro que nos anima a ser aventureros. La región, localizada en un área primitiva del cerebro se activa cuando elegimos una opción no familiar, sugiriendo que se tiene una ventaja evolutiva si se tiende a explorar lo desconocido. Este descubrimiento podría explicar además por qué al cambiarse el aspecto de un mismo producto familiar se anima a que lo escojamos de las estanterías del supermercado.
En el experimento llevado a cabo en el Wellcome Trust Centre for Neuroimaging en University College London. En él a unos voluntarios se les mostró una selección de tarjetas con imágenes con los que se familiarizaban. Cada tarjeta tenía asociada además una probabilidad de recompensa única y durante el experimento los voluntarios eran capaces de optimizar sus elecciones para conseguir la máxima recompensa. Sin embargo, cuando se introdujeron tarjetas con imágenes no familiares los investigadores encontraron que los voluntarios eran más propensos a arriesgarse a tomar una nueva decisión que continuar con las opciones familiares y seguras.
Con un aparato de imagen por resonancia magnética funcional pudieron además ver la actividad cerebral de los voluntarios. Bianca Wittmann y sus colaboradores se dieron cuenta que cuando los sujetos elegían una tarjeta no familiar había una mayor actividad en el estriado ventral. Esta región cerebral es una de las más primitivas desde el punto de vista evolutivo, sugiriendo que este tipo de fenómenos debe de ser ventajoso evolutivamente y que probablemente lo tengan muchos otros animales.
Cuando tomamos una decisión o llevamos a cabo una acción que resulta ser beneficiosa entonces se obtiene una recompensa mediante la liberación de dopamina. Esta recompensa nos ayuda a aprender qué comportamientos son ventajosos o preferibles y merecen la pena ser repetidos. El estriado ventral es una de las regiones clave relacionadas con el procesado de recompensas en el cerebro. Aunque estos científicos no pueden decir con total seguridad a partir de las imágenes de resonancia magnética cómo la búsqueda de la novedad es recompensada, Wittmann cree que debe de ser a través de un proceso de liberación de dopamina.
Sin embargo, aunque la exploración de la novedad puede darnos ventajas al animarnos a encontrar decisiones más beneficiosas que las habituales, puede también hacernos susceptibles a la explotación.
Según Wittmann podemos tener preferencia por una determinada marca de chocolatinas, pero si utilizan otro envoltorio en el que ponga «nuevo sabor» o algo similar nos podemos ver tentados de desechar la elección habitual y elegir la nueva. Esto introduciría un peligroso sistema de vender «el mismo vino en una botella distinta», algo de lo que los departamentos de marketing podrían aprovecharse (si no lo hacen ya).
Hay una parte aún más peligrosa. La búsqueda de la novedad podría también jugar un papel importante en la adicción al juego y a las drogas, disfunciones que están mediadas por un mal funcionamiento del circuito de liberación de dopamina.
Como siempre en esta vida no se puede tener todo lo bueno a la vez.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original (resumen).
Artículo original.
Foto: «Rafting» por jordan_n22, vía flickr.
3 Comentarios
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jueves 3 julio, 2008 @ 8:42 am
Relacionemos los hechos concretos:
1º Identificación de la región del cerebro que se activa al elegir lo novedoso.
2º Esta región es muy antigua.
3º Sugerencia: que ello tiene ventaja evolutiva.
No veo que esta sugerencia tenga, hasta el momento, base alguna.
Experiencia realizada:
A.-Al elegir lo nuevo, incluso lo peligroso, la biología de los sujetos tiende a aumentar la recompensa.
B.-Esta recompensa parece deberse al incremento de la dopamina segregada
Conclusión a que llegan:
«Esta recompensa nos ayuda a aprender qué comportamientos son ventajosos… desde el punto de vista evolutivo»
Yo creo que esta recompensa sólo nos ayuda a aprender que comportamiento nos proporciona más placer. Y como creo que Vds. comentan puede ser que nos haga más susceptibles a la explotación, al vicio del juego o a las drogas.
En definitiva que esta experiencia también podría demostrar que son los conservadores los que tienen mayor ventaja evolutiva.
jueves 3 julio, 2008 @ 2:51 pm
Los instintos no son ni buenos ni malos, todo está en que exista un entorno cultural que los potencie constructivamente. Sin el instinto de aventura jamás nos hubiésemos siquiera expandido por todo el planeta, seguiríamos siendo una pequeña tribu en Etiopía, hasta que un asteroide nos borrara del planeta (como a tantas especies les sucedió en el pasado).
Ahora, existe una pseudocorriente de antropología cientifista que dice que hemos superado nuestra biología. Este estudio demuestra que no, nuestra biología es lo que hace que seamos lo que somos, sin ella simplemente no podemos existir. Lo que hemos hecho con nuestra cultura es modular nuestra biología, incluso distorsionarla (como toda la naturaleza en el planeta).
Reconocer nuestra biología en su puridad es el primer paso para saber conducirla constructivamente y así volver al equilibrio cultural humanidad-naturaleza.
sábado 5 julio, 2008 @ 6:21 pm
Y esa región clave del cerebro, ¿Se desactiva al llegar a una cierta edad? Porque no veo yo a los ancianos muy predispuestos para la elección de lo novedoso, y mucho menos para tomar riesgos que a su edad no se pueden, por lo general, permitir.