NeoFronteras

Los ladrillos de la vida pueden provenir del espacio

Área: Biología,Espacio — viernes, 9 de septiembre de 2005

Foto
Imagen infrarroja del Spitzer. Los filamentos están compuestos por HCPA. Foto: NASA

No sabemos cómo se originó la vida. El proceso mediante el cual a partir de gases simples se llega a moléculas tan complejas como las proteínas o el ADN tampoco esta explicado, entonces mucho menos cómo surgieron las primeras bacterias.
Desde los experimentos de Miller tampoco se ha progresado demasiado.
Los expertos creen que para que la vida, tal y como la conocemos surja, algunos compuestos como el agua deben de estar presentes. Por eso esa obsesión de encontrar agua en Marte.
Las moléculas orgánicas están hechas de cadenas de átomos de carbono en donde también pueden estar presentes otros tipos de átomos.
Entre las teorías más populares sobre el lugar donde surgió la vida están las fuentes hidrotermales oceánicas y pequeños lagos calientes sobre la superficie. Pero últimamente se propone cada vez más que el espacio podría haber sido la cuna de esta vida o, al menos, el laboratorio donde surgieron moléculas orgánicas complejas, porque allí se han encontrado muchas de estas moléculas.
Las estrellas al morir enriquecen el medio con átomos de carbono. Éstos se combinan con el hidrógeno formando hidrocarburos policíclicos aromáticos (HCPA) que han podido ser observados en el medio interestelar y en unos meteoritos llamados condritas carbonáceas.
Los HCPA no son compuestos que formen parte de los procesos biológicos, pero pueden trasformarse en quinonas que, por ejemplo, juegan un papel en la fotosíntesis.
HCPA presentes en las nubes de gas interestelar pueden condensarse, interaccionar con la luz y radiaciones y formar moléculas como ácidos grasos, azúcares, aminoácidos y otro centenar de moléculas como agua, monóxido de carbono, amoniaco, formaldehído, cianógeno… Todas ellas han sido detectadas en la Tierra mediante radiotelescopios y telescopios de infrarrojo.
Estas nubes están tan lejos que se encuentran fuera del alcance de nuestras sondas espaciales, por tanto no sabemos lo que está pasando allí realmente.
Max Bernstein y Scott Sandford (Astrochemistry Laboratory en NASA’s Ames Research Center) están simulando las condiciones de esas nubes en el laboratorio para estudiar la química allí presente.
En un primer experimento iluminaron HCPA depositado sobre una superficie con luz ultravioleta y obtuvieron las quinonas esperadas.
En un segundo experimento irradiando una mezcla congelada de agua, amoniaco, cianógeno y metanol han generado los aminoácidos glicina, alanina y serina, los más abundantes en los sistemas biológicos conocidos.
También han utilizado radiaciones de otro tipo basada en el bombardeo de protones, obteniéndose similares pero no iguales resultados para el primer caso. El bombardeo de la mezcla congelada del segundo tipo de experimento no se ha realizado aun, pero se espera hacer.
Esto sugiere que la radiación provee de la energía necesaria para romper los enlaces de las moléculas sencillas para así recombinar los fragmentos y crear otras más complejas.
Las mezclas orgánicas obtenidas al ser disueltas en agua forman burbujas de 10 a 40 micras (tamaño celular) que se parecen a las membranas celulares. Además, estas burbujas fluorecen bajo la luz ultravioleta. Se cree que la fluorescencia es el precursor de la fotosíntesis.
También este fenómeno de fluorescencia actúa como una pantalla protectora y podría ser imprescindible para no esterilizar cualquier forma de vida sobre algún nuevo planeta donde una vida reciente haya surgido.
Estas nubes interestelares forman tarde o temprano nuevas estrellas y planetas con sus asteroides y cometas. Estos cometas y asteroides, material primigenio casi sin alterar, podrían más tarde sembrar de moléculas orgánicas los planetas.
En meteoritos se han encontrado aminoácidos, azucares, ácidos grasos, y bases de ADN. Por ejemplo, en el meteorito Murchison, del tipo condrita carbonacea, se encontró aminoácidos, ácidos grasos (los constituyentes de los lípidos), azucares de varios tipos, las 5 bases de ácidos nucleicos (A, C, G, T, U) y más de 70 aminoácidos (los constituyentes de las proteínas y de los que sólo usamos 20). Y las condritas carbonaceas son representativas de la composición de la nebulosa que dio origen al sistema solar.

Para saber más pinche aquí.

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