NeoFronteras

Pinos testigos del cambio climático

Área: Medio ambiente — miércoles, 18 de noviembre de 2009

Una especie concreta de pino revela en sus anillos de crecimiento que la temperatura de la zona montañosa en la que vive ha estado subiendo durante las últimas décadas.

Foto
Pino bristlecone. Foto: Malcolm K. Hughes.

La Naturaleza habla para quien la quiera escuchar. A veces lo hace a través de especies fascinantes, como el pino bristlecone (Pinus longaeva) que habita en algunas montañas, principalmente de California y Nevada. Estos árboles son de los más longevos del planeta, e incluso se han utilizado sus anillos de crecimiento para calibrar el sistema de datación de carbono 14. El ejemplar más antiguo tiene casi 5000 años de edad*.
Ahora un grupo de científicos de la Universidad de Arizona ha usado estos árboles para demostrar que la temperatura media en las zonas en las que viven ha aumentado más desde los años cincuenta hasta ahora que en los 3700 años anteriores.
Estos pinos han vivido durante miles de años en las secas laderas de las montañas del oeste de los EEUU, entre los 2.500 y 3.500 metros de altitud, pero las poblaciones pueden estar separadas una gran distancia. Este equipo de investigadores analizó poblaciones de árboles separados cientos de kilómetros entre sí, tomando muestras de los troncos de árboles situados a distintas alturas. En concreto extrajeron testigos para estudiar el grosor de los anillos de crecimiento. El mayor o menor grosor de los anillos de estos pinos depende de lo bien o mal que le haya ido al árbol ese año. A gran altura, donde las temperaturas son generalmente bajas, y el frío es el factor limitante, crecerán más conforme la temperatura sea más moderada. A alturas más bajas esto dependerá de la humedad.
En realidad este crecimiento rápido por encima de lo normal fue ya notado hace 25 años. Como los cambios medioambientales afectan al crecimiento de estos pinos y su habilidad de generar madera, los investigadores querían saber si el aumento de temperatura los estaba afectando. Obviamente hay un límite (línea de crecimiento) más allá del cual los árboles ya no prosperan, aunque la montaña continúe subiendo. Para ello tomaron muestras de anillos de crecimiento que abarcaban un lapso temporal que iba desde el presente hasta hace 4600 años.
Incluso después de muertos estos árboles siguen siendo útiles, pues los anillos de crecimiento de sus troncos pueden calibrarse por solapamiento con otros vivos y así tener un registro climático de la zona de 8000 años de extensión.
Además, estos científicos se valieron de un nuevo método de registro climático denominado PRISM que no estaba disponible hace 25 años. Este sistema combina registros meteorológicos, la topografía de la zona y el clima para obtener conclusiones que sean independientes de factores como la inclinación de la falda montañosa.
Solamente los ejemplares que crecían a unos 150 metros de la línea de crecimiento, es decir, a unos 3.300 metros de altitud, mostraron un repentino aumento del grosor de los anillos en las últimas décadas, o lo que es lo mismo, sufrieron una mayor velocidad de desarrollo.
A 3.100 metros de altitud, 220 metros por debajo, estos árboles no mostraban la misma anchura de crecimiento en sus anillos que los que estaban más arriba. Esto está de acuerdo con los factores que limitan el crecimiento: el frío a mayor altura y la humedad a altura más baja.
Hay otro factor que sucede a gran altura, y es el de la fusión de los pequeños glaciares que hay allí, fenómeno que aportaría humedad a los árboles.
Encontraron un correlación clara entre los anillos de crecimiento y el aumento de temperatura. Este grupo de investigadores sugiere, a partir de los datos obtenidos, que la temperatura ha estado subiendo en las últimas décadas rápidamente y que esto se correspondería con el rápido aumento de la temperatura (que se sabe esta subiendo en el continente), presumiblemente a consecuencia del cambio climático.
Según los autores el aumento de la temperatura, aunque sólo se diera en las montañas, tiene efectos en otras partes de la región situadas mucho más abajo. Las montañas son de vital importancia a la hora de proporcionar agua para la agricultura, la ganadería y las ciudades, aunque estas explotaciones y áreas urbanas estén a altitudes más bajas. Si la nieve se derrite antes, la montaña no podrá retener agua durante el mismo periodo de tiempo que lo hace ahora, por lo que producirá un desabastecimiento.
Estos investigadores planean ahora realizar este mismo estudio en otras áreas, como en las montañas Rocosas o en los picos San Francisco de Arizona.

Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original (resumen).
Audiovisual.

* La historia más triste sobre estos árboles se dio en 1964, cuando un estudiante (Donald R. Currey), al comprobar que algunos de estos árboles tenían más de 4000 años, pidió permiso para talar uno de ellos y así medir su edad, ya que la herramienta de obtener testigos se le había roto al final del verano (normalmente sólo se extrae un testigo que no mata al árbol). Increiblemente se lo concedieron y pudo comprobar que, efectivamente, ese ejemplar (Prometheus) era el más viejo, con 4844 años en el momento de su muerte (provocada). Posteriormente un nuevo análisis demostró que en realidad tenía 4950 años.
Prometheus se convirtió en un mártir y gracias este escándalo el movimiento conservacionista logro que estos árboles lograran una protección especial.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios

  1. Botánico:

    Pues sí, la Naturaleza habla y no la escuchamos. Este estudio es muy interesante y la anécdota del arboricidio representativa de la estupidez humana.

  2. tomás:

    He aquí una prueba irrefutable.

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