Darwin cumpliría hoy 200 años
En 2009 se conmemora los 150 años de la publicación de «El origen de las especies» de Charles Darwin. Se puede decir, sin temor a equivocarnos, que con ese libro Darwin nos alejó un poco más de las tinieblas, de la oscuridad, de la ignorancia. Además, hoy, 12 de febrero de 2009, se cumple el 200 aniversario del nacimiento de este naturalista británico. NeoFronteras, desde su creación, ha venido publicando noticias sobre evolución, paleontología y otros resultados afines a estos campos. Esta semana se ha hecho un esfuerzo extra en este sentido. No es difícil, todas las semanas surgen noticias interesantes sobre estos temas, es un campo vivo y fructífero de la ciencia, pues el estudio de la evolución biológica no ha terminado. Solo esperamos que la repetición de las algunas de esas noticias, que ya otros medios han cubierto, no les reste interés.
Este artículo de ahora pretende ser una pequeñísima introducción a la evolución para los no iniciados (ojalá no se aburran el resto de los lectores, sobre todo los habituales, a los que les parecerá que hay argumentos repetidos), un granito de arena a la difusión de este tema y un pequeño, humilde y respetuoso homenaje a la obra de un hombre que cambió el mundo.
Solamente en contadas ocasiones la ciencia produce un resultado que cambia la manera de ver el mundo y nos desplaza, del inmerecido lugar privilegiado en el que nos hemos colocado a nosotros mismos, a la periferia. Pasó con Copérnico y su sistema heliocéntrico, y pasó con Darwin y su teoría de la evolución, que revolucionó el pensamiento humano. Se puede decir que Darwin es a la Biología lo que Isaac Newton a la Física y que no se puede entender la Biología sin evolución.
La idea que Darwin introdujo nos afecta personalmente, porque nos afecta en la idea que tenemos de nosotros mismos. No somos una especie apartada de todas las demás, formamos parte de una historia evolutiva compleja y magnífica, somos una pieza más. Sí, el ser humano evoluciona biologicamente. Darwin, por fin, nos saca del pensamiento dogmático y mitológico. No es de extrañar la resistencia que encontró (y encuentra) su teoría de la evolución entre los fundamentalistas religiosos.
Esta injerencia en los sistemas científicos por parte de los sistemas de «conocimiento» de verdad revelada debe de terminar. Desde luego, en el mundo científico no hay conflicto creacionista, por la misma razón que en ciencia nadie discute que la Tierra gire alrededor del Sol. Son agentes externos a la ciencia los que sostienen otra cosa y crean polémica gratuitamente.
Antes de que las mentes trastornadas de los creacionistas empiecen a apilar la leña de la hoguera (al parecer también hay creacionistas que hablan español), aclaremos qué es eso de «teoría» y veamos un poco de epistemología muy básica.
Primero hay que decir que la palabra «teoría» tiene una acepción coloquial que hace referencia a un “conocimiento especulativo”. No es así en ciencia. Una teoría científica es un conjunto de leyes que sirven para relacionar determinados fenómenos naturales. La teoría de la evolución no es menos importante porque sea una teoría, al igual que la teoría gravitatoria de Newton o la Teoría de la Relatividad de Einstein (que dicho sea de paso sirve para que su GPS sea más preciso) no son menos válidas al ser teorías. Hacer que un misil se guíe por un «conocimiento especulativo» haría de estas armas más terroríficas de lo que ya son.
Distingamos sobre todo la diferencia entre hecho evolutivo y la teoría que lo explica. La gravedad existe, independientemente de si la pretendemos explicarla mediante la teoría newtoniana o con la Teoría de la Relatividad General de Einstein. Las teorías, que son al fin y al cabo modelos de realidad, son sustituidas o complementadas por otras mejores en el transcurso del tiempo. Al fin y al cabo son productos intelectuales. La ciencia no es un listado de resultados o de “verdades absolutas establecidas”, es un proceso.
Los hechos, sin embargo, no cambian. La gravedad sigue siendo la misma y sigue estando ahí (para desgracia de los que se despeñan por un acantilado), al igual que el hecho evolutivo. Las especies aparecen, evolucionan y se extinguen, sucediéndose unas a otras. Es lo que se puede ver, es simplemente obvio, evidente. Cómo se explique el mecanismo que hay detrás de todo ello dependerá de la teoría que tengamos, es decir, de los modelos de realidad que nosotros creemos.
Los modelos científicos deben de contrastarse con la realidad para ser científicos y esto les diferencia de los modelos artísticos, literarios o religiosos que utilizan otros métodos. Como ya asumió Darwin las teorías científicas son sometidas a prueba y experimentación. Tampoco explican la totalidad de la realidad física, sólo cubren una porción de ella cada vez, aunque una porción cada vez más grande. Siempre que exista la posibilidad de interaccionar experimentalmente con algo se podrá aplicar el método científico a ese algo.
Tampoco se puede decir que, puesto que la teoría evolutiva no responde aún a toda pregunta planteable, entonces es incorrecta. Ninguna teoría lo hace. Los únicos sistemas sociales que pretenden eso son las religiones. La teoría evolutiva pretende dar respuestas satisfactorias al hecho evolutivo y no a otras cosas. Si se le pide a la teoría evolutiva que responda sobre cuándo el hombre adquirió el alma dirá que esa pregunta, al no ser científica, no la puede responder. Para eso se inventaron las religiones, y éstas deberían de respetar las parcelas de conocimiento (del mundo natural) cubiertas por la ciencia.
Llegados a este punto el lector no debería sorprenderse ante la revelación de que la Teoría Sintética de la Evolución que ahora manejan los biólogos es distinta a la teoría que Darwin propuso en su tiempo. La teoría evolutiva evoluciona.
En tiempos de este naturalista no se conocía nada sobre genética, y poco o nada se sabía sobre la variación en la herencia. Esta variación en la herencia es algo que Darwin, en un paso intelectual sin precedentes, introdujo como hipótesis en su teoría. De hecho, el concepto de gen ni existía en aquel entonces, ni el de ADN, ni el de mutación, ni el de los mutágenos, ni muchos otros.
Darwin dedujo que debía haber mecanismos que hicieran variar la herencia y que la selección natural escogía los individuos mejor adaptados al medio para reproducirse. Ahora sabemos que hay mutaciones en nuestro ADN (y otros mecanismos de variación) y que la reproducción sexual baraja todos esos genes para obtener cada vez un individuo diferente a los progenitores.
Un individuo no evoluciona, sus caracteres externos básicamente no cambian, al igual que los genes que los determinan. Evolucionan las poblaciones o las especies, pero no los individuos. Debido a esa variación genética habrá individuos mejor o peor adaptados al medio. Un individuo mejor adaptado tendrá mayores posibilidades de sobrevivir y por tanto de reproducirse y de pasar sus genes a su descendencia. En el transcurso de las generaciones se irán seleccionando genes específicos que permitan una mejor supervivencia de los individuos.
Los mutantes no se hacen, nacen. Quizás los hijos de las victimas de una bomba nuclear puedan ser mutantes, pero sus padres no, aunque algunas de las células de su cuerpo sí lo sean. Si alguien es sometido a una radiación intensa no le van a salir más dedos, pero sí es posible que alguna de sus células terminen siendo cancerosas. Tampoco ser mutante garantiza ningún éxito, generalmente no es una buena cosa y también termina muriendo o siendo poco competitivo.
Si quiere saber cómo es un mutante vaya a la frutería de su barrio y compre (en temporada) unas nectarinas. Los árboles que producen esta fruta probablemente desciendan de algún mutante que se encontró por casualidad, al igual que las almendras dulces y muchos otros ejemplos, generalmente comestibles (comemos mutantes). Los mutantes no suelen tener muchas posibilidades de sobrevivir y un almendro dulce tiene éxito sólo por la presión de selección del ser humano. Porque lo más importante no es ya la supervivencia, sino el éxito reproductor.
Un pavo real puede ser víctima de un depredador debido a lo vistoso que es y a la poca agilidad que tiene. Sus bellas plumas reducen sus expectativas de vida. Pero por otro lado le dan mayores posibilidades de cubrir a las hembras y de legar sus genes (incluidos los que proporcionan un plumaje más vistoso que el de sus competidores) a la siguiente generación. Esta selección es tan fuerte que el resultado es un pavo real, un alce irlandés o una estrella del rock.
Podemos pensar que la tendencia suicida a abusar de las drogas recreativas tenderá a desaparecer porque los que así se comportan mueren jóvenes y sus genes destructivos, que determinan ese comportamiento, desaparecen con ellos. Esto no es así, los casos de Jimi Hendrix o Bob Marley ejemplifican su éxito evolutivo, ya que tuvieron mucho éxito con las mujeres y tuvieron muchos hijos (muchos probablemente desconocidos). Los genes de exitoso son los que facilidad el éxito reproductivo, y no necesariamente los que proporcionan una vida larga.
Otro error común es pensar que la evolución es una línea de progreso unidimensional en la que unos organismos cada vez más complejos suceden a otros hasta que se llega al ser humano. La evolución no es secuencial, las distintas especies no se suceden unas a otras en un sistema de progreso lineal, sino que formar un árbol cada vez más complejo que se va ramificando y es podado debido a las extinciones. Sólo podemos estar seguros de las «hojas» (especies) que hay ahora mismo y tenemos que inferir cómo ha sido la evolución a partir de un registro fósil incompleto, que nos dice cómo era una rama o una hoja que había aquí o allá y que desaparecieron hace tiempo. Por desgracia, y a falta de fósiles suficientes, siempre habrá preguntas en paleontología que nunca podrán ser contestadas. Obviamente tampoco el ser humano es el final de este proceso evolutivo, siendo una hoja más de ese árbol filogenético global. Por otro lado la genética nos puede ayudar en esto, porque en los genomas de todos los seres vivos está parte la historia evolutiva.
Ni siquiera tiene sentido decir que una especie está más evolucionada que otra, aunque haya algunas que se parezcan más a sus antepasados. En el mundo biológico siempre se evoluciona y nunca se «involuciona», incluso en los casos de «evolución regresiva», en los que determinados organismos (generalmente parásitos) han evolucionado hacia seres más sencillos. Evolución no significa necesariamente una mejora intrínseca.
¿Qué hubiera pasado si en el famoso atentado contra Hitler, que últimamente se ha llevado al cine, hubiese tenido éxito? ¿Cómo sería ahora el mundo? No lo podemos saber. La evolución es, también, un proceso histórico que depende de componentes azarosos y por lo tanto es impredecible, contingente. Si se «tiraran los dados» otra vez el resultado del nuevo juego sería totalmente distinto. Una secuencia de mutaciones, presiones de selección y cruces distintos daría una historia evolutiva distinta. Somos esclavos de un sólo juego: éste que nos ha tocado experimentar.
¿Qué pasaría si pudiéramos rebobinar la historia evolutiva para ver qué pasa esta vez? Pues que el resultado sería totalmente diferente. De hecho ya pasó en los casos de Australia y Nueva Zelanda, cuya situación de aislamiento respecto al resto de los continentes dio lugar a una historia evolutiva paralela diferente, con faunas de aves gigantes y mamíferos marsupiales que no se dieron en el resto del mundo.
El futuro evolutivo es impredecible y las ucronías evolutivas simples especulaciones. La historia evolutiva es irrepetible por siempre y para siempre. Estamos en este planeta, pero podríamos perfectamente no estar. Nos parece que la evolución tiende hacia nosotros porque nosotros estamos aquí, pero lo mismo podrían haber pensado los neandertales y la multitud de otros homínidos que terminaron siendo ramas extintas de árbol evolutivo humano. Debemos de aprender una lección de humildad de este hecho.
Si hay algo que la ciencia moderna ha empezado a estudiar, y que nos fascina, es la evolución humana. No ya de otras especies humanas que una vez estuvieron aquí, y cuyos huesos y cráneos desentierran los paleoantropólogos, sino de nuestra propia especie, de nuestra propia evolución reciente. Algunas características nuestras tienen menos de 10.000 años y todavía están evolucionando. La tolerancia a la lactosa o las varias copias del gen de la amilasa nos permiten aprovechar la leche y el almidón del grano. Algo que supuso una ventaja tan enorme, tras el descubrimiento de la ganadería y la agricultura, que probablemente cambió la historia de las civilizaciones de forma irreversible. Algunas poblaciones humanas todavía no han adquirido estos rasgos genéticos de forma generalizada. Estamos todavía evolucionando. La piel clara de los europeos o incluso los ojos azules (ya sabemos el gen que los determina) de algunos de ellos son otros ejemplos de evolución reciente.
Últimamente los estudios sobre evolución ya no tratan solamente sobre fósiles, ahora se puede hacer evolución experimental. Los científicos en sus laboratorios pueden hacer que generaciones de bacterias se sucedan y evolucionen, y lo mismo se hace con moscas y otros seres de reproducción rápida.
Desde los tiempos de Darwin se han hecho muchos descubrimientos. Así por ejemplo, se ha podido comprobar la influencia de la deriva continental en la historia biológica; hemos empezado a comprender cómo surgen las especies, algo que Darwin, paradójicamente, no llegó a explicar bien; se ha descubierto la transferencia horizontal de genes; se ha podido comprobar que existe la selección de poblaciones o la selección de genes; se ha explicado la aparición de la cooperación y del altruismo; hemos empezado a comprender que nuestra carga de ADN es más compleja de lo que creíamos y que el mal llamado ADN basura es también importante; hemos visto los intrincados vericuetos genéticos que tenemos, con genes reguladores y mecanismos epigenéticos…
La tarea no ha terminado, no hemos hecho sino empezar a saber. Estamos embarcados en la gran aventura humana del conocimiento a bordo de un barco mucho más complejo que el Beagle. Es un viaje sin fin que atraviesa océanos de ignorancia mientras somos impulsados por los vientos de la curiosidad. Quizás sólo unos pocos marineros pilotan este navío, pero todos estamos invitados a conocerlo, incluso los que se marean. Seguro que a Darwin, que además era una gran figura humana, le gustaría estar aquí, tal día como hoy, para sugerir nuevos rumbos de exploración.
17 Comentarios
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jueves 12 febrero, 2009 @ 8:32 am
Fantástico.
Este artículo merece toda la difusión posible. Creo que todos deberíamos contribuir a ello y recomendarlo a nuestros amigos, sean legos o no en la materia.
Una pequeña aportación: un aspecto que no se menciona demasiado y que puede tener su interés es la influencia de la teoría de la evolución en la historia de la filosofía. A lo largo de cientos de años el problema filosófico fundamental ha sido el problema del «ser» u ontológico. Es decir, en qué consiste «ser» esto o aquello. Gran parte de las teorías filosóficas han sido «fijistas», en el sentido de definir el ser de las cosas en términos de modelos inmutables. Esta fue la vía de Platón, que terminó fijándose a través de sus sucesores neoplatónicos y, posteriormente, del cristianismo, hasta configurar una parte sustancial del «sustrato no explícito» del pensamiento occidental.
Darwin cambió eso. Ahora sabemos que, por decirlo jocosamente, el «ser no es»: todo cambia continuamente. Esto deja obsoleta la mayor parte de la filosofía que se ha practicado durante siglos. Y puede arrojar luz sobre algunos de nuestros problemas actuales.
Un saludo.
jueves 12 febrero, 2009 @ 9:02 am
Sólo para los creacionistas:
Sacado del diccionario de la RAE:
«teoría.»
(Del gr. θεωρία).
1. f. Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación.
2. f. Serie de las leyes que sirven para relacionar determinado orden de fenómenos.
3. f. Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a parte muy importante de ella.
4. f. Entre los antiguos griegos, procesión religiosa.
jueves 12 febrero, 2009 @ 9:25 am
Un artículo digno de la efemérides que hoy se celebra.
Lo que diferencia al genio del resto de los mortales empieza con el cuestionamiento de algo que nadie (o casi nadie) se ha cuestionado hasta el momento. Y sigue con la búsqueda de respuestas no convencionales. Esta es la secuencia que siguió Darwin para formular su Teoría de la Evolución.
El homenaje a Darwin es para mi, por extensión, el homenaje a todos los que como él han tenido la audacia y la inteligencia de asomarse al mundo con ojos nuevos y mentalidad abierta, como Galileo, Newton o Einstein.
Saludos cordiales.
jueves 12 febrero, 2009 @ 12:45 pm
Estimados lectores:
Ante todo gracias por los halagos, es sólo una pequeña contribución. Obviamente el tema es tan amplio que mucho se ha quedado fuera, pero algo mayor estaba más allá de las pretensiones y capacidades de esta web.
Aunque a este paso se va a acusar a esta web de padecer darwinitis, como algunos dicen por ahí.
Además de lo dicho por Ramonmo se podría mencionar la poco elegante aplicación del concepto de selección a la política y economía, sobre todo por parte de los defensores del capitalismo salvaje. Se olvidan que por evolución también surgen comportamiento cooperativos, simbióticos o sociedades organizadas como las hormigas o abejas. Que un pájaro se introduzca dentro de la boca de un cocodrilo para comer sus parásitos y que el depredador no lo engulla no deja de ser sorprendente.
Sin embargo, una aplicación exitosa (y positiva) de este concepto se ha dado en ciencias de la computación y que se usa en Física y otros campos. Se trata de los «algoritmos genéticos» en los cuales se introduce una variación en el espacio de posibles soluciones (que puede incluir incluso «la reproducción sexual») y una presión de selección que va eliminando a las que peor se adecuan a la solución del problema. Al final se llega a la solución buscada o, al menos, a la mejor adaptada.
Estimado Emilio:
Muy buena la nota de humor de la procesión griega.
jueves 12 febrero, 2009 @ 6:53 pm
Un pequeño gran homenaje a Darwin este artículo-resumen. Lo de la procesión religiosa es humor del bueno, tiene ese aire británico que convierte el humor de ese país en uno de los más serios del mundo. Que se acuse de darwinitis a esta web no tiene mucho de extraño. Si tratara de religión, nadie la acusaría de religionitis. Hoy mismo he podido leer algunas cartas de lectores en distintos diarios (españoles) en los que se dice que Darwin no explicó «de dónde salió el primer «ser» a partir del cual hemos llegado hasta aquí». La verdad es que el desconocimiento de la ciencia y de su método de trabajo, nos lleva a que gentes que no son especialmente religiosas necesiten que haya una inteligencia creadora, porque de lo contrario no encuentran explicación a cuestiones sobre «orígenes». Sin embargo no se dan cuenta de que las falsas certezas que ofrecen las religiones, carecen de toda explicación racional, comprobable y lógica. Mayoritariamente no gusta vivir en el terreno de las incertidumbres verdaderas y se abrazan certezas completamente inciertas. En fin. Happy birthday sir Charles.
jueves 12 febrero, 2009 @ 11:56 pm
Una aclaración. Lo de darwinitis no es una acusación hacia esta web, sino hacia todos los medios que están cubriendo esto.
En cuanto a los medios «oficiales», sólo hacía falta ver hoy los telediarios para darse cuenta del nivel de cultura científica de este país, sobre evolución o sobre cualquier cosa. Una pena.
viernes 13 febrero, 2009 @ 9:20 am
El artículo no es un resumen de las concepciones de Darwin sino de la teoría sintética, que es «neodarwinista», es decir, algo bien diferente de lo que Darwin dijo (por no decir opuesto). A mi juicio la teoría sintética no fue un desarrollo del evolucionismo sino un retroceso.
1. En contra de lo que el artículo dice, en tiempos de Darwin sí se conocía algo de genética, y concretamente en su teoría de la pangénesis, Darwin se apoya en los franceses Prosper Lucas y Charles Naudin, de quien toma los conceptos de alelo dominante y recesivo, que Darwin ya conocía (y que Mendel no inventó).
2. En contra de lo que el artículo dice, no sólo Darwin conocía la variación en la herencia sino que habló de una «herencia con modificaciones», lo mismo que todos los biólogos de su tiempo, la cual procede de Buffon y Lamarck, y no es otra cosa que la herencia de los caracteres adquiridos.
3. En contra de lo que el artículo dice, la reproducción sexual no «baraja» los genes sino que incluso crea nuevos cromosomas diferentes de los anteriores a través del entrecruzamiento.
4. Según el artículo, «un individuo no evoluciona, evolucionan las poblaciones». Darwin dijo lo contrario: «La selección puede aplicarse a la familia lo mismo que al individuo» (El origen de las especies, capítulo VIII)
5. Según el artículo, «los mutantes no se hacen, nacen. Quizás los hijos de las victimas de una bomba nuclear puedan ser mutantes, pero sus padres no, aunque algunas de las células de su cuerpo sí lo sean». Vaya sutileza. Si eso es así, ¿de dónde le vienen a los decendientes esas mutaciones? Las mutaciones están en los progenitores, pero no se manifiestan externamente hasta la procreación.
6. En contra de lo que el artículo dice, la evolución sí es una línea de progreso unidimensional en la que unos organismos cada vez más complejos suceden a otros más simples, lo cual no quiere decir que no haya regresiones, como dijo Darwin. La estructura de árbol no contradice la complejidad creciente de la evolución.
7. Por tanto, tampoco es exacta la afirmación de que «en el mundo biológico siempre se evoluciona y nunca se involuciona». Las excepciones involutivas confirman la regla de la evolución (según Darwin).
8. Por tanto, la evolución sí significa necesariamente una mejora intrínseca.
9. En contra de lo que el artículo dice, el ser humano sí es el final de este proceso evolutivo, que sepamos por el momento (el superhombre aún no ha llegado y ET tampoco).
10. En contra de lo que el artículo dice, la evolución no es un proceso histórico que depende de componentes azarosos y por lo tanto es impredecible o contingente. Ninguno proceso histórico lo es. Si fuera así no habría ciencia, que es un conocimiento por las causas, como sabemos desde Tales de Mileto.
A pesar de estas críticas, enhorabuena por el sitio. Soy un fiel seguidor.
viernes 13 febrero, 2009 @ 10:22 am
En el texto se dice «la Teoría Sintética de la Evolución que ahora manejan los biólogos es distinta a la teoría que Darwin propuso en su tiempo». Además no se dice al comienzo que el artículo sea sobre darwinismo. Por lo tanto no se trata de un resumen de lo que Darwin dijo en sus tiempos, sino más bien sobre lo que se ha avanzado desde entonces. Además no es un libro ni un «paper» científico ni lo pretende ser. Es sólo una pequeñísima introducción al tema.
Respecto a los demás puntos que cita a veces son absolutamente discutibles, porque incluso en la Teoría Sintética no se ponen de acuerdo en muchos aspectos, es decir hay debate como en cualquier ciencia. Sería recomendable que leyese a autores como Gould (que tampoco necesariamente está siempre en lo cierto). Otros puntos son malicioso como distinguir entre «variación en la herencia» (que en el texto no aparece entrecomillado) y «herencia con modificaciones». Otros puntos son malas interpretaciones del texto y otros absolutamente falsos como el de la multiplicación de cromosomas, que salvo en el síndrome de Down no es una cosa que se dé frecuentemente y mucho menos que sea positiva. Desde luego no es el objetivo de la reproducción sexual el multiplicar cromosomas.
Además confunde ciencia histórica con ciencia en general (la Física le puede predecir cuándo sucederán los próximos cientos de eclipses).
Y, lo siento, pero si al final cree que el ser humano es el objetivo y el rey de la «creación» entonces es que no se ha enterado de nada.
viernes 13 febrero, 2009 @ 5:13 pm
Bueno eso de que la ciencia es un conocimiento por las causas no es del todo cierto. Ahí está la mecánica cuántica donde la típica relación causa-efecto no aparece por ningún lado. Unas herramientas tan poderosas como son los espacios de Hilbert, el álgebra abstracta y la teoría de la probabilidad permiten predecir con asombrosa exactitud los resultados de los experimentos, pero tales herramientas no nos proporcionan una comprensión de los fenómenos o procesos subyacentes; lo que constituye un gravamen para que podamos definir «la realidad». ¿Qué significa «realidad» en el contexto de la existencia de fotones o, incluso,átomos entrelazados que actúan al unísono incluso estando separados por millones de kilómetros? O sea, en el borroso mundo cuántico pasan cosas muy extrañas de las que desconocemos el por qué y sin embargo vivimos rodeados de artefactos cuánticos. Tales de Mileto, dificilmente podía saber nada del sorprendente y «no-causal» mundo cuántico.
domingo 15 febrero, 2009 @ 10:55 am
Me agradan en extremo los párrafos 7 y 8. En ellos se distingue el hecho «objetivo» de la teoría que lo explica. Es un hecho la gravedad y son teorías la de Newton o la de Einstein. Es un hecho la existencia de la luz y son teorías la corpuscular de Newton, la ondulatoria de Huygens y la electromagnética de Maxwell, luego perfeccionada… Y es un hecho la evolución, más sutíl de percibir, pero innegable. Dejando aparte, por olvidada, la aproximación de Anaximandro de Mileto y algún filósofo griego posterior, lo extraordinario en tiempos de Darwin es que, en un ambiente dominado por el fijismo aristotélico y sobre todo, religioso, fueron capaces de sospechar e investigar el hecho de la evolución, es decir, se creo el ambiente cultural, aunque muy restringido, que culminó con su explicación mediante un proceso extraordinariamente amplio por su capacidad de englobar muchas otras subteorías, «la selección natural» y unirse en perfecta conjunción con las posteriormente descubiertas leyes de Mendel.
«La teoría evolutiva evoluciona». Yo diría que la teoría de la selección natural evoluciona, haciéndose más amplia y abarcando aspectos sorprendentes.
domingo 15 febrero, 2009 @ 11:50 am
Manuel: Solo me referiré a tus párrafos en los que discrepo frontalmente:
Introducción, La teoría sintética o neodarwinismo,´-¿qué más da el nombre?- lo que hace es completar la selección natural con los descubrimientos de Mendel, básicamente, e incorporar luego innumerables avances de varias ciencias: biología y botánica, genética, paleontología, sistemática, física, química, etc., de modo que aquello que sin su concurso quedaba sin explicación, luego pueden comprenderse, o están en ello. Lo importante es el concepto de «selección natural de los más aptos» que de su trabajo ha quedado. Desarrollo o retroceso según tu juicio; pues eso: según tu punto de vista. Cada uno tenemos el nuestro, no necesariamente coincidente, como es patente. A mí, concretamente, me parece afortunadísima esa unión y un gran progreso en la comprensión del hecho evolutivo. Ciertamente no alcanzo a comprender por qué te parece un retroceso y que sentido le das a ello.
P.2.- Imagino que cuando dices «variación en la herencia» te refieres a que los hijos en parte son y en parte no son muy similares a sus padres. Cuando hablas de «herencia con modificaciones», sí que explicas que se trata de la «herencia de los caracteres adquiridos». Ya veo que Neo tenía razón cuando, en otro artículo, temía dar cancha a interpretaciones equivocadas.
P.3.- «Barajar» los genes es una forma de hablar, evidentemente vulgarizadora,pero perfectamente comprensible, que es lo que pretende el artículo, sea por entrecruzamiento o por cualquier otro fenómeno por descubrir. Crear nuevos cromosomas no contradice a «barajar los genes».
P.4.- Darwin no fue infalible. Tampoco los Papas, aunque lo pretendan. De todas formas, hay que aceptar que, posiblemente, el sentido que dio a la evolución del individuo es el de de nacimiento, desarrollo y muerte, como sucede con las especies, aunque por procesos distintos.
P.5.- A los descendientes les vienen las mutaciones de las que han podido sufrir los padres en los gametos y las que se dan en el proceso de la reproducción, nada más. En el resto de las células de los progenitores, no importa su estado.
P.6.- Si partimos de la célula origina, está claro que los pluricelulares somos más complejos. Y aún es posible que, en líneas generales, haya una tendencia a la complejidad hasta un indeterminado nivel. Pero la mayor complejidad no es el motor. Si un individuo más simple está mejor adaptado a una reproducción exitosa, desplazará al más complejo, sea cual sea el significado que demos a esas palabras.
P.7.- Ninguna excepción confirma una regla, por mucho que sea el éxito que la frase haya tenido vulgarmente.
P.8.- La evolución sólo significa un cambio incontestable. La «selección natural» es una muy buena teoría cuyo significado es la mayor reproducción de los mejor adaptados; nada más.
P.).- El ser humano no es el final de nada, como no sea a que te refieras que es el que se puede cargar la biosfera. Un ser humano en el límite inferior del C.I. pero con gran atractivo sexual, que lograra reproducirse con más éxito hasta separarse de la especie, sustituiría al resto en un ambiente propicio. Y si el menor C.I. estaba ligado al atractivo sexual, podrían acabar en los árboles en poco tiempo.
Nadie es perfecto; ni Darwin, ni tu ni yo.
Un seleccionado saludo.
lunes 16 febrero, 2009 @ 8:30 pm
1. A mi modo de ver el problema del artículo es que no celebra a Darwin sino algo que yo considero distinto: la teoría sintética, que considero antidarwinista e imputa a Darwin algo que él no dijo. ¿Qué celebramos a Darwin u otra cosa distinta de Darwin?
2. La teoría sintética no puede «completar» a Darwin con los descubrimientos de Mendel porque Darwin tenía su propia teoría genética (pangénesis y herencia con modificaciones). Lo que pasa es que esta tesis de Darwin no gusta; la que gusta es la mendeliana, que se nos trata de hacer pasar como neo-darwinista.
3. La teoría sintética no incorpora ningún avance de ninguna ciencia.
4. La teoría sintética me parece un retroceso porque el mendelismo es antievolucionista; se redescubrió en 1900 para acabar con el darwinismo (y a mi juicio lo logró).
5. La idea de “variación en la herencia” la tomó Darwin del francés Prosper Lucas. A eso me refería: a que en la herencia no se transmite un genoma sino que se crea un nuevo genoma, distinto del anterior.
6. Cuando digo «crear nuevos cromosomas» no hablo de más cromosomas, como se me imputa, sino de cromosomas distintos, lo cual deriva de dos fenómenos: entrecruzamiento y efecto de posición. Por tanto no se «barajan» los mismos genes preexistentes sino que aparece un nuevo genoma.
7. La complejidad es consecuencia de una mejor adaptación al medio, por tanto, consecuencia de la evolución y la selección natural. Es imposible que un organismo simple tenga mayor capacidad de adaptación al medio que uno complejo. Pero yo no he dicho que la complejidad sea el motor de la evolución.
8. Yo no he dicho que el ser humano sea el «final» de nada, como se me imputa, y menos que sea el «objetivo» y el «rey de la creación», que considero un intento grosero de ridicular mis opiniones, lo mismo que eso de que «no me ha enterado de nada», que necesito leer a Gould, que soy malicioso y que digo falsedades.
9. Lo cierto es que desde Linneo todos las taxonomías culminan en el «homo sapiens». Quizá cuando conozcamos otros seres podamos ponerlos por encima nuestro, pero de momento esa es la situación.
martes 17 febrero, 2009 @ 2:18 pm
A ver… Solo contesto a lo que más o menos puedo dar una respuesta que merezca la pena escribirla (por los argumentos que se me ocurren claro)
1. Hasta donde se la teoría sintética es una actualización de la teoría de la evolución de Darwin a los nuevos descubrimientos. Es algo que pasa con todas las teorías de lo que sea. Pasó lo mismo con la teoría de la relatividad. A medida que se sabían más cosas Einstein la fue ampliando y modificando.
En lo que a mi respecta, mencionar que el trabajo de una vida de quien sea sigue vigente después de 200 años es una forma de celebrar. Y si lo que sigue vigente de ese trabajo son solo las ideas generales, es obligatorio poner como se trabaja con esas ideas ahora.
2. Ese es un ejemplo de porque se actualiza una teoría. Si una teoría se basa en otra y se ve que de lo que habla esa otra hay una que lo explica mejor, y no por eso la primera deja de ser válida, esta se modifica para incluir a la tercera.
4. No se que intenciones tenía Mendel y la verdad es que da igual. Lo importante es lo que dice su trabajo y lo que se puede deducir a partir de él. Que por cierto, ya no se trabaja con sus ideas tal cual las dijo, como la teoría de la evolución planteada al pie de la letra por Darwin también quedaron obsoletas en muchos sentidos.
Un ejemplo lo tenemos con el descubrimiento de las propiedades del radio, la intención del que confirmó por primera vez el descubrimiento era demostrar de que su descubridor (¿Los Curie? tengo un lío con los nombres) se había equivocado al hacer los experimentos.
7. Aquí enredaste cosas, la capacidad de adaptación al medio se refiere a la velocidad con la que una especie puede adaptarse a los cambios en el ambiente. Y en esto el primer premio lo tienen las bacterias, y por mucho.
Además, los organismos que viven en la mayoría de los ambientes más hostiles no son precisamente pluricelulares.
9. La mayoría de las veces que he visto al ser humano arriba del todo es como ejemplo de Cordado (animales con Notocorda), Vertebrado (que está dentro de cordados) o de de Mamífero. No es un ejemplo muy feliz dado todo esto del antropocentrismo y demás, pero peor sería que no apareciéramos en ninguna parte. Muchos idio… cortos de mente, creerían que es porque el ser humano no tiene relación con los demás seres vivos. Algo que era más común cuando se empezó a hacer y que ahora es más común de lo que debería.
De los males el menor, aunque no es correcto descartar que sea porque poner una vaca en ese lugar quedaría feo.
Saludos.
PD: En cuanto a las acusaciones que otros te han hecho, estoy contigo. Pero debes entender que como hace meses que no se pasa ninguno así por acá… Bueno, los extrañamos un poco.
domingo 22 febrero, 2009 @ 1:01 pm
Al 9-
Estimado lluís: Veo que en esto del determinismo no estamos de acuerdo. Yo soy un convencido determinista y creo tener razones para ello. Nombras mi bicha, la mecánica cuántica, y eso me duele porque me hace temer, aunque de lejos, una especie de gafas de fe sobre mis narices. Pero tengo algunos argumentos difícilmente rebatibles, o eso creo. Para ello necesito distinguir entre determinado y determinable. Por ejemplo, en lo caótico, sin llegar aún a lo cuántico, la posición y el momento de una molécula, están determinadas, pero son de muy difícil determinación e incluso indeterminables en la práctica. En un «instante» -el entrecomillado es para recalcar que asumo el problema de emplear este término- pongamos un estado A del universo próximo y observable, al que sigue otro estado B. Nunca será posible recuperar ese A del que se siga el B porque todo se ha movido; así que cualquier experiencia que pretenda repetirse sólo será conseguida con mayor o menor aproximación, pero nunca podrá ser exacta a la anterior. Mas, aceptada una acotación del error, o mejor, de no coincidencia con lo esperado, podemos hablar de exactitud.
Ya en lo cuántico, sólo puedo interpretar en defensa de mi tesis que una partícula, cuando no es observada, tiene un comportamiento determinista que puede destruirse cuando existe una interacción, aunque, en mi opinión, si lográsemos conocer todas las variables, también habría de ser determinado, si bien casi seguramente, no determinable. Ello lleva a la antigua cuestión de las variables ocultas. Pero mi argumento anterior del universo debe cumplirse también aquí. Entonces pudiera suceder que toda acción sobre una partícula se vea de tal forma distorsionada por la conformación del espacio que no hayamos logrado la matemática precisa.
Comprendo que mis argumentos son defensivos y, sobre todo en lo cuántico, quizá sólo filosóficos, lo que no me entusiasma. Creo que sin determinismo no puede haber ciencia. Para mí, el azar no existe.
Releo tu comentario y dices que «unas herramientas tan poderosas… permiten predecir con asombrosa exactitud los resultados de los experimentos…». Eso me llena de esperanza, aunque me temo hagas alguna salvedad. Luego te preguntas qué significa realidad… y eso sí que es una cuestión que jamás podremos comprender en lo más íntimo porque, una vez hallada alguna respuesta, otras cuestiones se multiplicarán. Digamos que realidad es aquello que existe, pero tiene mucho de tautología y poco ayuda a comprender. Más, aquí hay un encadenamiento irresoluble: ¿Cual es el significado de comprender? Hasta mi pregunta es circular, perfectamente equiparable a: ¿qué entendemos por entender?
Cualquier discrepancia será bienvenida.
Un muy cordial saludo.
domingo 22 febrero, 2009 @ 8:23 pm
Estimados LLuís y Tomás:
No es lo mismo determinismo que predecibilidad. Un sistema puede tener propiedades intrínsecas que serán independientes de las capacidades que tengamos nosotros para saber sobre el sistema y su comportamiento.
El caos que se estudia en Física es precisamente determinista. Es decir, unas ecuaciones diferenciales del movimiento nos dan la evolución del sistema de manera determinista y con total precisión. Sin embargo hay sistemas (representados por unas ecuaciones) que son sensibles a las condiciones iniciales, de tal modo que un pequeño cambio en éstas produce un gran cambio en el transcurso del tiempo (efecto mariposa). El caos determinista nos impone un límite al conocimiento que podemos tener de un sistema, a su comportamiento futuro, y por tanto a nuestra capacidad de predicción. El tiempo meteorológico será uno dado dentro de dos semanas, ya está determinado, pero nosotros no podemos predecirlo ante la imposibilidad de precisar las condiciones iniciales con precisión absoluta. Pero un computador infinito podría, a priori, predecirlo. Por este camino se termina incluso en el teorema de la incompletitud de Gödel o el teorema de la detención de la máquinas de Turing.
Por otro lado hay que señalar que La Mecánica Cuántica no es azarosa en términos de evolución de estados. La ecuación de Schrödinger, que es la que nos dice cómo evolucionan los estados cuánticos es determinista, como todas las ecuaciones de evolución en Física. De otra manera no habría ciencia. Dado un estado, sabemos con total precisión el estado que se dará al cabo de cierto tiempo. Pero como el estado de partida es «borroso» por el principio de incertidumbre llegamos a otro estado «borroso» de manera determinista. Es sólo cuando queremos imponer nuestra visión de la realidad y colapsamos la función de onda que representa ese estado cuando, a veces, existe cierta probabilidad de que un observable tenga o no un determinado valor.
Es verdad que este problema de colapso de la función de ondas o la «no localidad» o la «no realidad» son problemas que torturan a los físicos desde hace tiempo. Pero muchos de estos problemas vienen de intentar imponer nuestra visión del mundo a mundo cuántico. Éste se manifiesta de una manera u otra cuando con un experimento le forzamos a ello.
Recientemente se ha llegado a proponer (muy especulativamente) que la realidad última estaría compuesta precisamente por el espacio de configuraciones de la Mecánica Cuántica. Los experimentos EPR y similares serían fenómenos que nos permitirían atisbar ese mundo que está más allá. De este modo los espacios de Hilbert de infinitas dimensiones no serían una herramienta matemática utilizada para calcular en Mecánica Cuántica, serían la realidad misma. Aunque esto, claro está, es sólo una explicación más, una interpretación de las muchas que hay de la Mecánica Cuántica.
Es una pena que haya tan poca gente dedicada a estudiar los fundamentos de la Mecánica Cuántica o de la Física en general. No es por tanto raro que nunca salgamos del atolladero.
En todo caso la Mecánica Cuántica no nos garantiza tener libre albedrío (ni el caos determinista). Para ello el estado cuántico de nuestros cerebros debería de poder cambiar sus propios estados cuánticos pasados, algo que no parece posible.
Este debate sobre el libre albedrío es inagotable y no tiene fin desde hace milenios.
Como dijo aquel: «puedo creer que tengo la libertad para elegir de entre dos cosas la que me gusta más, pero no puedo elegir qué es lo que me gusta».
lunes 23 febrero, 2009 @ 7:18 am
Muy estimado Neo: Si cualquier discrepancia la daba por bienvenida, ese resumen magistral que estudiaré más detenidamente, es merecedor de intensa gratitud. Espero sacar de él todo el jugo que promete, porque además me permite afincarme en mi concepción determinista sin excepciones.
Un cordial saludo.
jueves 26 febrero, 2009 @ 1:08 pm
@Manuel
5 – Las mutaciones se suelen producir en los gametos de los progenitores. No se manifiestan en los progenitores al no ser los gametos células «funcionales».
Otro punto de diversidad es el entrecruzamiento de los cromosomas durante la reproducción sexual. Esto no proporciona nuevos genes, sino nuevas combinaciones de estos.
Un ultimo punto es la transferencia entre especies, normalmente por infecciones víricas.
6 – La evolución no es una línea y no tiende a la complejidad.
La evolución suele tender a una mejor adaptación al nicho ecológico en que se vive. La simplificación muchas veces produce una mejor adaptación: ambientes pobres o ambientes estables. De hecho si los nicho no cambian la especie no suele evolucionar.
Puede parecer que los seres vivos se hacen mas complejos con el tiempo, pero es una percepción errónea motivada por que solo nos fijamos en los grandes. La realidad es que la inmensa mayoría de las especies son relativamente simples (bacterias) a pesar de su gran capacidad de mutación.
7- La evolución es adaptación al medio. Parece lógico que nunca se involucione. Las desadaptaciones al medio no suelen dejar descendientes.
8 – Por tanto la evolución es una mejora de adaptación, en ningún momento una mejora absoluta,.
Algún otro contertulio ha comentado que la evolución premia el mayor éxito reproductivo, no la supervivencia. Cita para ello el pavo real.
De nuevo nos cegamos con unos pocos sucesos llamativos (animales sexuales) y olvidamos la mayoría (bacterias). Normalmente sobrevivir durante mucho tiempo y un aprovechamiento eficaz de los recursos suele implicar una elevada descendencia.