El agua embotellada consume mucha energía
El agua embotellada consume entre 1100 y 2000 veces más energía que el agua del grifo.
Hay resultados científicos que nos invitan a reflexionar sobre lo que estamos haciendo con el mundo en el que vivimos. El primer artículo científico revisado por pares sobre la energía empleada en el agua embotellada no deja en buen lugar esta práctica de consumo. Desde el comienzo hasta el final del proceso el agua embotellada consume entre 1100 y 2000 veces más energía que el agua del grifo.
El consumo de agua embotellada se ha disparado en los últimos años. En 2007 se vendieron 200.000 millones de litros de este producto en todo el mundo. Sólo en EEUU tocan a 110 litros por persona y año en promedio. El consumo ha aumentado un 70% desde 2001 y ahora su consumo supera al de la leche o la cerveza.
Muchos grupos ecologistas han estado mostrando su preocupación por este asunto en los últimos tiempos porque sospechaban que la elaboración y transporte de agua embotellada consumía mucha más energía que la del grifo. Ahora ya tienen un estudio serio sobre este problema y un poderoso argumento.
Peter Gleick, del Pacific Institute (una organización no lucrativa asentada en Oakland, California), y su colaboradora Heather Cooley han sumado la energía gastada en cada fase de la vida de una botella de agua para realizar el cálculo. La energía consumida en el agua embotellada se iría en la fabricación de la botella, el procesado del agua, etiquetado, relleno, sellado de la botella, transporte y enfriado del producto. Al parecer las dos fases que más energía consumen son la fabricación de la propia botella y el transporte del producto ya terminado.
Han estimado que el consumo total de energía en EEUU por parte de esta industria es equivalente a 50 millones de barriles de petróleo al año. Es decir, 2 días y medio del consumo de petróleo de este país. El problema se agrava cuando algunas de estas botellas viajan largas distancias, con el consiguiente consumo de energía, ya que algunas se exportan incluso a otros continentes (recordemos que se trata sólo de H2O) donde es consumida por esnobismo. Consumir agua importada significa gastar de 2,5 a 4 veces más energía que el consumo de agua embotellada local.
Sólo en EEUU y en 2007 el consumo de agua embotellada implicó un gasto en energía equivalente entre 32 y 54 millones de barriles de petróleo. La demanda mundial es tres veces superior. Es útil imaginar que para cada botella se consume en promedio tanta energía como la equivalente que contenida en el petróleo que llenase un cuarto de su propio volumen.
La pega que ponen otros expertos al estudio es que los autores, aunque han modelizado muy bien el consumo de energía en el caso del agua embotellada no lo han hecho tan bien para el caso del agua del grifo, pero que incluso en el peor escenario posible el agua embotellada seguiría siendo cientos de veces más cara en términos de energía que la del grifo.
Podemos aprovechar ahora para denunciar que incluso el agua del grifo que muchos consumimos no es del todo apreciada. Derrochamos agua independientemente de la energía utilizada para su suministro. Debido a la gran demanda de agua dulce ya hay algunos ríos que son totalmente consumidos, al menos parte del año, antes de llegar al mar.
La demanda de agua dulce está aumentando y predicen que para 2025 la demanda aumentará un 18% en los países desarrollados y un 50% en los países en vías de desarrollo.
Al mismo tiempo la actividad humana está contaminando el agua potable con fertilizantes, pesticidas, patógenos y productos farmacéuticos. Además, el cambio climático está disminuyendo las reservas de agua dulce presentes en los glaciares y que ahora suministran agua a un tercio de la humanidad. Es decir, la demanda de agua potable aumenta en el tiempo, pero las reservas disponibles disminuyen. La situación se hará insostenible tarde o temprano y ya se especula con un «pick water».
Merece la pena reflexionar sobre uno de los actos que realizamos todos en el primer mundo. Mientras que cientos de millones de habitantes no tienen acceso al agua limpia, nosotros tiramos de la cadena y mezclamos agua potable con heces.
Fuentes y referencias:
Noticia en Science.
Artículo original completo (en abierto).
Foto cabecera: “Water In Bottles” por xcode, vía Flickr.
13 Comentarios
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jueves 5 marzo, 2009 @ 9:00 am
Siempre observé las botellas de agua con cierta repulsión, no es necesario hacer un estudio científico, a simple vista se puede ver que una botella de 500ml es rápidamente descartada, mientras la misma cantidad sale del grifo en segundos.
Y esa botella que fue descartada, pasa a ser basura, porque sea reciclable o no, casi nunca se recicla. Sin contar los costos de producción, que tampoco hay que saber el costo monetario, pero al ver en Discovery Channel programas como «Cómo lo hacen» uno entiende el costo de maquinarias que hay detrás de todo eso.
Y se consume en todos lados, aun en ciudades como la mía (Rosario, Argentina) donde el agua corriente es potable, muy buena y en muchas casas la tarifa de agua es fija (por lo que el costo es casi nulo).
«Contra la estupidez, los propios dioses, luchan en vano.»
jueves 5 marzo, 2009 @ 11:35 am
ezqdb!
Yo viví en «La Emilia» un pueblo cercano a Rosario!! :)
Por otra parte, el agua del grifo no es lo mejor que uno se puede beber (cloro, contaminantes químicos -especialmente fitosanitarios en Andalucía-, y demás metales pesados). Yo personalmente tengo un filtro de carbón activo y con eso consigo agua barata y filtrada de buena calidad.
El agua embotellada es una imposición (cuando no tienes más remedio). No debería ser una opción… pero Nestlé controla el 80% del agua embotellada en el mundo.
Y no creo que Nestlé permita ningún movimiento que vaya contra sus «legítimos intereses» de hacerse rico y más rico.
Por tanto, toda lucha contra ellos será estéril. Hasta que los tiempos cambien.
Saludos!
jueves 5 marzo, 2009 @ 12:11 pm
En Madrid el agua del grifo se podía beber… hasta que llegó la Espe.
jueves 5 marzo, 2009 @ 12:49 pm
Pues la llevas claro, porque la Esperanza es lo último que se pierde… así que vete acostumbrando a la gaseosa :)
jueves 5 marzo, 2009 @ 8:01 pm
La otra cara de la moneda sería preguntarse cuanto empleo podría destruirse si de buenas a primeras dejara de venderse agua embotellada. Posiblemente, si nos hemos de beber los ríos y fuentes embotellados quizás no quede más remedio que destruir unos cuantos miles de empleos. Y es que nunca nada sale gratis, si exceptuamos el Universo en algunas teorías.
viernes 6 marzo, 2009 @ 9:34 am
lluís, aunque en un primer momento evidentemente habría destrucción de esos empleos, se crearían otros con seguridad: la gente empezaría a exigir más calidad al agua de grifo–> más exigencia técnica a las depuradoras, por tanto necesitarán más equipos, más recursos y más personal.
Igualmente, mucha gente instalará filtros de carbón activo (espero que no utilicen filtración por ósmosis), por tanto ahí hay más negocio.
Y en todo caso, el Bisfenol-A, presente en las botellas de plástico, dejará de actuar como disruptor hormonal con el consiguiente riesgo de feminización masculina.
Y en caso de que no haya sido convincente :), puedes pensar que si se dejasen de fabricar balas también habría más parados… pero estaríamos más tranquilos/as.
Saludos!!
viernes 6 marzo, 2009 @ 8:25 pm
Emilio: ¿Por qué prefieres el carbón activado a la ósmosis?
Un cordial saludo y gracias.
sábado 7 marzo, 2009 @ 10:39 am
Lo que hacen los filtros de carbón activo es fijar todo tipo de partículas y sustancias. Entre ellas algunas nocivas y tóxicas o que tienen mal sabor. Aunque en su elaboración se consume energía, su uso necesita de una modesta cantidad de ella por no decir ninguna. Un agua que sea «dura», con gran cantidad de sales, lo seguirá siendo una vez pase por el filtro.
La ósmosis inversa utiliza una membrana microporosa y una presión en sentido contrario al de la presión osmótica espontánea. Con esto se consigue dejar al otro lado de la membrana a todo tipo de moléculas cuyo tamaño sea mayor que los poros de la membrana. La ventaja es que es capaz de filtrar todo tipo de sales con lo que el agua «dura» o «gorda» deja de serlo y se obtiene agua desionizada, que es similar a la destilada. Este sistema se emplea para desalar el agua del mar y consume bastante energía. Si el agua no es marina se consume menos energía.
sábado 7 marzo, 2009 @ 3:39 pm
Sobre lo de las «balas», yo ya estoy convencido. Ahora, Emilio, sólo tienes que convencer a Europa, Asia, África, América y Oceanía.
lunes 9 marzo, 2009 @ 9:18 am
Tomás:
Además de lo que neo ha comentado, es por una cuestión ecológica: El producir 1 litro de agua filtrada por ósmosis consume como 2 ó 3 litros de agua de red (la salmuera) ya que la ósmosis produce por un lado agua potable baja en sales y por otro más agua salada… amén de que gasta más energía/recursos.
De todos modos, si no fuera también una locura energética, una buena solución es beber agua destilada.
Saludos!
martes 10 marzo, 2009 @ 2:30 pm
Emilio pienso igual que tu, y viviendo en Sevilla mi opción ha sido la de poner un equipo de ósmosis. La verdad es que estoy bastante concienciado con la ecología por lo que he investigado qué equipos son los que gastan menos agua. Finalmente di con una empresa que se llama Osmoaqua y que me demostraron que son los que menos gastan del mercado. Me costó algo más que otros que vi pero creo que mereció la pena. Una cosa importante, es que gente que vaya a montar equipos de este tipo se informen antes, porque a lo mejor por ahorrarte dinero te ponen algo que además de no filtrar correctamente, tira mucha agua, además de que están jugando con la salud de su familia.
martes 10 marzo, 2009 @ 7:34 pm
El problema con la ósmosis inversa es que hay que buscar un equilibrio entre desperdicio de agua y energía gastada en obtener el agua desionizada.
Conforme más agua desionizada pasa la membrana, mayor es la presión osmótica natural que se opone a ello (a la ósmosis inversa), con lo que hay que meter más energía en el proceso. Ésta es pequeña si sólo extraemos un poco de agua desionizada, la pregunta es qué se hace con el resto. En teoría se puede utilizar para otros usos que no sean comer y cocinar.
Tampoco es malo arrojar agua con mayor contenido en sales al desagüe (salvo por el desperdicio que supone) ya que se verá compensada por la otra que tarde o temprano termina en el mismo sitio.
En el caso de la desalinización de agua marina el problema es que la salmuera producida en grandes cantidades es vertida directamente al mar, y si no se hace con cuidado puede dañar la vida marina.
miércoles 11 marzo, 2009 @ 2:52 pm
Hola Jorge,
Pues ya somos dos de Sevilla ;)
En mi opinión (radical en muchos casos, pero nada más que eso: radical) meter un equipo de ósmosis es entrar con un tanque en un parking… con un simple filtro de carbón activo consigues un agua de pu… madre.
En todo caso, la diferencia de salud que vas a ganar de un carbón activo a una ósmosis ¿será el… 0,009% más?
Ya que te has gastado la pasta, pues ya lo usas, claro está… pero lo más peligroso del agua son los compuestos orgánicos (plaguicidas, clorados, etc..) y el contenido de metales pesados no es «letal» ciertamente.
En todo caso, el agua es salud y bebemos 2 litros al día… hay que intentar que no sea del grifo recién salida porque el cloro… es dañino (dicen que se asocia a cáncer de vejiga y a más cosas que nadie se dedica a investigar… porque eso de meter cloro para matar bacterias… también matará nuestra flora intestinal en algún grado, ¿no?
Por no hablar de la fluorización del agua, un crimen de estado, vamos.
¡Venga!¡ A beber vino, señores!
:)