Nectocaris, el antepasado de los cefalópodos
Logran clasificar un raro fósil descubriendo que constituye el antepasado, de hace 500 millones de años, de los cefalópodos modernos.
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En algunos países uno puede pedir una ración o un plato de calamares a la romana en un bar o restaurante. En algunos lugares incluso uno puede pedir un bocadillo de estos cefalópodos, o láminas de pulpo cocido rociadas con sal gorda y pimentón. Aparte de lo sabrosos que nos puedan parecer, sobre todo si tenemos hambre, no reparamos en lo interesantes que son estos seres. Los cefalópodos pertenecen a una estirpe que ha permanecido sobre este planeta durante 500 millones de años, adoptando múltiples formas, algunas de ellas que incluso recuerdan a los caracoles.
Al saber que son invertebrados los miramos un poco por encima del hombro y consideramos que son seres inferiores, pero en la historia de la vida no hay seres más o menos evolucionados que otros, aunque sí haya unos seres más complejos de otros. La complejidad que unos seres puedan tener a veces es sutil, como en el caso de los cefalópodos. Así por ejemplo, estos seres son increíblemente inteligentes y cuentan con un sistema de comunicación visual complejo y fascinante. Se ha llegado a especular con la posibilidad de una posible historia evolutiva alternativa en la que la tierra firme fuera conquistada por descendientes de cefalópodos. Si esto hubiera sucedido quizás ahora los seres inteligentes de este mundo serían algo así como pulpos sofisticados.
Pero, ¿cuál es el origen de los cefalópodos? Un estudio reciente de expertos de la Universidad de Toronto y del Museo Real de Ontario arroja una nueva luz sobre este asunto. Resultan que un animal fósil de hace 500 millones de años y denominado Nectocaris pteryx, que hasta ahora permanecía sin clasificar, era en realidad un antepasado carnívoro de los calamares
Martin Smith, uno de los investigadores participantes en el estudio, dice que esta rara criatura es un antepasado de los actuales pulpos, calamares y otros cefalópodos modernos. Según él, este resultado es importante porque los cefalópodos habrían habitado la Tierra mucho antes de lo que se creía y ofrece una reinterpretación del origen de este importante grupo de animales marinos.
La nueva interpretación ha sido posible gracias al descubrimiento de 91 fósiles que fueron coleccionados por el Museo Real de Ontario procedentes del famoso Burgess Shale.
Todo el conocimiento que se tenía de Nectocaris procedía de único espécimen descrito en 1976. Debido a sus características ambiguas, este ser ha permanecido sin clasificar hasta ahora. El nuevo estudio revela que Nectocaris es similar a los miembros del conocido grupo moderno de los cefalópodos, que incluye pulpos, calamares, sepias y nautilus, así como los ya desaparecidos ammonites y belemnites extinguidos en pasadas extinciones masivas.
Según Smith, se conoce muy poco acerca de la relación entre el principal grupo de moluscos y la historia temprana del grupo. Los fósiles como Nectocaris ayudan a los paleontólogos a saber cómo los grupos todavía vivos hoy en día pueden estar relacionados y como evolucionaron. Esto nos habla acerca de la cómo se originó la biodiversidad en el pasado y ayuda a comprender el rico entramado de la vida en la actualidad.
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Los nuevos especímenes, de entre dos y cinco centímetros de largos, muestran que Nectocaris tenía forma de cometa y se aplanaba desde la cabeza a la cola. Tenía un par de ojos pedunculados y un par de tentáculos largos para atrapar las presas que consumía. Los investigadores creen que esta criatura utilizaba sus aletas laterales para nadar y, como los modernos cefalópodos, también usaba una tobera en forma de embudo para acelerarse mediante propulsión a chorro.
Algún espécimen presenta sus grandes branquias atascadas por el barro, lo que sugeriría que el animal se fosilizó después de haber sido sepultado por un alud subacuático de barro.
Según este nuevo hallazgo habría que retrotraer el origen de los cefalópodos en 30 millones de años respecto a lo que previamente se creía, mucho más cerca de la aparición de los animales complejos durante la explosión del Cámbrico.
Nectocaris no tenía una concha o caparazón mineral duro como el de los ammonites, lo que produjo cierta sorpresa en los científicos. Se creía que los cefalópodos aparecieron durante el Cámbrico Tardío, cuando modificaciones graduales sobre la concha de animales parecidos a los caracoles les permitió a éstos flotar dentro el agua. Sin embargo, Nectocaris muestra que los primeros cefalópodos en realidad empezaron nadando sin la necesidad de conchas rellenas de aire. Las conchas evolucionaron mucho más tarde, probablemente en respuesta al aumento de los niveles de competición y depredación del Cámbrico Tardío.
Los cefalópodos modernos son muy complejos, con órganos intrincados y una inteligencia asombrosa. Según Smith se puede ir de unas formas de vida precámbricas simples a cefalópodops complejos en un abrir y cerrar de ojos desde el punto de vista geológico, lo que ilustra cómo de rápido puede la evolución producir complejidad.
Nectocaris demuestra que todavía puede haber sorpresas en el registro fósil. Los fósiles sólo nos pueden contar una parte de la historia. Los fósiles de animales de cuerpo blando como Nectocaris, junto a los avances en Biología Molecular y del Desarrollo todavía tienen mucho que decir. Smith se muestra seguro de que ayudarán a refinar y replantearse las hipótesis actuales.
Ya sólo hace falta que en algún bar o restaurante denominen Nectocaris al plato de calamares a la romana, pero la sociedad no ha evolucionado tanto, aún.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original (resumen).
5 Comentarios
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viernes 4 junio, 2010 @ 5:56 pm
Los pobres cefalópodos tienen en mi un predador notable.Me encantan los calamares a la romana, y sin necesidad de estar en Madrid, también he dado cuenta de un buen montón de «bocatas» de calamares a la romana.Me entusiasma el «pulpo a feira» (las láminas con un poco de sal gorda,pimentón y un buen aceite) y aún más los «chipironcitos en su tinta», típicos del País Vasco.La lectura de este estudio no creo que haga variar mis apetencias culinarias.Y si empiezas a tener remilgos ante todas las maravillas de la naturaleza que te zampas para sobrevivir puedes terminar muriendote de hambre. Una simple lechuga también está viva.Y es lo que tiene la evolución, que aquí estamos para comernos unos a otros, de la manera más civilizada posible y sin que se note mucho.Eso sí.
viernes 4 junio, 2010 @ 6:44 pm
Estimado Lluís:
Los cefalópodos están riquísimos y el saber de dónde proceden no les hace menos sabrosos. La cosmética culinaria sirve para ser conscientes de que la ciencia estudia lo que nos rodea, aunque no queramos darnos cuenta.
sábado 5 junio, 2010 @ 9:58 am
Amigo lluís: Ando preocupado por el ánimo que Neo te da a consumir sin mirar de donde proceden los alimentos. Aunque tampoco me fío mucho de mi inglés, ese Burger Sale creo que debiera dedicarse a vender sólo hamburguesas y no a hacer bocatas de nectocaris que pueden ser muy agresivos para la dentadura, pues no creo que logren ablandarlos antes de cocinarlos ni golpeándolos como se hace con los pulpos.
Espero comprendas mis temores y seas prudente. Un abrazo.
lunes 7 junio, 2010 @ 7:20 pm
Felicidades por la publicación y en particular por los artículos de paleontología.
Sólo un pequeño detalle: el «halla» del segundo párrafo es con «y»
Saludos.
lunes 7 junio, 2010 @ 8:47 pm
Gracias por señalar el error. Éste es de los pocos gordos que se ha colado.