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Fósil apoya un reordenamiento de ramas filogenéticas

Área: Paleontología — lunes, 12 de septiembre de 2011

El fósil de Eoandromeda octobrachiata, de hace 580 millones de años, sugiriere que algunas de las ramas más bajas del árbol filogenético animal deben ser reordenadas.

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Ilustración artística y foto del fósil. Fuente: Javier Herbozo y Feng Tang.

Según un grupo de paleontólogos, un fósil de hace 580 millones de años arroja dudas sobre el árbol filogenético animal al sugerir que algunas de las ramas de este árbol deben ser reordenadas. Al invertebrado que produjo este fósil se le ha denominado Eoandromeda octobrachiata porque su cuerpo plano recuerda de algún modo a la galaxia de Andrómeda.
El estudio ha sido dirigido por Feng Tang de la Academia China de Ciencias Geológicas de Pekín. Según publican él y sus colaboradores en Evolution and Development, Eoandromeda sería el antepasado de los modernos ctenóforos o tenóforos (Ctenophora, gr. «portadores de peines»), animales gelatinosos similares a las medusas que se caracterizan por tener ocho filas de cilios iridiscentes a lo largo de sus cuerpos que utilizan para nadar. Si están en lo cierto, el resultado apoyaría la idea de reordenar las ramas más bajas del árbol mencionado.
Los ctenóforos, junto a otros grupos mayores, se sitúan cerca de la base del árbol filogenético animal, pero su posición relativa a ellos es controvertida. Normalmente se coloca a las esponjas en la parte más baja porque se supone que fueron las primeras en aparecer, luego le seguirían los cnidaria, es decir, medusas, anémonas y similares y después se coloca a los ctenóforos.
Eoandromeda proporciona una prueba más en favor de una posición más basal de los ctenóforos. Esta prueba viene de la forma del fósil, con simetría octorradial, es decir, que su cuerpo puede dividirse en ocho piezas iguales. Sin embargo, los modernos ctenóforos, pese a sus ocho peines, tienen simetría birradial o bilateral (al igual que las anémonas, moscas y humanos)
Si Eoandromeda apareció después de los cnidaria entonces, según estos investigadores, la simetría bilateral tuvo que aparecer dos veces en la historia evolutiva, una para los cnidaria y de nuevo para los organismos bilaterales posteriores a Eoandromeda. La solución más simple es asumir que Eoandromeda apareció primero.

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Estructura tradicional (izquierda) y alternativa (derecha) para la base del árbol filogenético animal. Fuente: Nature.

La propuesta esta de acuerdo con otros estudios basados en ADN, que colocan a los ctenóforos cerca de las raíces del árbol filogenético animal. Es de esperar que este punto se confirme aún más (o se refute) cuando Andy Baxevanis y su equipo del National Human Genome Research Institute termine de comparar el genoma, que recientemente ha secuenciado, del ctenóforo Mnemiopsis leidyi con los de la esponja, cnidarios, gusanos y otros animales. De momento los resultados sugieren que esponjas y ctenóforos aparecieron antes que los cnidarios.
Pero a día de hoy la controversia persiste y las opiniones al respecto reflejan la ideología de cada investigador. Algunos expertos incluso dudan de que Eoandromeda sea un ctenóforo o antepasado de ellos, pues el fósil carece de algunas de las características de los modernos ctenóforos, como los tentáculos o la boca. Aunque siempre es de esperar diferencias entre fósiles y sus descendientes modernos. Según algunos de estos oponentes, este fósil podría ser un Vendobionta, seres unicelulares gigantes de forma ameboide ya extintos propuestos para explicar la fauna fósil descubierta de esa época.
Es de esperar que este debate quede solventado por la Genética dentro de poco. Mientras tanto, como siempre, nos toca esperar.
La aventura de encontrar nuestros más remotos antepasados pluricelulares todavía continua. Como en otras ramas de la ciencia, la búsqueda de algo es la búsqueda de nosotros mismos, de dónde venimos o qué somos. Esto es un valor añadido, el valor cultural que amplia nuestra sabiduría, de la ciencia básica que la aplicada no suele proporcionar. No sólo de pan vive el científico, sino también de la belleza de sus hallazgos.

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Fuentes y referencias:
Noticia en Nature.
Árbol filogenético con ramas reordenadas.

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4 Comentarios

  1. Miguel Angel:

    En la etapa inmediatamente posterior a la hipotética transición es cuando se produjo la máxima diversidad en la vida pluricelular. Digamos que el mundo estaba poblado por estos seres, algunos con diseños o simetrías de lo mas curioso y que no llegaron hasta nuestros días.

    «Todo lo acontecido después de este primer impulso inicial no ha sido sino una «restricción» (S.J.Gould, «La vida maravillosa»).

    Digamos que la vida, al pasa al estado pluricelular, ensaya todas las posibilidades y después las ramas del árbol filogenético se van reduciendo y solamente quedan al final unas pocas a las cuales pertenecemos todos los seres vivos actuales.

    Saludos

  2. NeoFronteras:

    Gould ya no está entre nosotros y, por tanto, no nos puede deleitar más con sus libros. «La vida maravillosa» es ciertamente unos de sus mejores, sobre todo por la emoción que puso en él, la pasión que desprende.
    En ese texto Gould sostiene que los filos animales (que no las especies) fueron mucho más numerosos durante la explosión del Cámbrico que en cualquier momento posterior, que se han ido podando ramas del árbol evolutivo, aunque el número de hojas permanezca estable (salvo extinciones masivas).
    Esa idea se basa en la supuesta gran diversidad de filos en el registro de Burguess Shale.
    Otros autores, como R. Fortey, niegan esa supuesta gran diversidad de filos. Como muchas veces ocurre en ciencia, no siempre se pueden poner de acuerdo todos los expertos.
    Dicho sea de paso, Fortey también tiene libros magníficos y bellos que hay que leer.

    Sólo hubo una abiogénesis, la pluricelularidad ha aparecido unas pocas veces y, desde la explosión del cámbrico, no ha habido nuevos filos. Pero no sabemos si este comportamiento es universal o no. Contamos con sólo un ejemplo de vida, que además proporciona una sola narración, y probablemente nunca contemos con otros ejemplos. Sobrecoge pensar qué sabríamos si contáramos con 3, 4, 100 o 1000 ejemplos distintos de vida. Pero esto sólo lo podemos delegar a la imaginación, que es la dimensión en donde moran nuestros sueños.

  3. tomás:

    ¡Qué deleite es leer sobre ciencia cuando a ella se suma la belleza de la expresión o cualquier otro arte!
    Gracias, muy estimados Miguel Angel y Neo.

  4. Miguel Angel:

    Magníficos Neo y tomás.
    Me quedo con la miel en los labios, con lo cual rogaría a Neo me cuente un poquito mas acerca de lo que teoriza Fortey, supongo que tendrá que meter en algún filo de los ya existentes a «Opabinia», «Amiskwia» y «Wiwaxia»…

    En cuanto a libros, recomendaría también «No está en los genes» de Richard Lewontin.

    Saludos y abrazos.

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