El concepto del tiempo de los yupno
Para los yupno de Papua Nueva Guinea el tiempo fluye cuesta arriba y no es lineal.
Nuestra herencia cultural condiciona cómo vemos el mundo y afecta a cosas como el concepto del tiempo. No sabemos todavía lo que es el tiempo. Los físicos teóricos tratan de alcanzar su compresión y ya sabemos algunas cosas sobre él, como que el tiempo es relativo y que está íntimamente relacionado con el espacio y la gravedad. Pero no conocemos su naturaleza última aún. La Física ha sido desarrollada principalmente por la civilización occidental y está probablemente condicionada por nuestro bagaje cultural. Para nosotros el tiempo fluye del pasado al futuro y sólo disfrutamos de un efímero presente. Se trata de una metáfora que nos ayuda a entender la realidad cotidiana. En fondo creemos que el pasado está a nuestra espalda y el futuro al frente.
Sabemos que hay una flecha del tiempo, pero tampoco hemos sido capaces de explicar satisfactoriamente su origen. Los viajes en el tiempo son posibles, pero sólo si nos movemos a favor de esa flecha. Recordamos el pasado, incluso el registro cosmológico, geológico, fósil, arqueológico e histórico recuerdan ese pasado, pero no recordamos el futuro.
Incluso la lengua que hablamos condiciona el concepto de tiempo que tenemos. Algunas lenguas, como la camboyana, no tienen tiempos verbales, los verbos no se conjugan, son invariables. Se podría decir que en esta lengua no hay tiempo. En camboyano el futuro se forma con la partícula “neng”, el pasado con la partícula “ban”. No existe pasado simple, pasado perfecto, imperfecto, pluscuamperfecto, etc. No es el único ejemplo de lengua con estas particularidades.
Mientras que esperamos a que algún habitante de esos países exóticos haga una contribución importante a la Física nos podemos entretener con el concepto cultural de tiempo que tienen, las metáforas que poseen esos pueblos para entender el mundo. Durante las pasadas décadas los encuentros que los antropólogos han mantenido con otras culturas han permitido ver una rica variedad de maneras en las que los humanos se relacionan con el tiempo. A veces el concepto de tiempo que se tiene está relacionado con nuestro propio cuerpo.
Para los aymara, que viven en los Andes, el tiempo fluye desde la espalda, pues lo que está detrás no lo conocen o recuerdan y lo que está al frente (el pasado) es lo que se sabe o se ve [1].
Para la remota comunidad aborigen Pormpuraaw de Australia el tiempo corre a lo largo del eje este-oeste. El pasado es el este. El tiempo para los Pormpuraaw fluye de izquierda a derecha si están mirando al sur y de derecha a izquierda si miran al norte (recordemos que en el hemisferio austral la trayectoria del Sol se sitúa en el norte, así que este “flujo” sigue al Sol). Fluye hacia el cuerpo si miran al este se aleja del mismo si miran al oeste [2].
Para lo chinos mandarines el tiempo es a veces representado a lo largo de un eje vertical con el pasado por encima y el futuro por debajo [3].
El último caso en ser estudiado es el de los yupno de Papua New Guinea. Para ellos el tiempo fluye cuesta arriba y ni siquiera es lineal. Lo cuenta Rafael Núñez, de la Universidad de California en San Diego, en un artículo reciente [4].
Esta tribu vive en la remota región de las montañas Finisterre en el noreste de Papua Nueva Guinea. No hay carreteras que lleven hasta allí, ni electricidad, ni teléfono… Por no tener no tienen ni animales de tiro para labrar la tierra. El contacto que han tenido con la cultura occidental ha sido muy escaso.
Núñez pasó un tiempo en la localidad de Gua conviviendo con sus habitantes y notó que hacían determinados gestos a la hora de hablar del pasado o del futuro. Grabó estos gestos para su análisis cuidadoso. Para estas personas el pasado es siempre cuesta abajo en la dirección de la desembocadura del río local. El futuro, por otro lado, es hacia el nacimiento del río que está cuesta arriba visto desde Gua. Esto, además, era independiente de la dirección en la que estuvieran mirando.
Núnez cree que la explicación puede ser histórica. Los antepasados de este pueblo llegaron por mar y subieron hasta los 2500 m de un valle entre montañas. Así que las tierras bajas representan el pasado y, por tanto, el tiempo “fluye” cuesta arriba.
El aspecto más raro de su concepto de tiempo es la forma de la línea de tiempo. Como la aldea de Gua la fuente del río y su desembocadura no forman una línea recta el flujo temporal que asumen tampoco es lineal. Es la primera vez que se documenta un concepto temporal ligado a los accidentes topográficos del terreno. Los occidentales asumen de manera natural que el tiempo forma una línea recta, pero no es más que una ilusión cultural.
Los yupno siempre apuntan hacia la puerta de sus viviendas cuando hablan del pasado y lejos de la misma cuando hablan del futuro. La oscuridad de sus casas les confina, los accidentes del terreno desaparecen y la línea temporal parece ser más recta. Cada casa parece tener su propia línea temporal. Esto se podría deber a que las entradas de sus viviendas están siempre por encima y uno tiene que descender (hacia el pasado) al salir de la casa.
Sin duda la cultura de cada pueblo puede ser rara para nosotros, tan rara como para ellos puede ser la nuestra.
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Fuentes y referencias:
NewScientist.
Foto: Kensy Cooperrider
7 Comentarios
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lunes 11 junio, 2012 @ 1:56 am
«La Física ha sido desarrollada principalmente por la civilización occidental y está probablemente condicionada por nuestro bagaje cultural.»
Pues no. Nuestra percepción subjetiva del tiempo, de atrás adelante, el futuro delante, el pasado detrás o viceversa (como para los coreanos) no cambia para nada nuestras ecuaciones sobre el tiempo en Física. Porque la Física es autoconsistente y no se basa en nuestras percepciones o interpretaciones. No hacemos física a partir de nuestra interpretación.
Nuestra cultura no modifica las leyes de la Física.
lunes 11 junio, 2012 @ 8:14 am
Echo de menos la importante referencia al concepto cíclico del tiempo que me parece propio de los primeros pueblos agrícolas de las zonas templadas y que está basado en la periodicidad de las cosechas, además de en el transcurso de las estaciones, del día y la noche, de los ciclos lunares y anuales.
lunes 11 junio, 2012 @ 9:56 am
Estimado AlbertodeFco:
«Probablemente condicionada» que no «determinada», no es lo mismo. Es obvio que la concepción de la realidad que proporciona la ciencia, y su método objetivo, está muy lejos del pensamiento mágico de una tribu perdida. Ese método nos impide sucumbir a muchos condicionantes. Pero no debemos olvidar que los físicos son humanos y a veces son subjetivos o tienen recelos, sentimientos, prejuicios y similares. De otro modo hubiese sido más fácil aceptar el heliocentrismo, la circulación de la sangre, los microorganismos como causa de infecciones o la teoría evolutiva.
miércoles 20 junio, 2012 @ 6:33 pm
Este artículo me ha parecido muy hermoso y poético.
No se si algún día se animará tomás a hablarnos del concepto de tiempo de Rey Pastor que un día mencionó…
Y hablando de echar de menos: joabbl, where are you?
Os deseo paz.
miércoles 27 junio, 2012 @ 11:09 am
Pues no sé, estimado Miguel Angel. Lo que recuerdo es que desligaba por completo el tiempo de cualquier tipo de orden, lo que no me cuadró en aquellos ya lejanos tiempos. Pero luego lo comprendí fácilmente, porque en realidad es sencillo: sea que pronuncio sucesivamente 3, 1, 7, 2, 5, 9, 8, 4, 6. Al decirlos he impuesto un orden temporal, pero su orden numérico es 1, 2, 3…
Está tirado. Y esto sucede en toda el Universo.
Siento decepcionarte. Un fuerte abrazo.
lunes 2 julio, 2012 @ 1:44 pm
Pues no me decepciona tu respuesta, tomás, del mismo modo que me resultan muy interesantes otras alusiones tuyas que he leído por aquí acerca del concepto tiempo.
A los humanos nos gusta la sensación de que el tiempo se detiene. Esta sensación de detención del paso del tiempo la experimentamos cuando realizamos actividades o tareas que nos permiten fluir. Las actividades o tareas que nos permiten «fluir» cumplen estas características:
-Son tareas que exigen habilidad.
-Son tareas que exigen concentración.
-Existen objetivos claros.
-Obtenemos una respuesta inmediata.
-Nos implicamos profundamente y sin esfuerzo.
-Existe una sensación de control.
-El sentido del «yo» se desvanece.
-El tiempo se detiene.
Los 3 últimos puntos son muy reveladores: puede resultar paradójico que el borramiento del «yo» se siga de una sensación de aumento de control: el truco está en que al concentrarnos totalmente en la actividad que estamos realizando el cerebro deja de intentar predecir el futuro, que es a lo que se dedica habitualmente (muchas veces con poco éxito) y la liberación de esta pesada cadena se acompaña de un sentimiento de control y liberación. Y entoncs el tiempo se detiene.
Lo maravilloso es que es algo al alcance de todos: se puede fluir mientras se estudia una colección de minerales, pero también mientras se cose o mientras se practica una deporte.
Cuando hacemos el amor también hay una sensación de detención de paso del tiempo y es otra actividad que permite fluir.
Recibe una gran abrazo que hago extensible al resto de los amigos de la página.
martes 3 julio, 2012 @ 8:51 am
Querido amigo Miguel Angel:
Siempre me sorprende tu exquisita sensibilidad. Tienes toda la razón y lo cierto es que nunca me había detenido a relacionar lo que dices con mis ideas sobre el tiempo, mucho más prosaicas.
Los ejemplos que se me ocurrían para ilustrar mi opinión eran -y siguen siendo- cómo, cuando en las películas de ciencia-ficción, un director quiere detener el tiempo, lo que hace es detener el movimiento e incluso cuando desea ir hacia el pasado en lapsus cortos, simplemente retrocede los movimientos en orden inverso.
Y es que, sin movimiento, no hay tiempo.
Bueno, no sigo porque me «enrrollo» con mi afición.
Un abrazo.