La Tierra al borde del colapso
Según un estudio la mala administración de los recursos naturales y el crecimiento de la población están colocando a la biosfera terrestre cerca de un punto de no retorno a partir del cual la supervivencia de la humanidad estaría en peligro.
De entre las cosas que no se hacen del todo bien en NeoFronteras está el cubrir todas las noticias importantes sobre medio ambiente y cambio climático. Si así se hiciera se haría una mejor labor social y se contribuiría a concienciar a la población. De este modo quizás se podría ayudar a evitar un desastre. Lo malo es que entonces no se cubriría ninguna otra noticia.
El resultado que vamos ahora a relatar se basa en un trabajo científico serio, y no en una histeria apocalíptica. El estudio ha sido publicado en Nature y ha sido realizado por un grupo de 22 prestigiosos científicos. Es un llamamiento más para salvar al mundo de una destrucción segura producida por nuestras propias acciones.
Según este grupo de científicos la superpoblación, la destrucción del mundo natural, la contaminación, la pérdida de habitats y el cambio climático están poniendo a los ecosistemas terrestres en tal situación que la biosfera sufrirá un cambio irreversible. Ésta cruzará un punto de no retorno a partir del cual las consecuencias serán destructivas. Estos cambios irreversibles alterarán las condiciones estables en las que se desarrolló y floreció la civilización humana. La cuestión no es si hay o no punto de no retorno, sino lo cerca o lejos que estamos de él.
La presión que estamos ahora ejerciendo es mayor que la ejercida por las fuerzas naturales que, por ejemplo, provocaron el fin la última glaciación hace 11.700 años, un momento en el que muchos grandes mamíferos desaparecieron.
Anthony Barnosky, profesor en la Universidad de Berkeley y líder del estudio, dice que el mundo que salga más allá de ese punto de no retorno será un mundo muy distinto desde el punto de vista biológico. “Los datos sugieren que habrá una reducción de la biodiversidad y un impacto severo sobre los sistemas que permiten mantener nuestra calidad de vida, incluyendo la pesca, la agricultura, la producción forestal y el agua potable. Esto podría pasar en unas pocas generaciones”, añade.
En el estudio estos científicos comparan el impacto biológico de los cambios globales sucedidos en el pasado con los procesos que están sucediendo hoy en día para así calcular lo que nos depara el futuro. Se analizan siete cambios globales importantes acaecidos en el pasado, desde el fin de la última era glaciar, pasando por las cinco extinciones masivas del pasado, hasta la explosión del Cámbrico.
Según el estudio, en la biosfera terrestre desaparecerán muchas especies de plantas y animales y se producirán nuevas mezclas con las especies que queden. Además, habrá grandes perturbaciones sobre dónde y cuándo podremos cultivar nuestros alimentos.
En el artículo los científicos describen la urgente necesidad de hacer modelos mejores que estén basados en una compresión detallada de cómo la biosfera reaccionó en el pasado distante a cambios rápidos en las condiciones, incluyendo el clima y el crecimiento de la población.
Los autores del artículo discuten que, pese a que ha habido muchas señales de alarma, nadie sabe lo cerca que está la Tierra del punto de no retorno o si es ya inevitable que lo alcancemos. Piden que se haga una investigación urgente centrada en la los signos tempranos de alarma que denoten una transición global.
Según Barnosky la causa última de todo el problema es el crecimiento de la población humana y los recursos que cada uno de nosotros consume.
Hay signos de que los cambios no lineales complejos ya se están dando en varias partes del mundo, como una mayor incidencia de la malaria en áreas que ya han cruzado el umbral de temperatura que permite a los mosquitos portadores de la enfermedad sobrevivir. Según la coautora Elizabeth Hadly, de la Universidad de Stanford, ya se han sobrepasado los puntos de no retorno en algunas regiones del globo, como en el Himalaya. “He visto cómo algunas familias peleaban a machete por unos trozos de madera, madera que se emplearía esa misma tarde para preparar la cena”, dice.
Los autores señalan que los ecosistemas en los que se muestra una alteración entre el 50% y el 90% del área total, el ecosistema al completo ha pasado por un punto de no retorno hacia un estado distinto al original en términos de mezcla de especies e interacción entre ellas acompañado de pérdida de biodiversidad.
En la actualidad, con 7000 millones de habitantes, el 43% del la tierra firme de nuestro planeta ha sido convertida en terreno agrícola o urbano. Para 2045 se espera que haya 9000 millones de habitantes y la tendencia indica que la mitad de la tierra firme ya habrá sido alterada para 2025. Esto, según Barnosky colocará a la Tierra muy cerca del punto de no retorno. Sostiene que si queremos evitar un desastre nos alejemos de esa marca del 50% de uso de la tierra.
Según los expertos se necesita mejorar urgentemente la cooperación mundial, reducir el crecimiento de la población, disminuir el consumo per capita, reemplazar el uso de combustibles fósiles y desarrollar una producción más eficiente de la comida y un mejor reparto de la misma sin que se use más terreno. También abogan por una mejor administración de las regiones marítimas y terrestres que no han sido aún alteradas en exceso por los humanos y que constituyen las reservas de biodiversidad del planeta.
Un estudio de 2009 ya alertaba sobre los umbrales que el planeta está cruzando y que no se deberían cruzar si queremos que se siga manteniendo la vida.
Pero el panorama no parece alentador. De entre las 90 metas medioambientales examinadas en el congreso internacional de Río de Janeiro organizado por las Naciones Unidas sólo se ha tenido cierto éxito en cuatro de ellas. Sobre el cambio climático, por ejemplo, no se ha efectuado ningún avance.
Barnosky usa una metáfora de un barco sobre el que controlamos su timón y con el podemos tomar el curso que evite o no llegar a ese punto de no retorno. “Mi filosofía es que queremos mantener la Tierra, nuestro soporte vital, al menos tan sana como está hoy en día en términos de mantener la humanidad, y pronosticar cuándo vamos en direcciones en las que se reduciría nuestra calidad de vida para así evitarlo”, añade.
“Mi visión que la humanidad está en un cruce de caminos en donde tenemos que tomar una decisión”. Según este investigador sabemos las consecuencias que tendría tomar el camino habitual que estamos siguiendo. Si decidimos seguir como hasta ahora para ver qué pasa veremos como la calidad de vida de nuestros hijos y nietos se degrada. Si elegimos el otro camino la humanidad podría sobrevivir.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3850
Fuentes y referencias:
Nota de prensa (con vídeos).
Artículo original
Foto: Cheng (Lily) Li.
7 Comentarios
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lunes 11 junio, 2012 @ 11:21 am
Pues en este caso me sumo, en este caso a Barnosky en lo FUNDAMENTAL o «mandamiento principal»: hay que frenar el crecimiento demográfico, menos hijos para darles un futuro con algo de belleza, con la idea de que ellos lo conviertan en algo mas bello aún.
En caso contrario no habría valido de nada el trabajo de Galileo, ni el de Newton o el de Ibn al Haytham, ni tampoco el ce los físicos del CERN o los médicos de los equipos de trasplante de órganos y el excelente trabajo que se realiza en nuestros pais subvencionando tratamientos de quimioterapia que costarían un dineral en muchos paises del Primer Mundo y la mayor parte de La Tierra acabará siendo un paisaje desolado tipo Haiti…en nosotros, la respuesta.
martes 12 junio, 2012 @ 7:11 am
Muy estimado Miguel Angel:
Como tú, estoy seguro de que la superpoblación es el problema principal, pero también lo es lo que llamamos desarrollo «per cápita», que viene a ser un multiplicador de esa superpoblación en relación con el daño que infringimos al planeta.
El clásico caso de la isla de Pascua, -paradigma una civilización que finiquita por destruir las limitadas fuentes de sus- es mucho menos conocido por las gentes que las vicisitudes de nuestros deportistas. Y ese es el problema. No estaría de más crear una asignatura o crédito, que creo que es como se llama desde hace ya algún tiempo, por ejemplo dentro de «etica» o de «educación para la ciudadanía» -de la que sólo sé el nombre y que se le acusa, no sé si con razón o no de estar politizada, lo que no me extrañaría en este mundo corto de vista-. La educación desde los primeros años en no consumir innecesariamente, en la colaboración, en la responsabilidad hacia el trabajo bien hecho, en el respeto y conocimiento de la naturaleza, etc. quizá aún pudiera llegar a tiempo de salvarnos.
Un fuerte abrazo.
martes 12 junio, 2012 @ 4:44 pm
Me sumo a la idea de que hay que implementar rápidamente un plan de control de la población adaptado a las necesidades y cultura de cada país o región.La educación será un factor primordial para poner en marcha el plan antes referido, así como inculcar en los niños , jóvenes y adultos los » valores» tanto ciudadanos como medioambientales y no sólo como teoría sino com un gran componente de práctica en sus comunidades. Para lo anterior hay que legislar tanto a niveles internacionales como regionales y nacionales, hay que hacer revisiones curriculares en los diversos niveles educativos para adaptarlos a las nuevas necesidades. Los midia tienen que colaborar de manera libre o bajo cierto control gubernamental,es importante que tanto la tv como el cine elaboren materiales interesantes y creativos que directa y/o indirectamente aborden toda esta temática. Así como ahora aplican la creatividad para resaltar casos extraños en muchos ámbitos diferentes, pero sobre todo en el sexo y la violencia, ahora deben aplicarse para lo contrario.Con tanta creatividad que anda suelta por el planeta , vamos a tener mucha diversión y aprenderemos a VIVIR en equilibrio con la naturaleza.
martes 12 junio, 2012 @ 5:22 pm
Lo cierto es que podemos estar mucho mas cercanos a ese punto de «no retorno» de lo que algunos parecen presumir: según un documental que ví hace unos 3 o 4 meses, se calculaba que a cada habitante de La Tierra le corresponde actualmente 15000 metros cudrados de terreno cultivable (una hectárea y media) si el habitante come carne, hay que considerar que de esa hectárea y media tiene que comer también el pollo, cerdo o vaca que se vaya a comer el habitante (incluídos huevos y lácteos).
Proseguían haciendo una estimación acerca del número máximo de habitantes que pordría soportar el planeta y calculaban un máximo de 12.500 millones (llevando a un extremo los cultivos).
Los datos de este estudio que aporta Neo, no son pesismistas ya que veo que consideran que la población sea de 9000 millones para 2045, lo cual supone que se enlentezca bastante el ritmo que hemos observado en los últimos 50 años en los que se ha triplicado la población.
Me adhiero también a las muy nobles intenciones de tomás: yo considero que ni siquiera soy dueño del suelo de mi casa (¿por cuánto tiempo?), mi gobierno comienza exclusivamente donde comienza mi piel y el resto del paisaje simplemente no me pertenece…recibe un gran abrazo por ese gusto por el trabajo bien hecho al que ter refieres, tomás
viernes 15 junio, 2012 @ 10:15 am
Si bien es cierto que si no cambiamos muchas cosas el mundo cambiará irremediablemente en un futuro mas o menos cercano, esos cambios son bastante difíciles de llevar a cabo. Los responsables de esos cambios normalmente estan en los gobiernos y estos no suelen pensar en plazos como «dentro de 20 años» al igual que la opinión publica, que normalmente busca mejorar su calidad de vida a corto-medio plazo.
Mi posición actual por tanto es la de intriga y curiosidad por ver como comienza el declive y la reacción del ser humano… Hasta que no sobrepasemos el punto de no retorno, la opinión pública y por tanto los gobiernos no tomará cartas en el asunto, para entonces será tarde.
Puede que dañemos irremediablemente el planeta, pero tambien sabemos que este ha pasado por varias glaciaciones, supervolcanes o meteoritos y siempre se ha recobrado. Quizás la gran catástrofe que generemos acabará por traer a la Tierra frutos análogos al tomate cuando la extinción de los dinosaurios, lo único que me apena es no poder estar aquí para ver esos cambios, que aunque la mayoría sean catastróficos, seguro que habrá alguno interesante y positivo, puede que incluso motive al ser humano a la colonización del sistema solar.
sábado 16 junio, 2012 @ 11:46 am
Pues sí, es posible que la gente sólo se conciencie cuando pasemos el punto de no retorno. A partir de ahí la situación no tendrá solución. La cuestión es si el ser humano aumentará o no la magnitud del desastre con guerras y similares.
En un caso extremo la humanidad podría desaparecer (la civilización por descontado). De ser así algunos podemos ser la última generación de humanos.
La inmensa mayoría cree que no habrá problemas de la misma manera que hace 8 años o más se avisaba de la burbuja inmobiliaria y nadie lo quería creer, sobre todo si se tenían intereses y todo propietario de un piso de mierda se creía un terrateniente inversor. Se lleva más de una década avisando del cambio climático y de la destrucción de los ecosistemas y se sigue sin hacer nada al respecto. El futuro terminará por alcanzarnos.
Pero la profunda y definitiva cuestión, si nos ponemos bíblicos, es si la humanidad merece la pena ser salvada. Es difícil encontrar un Lot en esta Gomorra. Si al final sucumbimos a nuestra propia estulticia quizás es que nos lo merecemos.
domingo 8 julio, 2012 @ 9:06 am
Hasta donde sabemos un sistema opera eficientemente mientras no sobrepase sus propios límites, en este contexto nuestra permanencia y éxito como especie dependerá de la habilidad colectiva para prevenir cualquier situación desventajosa que nos pueda poner en aprietos. Tal vez al final Thomas Malthus tenga la razón, pues aún con el desarrollo de tecnologías se llegará inevitablemente al «punto de quiebra» para lo cual tendrá mucho que ver el curso que hasta hoy llevan los fines
existenciales del grueso de la humanidad. Pero no perdamos la esperanza, tal vez sea necesario este paso y de llegar a sobrevivir algunos, éstos últimos serán los primeros que desarrollaran una nueva conciencia de nuestro papel en el planeta y el universo, no importa si la mayoría no vivamos para contarlo. Mi agradecimiento y admiración a aquellos que usan la ciencia para entender el universo y hacer aportaciones como ésta. Ojalá los políticos y aquellos dedicados a engordar sus
cuentas bancarias con los recursos naturales escucharan estas voces a tiempo.