NeoFronteras

Proponen propulsión iónica para aviones

Área: Tecnología — lunes, 8 de abril de 2013

El sistema electrohidrodinámico usado en maquetas de juguete se podría aplicar a aeroplanos ligeros para labores de vigilancia

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Según sostiene un estudio reciente la propulsión iónica en la atmósfera sería mucho más eficiente que la propulsión convencional con motores a reacción.
La idea detrás del empuje electrohidrodinámico es ionizar el aire y empujarlo con un campo eléctrico para crear un viento que haga avanzar un aeroplano. Este fenómeno fue identificado en los años sesenta, pero hasta ahora no se había tomado seriamente para este asunto. Sólo algunos aficionados han jugado con «ionocrafts» hechos de madera de balsa, papel de aluminio e hilos de cobre. Hay colgados vídeos al respecto en Youtube.
Ahora los investigadores del MIT Steven Barrett y Kento Masuyama han realizado algunos experimentos rigurosos al respecto y descubierto que es un sistema extremadamente eficiente de propulsión. Por cada kilovatio de potencia el sistema de viento iónico produce un empuje de 110 newtons, mientras que un motor a reacción convencional produce sólo 2 newtons. Esto choca contra lo que se había teorizado en el pasado, pues había estudios que predecían que era un sistema extremadamente ineficiente que requería cantidades masivas de electricidad.
De todos modos Barrett no cree que se aplique a la aviación comercial, sino a pequeños aeroplanos ligeros dedicados a labores de vigilancia. Además, estos aeroplanos no tendrían huella infrarroja, al no expulsarse gases calientes, y serían muy silenciosos.
Un sistema de este tipo consta de tres partes: un electrodo fino de cobre denominado emisor, un tubo de aluminio llamado colector y una separación de aire entre los dos. Al aplicar un alto voltaje se crea un gradiente de campo eléctrico que ioniza las moléculas de aire. Entonces estas moléculas son repelidas fuertemente por el electrodo de cobre y atraídas por el colector. En su viaje estos iones chocan con otras moléculas y las empujan, lo que crea un flujo de aire. Gracias a la acción y reacción se puede usar este flujo de aire como propulsión. En los modelos de laboratorio se necesita aplicar una diferencia de potencial de decenas de miles de voltios. Al parecer el sistema es más eficiente a bajas velocidades.
El problema es la baja densidad del flujo de empuje, por lo que se necesita mucha área, pues este flujo depende del espacio que hay entre electrodos. Estos investigadores especulan que en un avión real el sistema de empuje ocuparía toda la envergadura de la aeronave y habría que integrarlo en el fuselaje.
Otro problema es el voltaje necesario. Para los pequeños modelos ya se necesitan varios kilovoltios, por lo que en un aeroplano real se requeriría mucho más, quizás miles de kilovoltios. Aunque parece que este problema se podría solventar. La alimentación se podría realizar a través de células solares ligeras y luego aumentar el voltaje producido.
Obviamente aún queda trabajo de investigación por realizar hasta comprobar que la idea es realmente viable.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto: Wikipedia.

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5 Comentarios

  1. tomás:

    Antepenúltimo párrafo: «… por lo que se necesita mucho área…». Debe decir «mucha área». «El área» evita la fonética de dos «a» consecutivas, pero sólo es admisible para el artículo. Cualquier otra palabra que anteceda debe tener en cuenta el género y concordar con él. Por si alguien no lo sabe, una regla sencilla para saber el género es hacer el plural: el agua, las aguas; el hacha, las hachas, etc. son del femenino. Por el contrario: el amo, los amos; el antiguo, los antiguos, etc., no tienen problema de duda.

  2. Dr. Thriller:

    El problema es más complejo xD.

    Las partículas que hacían las veces de artículo determinado en prerromance eran elo, ela, elos, elas, del demostrativo latino (illu, illa, etc.). Estas partículas funcionaban como tónicas o átonas según su valor sintáctico, en el caso que nos ocupa, como artículos, átonas (como pronombres por ejemplo tónicas, también reforzadas con eccu, eccu+elo > aquel). La cosa es que en prerromance teníamos ela aquila (porque es femenina), ela aqua, elo populo, elo homine. Obviamente, en castellano hubo pérdida de la primera vocal (ela, elos, elas > la, los, las), excepto el masculino singular que dio un doblete: elo > el y lo. La RAE de las Santas Ocurrencias cataloga al «lo» como neutro (??) en «lo bueno»; es fácil colegir que un ela aquila > el águila simplemente porque ambas a hacen crasis (el castellano es alérgico a vocales largas, cortas, abiertas, cerradas… prefiere diptongar si puede y tirando millas xD), dejando una única vocal de apoyo disponible.

    Así que es un mero arcaísmo, y nada de cacofonías. Se podría decir perfectamente «la agua» (de hecho, en el barroco se escribía: l’agua), los niños lo dicen, sonar no suena mal (rechina, que no es lo mismo), la norma que la dictaba la corte prefirió escaparse de fórmulas supongo que percibidas como catalanizantes o francesisantes o italianizantes. Como el «se» anómalo por «le»: «se lo di» por «le lo di»* (que es lo que debería ser), tampoco hay cacofonías por ninguna parte (como no la hay en «lelo»), es que ese «se» arcaicamente era un «ge» (pronunciado con la misma g actual del catalán, por ejemplo), «ge lo di», de un doblete previo de «le» y «ge» (de ille de nuevo), la variante «ge» por pronunciar una lateral a la rioplatense (con siglos de adelanto xD), posteriormente ensordecida: ge > se. Como coger y cosecha (arc. cogecha, claro, de hecho port. colher y colheita). Imagino que en el ensordecimento de coger [ʒ > x] influyó la homofonía latente con cocer [ts > θ] y coser [z > s].

    Así que son las incoherencias del castellano y hay que respetarlas xD. Cada lengua tiene las suyas. Eso sí, en otros idiomas no se inventan ocurrencias delirantes para explicarlas. Claro que esto son cosas de la RAE (y para que no se diga, que se podría, decir que soy muy cañero con la tropa esta, si bien en general la RAE es bastante impresentable, algo por otro lado hasta cierto punto comprensible vistos los avatares históricos del país que la parió, por decir cualquier otra, antes de la Academie Française se volviera una institución cuasi-seria y desde luego infinitamente más científica de lo que lo fue otrora, tenían unas ocurrencias de pata de banco si no similares, hasta de menos chiste).

  3. tomás:

    ¡Por favor, estimado amigo, no me abrumes así! ¡Vaya paliza de erudición que me has endosado! Yo… yo… sólo pretendía… bueno, ya ni lo sé…

    Quiero irme a mi rincón
    a mi rincón oscuro
    mi pozo de ignorancia,
    mi vacío…

  4. Dr. Thriller:

    Aaasss… no te lo tomes así :(

    La historia creo que es comprensible. En su día tuve un problema con alguien que sostenía (esa persona de forma sí «molestible») la teoría de la cacofonía… no es que moleste la teoría, ocurrencias hay a punta de pala, pero es que como era de la RAE para mí tenía Sello de Delito Insoportable y no se podía dejar así como así. De hecho no es plan, pero la RAE dice una cantidad tal de sandeces que no es de recibo en una institución *de fondos públicos* que presuntamente está para lo que dicen que están (aunque luego nombren académicos de número a personas cuyo dominio de la lengua sea muy «defectible»).

    Por dar más detalles, como ya he dicho, es muy normal en niños pequeños y no tan pequeños regularizar las lenguas que aprenden, cosa que por cierto seguimos haciendo de adultos con las lenguas que sigamos aprendiendo, de ahí que se cepillen las irregularidades aparentes o reales: «yo poní», «yo andé», y, «la agua» y «la área».

    Pero, espera un momento. ¿La área está mal dicho (o, para dar el trigo que predico, es una construcción no ajustada a la norma, que no es lo mismo que «mal»)?

    Ut supra xD

    Al niño (niña, en realidad, era por neutralizar) que le solté la verborrea de arriba (12 años), cosa que creo que entendió por lo menos en un 80% (por decir finamente 4/5 partes), me acabó concluyendo «o sea, que todo el mundo en realidad habla mal y esa es la costumbre a la que hay que ajustarse, ¿no?».

  5. tomás:

    Querido amigo Dr. Thriller:
    Pues sí, he de admitir que te asistes de firme razón. Yo sería partidario de una revolución lingïística en la que las reglas no tuviesen excepciones, en la que los fonemas fuesen unívocos, incluso en la que las tildes se pusieran siempre allí donde hay acento -que no sé si es posible-; en resumen, que hicieran del español el idioma más fácil del mundo.
    Un abrazo.

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