NeoFronteras

Confirman papel de priones en la memoria

Área: Biología — domingo, 23 de febrero de 2014

Se confirma la existencia de un mecanismo priónico en el reforzamiento de las sinapsis neuronales.

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Fuente: Nicolle Rager Fuller, Sayo-Art.

Los priones son posiblemente los entes más fascinantes que se han descubierto en Biología en las últimas décadas. Se sabe que son la causa de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob, enfermedad de que te llena el cerebro de agujeros en poco tiempo de forma irreversible. Pero también se sospecha que detrás de otras enfermedades, como el Alzheimer, podría haber mecanismos infecciosos basados en priones.
Pero no vamos a hablar de enfermedades, sino de cómo se forman los recuerdos. Así que los hipocondríacos pueden seguir leyendo.
Un prión parece ser una partícula mínima que opera como unidad biológica autoreplicante, aunque no sea autónoma. Los priones están un escalón por debajo de los virus y ni siquiera tienen ADN. Son simples proteínas mal plegadas.
Las proteínas son secuencias de aminoácidos, pero lo que les da su verdadera funcionalidad es su plegamiento en una estructura tridimensional. Son tan complejas que un posible plegamiento en un determinado mínimo de energía no tiene por qué ser el único, aunque generalmente sea así. Las proteínas, incluso las priónicas, normalmente se pliegan bien. Si una proteína normal se pliega mal pasa generalmente desapercibida, aunque no sea funcional. Si una mutación hace que una proteína se pliegue mal y no cumpla con su función se puede poner en peligro la vida de la célula y del organismo.
Lo que distingue a un prión de una proteína mal plegada cualquiera es su capacidad de contagiar su mal plegamiento a las que tiene al lado. Esta capacidad permite crear largas cadenas “tóxicas” de proteínas. El proceso es una reacción en cadena, o un efecto dominó, que puede convertir grandes cantidades de proteínas celulares sanas en “cadenas tóxicas”. Una proteína tras otra de un tipo específico es forzada a pasar de un estado a otro (del normal al tóxico) de sus dos estados posibles de plegamiento.
Lo sorprendente es que los priones no se reproducen a la manera convencional, creando nuevas moléculas orgánicas, sino que convierten a las proteínas sanas ya existentes en priones, simplemente les transfieren sólo información y las hacen pertenecer a su “clase” en un proceso que podemos denominar “autocatalítico”. Lo que se reproduce es la forma de plegarse no las proteínas mismas.
Los priones, que son agentes que causan enfermedades terribles, son además, sin embargo, ejemplos preciosos que nos permiten aprender sobre la vida misma. Al fin y al cabo, la vida es, sobre todo, información organizada.
La cuestión es por qué estas proteínas priónicas tienen dos estados posibles de plegamiento. Uno puede pensar que lo ideal es que la evolución se encargará de eliminar este defecto y que sólo hubiera uno (el bueno), al fin y al cabo, los priones no parecer ser “agentes exteriores”, sino un malfuncionamiento de nuestras propias proteínas.
Cuando algo negativo no es eliminado por mecanismos evolutivos suele ser porque además de esos aspectos que reducen la supervivencia (y, por tanto, reducen el éxito reproductor) existen otros aspectos positivos, al fin y al cabo, la biología es siempre un compromiso.
En consecuencia, se ha propuesto que este mecanismo biestable de los priones haya evolucionado en el pasado para mantener ciertas funciones neurológicas, pero sin que se dé efecto infeccioso negativo. En concreto se ha propuesto que sea este tipo de mecanismo el que afiance y estabilice las sinapsis neuronales y, por tanto, que así sea posible mantener una memoria a largo plazo. Los recuerdos que podamos tener se almacenan gracias a las sinapsis de las neuronas de nuestro cerebro.
Recordemos que las sinapsis son las conexiones que establecen unas neuronas con otras. Hay más de cien mil millones de neuronas en nuestro cerebro que se interconectan con otras gracias a las sinapsis. Una neurona puede tener muchos miles de sinapsis. Las sinapsis se forman y se refuerzan, o debilitan, según el uso que se les haga.
Tanto la memoria como el procesado de la información se dan gracias a esta estructura. No es una estructura como los computadores modernos, en los que la información se almacena en un sitio, pero se procesa en otro. En el cerebro todo está junto, aunque hay regiones más o menos especializadas que pueden organizar ciertos tipos de información. Así, hay regiones que se encargan de la formación de nuevos recuerdos.
Recientemente el grupo de Kausik Si (Stowers Institute for Medical Research) ha conseguido mostrar cómo la acción del mecanismo priónico es controlado fuertemente por la célula y puede activarse cuando se necesita formar la memoria a largo plazo.
Es la solución al viejo dilema de cómo las células nerviosas logran mantener una memoria permanente cuando el conjunto de los procesos que forman el proceso de memoria ya se ha completado. ¿Cómo se puede crear un estado permanente con moléculas que van a desaparecer en el plazo de dos meses? El proceso de contagio priónico soluciona este problema.
Hay que tener en cuenta que mantener la memoria supone mucho trabajo y una gran variedad de proteínas necesitan ser formadas en las sinapsis. La síntesis de proteínas que mantiene y crea las sinapsis sólo de dan en los sitios específicos en donde han sido activadas.
Este tipo de trabajos se suele hacer con ejemplares de la babosa marina Aplysica (modelo animal típico en este tipo de estudios debido al gran tamaño de sus neuronas). Ya en el pasado se demostró el papel priónico en las sinapsis de este animal. Pero, hasta ahora, no se sabía explicar cómo se activaba el prión o por qué pasaba en determinado tipo de sinapsis y no en otras.
En moscas de la fruta este grupo de investigadores ha podido ver que si la hembra no es receptiva a la cópula (las moscas hembra son selectivas, como todas las hembras) el macho lo recuerda y no lo intentará más, aunque pase mucho tiempo. Si una proteína en concreto es mutada para que así no actúe como prión, entonces el recuerdo del macho sobre la hembra no receptiva decae en unos pocos días y al final intentará copular con ella de nuevo.
Estos investigadores han podido desvelar al completo cómo opera el mecanismo priónico en este caso y cómo las sinapsis se refuerzan gracias a él. En una compleja danza bioquímica, la proteína etiqueta con un grupo fosfato es activada cuando la célula recibe un impulso eléctrico y sólo sobre la sinapsis blanco. Esto significa que la reacción en cadena priónica es activada a un tiempo y un lugar específicos. Según los investigadores esto demostraría que la célula tiene un mecanismo para estabilizar sinapsis específicas y no otras. Además esto aclararía por qué unos recuerdos se desvanecen y otros permanecen en el tiempo.
Como este mecanismo de proteínas CPEB se ha visto en levaduras, babosas marinas, moscas y ratones, es de esperar que sea de la misma manera en humanos.
Nuestra forma de ser, miedos, habilidades intelectuales y recuerdos están en nuestro cerebro. Sin ese hardware todas esas maravillas se desmoronan para siempre. Quizás usted, amigo lector, pueda ahora mismo evocar otros tiempos felices, quizás cuando de pequeño pasó una tarde de verano bañándose en el río con su familia, o el día que oyó a su hijo pronunciar su primera palabra. O puede que recuerde esa época en la que vivió fuera de su país, conoció gente nueva, nuevas costumbres, comidas, paisajes y fue feliz. Quizás recuerde el primer beso con esa chica del instituto o la sonrisa de su abuelo. Cada cual tiene sus recuerdos favoritos y también otros tristes, pero que nos ayudaron a madurar y a ser personas. Otros recuerdos se han desvanecido para siempre.
Ahora sabe, al menos, que esos recuerdos dependen de un sofisticado efecto dominó controlado por una reacción en cadena de plegamiento en unas proteínas de las sinapsis.
Pero aún no sabemos si cuando olvidamos lo hacemos porque esta reacción en cadena priónica se ha detenido.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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30 Comentarios

  1. jab:

    Me pregunto si el plegamiento «correcto» también es contagioso. Es decir, que si al menos algunas proteínas no tienen una predilección intrínseca por un plegamiento sino que se limitan a «dejarse contagiar» por su entorno.
    Por otro lado al leer el artículo uno se da cuenta una vez más de las limitaciones de la comparación entre un ordenador actual y el cerebro. El que procesado y almacenamiento sean en sitios diferentes tiene indudables ventajas, pero parece que la naturaleza ha «elegido» otra arquitectura para el cerebro. En cambio la comparación entre procesado y adquisición de datos si es correcta. Los sensores no están en la «habitación oscura» del cerebro, no pueden estarlo, evidentemente, igual que los periféricos de los ordenadores. Aunque cuando el cerebro se desconecta, casi siempre trágicamente, de sus sensores, empieza a inventarse cosas. La privación sensorial o los sueños serían la parte amable de esa desconexión. Los androides no sueñan (al menos aún)con ovejas eléctricas. Cuando la analogía se vuelve mas curiosa es al hablar de «hardware» y «software». En el fondo todo el «software» de un ordenador podría ser «hardware» de fabrica, y de hecho buena parte lo es. Incluso podría estar «cableado» en puertas lógicas y ser inmutable, pero serviría de bien poco al no ser «configurable». El cerebro también parece un poco así: tiene «hardware», «firmware» y «software». Pero somos incapaces de diferenciarlos claramente y más aún de «parchearlos». Tal vez los priones puedan ayudarnos algún día.

    Saludos

  2. NeoFronteras:

    El problema es que no sabemos cómo funciona la mente y cómo surge el yo. Por lo tanto la creación de androides se antoja imposible, al menos por el momento.
    Quizás se pueda simular una mente, pero eso no significa que esa mente piense por sí misma. La simulación de pensamiento no es pensamiento. Turing estaba equivocado y su test no habla más que de la calidad de una simulación.
    No hay que confundir la simulación de una realidad con esa realidad. Lo malo es que se suele entender que el pensamiento es una especie de computación y, por tanto, una especie de simulación. El pensamiento puede valerse se simulaciones, pero está aparte de las mismas, sólo se vale de ellas.
    Otro problema es el de la voluntad y el yo. El ser humano piensa porque tiene voluntad, sus pensamientos van encaminados a unos objetivos para satisfacer el yo. Sin objetivos no se piensa. Por eso el androide servil hacia el ser humano tampoco funcionaría, porque serían los objetivos de otro.
    Y si se crea un androide con libre albedrío y voluntad, ¿qué obtiene el ser humano de todo ello?

  3. Juanda:

    En mi opinión la diferencia entre simulación y realidad en caso de ser la simulación tremendamente fiel a la realidad únicamente radica en si sabemos que estamos tratando con una simulación.

    Por ejemplo planteemos un tema que ya ha aparecido repetidamente en la ciencia ficción. Si creamos un robot pero el no sabe que es un robot sino que piensa que es un humano y actúa exactamente como tal, ¿es una simulación de humanidad o realmente hemos creado una especie humano-androide?

    Es un experimento que siempre he querido saber el resultado pero jamás lo haría. La única manera de probarlo sería contar la verdad al androide y en caso de tener consciencia a saber que consecuencias tendría.

    Muchas gracias Neofronteras por tus artículos, los leo todos. Además la comunidad es estupenda.
    Así da gusto aportar y compartir opiniones.

  4. Alejandro Sánchez:

    Bajo hipnosis cada ser humano recuerda con lujo de detalles hasta sus primeros meses como feto (desde la formación del cerebro, por supuesto) Los mecanismos priónicos aún son muy misteriosos para hablar de olvido total y desvanecimiento de recuerdos.

  5. Pocosé:

    Aunque la hipnosis es un hecho, su estudio a nivel científico es aún escasamente determinante y muy controvertido. Para nada esta comprobado que lo que se recuerda bajo hipnosis se ajuste a la realidad de lo realmente sucedió. Lo que si esta comprobado es la implantación de falsos recuerdos bajo hipnosis.

  6. Pocosé:

    Lapsus tecledae: Se escapó un «que» en mi 5, léase «de lo que realmente sucedió»

  7. Pocosé:

    Con el «que» sobra por redundancia el «realmente». Y no puedo culpar al teclado.
    ¡Los años que no perdonan!

  8. Pocosé:

    «El problema es que no sabemos cómo funciona la mente y cómo surge el yo. Por lo tanto la creación de androides se antoja imposible, al menos por el momento.
    Quizás se pueda simular una mente, pero eso no significa que esa mente piense por sí misma.»

    Estimado Neo
    Si dotamos a un conjunto de sofware y hardware, lo suficientemente potente, de todas las habilidades de una mente humana, ¿porque no podría surgir de hay un yo?. El nuestro no lo traemos de fabrica, va surgiendo paulatinamente al ir ejerciendo todas esas habilidades que si traemos de fabrica.
    El problema es que de surgir ese yo, no humano, tendrá a su disposición muchas habilidades bastante mas eficientes que las nuestras, por ejemplo una memoria sin perdidas, ni en cantidad, ni en calidad.
    Saludos.

  9. Pocosé:

    Perdón, otro fallo garrafal: «hay» no, «ahí»

  10. Teaius:

    #2 «Y si se crea un androide con libre albedrío y voluntad, ¿qué obtiene el ser humano de todo ello?»

    Pues yo espero que al ver como estamos dejando este planeta hecho un asco de alguna manera pusieran un poco de orden y bajaran los humos a la humanidad, sin llegar por supuesto a un escenario tipo «Terminator» ni nada por el estilo.

    Aunque lo probable es que nos dieran por pedidos y salieran por patas de aquí, a explorar a otra parte y sin mirar atrás.

  11. NeoFronteras:

    Estimado Pocosé:
    Pues un software y hardware mejores bajo el mismo paradigma sólo nos proporcionaría simulaciones mejores.

  12. tomás:

    Querido Neo:
    No puedo estar de acuerdo en tu afirmación de que «el ser humano piensa porque tiene voluntad». Imagino que aunamos voluntad con «libre albedrío». Es decir que yo hago aquello que deseo hacer. Pero entonces antes de hacer algo he de pensar en que deseo hacerlo y eso no es así, porque también el pensar es un acto y entonces debería desear el desear hacer… y así sucesivamente en regresión hasta el primer potencial de acción entre las pocas primeras neuronas.
    Un portero de fútbol, Casillas, por ejemplo que me cae bien -ya que sabe caer estupendamente porque si no, estaría hace años con todo el esqueleto hecho migas- (además no me sé el nombre de ningún otro salvo aquel alemán Cahn -el filtro obliga-). El caso es que si se detuviera a pensar no pararía ni una. Y lo mismo pasa en muchas de nuestras acciones comunes de cada día. Por ello mi teoría es que «hacemos» y después justificamos nuestros actos.

    Saludos.

  13. NeoFronteras:

    Estimado Tomás:
    En realidad la voluntad no es lo mismo que el libre albedrío. De entrada, el libre albedrío podría no existir (o ser un espejismo) y aún así habría voluntad.
    La inteligencia es volitiva en tanto en cuando la voluntad marca una meta u objetivo hacia el que se destina el pensamiento. Pensamos, por ejemplo, cómo tenemos que actuar con alguien para mejorar nuestra relación con él. Sin objetivo no hay pensamiento porque no hay motivación para el mismo. Encima la mente humana está buscando continuamente esos objetivos.
    Además suele haber una recompensa en forma de algún tipo de placer cuando se alcanzan o está a punto de alcanzar el objetivo. Nos mueve el deseo.
    No sólo pensamos encaminándonos hacia algo, sino que sentimos placer al hacerlo.
    Un computador moderno no tiene deseos, ni objetivos, ni voluntad. Simplemente calcula lo que los humanos le dictamos. Si no dictamos no hace nada. Puede hacer las simulaciones que seamos capaces de programar, nada más.
    Obviamente hay cierto pensamiento instintivo a nivel subconsciente, porque el consciente delega los actos repetitivos o mecánicos para dejar capacidad de proceso al pensamiento de alta calidad. Eso nos permite, si somos porteros, a parar un balón que nos viene a la cara. Digamos que el subconsciente es nuestro «computador» interno.
    Sin embargo, el fútbol (deporte infame en donde los haya por ser un fenómeno mediático-social que actúa como opio del pueblo) es un juego de estrategia en donde alguna carencia física puede ser compensada por el pensamiento, que elabora una estrategia ganadora. Al fin y al cabo, la meta es meter gol. Si los jugadores no tuvieran objetivo y voluntad no jugarían y no harían falta tampoco guardamentas.

  14. tomás:

    Querido Neo:
    Nos hemos metido en un buen berenjenal.
    Puedo admitir una distinción entre voluntad y libre albedrío, aunque hay opiniones, pero ello es lo de menos; lo importante es que nosotros sepamos de qué hablamos. Si te parece podemos definir libre albedrío como «la posibilidad o la facultad o la circunstancia del sujeto de obrar sin una presión ajena, es decir, distinta del deseo propio». En ese caso, puede ser que alguna vez actuemos sin condicionantes, aunque me parece una posibilidad muy remota. Otra cosa es si limitamos el concepto y lo ceñimos a una presión, personal ejercida por otro u otros individuos. En ese caso puede ser incluso frecuente.
    Voluntad, a mi entender, debe definirse como ese «deseo propio» que nos lleva a hacer algo o a no hacerlo. Pero ese es un impulso interno irracional y sí que existe, aunque me temo que no es al que tu te refieres ni por lo común lo que suele entenderse como voluntad. Ese impulso -me parece- que no se diferencia mucho del instinto a que te refieres y que tanto y tan mal se ha usado para justificar la conducta animal -¿qué animal, hasta qué grado?-. Ese impulso, ese deseo, me lleva a que me agrade una estética determinada y otra no, a que, sin saber por qué, desee estar solo o busque la compañía de otro o de un perrillo, por ejemplo.
    Pero tampoco te refieres a eso. Dices: «… la voluntad marca una meta u objetivo hacia el que se destina el pensamiento.» Veo que, por lo que sigue de tu comentario, te afincas en esa idea, que, en efecto, me parece muy defendible. Es, por ejemplo, el elegir una meta, un objetivo, y obrar en su consecución.
    Mi argumento es que cuando el individuo se marca tal objetivo no lo hace como consecuencia de un razonamiento que se plantea alternativas, sino que tanto su mismo planteamiento como su decisión están provocadas por lo que llamo -no solo yo, también por ejemplo J. A. Marina, aunque lleguemos a distintas conclusiones- «ocurrencias». Estas pueden venir, como en algún momento citas, del subconsciente, de esa especie de maraña que hace emerger constantemente miles de ideas. Ese subconsciente se ha ido formando a través de nuestra vida y experiencias sin que ni siquiera lo notemos. Y posiblemente sea ese subconsciente lo que hace obrar al animal y no ese instinto que cualquiera sabe lo que es. Con esa solución sería más fácil establecer una gradación animal-hombre en la que parece que hemos dado un tremendo salto. Te aseguro que soy un verdadero espía de mi propia mente y observo cómo, en ocasiones sin conexión alguna con la situación que me ocupe, acude alguna ocurrencia. Por ejemplo ahora mismo, ha llegado el nombre de Alicia, y no sé por qué, pues no recuerdo conocer a ninguna, salvo que me llegue del título «Alicia en el país de las maravillas».
    Has de reconocer, admirado Neo, que no solo esos incontrolados potenciales de acción mueven nuestros pensamientos. Hay unas hormonas por ahí que se descargan sin pedir permiso.
    Que mi pensamiento no depende de mi voluntad se me hace patente cuando quiero recordar un nombre y no lo consigo. Si de mi voluntad dependiese, vendría a mi llamada al instante. Pero no, y como me conozco me digo: ya vendrá y pongo el automático. Generalmente acaba por acudir imprevisiblemente, salvo que me olvide del tema, pero ese olvido tampoco es voluntario.
    No puedes negar que toda nuestra fisiología, en el más amplio sentido, condiciona nuestros deseos inmediatos y también los del largo plazo, es decir esa voluntad por metas que propones como concepto. Sí, reconozco que es más defendible, pero insisto en que ese planteamiento y esa elección viene dada por nuestro subconsciente, modelado desde el primer instante quizá por una melodía escuchada cuando aún estábamos en el vientre materno, o por las caricias de nuestra madre, o por alguna reprimenda amarga, inmerecida o no. Ello ha creado sinapsis a veces fortísimas, posiblemente, como dice el artículo con plegamientos proteínicos a veces indelebles.
    Las enfermedades mentales también nos ayudan a comprender todo esto. Cómo cambia hasta la concepción del mundo, el carácter, todo el universo circundante de alguien que, no obstante sigue teniendo voluntad, pero otra voluntad a veces muy distinta.
    Bueno, nada más.
    Un fuerte abrazo par todos los que intentamos comprender la realidad y, si pudiéramos, mejorarla.

  15. NeoFronteras:

    Estimado Tomás:
    En realidad no importan las motivaciones, el subconsciente, las hormonas o los condicionantes fisiológicos, el libre albedrío no tiene que ver en el asunto de la voluntad como motor de la inteligencia, ni tampoco en conseguir o no la meta en cuestión, pues la omnipotencia no está implicada tampoco.
    La voluntad es simplemente algo que no tienen las computadoras modernas. Ellas sólo simulan determinísticamente (con sólo un output posible) lo que nosotros queremos o parecemos querer.
    Sobre cómo crear un inteligencia cibernética autoconsciente real, nadie lo sabe.

  16. tomás:

    Muy estimado Neo:
    No voy a discutir tu definición de voluntad porque soy consciente de la profundidad de tus conocimientos. En realidad has querido decir que las computadoras no tienen voluntad, no que la voluntad sea eso. Quizá quieres salir de este tema. Me parece bien, pero pocas veces tengo la ocasión de tratar estas cosas con alguien lo suficientemente capaz para no pensar que estoy loco de atar. Por ello solo te molestaré un poquito más con esta pregunta: puesto que hemos constatado memoria incluso en «cerebros» tan simples como el dela mosca del artículo ¿podríamos atribuir eso que yo niego -pero que precisaría una buena definición antes de ser afirmado o negado- y que tu defiendes, en animales? Es una forma muy simple de exponerlo, porque meter a todo animal en el mismo saco es una tontería. Es evidentemente incomparable esa mosca con un chimpancé. Pero hay otros, especialmente entre los predadores cuya conducta hace sospechar esa «voluntad» que intento admitir como proyecto y que parece ser la que tu admites. Los herbívoros parecen menos «inteligentes». Como en inteligencia o memoria ha de haber gradaciones.
    Posiblemente no me he explicado bien, pero sé que me entiendes. Te agradecería una respuesta.
    Vaya por delante mi admiración hacia ti y mi saludo más cordial.

  17. NeoFronteras:

    No, en realidad lo que he querido decir es que la inteligencia humana tiene un componente de voluntad que no tiene una computadora y que, por tanto, una computadora con el actual paradigma nunca podrá ser inteligente. ¿Para qué pensar?, ¿qué nos mueve a que pensemos?
    Posiblemente las cualidades que denominamos humanas no surgieron de la nada súbitamente, sino que fueron apareciendo por evolución biológica gradualmente.
    Algunos animales tienen algún tipo de voluntad, que usan generalmente para mantenerse vivos y reproducirse. Nosotros, además, la usamos para otras cosas.
    Puede que precisamente los hábitos de caza de nuestros antepasados desarrollaran esa voluntad, esa búsqueda de objetivo que luego hemos sublimado en otras cosas.

  18. Pocosé:

    Vemos en algunos animales voluntad de divertirse, voluntad de enseñar, voluntad de aprender, voluntad de averiguar… … …
    Vemos en algunos humanos desinterés por disfrutar, desinterés por averiguar, desinterés por aprender, desinterés por pensar… … …
    Tengo la impresión de que todas las cualidades y habilidades humanas, ademas las puramente físicas y fisiológica, tambien en sus Campanas de Gauss se cruzan en alguno punto con las de algún otro animal.
    Con respecto a los animales no podemos ya negar un pensamiento no humano sin pecar de antropocentrismo.
    Si una «mente» no biologica ya percibe, analiza, compara, responde, e incluso valora la efectividad de su respuesta aprendiendo a mejorarla, ¿porque negar que piensa?. Si, aun no es autoconsciente y ojalá no llegue a serlo, al menos antes de que tengamos una idea muy aproximada de cuales serian los objetivos en los que empeñaría su voluntad y capacidad para controlarlos.
    «He encontrado el eslabón perdido entre el primate y el hombre civilizado: Nosotros» Konrad Lorenz
    Espero sinceramente que se llegue a civilizado y no nos quedemos en eslabón perdido entre la inteligencia biologica y la no biologica.
    Abrazos y o saludos para todos.

  19. Pocosé:

    Lapsus tecledae:
    De me 18 se escapó al menos un «de», alguna «s» y unos esdrújulos acentos. Si hay algo más, agradecería lo autocorrigieran al leer.
    Aunque solo que me lean ya es muy de agradecer.

  20. tomás:

    No te preocupes, amigo Pocosé, por esos lapsus de concordancia. Más me preocupa eso de la mente no biológica. Me parece que le atribuyes un exceso de facultades.

  21. NeoFronteras:

    Ningún computador moderno tiene percepción, así que no pueden percibir. Puede comparar y siempre responde, pero tampoco analiza realmente. Curiosamente pueden aprender de la experiencia.
    Pero tampoco mienten, ni se equivocan, ni seducen, ni tienen empatía, ni se arrepienten, ni tienen intencionalidad. No piensan, sólo calculan lo que les pedimos.

  22. tomás:

    Recordaba haber leído algo, pero no donde. Y ¿donde va a ser?: aquí: http://neofronteras.com/?p=4232, comentario 14 de Miguel Ángel: 11 000 000 de bit/s del incosnciente contra, a lo sumo, 50 del consciente. Pero ¿de donde surge el consciente?
    El sol llega a la puerta de mi habitación, pero no puede ser porque ambos están a mi izquierda. Explicación: hay un espejo a la derecha. Eso ha de ser el consciente. Bueno, tengo algo al menos.

  23. Pocosé:

    Sobre sinapsis conectoma y el YO
    http://video-subtitle.tedcdn.com/talk/podcast/2010G/None/SebastianSeung_2010G-low-es.mp4

    Si, lo del YO aún le queda muy lejos a la inteligencia no biológica, pero esta avanza y se interconexiona más rápido de lo que somos capaces de asimilar.

  24. Miguel Ángel:

    Suculenta noticia y no menos los comentarios.

    En cuanto al tema de la voluntad, me parece oportuna la aclaración de Neo en el 21: parece ser que la voluntad juega un papel importante en el «yo», pero coincido con «tomás» y no suscribiría la frase «sin objetivos, no se piensa» sin antes aclarar a qué tipo de pensamiento nos estamos refiriendo. Tal vez recordéis aquella sopa de 30.000 neuronas de rata que acaban pilotando un simulador de avión, sin que medie voluntad ni nada parecido.

    La aportación de Pocosé me ha encantado y quiero felicitarle al menos 2 veces: por el comentario 5 (muy oportuno para creyentes, pese a que Brian Weiss siga medrando) y por el enlace que has compartido.

    Abrazos a repartir.

  25. tomás:

    En efecto, es muy de agradecer -como siempre- la contribución de Pocosé. Y estoy muy de acuerdo con que en el Yo, ha de tener una gran participación el conectoma, pero ¿y lo endocrino? ¿Como imaginas, querido amigo, que eso pueda arreglarse en un cerebro no bio?
    También abrazos para todos.

  26. Pocosé:

    Estimados amigos:
    También me inquieta que una mente no bio, carente tanto de determinismos endocrinos, como de otros muchos determinismos bio, pueda sin embargo ya, a día de hoy, simularlos casi todos muy eficientemente.
    En cuanto a que en una mente no bio pueda llegar a establecerse un YO, accidental, intencional o evolutivamente, puede que nuestro estimado Neo tenga razón y estos miedos míos sean totalmente infundados, quizás solo productos de algún mal sueño.
    Abrazos y o saludos para todos.
    Y con humildad, sinceros agradecimientos por agradecimiento y felicitaciones.

  27. Miguel Ángel:

    Queridos Pocosé y «tomás»:

    Entiendo que si estamos hablando de un cerebro «no bio», nos estamos refiriendo a uno básica o totalmente artificial. En tal caso, ni siquiera alcanzo a imaginarme cómo podríamos dotarle de un sistema endocrino.
    No me queda claro si cuando habláis de «lo endocrino» os estáis refiriendo al sistema endocrino en su totalidad (lo que incluiría a todas las glándulas, hormonas y neurotransimisores de todo el cuerpo) o sólo a la parte endocrina del cerebro (péptidos, hormonas y neurotransmisores del mismo). Pero en cualquier caso estamos no ya ante una tarea hercúlea, sino simplemente utópica…veamos los motivos:

    -En el vídeo de Pocosé podemos encontrar algunas de las claves: 100.000 millones de neuronas, cada una con entre 1.000 y 10.000 conexiones o sinapsis, es decir, que una sóla neurona tiene más conexiones que una ciudad como Shangai o Ciudad de México.
    -Encima esas conexiones no son siempre las mismas: unas se crean, otras se destruyen…es un órgano dinámico. Sólo imiatar esa red de conexiones sería ya un esfuerzo hercúleo, o mñas bien utópico.
    -En cada una de esas sinapsis encontramos el extremo de la dendrita o axón en cuestión y allí hay vesículas que contienen neurotransmisores, también en número variable en función de múltiples factores (herencia, lugar o ruta donde se encuentre la neurona…).
    -En los cerebros artificiales la información sigue una ruta lineal y conocida, mientras que el cerebro no funciona de modo lineal sino que es una maraña de conexiones de tal modo que una sóla región cerebral tiene conexiones con otras muchas regiones…y la información va de A a B pero también de B a A, de A a C, de C a A…
    -Recientemente vimos un estudio que parece avalar el papel de fenómenos cuánnticos en las sinapsis. Si Penrose y Hameroff tienen razón y la consciencia deriva de procesos cuánticos, entonces ya vamos por mal camino porque lo que se está haciendo hasta ahora son simulaciones usando bits clásicos de silicona que operan con el sistema binario (sólo dos estados 1 y 0). Si la mente funciona a través de procesos cuánticos, no nos valen esos bits de silicona, necesitariamos quantum bits que puedan operar con los estados 1 y = en superposición…vamos, que necesitaríamos un computador cuántico que aún no tenemos.

    Abrazos.

  28. Miguel Ángel:

    *Errata en la penúltima línea: 1 y 0 en superposición.

  29. tomás:

    Muchísimas gracias, querido MIguel Ángel:
    En mi opinión, debo decir sistema endocrino en general, porque una descarga en cualquier lugar del sistema circulatorio tiene consecuencias cerebrales, ya que la barrera hematoencefálica no creo exista al menos de forma absoluta para las hormonas. Pensemos en ventrículos tercero y cuarto, que no están protegidos y sí relacionados más o menos directamente con el resto del cerebro.
    Pero, en fin, reconozco mis limitaciones y me baso en una idea general de que varias hormonas seguro que pueden pasar y que adonde lleguen es lugar relacionado con el resto del sistema nervioso central.
    Un fuerte abrazo.

  30. tomás:

    Estoy de acuerdo contigo, Miguel Ángel, en que mente bio y mente «no bio» han de ser muy distintas, si es que podemos llamar mente a la «no bio».
    Sin embargo me hace meditar la diferencia entre la complejidad de un caballo y un automóvil. Sin duda un caballo es infinitamente más complejo que un coche, pero unas cuantas cosas son mejor solucionadas por un vehículo. Me parece que simplemente se trata de dos cosas distintas que coinciden en unas cuantas acciones: moverse, transportar cargas, obedecer nuestras órdenes, pero nada más. Así que renuncio a llamar mente a la «no bio».
    Abrazos.

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