La huella ecológica de la humanidad no es sostenible
Hacer de la sociedad un sistema ecológicamente sostenible requiere de cambios fundamentales en la economía global y en la cooperación internacional.
Se necesitan cambios fundamentales y sustanciales en la economía mundial para reducir la huella ecológica de la humanidad hasta un nivel sostenible. Esta es la conclusión de Arjen Hoekstr, catedrático de Administración de Agua en la Universidad de Twente. Publica ahora algunos de sus hallazgos en el artículo “Humanity’s unsustainable environmental footprint» en la revista Science.
Hoekstra, principalmente conocido por la huella ecológica del agua, ha publicado la investigación junto al colega alemán Thomas Wiedmann, ahora en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia.
En Science los autores describen cómo la interrelación de la economía global, política, consumo y el comercio tiene su efecto sobre el suelo, el agua, el consumo de materiales en bruto y el clima.
“Nuestro artículo se centra principalmente en la comprensión de la interdependencia de los diferentes tipos de huella ecológica y el papel que los negocios, consumidores y gobiernos juegan en la creación de la huellas ecológica general”, dice Hoekstra. “Sabemos que no somos lo suficientemente sostenibles con nuestras acciones. Pero la interdependencia no había sido mostrada previamente de esta manera. Los diferentes actores tienen intereses divergentes y asumen demasiada poca responsabilidad. Los consumidores no se sienten responsables de lo que los productores hacen y los políticos se centran demasiado en el crecimiento, las exportaciones y en la importaciones baratas. Por ejemplo, ¿quién se siente responsable por el daño causado cuando agotamos los recursos en China debido a las importaciones baratas? Si compras una bicicleta robada, puedes de ser castigado debido a la responsabilidad individual. Pero, ¿no es también el consumo de productos que no son producidos de manera sostenible un comportamiento irresponsable? Reconsiderar la cadena de aporte global, de eso va todo esto.”
Hoekstra y Wiedmann han levantado un mapa de la huella medioambiental de la raza humana de una manera única y científica, pero además se dan cuenta de que la solución no es inmediatamente obvia. “Desde luego esto requiere de cambios fundamentales en la economía global y en la cooperación internacional. Pero comprender el papel de las partes y la enorme complejidad que subyace nuestra huella ecológica global es el primer paso. Cada uno debería asumir y ceder más en la cadena de suministro de responsabilidad; sólo entonces podremos hacer sostenible nuestra sociedad”, concluye Hoekstra.
Esta entrada es una traducción literal de la nota de prensa de la Universidad de Twente.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
18 Comentarios
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domingo 8 junio, 2014 @ 11:45 pm
Lo bueno sería que se hagan estudios científicos sobre cómo se puede volver sostenible esa huella ecológica sin parar la dinámica económica o, mejor dicho, como redireccionar la economía para que se vuelve sostenible. Sé que esto incluye a la Filosofía y la Ética, mas bueno, se trata de seguir existiendo como especie y eso ya tiene un buen impacto sicológico. El problema lo conocemos, basta conocer las soluciones graduales y rápidas que se pueden asumir, una de ellas es la del Consumo Responsable Lúdico, que funciona excelentemente.
lunes 9 junio, 2014 @ 12:19 am
Llevamos toda la vida oyendo el mismo discurso casposo de los dirigentes cada vez que se les pide soluciones: «acelerar el crecimiento», » reactivar la economía «, » aumentar el PIB»…repetidos una y otra vez, hasta el hartazgo.
Pero, cuando denunciamos esa espiral de consumo y decimos que no conduce a ningún fin, estamos siendo demasiado benévolos (o ingenuos), porque en realidad sí que conduce a un fin: el fin de nuestra in-civilización en un planeta empobrecido.
Veo que pasan los años y no cambian mucho las cosas, algo que me va haciendo perder el prisma de moderado optimismo (tal vez autoimpuesto) que tenía en un principio. Pensaba que, tratándose de un asunto tan trascendental como la sostenibilidad y el bien común, seríamos un poco más listos y menos egoístas.
Sin embargo, tengo que admitir que el tiempo me va quitando la razón. He desestimado la fuerza de los «intereses creados» sumados a la estupidez y a la inercia (que también puede leerse como «resistencia a que se produzcan cambios»).
lunes 9 junio, 2014 @ 2:18 am
Sigo, que hoy necesito un poco de catarsis:
Me ha espoleado la mención que hace la noticia a la responsabilidad. Y sí, resulta que nos sentimos responsables si robamos una bici, pero no si consumimos productos no sostenibles (si además son baratitos, mejor que mejor, a quién diablos le importa si los fabrican trabajadores explotados?).
Y es que el asunto de la responsabilidad es de traca: se nos puede exigir por conducir a mas de 120 por una autopista, o por tirar de la cadena del retrete en horario nocturno como ocurre en Alemania, pero no pasa nada si uno tiene tropecientos hijos (no debería ser un delito medioambiental?).
Tampoco pasa nada si Brasil no gasta un céntimo en apagar incendios o si China, Rusia y Estados Unidos convierten la atmósfera en un sumidero con sus emisiones.
No podemos hablar de responsabilidad, aplicada a nuestra especie, sin hacer mención a una serie de propiedades que tiene y que son de lo más curioso: una sería la capacidad de difuminarse para desaparecer finalmente; y otra, la capacidad para desplazarse hacia otro individuo o institucion (cabeza de turco).
Y es que eso de sentirse responsable se lleva bastante mal y dificulta el descanso nocturno. No es algo que se pueda permitir el presidente de una compañía de tabacos o maderera, como tampoco el vendedor de drogas local o el traficante de armas o explosivos….pero sólo tienen que echar mano de alguna cohartada y dejar que funcione el autoengaño para seguir durmiendo a pata suelta.
El otro día hablaba con un compañero que señalaba a los grandes evasores de capital, Barcernas y similares, como los únicos responsables del desastre. Según él, los pequeños fraudes al fisco no tenían la menor importancia,se ve que no relacionaba una cosa con la otra.
Pero, fuera de autoengaños, todos somos responsables: gobiernos, grandes empresas e individuos en particular.
Por razones de salud mental, trato de evitar los telediarios, entre otras razones para no tener que oír esas milongas sobre economías aceleradas, avanzadas e impertinentes que denuncio en el primer mensaje. Tampoco disfruto con la retahíla de noticias inquietantes contadas en medios siempre politizados. Pero lo peor es cuando dicen: «y ahora vamos dar una buena noticia», y ya te quedas totalmente con cara de tonto mientras piensas «ah!, pero también ocurren cosas buenas en el mundo?»
Pero estoy pensando hacerlo extensible a casi el resto de la televisión, porque mucha veces sólo consigo poner a prueba mi paciencia. Algunos botones de muestra:
-Visita del Papa a nuestros monarcas en la que tengo ocasión de comprobar que la reverencia se la hacen los reyes al Papa. Después de una impresión inicial de extrañeza casi me acabo riendo cuando,de repente,mi certebro imagina la misma escena cambiando al Papa por Rappel.
-Episodio de «Españoles por el mundo: China» , me siento a ver las excelencias de esta cultura milenaria pero me estrello contra la presentadora china, que se pasa la mitad del programa contándonos las supersticiones que tienen por allí: que si el color rojo de la suerte; que si no barren la casa el quinto día masas después de Año Nuevo para que se queden los espíritus protectores; que si el número 4 lo consideran gafe….
-Documental sobre estudiantes de ciencia brillantes donde me topo con unos cuántos con excelente expediente, que enumeran entre sus gustos y aficiones el reiki, el esoterismo o la medicina tradicional china.
Vamos, que somos unos gilipichis de cuidado (yo, el primero) y no vamos a poner las cosas fáciles. Aun así, sigo creyendo que algo se intentará cuando el desastre sea inminente,del mismo modo que fue necesario que a un aficionado le cayera una bengala para que se prohibiesen en los estadios. Lo terrible es que siempre necesitemos quemarnos para comprobar que el fuego quema, aún cuando contemos con ejemplos en el pasado (crisis del 29; colapso de la isla de Pascua).
lunes 9 junio, 2014 @ 7:28 am
Pero hombre, mi buen Miguel Ángel, no te sulfures hombre, que te va a dar algo. A ver sólo te aclaro una cosa. La reverencia de los monarcas al Papa es el fósil que resta de que toda autoridad absoluta viene del Supremo Hacedor, cuyo representante es el Papa. Así, la plebéyade ve o veía o sigue viendo, que eso debe ser realidad, puesto que quien tanto manda, mandó o manduvo, que todo puede decirse si se entiende, inclina la cerviz ante el vicario del Sabelotodo.
Venga, por favor, descansa un poco, que el sueño mejora la memoria -lo acabo de leer-.
lunes 9 junio, 2014 @ 7:49 am
Bueno, ahora en serio. No es posible esta carrera hacia el abismo. Y no exagero. Y todos tenemos nuestra parte de culpa.
¿Como, si no, es posible que no consiguiera voto alguno quien predicase un decrecimiento aunque fuese llevadero? Pero qué debemos hacer además de consumir lo menos posible, respetar las cinco erres y cosas así. Pues lo que hace esta web: enseñar a pensar. Lo que pasa es que mientra los medios de comunicación estén en manos quienes se benefician de lo que sucede, aunque esto tenga un plazo de caducidad cada vez más cercano, piensan que ese final será para los demás, que ellos, una vez bien situados, estarán a salvo. Seguramente ellos sí; sus hijos o sus nietos estarán ya en pleno colapso.
Pensemos en un nuevo sistema económico. ¿Qué características debería tener? Si os apetece hablamos de ello.
lunes 9 junio, 2014 @ 11:33 am
Estimados Amigos
Nosotros pensamos con una cierta conciencia y ética de especie, que extendemos en cierta medida las demás especies. Pero estas probables mutaciones memético/genéticas de las que somos portadores no parecen ser eficaces, pues no se extienden con la suficiente rapidez en la población humana.
Todo parece indicar que lo realmente eficaz es la acaparación. Los acaparadores parecen estar totalmente seguros de poseer todo lo necesario para superar y adaptarse a cualquier cambio futuro, por drástico que este pueda ser.
A ese 5% de humanidad, acaparadora del 95% de lo acaparable, con un 10 ó 15% más para su servidumbre le basta. El resto ya les sobramos.
Lo más fustrante de todo es que teóricamente aún hay posibilidades, incluso no violentas, de cambiar esto y que en cuanto a la especie humana en su conjunto, la cooperación ni está, ni se la espera en breve.
Habrá que seguir esforzándose en difundir nuestros memes, hacerlo con los genes, sería contraproducente.
Abrazos y o saludos.
martes 10 junio, 2014 @ 3:28 am
Queridos amigos «tomás» y Pocosé:
Mi amigo «tomás»,no pierdo la perspectiva de evitar que ciertas actitudes que desapruebo me lleguen a afectar hasta el punto de amargarme.
Soy consciente de que yo solo no puedo cambiar el mundo, así que intento tomármelo con paciencia y filosofía…y nunca mejor dicho, precisamente es una enseñanza de la filosofía budista:
«Si trato de vencer a todos mis enemigos nunca me veré libre pues, por muchos que elimine, seguirán apareciendo muchos más. La única liberación posible consiste en perdonarlos a todos».
En cuanto a propuestas de solución ya conoces algunas de las que yo barajo:
-Lo primero: hacer algo diferente, no seguir intentando lo mismo cuando estamos viendo que no nos conduce a la solución sino al desastre.
Quizá sea el momento de apostar por el decrecimiento y la sostenibilidad: renunciar a un crecimiento desconsideradocon la naturaleza y las futuras generaciones por otro más lento que no dilapide los recursos y ofrezca buenas perpectivas a largo plazo para los habitantes del planeta.
-Gobierno mundial: se trata de evitar que cada uno haga lo que le de la gana en su pequeño condado.
Un buen ejemplo, del que puede dar fe el amigo «r»,podría ser la «carretera panamericana», un proyecto que firmaron los paises centroamericanos, pero como cada uno es dueño y señor de su feudo, el resultado final es que la carretera está bastante bien en algunos paises y en otros es poco más que un camino bacheado.
-Fomentar e implementar la cooperación en detrimento de la competición. Dice Pocosé que la cooperación «ni está ni se la espera en breve» y sin embargo, creo que es el punto de más fácil solución.
Si la cooperaciónno florece en su máximo esplendor es porque no le estamos dando un sustrato (reglas y escenario) adecuado. Es una situación paradójica ya que por un lado tenemos que convivir y cooperar aunque sea mínimamente y por otro lado nos vemos abocados a competir a nivel de paises, empresas e individuos…»un buen proyecto para el mal», como dice Víctor Manuel.
Nuestra andadura como especie se ha sustentado desde un principio en los cimientos de la cooperación, sin ella no seríamos lo que somos. Hemos cooperado para cazar, para defendernos de los animales, para cocinar, para cuidar de la prole…
La caza desarrolla la inteligencia del cazador, pero no habría sido tan exitosa sin la cooperación. Cooperar para cazar implica ponerse de acuerdo y hacer planes y estrategias más complejos, lo cual fomentó el desarrollo de la inteligencia y el lenguaje.
El hombre goza cuando coopera y sufre cuando se ve obligado a competir. La cooperación es nuestro camino natural, en el que nos sentimos más a gusto.
-Fomentar la educación, el compromiso con el planeta para hacernos responsables de algo que está POR ENCIMA DE MI FAMILIA, DE MI PAÍS, DE MI EMPRESA, DE MI PROPIO ÉXITO.
Es un punto clave ya que la gente no se va a implicar si no interioriza todo esto. Sin embargo puede resultar más sencillo de lo que podamos creer en un principio: implica cambios en nuestro estilo de vida…y ahora mismo me estoy acordando del caso del tabaco, algo bien visto cuando yo era niño y que en sólo unos años ha pasado a estar mal visto.
Muchas cosas que hacemos no tienen más base que el folclore, las costumbre o las modas: se pueden cambiar, incluso de la noche a la mañana, aunque no siempre para bien (como ocurrió en la Alemania nazi).
Abrazos para que podamos seguir abrazándonos y nuestros descendientes también.
martes 10 junio, 2014 @ 10:00 am
Reincidentes. Este y otros artículos anteriores reinciden en el pronóstico, ese que anuncia que estamos acabando con las posibilidades del planeta y, por ello, estamos abocados al fin como especie o, al menos , al fin con el modo de vida actual.
No lo discutiré, porque en medio de tanto egoísmo, ignorancia o estupidez quedan pocas razones para la esperanza. Habría tal vez una, que es la educación, siempre que la educación implique formación adecuada a la naturaleza racional del ser humano. Por lo que veo, para muchos tampoco existe nada en lo que sustentar los valores humanos más allá del provecho de la comunidad humana, la eficacia ecológica y la perdurabilidad, que aunque no parecen poco, para casi todo el mundo serán insuficientes si se enfrentan a los intereses personales.
Que yo sepa, solo hay algunas religiones que proclaman deberes más allá o por encima del interés personal, pero tampoco las veo muy bien aceptadas por el común de los mortales, que suelen tomarlas a broma o criticarlas en cuanto se les ponen a tiro. Vamos, que nuestra especie parece más un depredador que un colonizador… más dada a seguir el instinto animal que la razón que dice que la distingue de ellos. Abracémonos pues, pero antes de que se clausuren los abrazos.
martes 10 junio, 2014 @ 12:00 pm
Es mi opinión que al comunismo no se lo cargó el fracaso de su ideología, sino la corrupción política. Y algo parecido sucede con el capitalismo al que se suma la especulación, sobre todo financiera.
Debiera de existir alguna forma de que no se perpetuara la acumulación. Yo propondría lo que ya expuso Saint-Simón, es decir la supresión de la herencia, aunque compensado por una especie de entrega de un capital igual para todos al llegar a la mayoría de edad. Esos recursos procederían de esas herencias que recibiría el estado. La clase política sería en realidad pura administración y sí, deberíamos vivir en democracia. Lo ideal es que fuese lo más directa posible, pero existe el problema de la inmediatez. Por ejemplo si hubiese que votar una subida de ingresos, pocos meditarían si era conveniente o no. Sólo verían que iban a ganar más, sin pensar en que eso no significa nada pues sería seguido de inmediato por un aumento de los precios.
Habrá que seguir meditando.
miércoles 11 junio, 2014 @ 8:34 am
Como tengo interés en continuar con el tema, me acojo a las consideraciones de Miguel Ángel y las resumo:
1.- Algo diferente: por supuesto, a la vista de hacia donde nos conduce la actual organización del mundo.
2.- Decrecimiento: es inevitable. La alternativa que ahora existe es el crecimiento para muy pocos y el decrecimiento forzado para la mayoría. Sin embargo si la extracción sin reposición continua alguna vez se alcanzará el fin de cualquier bien. Cierto que la reposición parcial y el posible futuro aprovechamiento de materiales casi inacabables pueda alargar el final, pero será eso, sólo alargar el plazo. El grave problema es la entropía. En efecto: conseguir 1 kg de hierro reciclado, es decir partiendo de botes de refrescos, podría competir en coste con extraerlo del mineral. Posiblemente no es un ejemplo muy bueno, pero seguro que lo es para objetos como el plástico de los ordenadores o muchos de los materiales de un automóvil, pues sólo el desmontarlos y separarlos significa un alto coste ya que están muy transformados. En resumen, que cuanto mayor es la sofisticación de lo utilizado, más difícil es su recuperación.
3.- Sostenibilidad: vamos a tener que utilizar muchísima tecnología para consumir lo menos posible e idear leyes que no permitan transformaciones no recuperables. En cualquier caso, la recuperación ha de estar garantizada. Eso, naturalmente, aumentará mucho los costes y conllevará un decrecimiento quiérase o no.
4.- Gobierno mundial: totalmente de acuerdo. Hay que abandonar de una vez los orgullos nacionales, salvo, si se quiere, para el folclore y los deportes. Las nacionalidades no favorecen a los pueblos; favorecen a los que se aprovechan del pueblo; léase toda la clase dirigente. Así que cuantos menos de estos, mejor y, desde luego, que sean servidores vocacionales del pueblo, no autoridades ni poderes públicos.
5.- Cooperación contra competición. No es preciso ni comentarlo. Bueno, quizá habría que insistir mucho en ello, como ya dice y recalca Miguel Ángel, hay que poner el máximo esfuerzo en educar, no solo a la juventud, sino a todos.
Ahora la cuestión es cómo andar ese camino. He propuesto una forma de limitar la acumulación. ¿Alguna idea, alternativa, problema -ya imagino que muchos- o disconformidad?
Abrazos sinceros para todos.
miércoles 11 junio, 2014 @ 8:42 am
Ayer vi una magnífica película «El Crack 2» de José Luis Garci. En ella, un capitalista-delincuente dice al detective algo así: los políticos precisan de personas más inteligentes que les digan lo que tienen que hacer. Evidentemente él era uno de los que tenían que indicar qué hacer.
miércoles 11 junio, 2014 @ 2:17 pm
Querido Tomás
Ni el comunismo ni el cristianismo han fracasado por la sencilla razón de que nunca se han llevado a la práctica.
Incluso el capitalismo podría ser cauce de soluciones si se penalizara de manera impositiva con contundencia a la especulación. A los medios de producción se les dotara a demás de un estatus prevalente como medios de reparto de la riqueza por medio del trabajo, suficiente, justa y dignamente remunerado. PY se primara la sostenibilidad, tanto a nivel productivo como de consumo, individual y colectivamente.
El problema está en como convencer a mas del 50% de ello, que actúen en consecuencia y no solo a nivel nacional.
jueves 12 junio, 2014 @ 2:49 am
Hasta ahora solo cuento cinco comentaristas, penosa participación frente a la grave situación de la economía planetaria. El diagnóstico y el pronóstico son compartidos en buena medida por ellos. No ocurre lo mismo con la solución. Si no hay un cambio de paradigma que lleve a una administración racional de la economía global iremos de mal en peor. Para ello debemos ponernos de acuerdo sobre la o las causas básicas que expliquen las características del comportamiento actual de la economía y de quienes la manejan: acumulación de la riqueza, despilfarro de recursos materiales, incluyendo el empleo de crímenes como guerra, robo etc.
jueves 12 junio, 2014 @ 6:48 am
Querido Pocosé:
Me refería al comunismo que se ha practicado, no a un comunismo ideal que podría funcionar o no. Quizá sí, no lo sé porque, como dices, nunca se ha llevado a la práctica. En cuanto al cristianismo, no es un sistema político ni económico, como tampoco lo son el islamismo, el judaísmo ni doctrina religiosa alguna. Estas son lo que digo, doctrinas religiosas, que no pueden ocuparse mas que de ese tipo de asuntos, generalmente despreciando la vida del mundo y preocupándose de una vida en el más allá. Pueden pregonar la caridad o la misericordia, como característica principal de su labor en el mejor de los casos; en otros, antes y ahora, algunas religiones, en algunas zonas predican la violencia, toleran o admiten la pena de muerte por razones no admisibles en un mundo civilizado.
Por ello es mi opinión que no debemos considerarlas si buscamos soluciones para este mundo.
Dicho esto, siendo que parece que el capitalismo pregona la libertad del individuo contra lo que parece que el comunismo prefiere el sacrificio del individuo para el bien de la comunidad, es preciso llegar a un acuerdo. Por mi parte he propuesto un límite a la acumulación de bienes mediante la imposibilidad de heredar, pero entregando medios a partir de una edad. Eso permite la libertad del individuo y llegar a altos grados de riqueza. Aun así sería necesaria una justicia impositiva y muchas más cosas. En mi opinión toda empresa debiera ser mixta, con participación del estado; al menos a partir de cierto nivel. Aquellos que se dedicasen a la política debieran salir, como toda profesión con vocación de servicio, de una educación reglada en la que se exigiera una cultura y una ética. Así serían casi imposibles personajes que dicen y obran como verdaderos estúpidos cuando, por ocupar altos cargos, la gente les supone una preparación de la que carecen.
Quizá de esa manera podríamos tener como representantes personas sabias y prudentes.
Las elecciones cada cuatro años conllevan que los políticos se ocupen más de la estrategia para ganarlas que de los problemas reales, o lo que es lo mismo, de sus intereses que de los del pueblo.
Pero prefiero no extenderme más.
Un cordial saludo, querido Pocosé.
jueves 12 junio, 2014 @ 6:59 am
Estimado Fernando Romero:
Tienes razón. Como deriva de la cuestión central del artículo, se ha iniciado aquí una meditación sobre cómo podría resolverse esto. No me extraña que valiosísimos compañeros no participen. Quizá es porque aborrecen todo lo que huela a política. Pero es que esto es más algo así como filosofía política.
Yo no desespero de ellos; en realidad, espero sus opiniones, tan importantes cuando la civilización, como mínimo, si no la humanidad penden de un hilo.
Agradecido por la observación.
jueves 12 junio, 2014 @ 5:00 pm
La realidad es que a la mayoría de la gente no le importa el medio ambiente o la ecología aunque el futuro de sus hijos y descendencia estén en peligro. Los políticos salen de la sociedad y son un reflejo de ella, independientemente del sistema político. Somos todos y cada uno de nosotros los que permitimos la mentira, la inmoralidad y la corrupción por acción u omisión.
Sólo nos preocupan los problemas a corto plazo porque nuestra especie no ha evolucionada biológicamente para otra cosa.
El medio, la atmósfera y el planeta es un bien común y cada uno sólo se dedica a conseguir los máximos recursos antes que los demás. Votaremos o presionaremos a los políticos que lo hagan. Encima los poderes económicos son mucho más fuertes que la gente o sus representantes y presionan para seguir con la explotación.
La realidad es que lo que ocurrirá será lo siguiente:
– Agotaremos todo el petróleo y emitiremos su equivalente en CO2 a la atmósfera. Esto es sí o sí. Todos sabemos que no ocurrirá otra cosa, sólo que no queremos reconocerlo. Se calcula que esto sucederá un poco más allá de 2050.
– Los minerales de cobre, indio, plomo, uranio, oro, etc se agotarán antes de 2050.
– Carbón hay para más de un siglo. Que lo quememos todo dependerá de si otras fuentes de energía son más baratas.
– No habrá fusión nuclear durante muchas décadas si es que es posible. Si se consigue, esa nueva energía servirá para explorar aún más el medio.
– Somos más de 7000 millones de habitantes creciendo exponencialmente. Todos quieren vivir bien. Es imposible que ahora mismo todos vivan como se vive en occidente.
– Todas las selvas, arrecifes y zonas nativas naturales habrán desaparecido para 2050. Sólo quedarán pequeñas regiones a las que se les llamará parques naturales. Simplemente los zoológicos serán más grandes y se mantendrán sólo por su explotación turística. La extinción de especies será brutal y sólo será recuperable en decenas de millones de años.
– La producción agrícola no se podrá mantener para alimentar a toda la gente y el ganado. Todo el terreno susceptible de ser cultivado será cultivado.
– Lo que ocurra con el cambio climático dependerá de nuestras emisiones. Si una vez agotado el petróleo hemos cruzado el punto de no retorno entonces no habrá manera de evitar un cambio climático irreversible que durará siglos.
Si no hay guerras masivas de destrucción total seguirá habiendo humanidad que no necesariamente viva en la barbarie, pero el mundo será un sitio yermo y feo.
Este escenario es evitable. Tenemos capacidad tecnológica, conocimientos y ciencia para evitarlo. Esta es la parte optimista que no se dará. Las medidas drásticas sólo se adoptarán después del desastre. Hay que luchar para evitar la destrucción del mundo e informar a todos los que nos rodean. Hay que difundir el mensaje de que aún estamos a tiempo. No podemos tirar la toalla ni rendirnos. Pero sabemos que perderemos. Porque lo sabemos.
Quizás las únicas causas por las que merece la pena luchar es por las causas perdidas.
domingo 15 junio, 2014 @ 10:51 pm
Pues yo recientemente empece otra vez a mirar videos y leer sobre The Zeitgeist Movement, esta organización propone una Economía Basada en Recursos (En inglés Resource Based Economy) aunque proponen ciertas cosas con las cuales no me siento muy cómodo (compartir muchas cosas, que las decisiones sean «automáticas», etc.).
Hoy envié un correo al mail de este blog en el que les sugiero que hablen sobre una campaña de crowdfunding sobre Fusión Nuclear, si les interesa pueden buscar: Focus Fusion IndieGoGo.
viernes 20 junio, 2014 @ 10:59 pm
«Quizás las únicas causas por las que merece la pena luchar es por las causas perdidas.»
Toda mi vida profesional de abogado me he dedicado a ello, por supuesto que no logro la independencia financiera con mi profesión, para eso estoy en el mercadeo de la industria del bienestar, que poco a poco me está dando beneficios y un futuro promisorio de algo más que independencia financiera.
Ganaremos, si sabemos vender bien los beneficios individuales y colectivos de la Huella Sostenible. Uno de ellos es la alta calidad de VIDA, distinto a nivel de consumo. En esta web se publicaron algunos, esporádicos, estudios sobre calidad de vida por sobre nivel de consumo. Profundizar sobre ello como «este estilo es más wey!!!» ayudará a que la gente se de cuenta que hay algo mejor que el puro consumismo individualista.
Creo que la Ecología y la Vida Sostenible con Calidad pueden gustar más, cuestión de publicar más al respecto.