Estructura del magma en los supervolcanes
El magma que forma los supervolcanes se acumula a varios kilómetros de profundidad en forma de capas horizontales una encima de la otra a modo de una pila de tortitas.
Los supervolcanes son algo que los humanos actuales casi no podemos ni imaginar. Producen erupciones tan colosales que ponen en aprietos la vida en la Tierra. Pero nuestros antepasados humanos remotos sí que pudieron ver sus consecuencias en directo, incluso las padecieron hasta casi desaparecer.
Si leemos el libro de nuestros genes humanos (principalmente los mitocondriales y los del cromosoma Y) se puede apreciar que la población humana cayó hasta unos niveles alarmantes hace unos 70.000 años. Es lo que se conoce como cuello de botella de la población humana. Nos recuperamos, pero estuvimos a punto de desaparecer como especie.
Por esa misma época se produjo la erupción del supervolcán Toba (en la isla se Sumatra). Esta erupción inyectó tal cantidad de cenizas en la atmósfera que cambió el clima y las temperaturas globales bajaron. Esto produciría una cadena de eventos ecológicos que dificultaron la vida en la Tierra, incluyendo la vida humana.
La lava de una de estas erupciones se acumula durante millones de años hasta que súbitamente sale al exterior. Se calcula que durante la erupción del Toba se emitieron nada menos que 2800 kilómetros cúbicos de material al exterior. Al cabo de un tiempo se formó un lago de 80 km de ancho en lo que fue la caldera que ahora llamamos lago Toba (ver foto satélite de abajo).
Puede que el Toba entre en erupción de nuevo en un futuro muy lejano, pero otros supervolcanes están esperando su oportunidad y quizás erupcionen antes de lo que queremos. El supervolcán de Yellowstone, algunos volcanes de los Andes o la caldera del lago Taupo en Nueva Zelanda son otros ejemplos de supervolcanes. Estos supervolcanes no se manifiestan como un cono volcánico montañoso, sino con un gran cráter denominado caldera que se forma después de la erupción.
Por tanto, es importante estudiar este tipo de volcanes y saber qué procesos dan lugar a estas erupciones tan colosales. Un grupo de geólogos publica recientemente sus conclusiones sobre este asunto a raíz de un estudio sismográfico que han realizado en el lago Toba.
Han encontrado cómo esa ingente cantidad de material eruptible requerida para este tipo de eventos se acumula y cómo se introduce en la corteza terrestre en forma de capas horizontales una encima de la otra como una pila de tortitas.
Para ello han registrado las ondas sísmicas y sus velocidades en función de la profundidad durante seis meses. Con los datos obtenidos y empleando un método estadístico han podido deducir la estructura de las reservas de magma que hay debajo de la caldera del Toba. Han visto que a 7 km de profundidad la corteza terrestre consiste en muchas capas horizontales de intrusión compuestas de material magmático que todavía contienen material fundido.
Esta estructura se había propuesto previamente en un modelo en el que el magma se va acumulando durante unos pocos millones de años. Así que estos resultados confirman el modelo propuesto.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Fotos: Wikipedia.
1 Comentario
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martes 4 noviembre, 2014 @ 9:47 am
Teniendo en cuenta el IEV (índice de explosividad volcánica), afinado a los 2800 km3, que sería un IEV = 8.45, me sale un equivalencia en energía de 1 880 000 bombas como las de Hiroshima. Y puesto que los datos utilizados son tan poco fiables, podemos decir que entre 1.5 y 2 millones de ellas.
Creo que sería muy interesante idear una forma de extraer ahora esa energía, empleando el calor para obtener hidrógeno que podría ser transportado, además de, directamente, para usos cercanos, como en Islandia. Creo que eso contribuiría a retrasar o incluso a anular un gravísimo peligro real, además de obtener tal energía. El rendimiento sería bajo, pero el coste se reduciría a la instalación y el mantenimiento.
La realidad es que Yellowstone está ahí, esperando…