Pensamiento moral y estructura del cerebro
Encuentran una correlación entre el volumen de materia gris en el córtex prefrontal la puntuación obtenida en tests sobre dilemas morales.
En estas páginas hemos visto diversos experimentos sobre decisiones éticas o morales (trataremos a estas dos palabras como sinónimos y sin connotaciones religiosas) tanto en personas como en animales.
Según los estudios en animales, posiblemente el pensamiento moral evolucionó poco a poco de tal modo que no apareció súbitamente en nosotros los humanos. Así por ejemplo, los monos capuchinos saben muy bien lo que es justo y las ratas parecen tener cierto sentimiento de empatía que les hace salvar a una compañera de una situación de estrés incluso a costa de una golosina.
El desarrollo del pensamiento moral en humanos ha sido estudiado desde mediados del siglo XX, cuyo pionero fue Lawrence Kohlberg. Se ha podido comprobar que las personas progresan a través de diferentes estadios de pensamiento moral según van madurando sus habilidades cognitivas.
Los recientes avances en neurociencias, sobre todo a través del uso de la resonancia nuclear funcional, han permitido estudiar mejor la toma de decisiones morales. Sin embargo, hasta el presente no se había realizado un estudio que cuantificara las estructuras cerebrales que dan soporte a todo esto.
Ahora, un grupo internacional de investigadores ha descubierto que las personas con altos niveles en las destrezas del razonamiento moral tienen mayor cantidad de materia gris en ciertas áreas del cerebro implicadas en los comportamientos sociales complejos, la toma de decisiones y el procesamiento de conflictos.
Como sujetos voluntarios para el análisis se usó a 67 estudiantes de un máster en administración de empresas. Tenían edades entre 24 y 33 años, por lo que se supone que ya se había superado la plena maduración de las estructuras cerebrales
A estos individuos de les pasó unos tests para saber cómo era su razonamiento moral y además se comprobó los niveles de materia gris en distintas áreas del cerebro. La idea era investigar si los estadios de razonamiento moral eran un reflejo de la arquitectura del cerebro.
Los tests estaban basados en un esquema cognitivo en el que tenían que razonar acerca de asuntos de morales. Se les presentaban dilemas morales complejos. Así por ejemplo, se les presentaba una situación en la que se planteaba el suicidio médico asistido y tenían que evaluar la relevancia de las distintas opciones que se les daban.
Para poder saber las diferencias estructurales en sus cerebros se usó un sistema de imagen por resonancia nuclear funcional. Esto permitió saber las diferencias en el volumen de materia gris entre los voluntarios que había superado los tests por encima de lo normal y los que no lo habían conseguido aún.
Además de todo esto, se les pasó los típicos tests de personalidad que medían su nivel de neurosis, su extroversión, su apertura a nuevas experiencias, afabilidad, etc.
El análisis de todo esto mostró que una alta puntuación en la apertura a nuevas experiencias y una baja puntuación en neurosis de los participantes conllevaba un alto nivel de razonamiento moral.
Además, vieron que en estos casos estudiados, los voluntarios con un nivel de razonamiento moral superior al convencional tenían un mayor volumen de materia gris en el córtex prefrontal. Es decir, el volumen de materia gris estaba correlacionado con el razonamiento moral.
Este estudio proporciona las primeras pruebas de la propuesta de Lawrence Kohlberg según la cual los estadios del razonamiento moral estarían relacionados con diferencias en la estructura cerebral.
Pero, como ya sabemos todos, una correlación no significa que haya causa y efecto y tampoco determina la dirección de la causalidad en el que caso de que la haya. Se necesitarán más estudios para saber si es la materia gris en esa parte del cerebro la que proporciona ese razonamiento moral o si es el razonamiento moral lo que hace que crezca esa materia gris en esa parte.
Otra cuestión interesante sería saber qué resultados se habrían obtenido si se hubieran usado estudiantes en un máster de Filosofía en lugar de los del máster en administración de empresas.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4689
Fuentes y referencias:
Artículo original
Imagen: Lawrence Kohlberg y colaboradores.
6 Comentarios
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viernes 12 junio, 2015 @ 9:49 pm
Pues sí, los dos últimos párrafos son muy importantes, aunque solo fuese porque pudiéramos acabar como en la época de las medidas antropométricas del cráneo como referente de la inteligencia -es decir: cabeza gorda implicaría gordo intelecto-.
Pero algo sí parece cierto: «que los estadios de razonamiento moral -y añadiría que cualquier otro- estarían relacionados con diferencias en la estructura cerebral». Aunque debería referirse no sólo al volumen, sino también a la estructura fina. Todos sabemos, por ejemplo que los músicos con «oído perfecto» presentan tamaños mayores que el común de los mortales y, si no recuerdo mal, creo que su lóbulo temporal izquierdo es bastante mayor que el derecho -pero no estoy muy seguro de cual supera a cual-.
Creo que algo ha de tener que ver lo que he llamado estructura fina: irrigación, número de neuronas por centímetro cúbico, número de sinapsis por neurona, estado de esas sinapsis y otras muchas variables cuya naturaleza desconozco.
sábado 13 junio, 2015 @ 12:27 am
Yo he leído un par de noticias sobre el cerebro, aunque no sobre el tema de devociones morales y materia gris, resulta cuanto menos curioso e inquietante.
http://www.meristation.com/gadgets/noticias/humanos-con-cerebros-hibridos-para-2030/45428/2065910
http://www.colombiadigital.net/actualidad/noticias/item/8169-es-seguro-conectar-el-cuerpo-a-internet-a-proposito-del-internet-de-las-cosas.html
http://pepascientificas.blogspot.com.es/2011/08/en-el-futuro-el-cuerpo-estara-conectado.html
Neo Fronteras, ?cree que esto pueda tener algo de verdad (media verdad).?
sábado 13 junio, 2015 @ 11:11 am
Lo que no me acaba es la sinonimia entre moral y ética aunque se excluya a la religión. Porque siguen existiendo diversas morales que chocan con la ética más elemental. Me refiero por ejemplo a las relaciones y costumbres entre ultras de diversas orientaciones, a mafias políticas, o a bandas criminales, etc. -la lista, por desgracia, no es completa-. Ellos tienen sus códigos de honor y de silencio; su moral, en suma.
La ética es más sencilla y universal, aunque puede admitirse que, en ciertas profesiones, exista una declaración que coincida casi exactamente con la ética más exigente -juramento Hipocrático concorde con nuestro tiempo p. e., o una adaptación para cada profesión, o incluso al principio o final de cada curso del antiguo bachiller elemental o de lo que correspondería ahora a EGB (o antes); así se iría instruyendo a los muchachos desde muy temprano, explicando muy bien el significado como un compromiso vital-. El caso es que no me podría servir sino como moral el juramento que hacen los ministros o el que implica a la bandera, estandartes, poderes y cargos -ambos, estos últimos, que debieran presumir de servidores y no de autoridades-. En fin, creo que se me entiende, pero por si acaso, puede ser leída su obra «Ética para Amador», de Fernando Sabater.
Saludos protestones, ¡como siempre!
lunes 15 junio, 2015 @ 6:55 am
Admirado Neo:
No entiendo cómo el comentario 2 (12:27 am) del compañero David adelanta al mío 3 (11:11 am). ¿Es que no se usa un horario común?
Que conste que no me molesta en absoluto.
Un cordial abrazo.
lunes 15 junio, 2015 @ 4:25 pm
Muy sencillo. El comentario de David tenía demasiados enlaces y el sistema lo interpretó como spam. Hubo que autorizarlo manualmente. Conserva el orden de escritura, pero la hora en la que apareció publicado.
martes 16 junio, 2015 @ 9:39 am
Querido David:
Yo no me atrevería a pronosticar que seamos capaces de llegar tan lejos como predice R. Kurzweil. Ni creo que me atraiga la idea; pero eso es porque soy bastante antiguo. Sin embargo sí tengo la esperanza de que la informática ayude en los problemas cerebrales sustituyendo cócteles de fármacos con importantes efectos secundarios por chips ralentizadores o aceleradores de impulsos e ingenios nanométricos que mejoren la vida de los que sufren grandes depresiones, bipolaridad, trastornos límite de personalidad, y toda una sarta de problemas mentales que imposibilitan a esos enfermos para llevar una vida sin sufrimiento inevitable e irrazonado. Sufren porque sí. Porque les sale de su mente y no tienen forma de evitarlo. De ese avance estoy casi seguro. Aunque no sé si le gustará a la industria farmacéutica -mal enemigo- a no ser que puedan oligopolizar esas técnicas.