Otro estudio señala a los neonicotinoides
Un estudio de campo en el que demuestran que la exposición al neonicotinoide thiamethoxam afecta a los abejorros y a su trabajo de polinización.
Una obligación ética fuerza a mencionar, aunque sea brevemente, un resultado reciente (uno más) sobre el efecto de los neonicotinoides en himenópteros sociales.
Un grupo de investigadores de la Royal Holloway University of London y de University of Reading ha publicado en Nature un estudio de campo en el que demuestran que la exposición a un neonicotinoide (thiamethoxam) afecta a los abejorros silvestres y a su trabajo de polinización de manzanos. Según este resultado, el uso de este insecticida altera los servicios de polinización de los abejorros.
Las abejas y abejorros están siendo objeto de estudio desde que empezó el síndrome de despoblamiento de las colmenas y dada la gran importancia que tienen estos insectos en la polinización de las frutas y verduras que comemos.
Desde hace un tiempo surgen como uno de los presuntos culpables la exposición a diversos pesticidas, en especial a los neonicotinoides. Varios estudios se han realizado en esta línea y todos ellos señalan los graves efectos que tiene este tipo de insecticidas sobre las abejas y abejorros, incluso cuando el nivel de exposición está muy por debajo del letal. Aunque la exposición sea reducida, su efecto sobre el comportamiento de estos insectos es suficiente como para que tenga graves consecuencias ecológicas.
Sin embargo, no parece que se estén tomando medidas encaminadas a su prohibición definitiva.
En este estudio se seleccionó tres grupos de abejorros pertenecientes a tres colmenas distintas. A uno de ellos (el de control) no se le aplicó ningún insecticida, pero a los otros dos se les sometió a distintos niveles de exposición al thiamethoxam, en concreto a 2,4 y 10 partes por mil millones.
Luego se permitió a los abejorros que polinizaran unos manzanos en flor y se vigiló para ver qué era lo que ocurría, tomando muestras del polen que los insectos recolectaban y comprobando el nivel de polinización realizados por estos insectos.
Encontraron que los abejorros de las colmenas expuestas al insecticida realizaron un menor número de visitas a los manzanos y recolectaron menos polen. Además, los manzanos polinizados por los abejorros expuestos produjeron menos semillas, una señal clara de menor o peor polinización. Además, el grupo que estuvo más expuesto al insecticida se vio más afectado, así como los árboles que polinizó.
Cuando se repitió el mismo experimento en un sistema cerrado y en el que era la colmena entera la que era expuesta, el impacto era mucho más pronunciado. Esto sugiere que el impacto negativo del neonicotinoide se basa en sus efectos sobre la colmena entera y no tanto sobre los individuos que la componen, lo que apoyaría la idea de una relación entre el colapso o despoblamiento de las colmenas y este tipo de insecticidas.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4816
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: NeoFronteras.
3 Comentarios
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viernes 27 noviembre, 2015 @ 10:02 am
Asimilado que los neonicotinoides son muy nocivos para nuestros más importantes polinizadores; tanto que, o se prohíben, o podemos quedarnos sin ellos.
Pero -creo que fue ayer- escuché por radio que la esquizofrenia en nuestros jóvenes está aumentando con fuerza. Puede ser por una detección mejor gracias a la medicina, o porque nos estamos envenenando ¡a nivel mental! Y creo que algunas drogas ayudan en ese terrorífico incremento.
Quizá Miguel Ángel nos pueda ilustrar.
Abrazos, querido amigo.
martes 1 diciembre, 2015 @ 2:06 am
Mi amigo Tomás:
Pues un tema muy interesante que está siendo objeto de estudio y debate: al parecer, ese aumento de la incidencia de la esquizofrenia viene observándose desde mediados del siglo XVIII y principios del XIX, antes no.
Se han postulado diversos factores (ambientales, infecciones, tóxicos). Recientemente he leído un estudio que relacionaba un aumento de la incidencia de la esquizofrenia en los paises con mucha desigualdad socioeconómica.
Si escribes en el buscador: «Romanticismo y esquizofrenia» encontrarás un enlace de López-Ibor que incluye una revisión histórica que estoy seguro va a ser de tu gusto.
Un millón de abrazos.
domingo 6 diciembre, 2015 @ 11:50 am
Mi querido amigo:
Ya llevo unos 2/3 del total y me encuentro con la opinión de William James (último párrafo pág. 150) y con su «self» que viene a decir que la mismidad, abarca todo el ser en su mayor extensión. Por decirlo brevemente nadie puede desprenderse ni de lo más insignificante de su historia, lo que yo entiendo como esa maleta donde vamos echando toda nuestra vida y de la cual es imposible despegarse; coincidiendo con Ortega (no sé que opinaría su íntimo Gasset): «Yo soy yo y mi circunstancia».
Sigo, que lo dejé.
Explica luego un preciso significado del «minimal self» y al poco dice que precisamente, el «esquizo» lo tiene alterado, pero contrariamente a lo que pudiera parecer, en el sentido de una exagerada conciencia de sí mismo. Mi escasa experiencia no me permite distinguirlo del deseo que parecen tener de rodearse del máximo posible de personas preocupadas por su estado y de exigir que sus deseos se cumplan con la máxima rapidez.
En el resumen final se refieren a una «comprensión… inadecuada de significados evidentes (‘¿por qué es verde la hierba?’) que yo encuentro justificadísima, pues hay una importante razón para preguntárselo. También denotan hiper-reflexividad (‘Solo vivo en mi cabeza’, ‘siempre me observo a mí mismo’) Si me pregunto por mí, he de confesar que no vivo únicamente en mi cabeza, pero que percibo mi cerebro como el órgano dominante de mi ser. Y alguna vez me observo, pero porque soy el objeto más próximo que poseo y del que más conozco, aunque quizá con errores derivados de ese autoestudio. En fin, que igual participo algo de ese esquizo. Quizá me salvo porque afirman una realidad que sí he observado y es la búsqueda de una personalidad, que entiendo carecen, en grupos políticos y sectas religiosas; unos y otros me son muy ajenas e indeseables, pero, como digo, sí que he podido comprobarlo.
Intencionadamente, no he comenzado por el principio. No comparto que la enfermedad no existiera antes de 1800, pero sí -asombrosamente pues parece inherente su teoría- que pueda ser consecuencia de factores biológicos, ¿virus?, predisposición genética, ¿factores dietéticos? y contaminantes ambientales asociados a otras consecuencias de la civilización. (He puesto interrogación a los que me parecen menos probables, aunque no descartables). Lo que sucede es que opino que muchas otras enfermedades responderían a esas causas. Por ejemplo algunos cánceres, migrañas y tipos de infertilidad en varones.
Si la afirmación de un comienzo radical se refiriese a todo tipo de «locura», las fuentes de la que deducen serían más creíbles (escritores: Dickens, etc.) Tampoco me convencen las deducciones derivadas del Rey Lear ni de D. Quijote. Para mí no pasan de meras especulaciones. Poco puedo creer cuando en el evento del reverendo Trosse un experto opina que se trata de esquizofrenia y otro de una borrachera casi continua. Y lo mismo sucede con interpretaciones de los personajes históricos que se mencionan.
Pero sí me parece una buena hipótesis la de Hare en sus dos últimos puntos: El aumento de la esquizofrenia en los países desarrollados y que su incidencia y gravedad ha ido disminuyendo durante los últimos 40 años en los países desarrollados. Simplemente los datos han podido ser medidos con bastante fiabilidad; así que puedo darles crédito.
Y acabo agradeciéndote que hayas dirigido mi atención hacia un artículo tan bien documentado e interesante, que, como auguras, ha sido de mi gusto.
Un fuerte abrazo.