Secuencian el genoma de un moa
Logran la secuenciación de gran parte del genoma de una especie de moa a partir de un hueso conservado en un museo.
Hay experiencias que los humanos tuvieron en ciertos momentos del pasado que no se volverán a repetir. Los primeros humanos que cruzaron Beringia para llegar a América se toparon con un continente totalmente nuevo que no estaba alterado por el hombre.
Algo similar les tuvo que pasar a los indonesios que llegaron a Madagascar o a los polinesios que llegaron por primera vez a Nueva Zelanda. Un mundo nuevo, prístino, poblado de sus particulares animales y su flora extraña y misteriosa, se abría antes sus ojos.
Aunque el viaje interestelar fuera posible, algo que no es, nunca podríamos tener una experiencia así en ningún otro planeta de la galaxia, pues su biología sería incompatible con la nuestra, por no hablar de otros factores físicos. No podríamos colonizarlo, ni disfrutarlo. Más bien sería un infierno para nosotros.
Quizás sea lo mejor, pues la huella que los humanos dejamos en Madagascar o en Nueva Zelanda, por ejemplo, fue muy negativa. Esos polinesios llegados allende los mares se dedicaron a talar árboles kauri y a cazar moas, que eran aves gigantes, de las que posiblemente también se comían sus huevos. El destino de los moas fue la extinción.
Pero la única ventaja que los moas tienen respecto a otros animales extintos, como los dinosaurios o incluso los mamuts, es que lo fueron hace muy poco tiempo en la escala geológica. Sólo llevan extintos desde el siglo XIII o XIV.
Como, además, se conservan huesos y restos de estas aves, se planteó la idea si era posible secuenciar el genoma de alguna de estas especies. Esto es precisamente lo que acaba de hacer un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard. Debido a este logro, puede uno ya plantearse la resurrección de esta especie usando huevos de especies vivas actuales, por ejemplo de emu.
Como todos sabemos, la idea de Jurasic Park no es posible, porque el ADN es una molécula frágil que, desde luego, no se conserva durante 65 millones de años o más. Sin embargo, para especies de extinción más reciente, como los mamuts sí se ha planteado seriamente.
En este caso se ha tomado un hueso de un dedo de pata de moa conservado en un museo. El ejemplar correspondía a una de las nueve especies conocidas de moa, una de las pequeñas. Con el ADN que contenía ha sido posible reconstruir casi todo su genoma. Ya es la séptima vez que se consigue secuenciar (total o parcialmente) el genoma de una especie extinta. Ya se ha hecho esto para el mamut, la paloma pasajera (Ectopistes migratorius), el quagga, el tigre de Tasmania y los humanos neandertales y denisovanos. Además, se está a punto de terminar la secuenciación del genoma del dodo de Mauricio, que fue extinguido por los europeos en el siglo XVII. También parece que se está cerca de conseguir lo mismo con el alca gigante.
Este tipo de logro es posible gracias a la moderna bioinformática, que permite reconstruir las secuencias originales de ADN, aunque este esté muy fragmentado, algo inevitable tras la muerte de cualquier animal. Esta tarea es extraordinariamente difícil, pues no se parte de genes, sino de fragmentos de ellos que están desordenados. Para poder ordenar estas secuencias se pueden usar diversos trucos.
En este caso se ha logrado reconstruir más información al comparar las secuencias que se iban obteniendo con las secuencias del genoma del emu, que es un ave emparentada con los moas. Los genomas de todas las aves poseen rasgos que tienden a ser similares en el mismo cromosoma y el arreglo relativo entre los genes es similar, así que también se valieron de este hecho.
En total se ha logrado secuenciar el 85% del genoma de esta especie de moa. El resto, un 15%, ha sido difícil de organizar a partir de la comparación con el emu.
Para el caso del mamut se usó el genoma del elefante actual. En este caso incluso van a intentar modificar genéticamente al mamut que quizás se obtenga para que sea inmune al virus del herpes, pues se cree que este virus contribuyó a su extinción (otro factor fue la caza realizada por humanos).
¿Serán las nuevas especies des-extinguidas exactas a las del pasado? No parece que así sea. A la falta de algunos genes o a su distinta disposición en el genoma habría que añadir factores «culturales», la información transmitida de padres a hijos o por miembros del grupo. Esto es particularmente importante en el caso del mamut. Nunca sabremos de ciertos comportamientos que tenían entonces y que son imposibles de resucitar.
Pero la tarea de resucitar aves extintas no es fácil incluso teniendo el genoma al 100%. La técnica de clonación que funcionó con la oveja Dolly no funciona en aves. Aunque, recientemente, se está ensayando una variante de clonación en pollos que parece prometedora.
De todos modos, hay cierta polémica en este asunto de la des-extinción. Algunos expertos dicen que no habría que hacerlo, pues para cualquier caso ya está extinta y su resurrección como especie no logrará devolverla a un medio ambiente que ya no existe. También es preocupante que la población y sus gobernantes no defiendan lo suficiente la defensa de la Naturaleza si creen que es posible recuperar especies tras su extinción. Cuando eso es imposible si no se conservan los ecosistemas al completo que las contienen.
Por otro lado, desde el punto de vista bio-geológico algunas de las extinciones son muy recientes y pueden volver a la vida y ser reintroducidas todavía en su medio. Al fin y al cabo, quizás sea nuestra responsabilidad moral, pues fuimos nosotros los que contribuimos a su extinción en el pasado reciente.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustración: British Library.
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sábado 3 marzo, 2018 @ 10:58 pm
Pero… ¿Y las mitocondrias, qué? Tienen su propio material genético (DNA cromosoma circular), y si usamos las de emu tendremos un híbrido artificial. Y seguramente que hay infinidad de detalles que nos son desconocidos, por no hablar efectivamente de la información cultural.
Me temo que es más probable que inventen barbaridades nuevas, como la vacacerdo, o el caballovestruz, o la cigala kilométrica de supermercado. Todo disparates (delirios) culturales. ¿Pero no íbamos a alimentarnos de comida sintética? Ni siquiera estamos investigando en serio el metabolismo alimentario. A ver qué cara le queda a un vegano si le sirvo tejido muscular criado in vitro.
Y me pregunto en qué superordenador meterán algún día todo el genoma habido y por haber y qué cribas de patrones hará éste, y qué saldrá de ahí. Por cierto, los supercomputadores más bestiabestiales del planeta son chinos, tecnología propia libre de patentes occidentales, esa batalla ya está perdida para los Trumpy Guys. Y la potencia de cálculo siempre ha sido otro factor decisivo en la competencia entre grupos humanos. En este campo, la genética, lo es sin ir más lejos.
domingo 4 marzo, 2018 @ 12:54 am
Resucitar un solo individuo ya supone una tarea que, si califico de colosal, todavía me quedo corto. Pero si pretendemos reintroducir un grupo en Nueva Zelanda…
-No se empezaría soltando el primer moa que clonásemos: el protocolo existente es empezar clonando de uno o dos individuos (que vivirían en cautividad, mientras los estudiamos y vamos aprendiendo de los fallos cometidos en los primeros intentos)
-Superada esa fase (que ya supone unas cuantas décadas, porque los moas viven muchos años y hay que esperar a ver si desarrollan enfermedades de ancianos por culpa de la manipulación genética), habría que fabricar genomas ligeramente diferentes, porque si son exactamente iguales, habríamos creado una situación artificial de endogamia y la especie se extingue.
-Soltar una cifra de individuos que habría que estimar para esta especie en concreto, pero que nunca sería inferior a 30 (probablemente 200 o 300).
-En definitiva: muchos años y muchos millones hay que invertir en un proceso en el que el éxito nunca estará garantizado.
domingo 4 marzo, 2018 @ 1:13 am
No obstante, para mí, esto es poesía:
«Ya es la séptima vez que se consigue secuenciar (total o parcialmente) el genoma de una especie extinta. Ya se ha hecho esto para el mamut, la paloma pasajera (Ectopistes migratorius), el quagga, el tigre de Tasmania y los humanos neandertales y denisovanos. Además, se está a punto de terminar la secuenciación del genoma del dodo de Mauricio, que fue extinguido por los europeos en el siglo XVII. También parece que se está cerca de conseguir lo mismo con el alca gigante»
domingo 4 marzo, 2018 @ 9:12 am
Todo lo que se pueda hacer se hará si se le intuye beneficio económico o ventaja sobre la competencia.
La Ética ni es relevante ni está bien definida. Las morales si pueden ser bastante relevantes, pero las hay para todos los gustos y facilmente modelables.
domingo 4 marzo, 2018 @ 11:01 pm
Yo auguro un gran futuro a las técnicas de clonación que puedan resucitar especies extintas porque se generará una industria, ¿Quién no pagará 10€ para ver un mamut?. Pongamos que un zoológico español compra un ejemplar, suponiendo que el 5% de la población del país lo visite en el plazo de unos años, esto es 2,3M de personas x 10€= 23M € de facturación.
El laboratorio que domine la técnica podrá vender los ejemplares a buen precio y con los beneficios seguir pagando la investigación
lunes 5 marzo, 2018 @ 10:59 am
¡Caramba, «apalank.ator», qué mercadófilo te has puesto! Menos mal que al final te inclinas por la investigación.
martes 6 marzo, 2018 @ 6:14 am
Contra lo que afirma «pocosé» sobre la ética de lo que nos ocupa, pienso que las prácticas -técnica genética- que están siendo empleadas sí requieren un juicio ético ateniéndonos a la finalidad del proyecto. Se pretende resucitar seres, pero somos conscientes de que no podremos hacerlo al 100 % y de que, en la mayoría de los casos, tampoco será posible lograr el ambiente en el que vivían. Además sucediendo, como sucede, que una mínima modificación puede dar lugar a diferencias monstruosas. Pienso que la bioética aplicable habría de ser preguntarnos, por una parte, si ello es bueno para los seres que obtengamos, y por otra si es bueno para el progreso científico humano. Creo que la respuesta es no a la primera cuestión y, a la segunda, posiblemente sí, cuando nos limitemos a dominar una técnica que pueda servir para un conocimiento mejor que pueda ser aplicable a otras cuestiones difíciles de imaginar; es decir a un progreso en ciencia básica.
Así entiendo el comentario de Miguel Ángel en el que un párrafo le suena a poesía.
martes 6 marzo, 2018 @ 8:45 am
Estimado amigo Tomás:
No aprecio en tu 7 nada en contra de mis afirmaciones. Posible beneficio para el conocimiento científico y posible perjuicio para unos seres desubicados, algo de indefinición Bioetica habrá, extensible para la Ética.
En cuanto a la relevancia, está constatado que los intereses econonicos, de dominio, etc. suelen hacer irrelevantes las consideraciones de la Ética. Como tambien creo constatado que las morales religiosas si que tienen una mayor relevancia.
Un abrazo.
martes 6 marzo, 2018 @ 10:51 pm
Amigo Tomás,
El caso de estas clonaciones, puede parecerse a mi entender al caso de la mejora de la densidad energética de las baterías. Hasta que las baterías no encontraron un mercado lucrativo en los teléfonos móviles que les exigiera progresar, no se empezó a producir el vertiginoso avance que estamos viendo, en el momento que aparezca un resultado que atraiga la atención del público, yo diría que aparecerán inversores de debajo de las piedras.
Me explico mejor, se pueden clonar algunas especies con tecnologías ya muy maduras y que no necesitan progresar demasiado, como ocurre con las baterías de plomo de los automóviles, pero cuando aparecieron los móviles que exigían mejoras en prestaciones a la vez que se creaba un mayor y más lucrativo mercado se produjo una revolución que todavía estamos viendo, caso asimilable en mi opinión al de las «clonaciones» con el fin de resucitar especies extintas.
La globalización y el capitalismo unidos para el avance de la ciencia, este caso se da muy pocas veces.
martes 6 marzo, 2018 @ 11:22 pm
No es que me muestre contrario a este tipo de proyectos, pero el coste y la dificultad son enormes. Para hacernos una idea, podemos fijarnos en el caso del rinoceronte de Sabah: solo quedan 3 ejemplares en los que se están usando técnicas de reproducción asistida sin éxito, todo ello con un alto coste, enviando muestras a Alemania y de vuelta a Sumatra, etc.
Además, aunque recuperasen la especie, hace falta que su hábitat no se haya destruido por completo y que la población colabore (cosa que tampoco ocurre en esa región, porque sus habitantes todavía son reacios a entender que la conservación de ese rinoceronte único, puede representar una fuente de ingresos por turismo.
Y eso teniendo en cuenta que ya tenemos más de dos décadas de experiencia usando reproducción asistida, pero la técnica de resucitación todavía no la hemos puesto a prueba.
miércoles 7 marzo, 2018 @ 7:29 am
Querido amigo Pocosé -no caigo en por qué te minusculinicé (será por lo de «poco»). Me perdonas y arreglado-: La única diferencia es que consideras irrelevante la ética aplicable mientras que pienso que la Ëtica es universal, aunque podamos, según el caso hablar de bioética, socioética, etc. Sin embargo sé que mi opinión es idealista, mientras que la tuya refleja la realidad y, en ella, la ética está ausente en muchos casos. Por eso estoy de acuerdo en tu frase del 4: «Todo lo que se pueda hacer se hará si se intuye un beneficio económico…». Basta recordar que existe la trata de blancas, el negocio de la droga, el empleo de niños en trabajos peligrosos, etc., en algunos casos aceptables desde el punto de vista moral, por la costumbre que los permite sin afectar a la conciencia.
Un abrazo.
miércoles 7 marzo, 2018 @ 7:56 am
Querido amigo «apalank.ator:
Como Pocosé, hablas de una realidad. Y desde ese punto de vista, estoy de acuerdo. Pero me repugna que las cosas sean así. También la guerra, el mayor de los horrores, trae progreso tecnológico y hasta científico, pero su precio en economía y en sufrimiento humano es tremendo; mas no se repara en gastos ni en uno ni en otro aspecto. Creo que la ciencia no ha de ser ajena a una Ética universal. Vemos lo que ha sucedido con la investigación en la fisión y fusión del átomo, que apruebo su estudio, pero su aplicación político-militar-mercantil, nos ha llevado a una situación en la que, la utilización de lo obtenido nos llevaría a la extinción de la humanidad. Eso es un ejemplo de que ha de haber un límite, y ese límite es ético. Afortunadamente, se usa la ética política, por ejemplo, en la Antártida. No creo que el capitalismo le sea necesario a la ciencia.
Un abrazo.
miércoles 7 marzo, 2018 @ 8:29 am
Querido amigo Miguel Ángel: Pienso que en el ejemplo que mencionas del rinoceronte de Sabah, no debiera ser totalmente limitante la economía, aunque quizá, si la cosa se ve imposible, la solución podría ser aceptar una hibridación de la subespecie con la que le sea más cercana en Sumatra. ¿Que aspecto del tema se estará equivocando en la reproducción in vitro?
Pero en las especies extintas y con sus hábitats inexistentes, te doy la razón en un 100 %.
Miles de abrazos.
miércoles 7 marzo, 2018 @ 11:56 pm
Amigos todos,
No conocía el caso del rinoceronte de sabah, pero según me he podido informar se está intentando la fecundación un vitro y no funciona debido a problemas en los aparatos reproductores de las hembras, y no se ha ensayado la clonación.
Parece que este caso no llama la atención del público por falta de publicidad o porque es «simplemente una subespecie» según el entendimiento de la persona no informada, caso no comparable con la resurrección del mamut del que ha oído hablar la mayoría de la población.
En estos casos pienso que sería una hipocresía implicar la ética, porque por ejemplo se crean continuamente razas de perros domésticos que básicamente son unos mutantes horribles y con grandes problemas de salud debidos posiblemente a la consanguinidad y no he oído ninguna voz en contra.
Saludos.
jueves 8 marzo, 2018 @ 10:10 am
Amigo «apalank.ator»: El que se se haga algo con frecuencia no le libera del juicio de ser bueno o malo para quien es el objeto de esa práctica. El que nadie lo juzgue, tampoco. Sobre ese tema, aunque no es una raza de perro muy popular, los «Shar Pei» -esos perros a los que les sobra tanta piel sobre todo en su parte delantera-, tienen unos pliegues que no hace falta ser veterinario para sospechar que han de tener problemas importantes por esa causa. Y realmente los tienen.
Cuando nuestros ancestros se asociaron con el perro para la caza o para que avisasen de peligros, realmente fue una relación mutuamente aceptada y beneficiosa para ambos; algo así como una simbiosis mutualista, lo cual está sucediendo ahora, creo que en lugares semidesérticos con grupos de babuinos que capturan a perros y los integran posiblemente para servirse de ellos, lo cual acaba siendo aceptado por estos. Diría que tal cosa demuestra, posiblemente, que el perro fue el primer animal doméstico. El problema actual es el abuso en los cruces, tras los que, obtenido lo que se pretenda, resulta imprescindible la consanguinidad que mencionas, creando unos pobres seres tan horribles como dices. Pero sucede que no solemos pensar en ello. El ser humano precisa un cariño real y seguro, prácticamente casi imposible de obtener durante toda su existencia, de otro ser humano. Seguramente se logra una relación más altruista de una amistad que del amor de pareja. Así se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Les procuramos cobijo, alimento y cariño -que me parece aprecian- y nos devuelven también cariño y fidelidad. En el ser humano la fidelidad está muy condicionada; de ahí tanto divorcio. Un perro nunca abandonará a su dueño; un humano sí lo dejará a poco que le moleste. Pero me estoy yendo del tema; me enrollo, como suelo.
Lo que quiero decir es que en la relación criador-perro, si debiera existir una ética consistente, al menos, en no producir perros con problemas de salud genéticos. Y en al relación humano-perro(mascota) la ética debiera ser cuidarlo.
Un afectuoso saludo y mil perdones por perderme entre las ramas.
jueves 8 marzo, 2018 @ 10:38 pm
Muy bien apuntado lo de la escasa publicidad que tienen los rinocerontes de Sabah, querido «apalank.ator»: si has encontrado alguna página en la que hablen del asunto y fechada en 2.017, te agradecería si la puedes compartir, porque las que yo he encontrado eran de 2.015 o anteriores.
Y sobre los perros, es asombroso lo rápido que pueden evolucionar para ser un animal con tanto material genómico. Pero el precio de la endogamia es muy alto, ciertamente. Tengo un Westie, hijo y nieto de campeones del mundo de belleza (le quise dar ese capricho a mi mujer), que lleva padeciendo los últimos 7 años una dermatitis crónica refractaria a todo tipo de tratamiento (intentando antibióticos, antifúngicos, un amplio abanico de tratamientos tópicos, corticoides e incluso inmunosupresores). Solo mejoró un poco con estos últimos, pero desarrollo varios efectos adversos, entre ellos diabetes, lo que obligó a suspender el inmunosupresor.
Abrazos.
viernes 9 marzo, 2018 @ 7:15 pm
Amigo Tomás, veo que el motivo último de la creación de tantas razas de perros es el económico, se inventan nuevas razas que se ponen de moda debido a su exclusividad, creando una industria que se lucra vendiendo y cuidando los ejemplares, y a nadie parece importarle el bienestar de los individuos recién creados porque siempre hay quien pague los cachorros de mutante a lo menos 1000€/kg. Cuando están demasiado extendidas y baja el precio, alguien inventa otra y así sucesivamente.
Si existen 800 razas de perro y los domesticamos hace unos 15000 años, sale una raza nueva cada 20 años, sorprendente.
Amigo Miguel Ángel, no tengo más información del rinoceronte de Sabah que la que puedo encontrar por la red, siento no poder ayudar.
sábado 10 marzo, 2018 @ 8:12 am
Pero, «apalank.ator», deberás aceptar que el criterio de que «a nadie le importe» no es válido para juzgar nada. Además, muchos sucesos no importan porque se desconocen. Hasta no hace tanto, por ponerte un ejemplo extremo: ¿quién conocía el hecho de la extinción de los pueblos nativos del Amazonas?, ¿a quién le importaba? Pero, evidentemente, el que esto sucediera provocado por la tala con fines económicos, o por otros cualesquiera, no lo justificaría. Es algo malo en sí mismo, aunque a nadie le importe.
Un saludo.
sábado 10 marzo, 2018 @ 8:21 pm
De acuerdo con Tomas. Se necesita una ética (o bioetica, en este caso) para seguir avanzando en el camino correcto, o al menos intentarlo. Si no se hace, solo traerá sufrimiento. En el caso del perro y el hombre, aunque es cierto que se comercializa con la creación de nuevas razas, hoy en día se avanza en los derechos animales, y no puedes hacer nacer un perro (sea de una nueva raza o no) para hacerle sufrir. Eso es ética. Si, por ejemplo, mañana se quisiera crear una tribu de neardenthales para estudiarlos y reproducirlos en condiciones similares en las que vivían, habría que plantearse muy seriamente algunas cuestiones como: ¿Que hacer con ellos después de la investigación? ¿Eliminarlos? ¿Usarlos para ser expuestos a lo turistas? ¿Merecen tener algún derecho? ¿Tienen un lugar en el mundo? Son preguntas éticas, no económicas, pero creo que son importantes (sea cual sea la respuesta correcta). Si abandonamos la cuestión ética para centrarnos única y exclusivamente en la económica, el mundo se plagaría de sufrimiento en un instante.
sábado 10 marzo, 2018 @ 11:16 pm
Completamente de acuerdo en dotar a la ciencia de una dimensión moral en el uso que hacemos de ella.
lunes 12 marzo, 2018 @ 12:16 am
Llevamos toda la historia seleccionando plantas y animales que más nos han convenido, y hemos criado múltiples razas de animales y plantas sin posibilidad ninguna de sobrevivir en la naturaleza. Y por eso extraña que surja este debate ahora. Me recuerda al comisario Renault, que descubrió que en este local se juega.
Por ejemplo tengo varios amigos con un bulldog francés y todos padecen de problemas respiratorios, y defectos en las patas traseras, incluso a uno de ellos le han tenido que fabricar un artefacto con ruedas para suplirlas, y no hay un debate para hacer desaparecer esta raza compuesta por individuos con una calidad de vida pésima.
Nada que ver con catástrofes naturales silenciadas, como provocadas por guerras, deforestaciones, vertidos, explotaciones mineras, etc.
Claro, de acuerdo con que hay que dotar a la ciencia de moralidad, pero no veo necesario tener que hacerlo para este caso particular.
lunes 12 marzo, 2018 @ 1:08 am
Quizás esto de resucitar animales extintos no es tanto un problema moral como un prejuicio religioso. En realidad, a algunos les preocupa que juguemos a ser dioses, no las consecuencias éticas. Efectivamente, se hacen cosas mucho peores con ciertas razas de perros por una cuestión meramente estética y no se protesta por ello.
En sí mismo, resucitar a especies que nosotros mismos hemos extinguido es una buena idea. No debería ser un problema. Otra cosa es que sea posible. Y otra que, dada nuestra depredación del medio, sea imposible compensar el ritmo de extinción.
lunes 12 marzo, 2018 @ 8:46 am
Amigos «apalank.ator» y Neo: Ese «… no veo necesario tener que hacerlo para este caso particular» o el «… y no se protesta por ello», son lo mismo que el criterio de que «a nadie le importe». No son válidos, y para dar fe de ello, hago, como tengo por costumbre para resolver algunas cuestiones, irme al límite, tal como hace Javier en su 19, cuyo ejemplo es para deducir que no debería hacerse. O sea: no deberíamos resucitar un Neardental aunque fuese posible.
Entonces, ante el argumento de «apalank.ator», en el primer párrafo de su 21 refiriéndose a nuestra historia de domesticación de plantas y animales, creo que podríamos empezar por separar unas de otros. No creo que las plantas sean capaces de sufrir, como hay ciertas personas que lo piensan. Entonces parece lícito experimentar con ellas en su domesticación para hacerlas útiles para la humanidad y, diría que alimentar a la humanidad es algo bueno en sí mismo. En cuanto a los animales, puesto que también necesitamos servirnos de ellos para la alimentación, para el trabajo o la diversión, hay que poner unos límites a su sufrimiento. De hecho, se están poniendo: por ejemplo en el transporte de ovejas o vacas, hay unos mínimos que deben cumplirse; en su estabulación, también. Por tanto no es tan cierto que a nadie le importe, aunque las más de las veces la razón sea la parte egoísta de que resulte de mejor calidad un filete del animal criado en un ambiente más próximo a su medio natural con un modo de vida tranquilo
que si ha vivido estresado, casi inmovilizado o haciéndole tragar hasta enfermar su hígado como se ha hecho y no sé si se sigue haciendo. Y con esto llegamos a la más importante etapa en esta división por la capacidad de sufrir. Todos sabemos que ha existido la esclavitud y que algún ejemplo hay todavía de ello, aunque presumo que es ilegal en todo el mundo. Seres humanos eran tratados sin importar su sufrimiento y desde la más remota antigüedad se les trataba como cosas. Era algo acostumbrado y pienso que a nadie le preocupaba; pero ahora ya no se considera lícita una sociedad esclavista.
Es decir que es posible clasificar esta actuación humana sobre otros seres en relación con su capacidad de sufrir. La cuestión de los derechos se ha extendido a los animales. Y yo estoy de acuerdo en que los tengan, y sea la frontera el que evitemos su sufrimiento todo lo posible, aunque reconociendo que nos son necesarios para, sobre todo, nuestra alimentación. Otras dedicaciones son más o menos discutibles, según el grado y la finalidad. No estoy de acuerdo en justificar cualquier práctica por que sea cultura: «cultura» es la ablación y eso no la justifica.
Puedo asegurar que mi pensamiento no procede de ningún prejuicio religioso -y no voy a recurrir al ya fácil alusión de ¡Dios me libre!-. Incluso mi exposa me acusó de ser ateo, así que debo serlo en extremo. Si a la experimentación responsable, científica y consecuente alguien le quiere llamar «jugar a ser dioses», no digo que se equivoque en muchas mentalidades, pues la religión es algo tan universal que pocos tenemos la suerte de habernos librado de sus prejuicios. Pero creo que mis razonamientos pueden ser discutidos sin echar mano del pensamiento religioso, lo cual me parece muy posible en este foro que parece muy libre de ese problema.
Recibid mi abrazo sincero, apretando poquito para no haceros sufrir.
martes 13 marzo, 2018 @ 11:54 pm
No podemos obviar lo que acaba de señalar Neo. No le veo mucho sentido a recuperar una especie extinta, mientras perdemos 100 de las que están en peligro y sus ecosistemas correspondientes.
Yo creo que, lo primero, decrecer en población y frenar el calentamiento; ir recuperando ecosistemas perdidos y, por último, planificar las resucitaciones.
miércoles 14 marzo, 2018 @ 12:21 pm
Pues esta es una de las poquísimas veces en las que he de discrepar el un buena parte de lo que dice Neo. Analizo: El «quizás» de su primera frase le quita contundencia a si moral o religioso. Estamos en un ambiente general cristiano que no percibo como muy preocupado por la suerte animal: nada dice la Biblia ni el Nuevo Testamento sobre ello. Más próximamente, entre los comentaristas de Neofronteras, supongo mucho ateo o, como mínimo, agnóstico o indiferente.
Lo de si jugamos a ser dioses es una frase digna de un púlpito.
Tras «Efectivamente», constata un hecho que es cierto, pero no sé si lo aprueba o no. Porque la cuestión no es que sea un hecho, como lo son otras malas acciones innegablemente condenables, sino nuestra posición ante ellas. ¿Las condenamos por su crueldad o las aprobamos porque se dan?
En cuanto a su segundo párrafo, diría que resucitar seres que hemos extinguido sí puede ser una buena idea pero, añado, con muchos condicionantes. ¿Puede obtenerse el animal original, o será un híbrido -lo será- que, además presentará luego en su descendencia muy graves problemas de consanguinidad?
Dice: «No debería ser un problema», pero lo es incluso a nivel científico de sola investigación, que es algo seguramente aceptable como ciencia básica. Y, desde luego, con resurrecciones, no vamos a frenar el ritmo de extinción. Aquí he de darle la razón, como se la doy al último párrafo del 24 de MIguel Ángel.
Mil perdones a Neo por discrepar de mi maestro, que lo es, en todo. Abrazos.
viernes 16 marzo, 2018 @ 1:49 am
¿El genoma del solitario de Rodríguez, también a sido secuenciado, como el del dodo o el del alca?
Una pena que no pueda traerse de vuelta al Troodon, considerado como uno de los dinosaurios no avianos más inteligentes. https://es.wikipedia.org/wiki/Troodon
En el articulo se comenta, que «Aunque el viaje interestelar fuera posible, algo que no es, nunca podríamos tener una experiencia así en ningún otro planeta de la galaxia, pues su biología sería incompatible con la nuestra»
Algunos relatos de la SciFi, ya hablan del transhumanismo. «un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnología ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual. Estos especulan sosteniendo que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta «posthumano». https://es.wikipedia.org/wiki/Transhumanismo https://es.wikipedia.org/wiki/Posthumanismo