NeoFronteras

Un pez pasa el test del espejo

Área: Etología — domingo, 10 de febrero de 2019

Un resultado con una interpretación controvertida sobre la autoconsciencia en peces tiene a los especialistas perplejos.

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No sabemos lo que es la autoconsciencia, ni sabemos cómo surge. Lo que sí está claro es que los seres humanos somos conscientes de nosotros mismos.

Hasta hace no tanto creíamos que sólo nosotros teníamos esa capacidad, pero ahora se cree que los simios y algún que otro mamífero también la tiene. Para poder saber esto se usa el test del espejo.

El test consiste en colocar un espejo delante del individuo a testar de tal modo que se pueda ver a sí mismo. La mayoría de los animales creen que esa imagen es de un competidor e incluso algunos se tornan agresivos contra ella. Para poder decir que un animal es autoconsciente de sí mismo, el test del espejo incluye el colocar una marca en el cuerpo del animal de tal modo que sólo la pueda ver en el espejo. Así, por ejemplo, si a un humano se le marca la frente pintándole una cruz sin que este se dé cuenta, al verse su imagen en un espejo se llevará la mano a la frente para intentar borrarla o saber qué es.

Esta prueba del espejo ha sido la prueba estándar para saber sobre la autoconsciencia de los animales. Muy pocas especies la han superado y se trataba siempre de animales «superiores» con cerebros desarrollados.

Gordon Gallup ideó esta prueba en 1970 con chimpancés. Dormía a los animales, les pintaban en la ceja y los dejaba a solas al lado de una espejo para que, al despertarse, vieran su imagen en el espejo. Como haríamos los humanos, se llevaban su mano a la mancha para ver qué era eso.

Este test se ha realizado sobre numerosas especies. Sólo los grandes simios, los elefantes, los delfines y las urracas han logrado superar la prueba del espejo.

Recientemente se ha hecho la prueba con el pez marino lábrido limpiador azul (Labroides dimidiatus) y se ha podido ver que el pez la ha pasado. «Fue tan sorprendente que me caí de la silla», dice Masanori Kohda. El estudio fue realizado por investigadores del Instituto de Ornitogía del Max Planck (Alemania) y de la la Universidad de la ciudad de Osaka (Japón).

Algunos de estos pececillos incluso pasaron por las mismas fases que los chimpancés. Al colocar el espejo, comenzaron a nadar bocabajo y en posturas extrañas, supuestamente para comprobar que la imagen que veían reflejada era de ellos mismos.

Tamaño resultado ha sido toda una sorpresa y ha dejado a los investigadores perplejos. Así, tal cual, el resultado sugeriría que el pez podría tener unas altas cualidades cognitivas, algo improbable, y ha iniciado un debate sobre si las pruebas de «inteligencia» que realizamos sobre animales que son diferentes a nosotros son realmente fiables.

La interpretación de este resultado podría ser que el pez es realmente consciente de sí mismo o que el test del espejo aplicado al pez simplemente muestra procesos cognitivos diferentes a la autoconsciencia que hasta ahora han pasado desapercibidos.

«El comportamiento que observamos deja poca dudas sobre si el comportamiento del pez supera todos los criterios del test del espejo tal y como fue concebido. Lo que está menos claro es si estos comportamientos deberían ser considerados como pruebas de que el pez es autoconsciente, incluso cuando esos mismos comportamientos se han interpretado como autoconscientes en otros muchos animales», dice Alex Jordan, uno de los autores del estudio.

Esta especie de pez de 10 centímetros y un cerebro de 0,1 gramos es conocida por sus labores de limpieza, pues se dedica a la eliminación de parásitos de otros peces. Estos se dejan limpiar respetando al pez limpiador, consiguiendo tener menos parásitos, y, a cambio, el lábrido limpiador se alimenta de esos parásitos.

A veces pueden llegar a mordisquear las escamas, piel o mucosidades del pez al que atienden, con el consiguiente cabreo de este. Por eso, aunque son capaces de atender a 2.000 peces-clientes al día, tienen una sorprendente memoria que les permite compensar al cliente enojado con un cuidado especial para así recuperar la confianza del mismo.

A diferencia de un mono, que puede intentar acicalarse a sí mismo y quitarse piojos con los dedos de sus manos, otros animales lo tienen peor y necesitan de otros animales, de su especie o no, realicen esa labor. Los peces a los que limpia el lábrido se libran de los parásitos, pero el lábrido también necesitaría librarse de cualquier parásito que pueda tener en su cuerpo. Cualquier marca de su cuerpo (incluida la que ponían los investigadores) puede ser interpretada como un parásito en potencia y hay una presión de selección para que el animal la elimine. Al verla en el test del espejo, el pez trata de quitarla restregando la parte de su cuerpo en donde está esa marca contra los objetos de su medio. Marca que no puede ver directamente sin la ayuda del espejo, así que, en teoría, la imagen que ve en el espejo es reconocida como suya.

El resultado en sí y tal cual no es discutido por nadie. Pero, dependiendo del punto de vista, se puede interpretar el resultado como un prueba de autoconsciencia o no, algo que incluso los editores de PLOS Biology reconocen como posible la controversia.

Podría ser que no fueran autoconscientes de ellos mismos y que el resultado sólo fuera un subproducto de estar programados evolutivamente para reconocer sujetos y manchas. A su favor está el que estos peces son muy sociales y, según estudios previos, son precisamente los animales más sociales lo que más fácilmente superan la prueba del espejo. De algún modo necesitamos de los otros para reconocernos a nosotros mismos. Quizás algunos aspectos de la cooperación social en estos peces fomente su autoconsciencia.

Gallup pone en duda que estos peces sean autoconscientes y que, aunque mostraron comportamientos interesantes, no son indicativos de autorreconocimiento. Diana Reiss, responsable de haber demostrado que elefantes y delfines superan la prueba del espejo, admite que la prueba del espejo no puede ser concluyente en este caso.

Investigadores chinos han demostrado que se puede aprender a superar la prueba del espejo. Una vez enseñaron a un grupo de macacos a hacerlo, ya superaban sin problemas la prueba que antes no superaban. Terminaban aprovechando la presencia de un espejo para mirarse los genitales o los dientes, como hacen los chimpancés, aunque meses antes fueran incapaces de reconocer su reflejo. Este resultado no puede afirmar que los macacos no fueran conscientes de ellos mismos y luego sí. Por tanto, el test del espejo no es una prueba perfecta.

Frans de Waal (Emory University) es famoso por sus experimentos de sentido de la justicia en monos y ha trabajado con el test del espejo, pero no ha participado en este estudio. Waal dice que hay que ser muy cauteloso con la interpretación del resultado en los lábridos. Apunta a que la mejor aproximación a este tipo de resultados no es tener una visión de o bien blanco o bien negro. Se pregunta por la posibilidad de que la autoconsciencia se desarrolle como las capas de una cebolla, construyéndose una nueva capa sobre la que hay debajo. Añade que sólo con una teoría rica de la autoconsciencia y una batería de tests más amplia se podrían determinar los diferentes niveles o capas de la autoconsciencia, incluyendo en la que se coloque la de este pez.

Así que, al final, no habría una única autoconsciencia, sino una escalera de autoconsciencias cada vez más sofisticadas.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com

Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Alex Jordan.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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23 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    Sorpresa de las gordas que nos obliga a seguir replanteándonos el fenómeno de la autoconsciencia (muy bien planteado por Neo). La comparativa es entre un chimpancé/humano y un lábrido limpiador, y seguimos suponiendo que tiene que mediar un abismo en sus respectivos procesos cerebrales (el cerebro de un pez carace de una serie de estructuras anatómicas que sí que están presentes en el cerebro de un primate).

  2. Dr.Thriller:

    No necesariamente, y el propio Neo lo contempla. Parece claro que autorreconocerse es una ventaja evolutiva (no sólo tu propio cuerpo, sino el origen de tus excreciones o las consecuencias de tus actos), y que existen o deben existir numerosas formas de conseguir esto. Es como los hongos actuando como computadores analógicos. Parece igualmente claro que la autoconsciencia se (debería) bastar por sí misma para esta función, pero eso no descarta sistemas basados en otras cosas. Se puede programar a una máquina para que lo haga.

    Y tampoco descarta que haya niveles de autoconsciencia como en una escalera, ni que sistemas basados en propiedades físicas diferentes interactúen fuera de perspectiva. Quizá algunas de nuestras características (de humanos) provengan de que sistemas basados en la autoconsciencia funcionan al tiempo que otros más antiguos que no se basan en ella.

  3. tomás:

    Creo que Dr. se refiere a que una máquina puede programarse para que pase la prueba del espejo. Si esto resulta cierto, quiere decir que no se precisarían muchas neuronas para conseguirlo en un ser vivo. Bastaría que la evolución hubiese concluido la necesidad de una cualidad así -espero se me suponga la falta de propósito; es una forma de decir-. Y, en efecto, será cuestión de saber hasta donde llega la autoconsciencia.
    Es muy atractivo el símil de las capas de cebolla.

  4. Miguel Ángel:

    Muy querido Neo:

    Según tenía entendido, la mayoría de los mordiscos en las branquias no los produce este lábrido, sino un imitador:

    https://en.wikipedia.org/wiki/False_cleanerfish

    Abrazos.

  5. tomás:

    Diría, porque no soy un fenómeno de la traducción, que el falso limpiador, parece que ha llegado a ese comportamiento y aspecto para evitar la depredación.
    Abrazo devuelto.

  6. Dr.Thriller:

    Un OCR evidentemente no entiende lo que está «leyendo», ni es consciente de nada, pero toma nota de matrículas de vehículos o escanea libros. Un OCR instalado en un vehículo puede «saber» que su matrícula es suya e ignorarla, todo depende de cuánta autonomía precise el sistema. Esto no significa nada. También evidentemente, un sistema así de crudo es fácil de engañar en una prueba elaborada, algo nos dice que la autorreferencia autoconsciente tendrá un comportamiento mucho más complejo. Es lo de siempre, pensamos que determinadas cualidades quizá computacionales guardan relación con la inteligencia y la consciencia, y no tiene por qué ser así. Ahora, la relación entre este tipo de mecanismos ciegos y la consciencia seguro que depara muchas sorpresas. A fin de cuentas un ojo construye una imagen de un modo bastante análogo a como lo hace una cámara, pero sólo somos capaces de entender y remedar el instrumental, seguimos sin saber mucho del cerebro que se vale del ojo o del fotógrafo. Y es más que probable que la mente utilice artefactos del estilo de una imagen tal como la entendemos, muchos todavía por descubrir (¿quizá una geolocalización espacial, p.ej.?), lo que no quita que un sistema automático y ciego pueda poner multas.

    Por supuesto, para el caso concreto de estos peces, no sabemos dónde están, aunque mi prejuicio apunta a que un nivel de autoconsciencia hay, pero no por reconocerse en el espejo.

  7. Miguel Ángel:

    Es que prácticamente no hay páginas en español sobre el falso limpiador, querido Tomás, pero en los documentales sí que lo mencionan con bastante frecuencia. Ya me dirás si te parece interesante: el falso limpiador en realidad no es tan falso, porque también se alimenta de los parásitos que se encuentran en la boca de sus clientes. La diferencia reside en que el falso limpiador no solo se alimenta de parásitos como el «Labroides d.», sino que, ocasionalmente, aprovecha para morder al cliente para procurarse nutrientes extra.
    Explican que suele morder a los clientes más jóvenes, porque los clientes más veteranos aprenden a distinguir a estas dos especies fenotípicamente tan parecidas, y consiguientemente, los evitan.

    Abrazos pisciformes.

  8. Miguel Ángel:

    Algún tipo de autoconsciencia y capacidad de juego también (que ya sabes que hasta hace bien poco teníamos el calzador de que tampoco los reptiles jugaban. Ya desmentido).
    En mi pequeño acuario observo casi todos los días distintos juegos, por ejemplo, hacen una especie de surf con la corriente que provoca el filtro. Pero el más llamativo es otro juego que he visto realizar al grupo de neones, en el que intervienen 4, 5 o individuos que, disponiéndose en fila como si fuesen un trenecillo y haciendo recorridos con la forma del ocho entre las plantas, nadando muy rápido.

  9. Miguel Ángel:

    + Mi 8, haciendo alusión al final de tu último ocmentario, querido Dr. Thriller.
    Y recibe un fuerte abrazo.

  10. tomás:

    La autoconsciencia, Dr., no puede ser en ningún caso por reconocerse en el espejo. El hecho de que lo observemos es lo que nos hace sospechar, o atribuir una prueba diría que evidente de algún nivel. Pero es posible una autoconsciencia que no pase la prueba del espejo por un montón de razones, la más «evidente», una visión defectuosa o adaptada a otro tipo de conocimiento del entorno; en esto habrá muchas variantes.

  11. tomás:

    Creo, mi buen amigo Miguel, que no solo eres observador del juego de tus peces, sino que participas de él. No sé si solo mentalmente, pero que lo haces, me parece evidente.

    A hugfish.

  12. Dr.Thriller:

    Por soltar una de las mías, en la realidad la verdadera prueba del espejo mide la necedad nuestra, humana, viendo cómo lo hacen otros ingéneres (no congéneres, vaya) y quedándonos así y tal y eso y fin de la cita.

    No sé por qué, me he acordado de Gerald Durrell cuando cuenta que le hizo la autopsia (el desmantelamiento, más bien) a la tortuga muerta y para medir la longitud de su intestino dio una vuelta a su casa de señoritos británicos en Corfú. Un hedor, claro, para quien no haya leído la crónica. Pero el infante Gerald miraba la longitud del intestino (qué forma), no el hedor. Y nosotros miramos… el espejo.

    Y por supuesto, Tomás, tienes razón. Ya sabes que me explico como el intestino de la tortuga.

  13. Miguel Ángel:

    Te respondo muy afirmativamente, querido amigo Tomás, es todo un reto mantener las condiciones en un ecosistema tan pequeño, pero el resultado puede merecer la pena:

    https://www.youtube.com/watch?v=RmQOjvU2SIw

    Por cierto, que el falso limpiador del que te hablo en el 8, hace también el mismo baile de presentación a los clientes que el Labroides d.

  14. Miguel Ángel:

    Perdón: en el 7. Y abrazos.

  15. tomás:

    No entiendo el perdón de tu 7, Miguel. El acuario del vídeo es asombroso. ¿Cómo se hace esa especie de cascada dentro del agua? ¿O está fuera y de esa impresión? ¿Y qué es lo que cae, agua o arena? Ha de ser que da esa impresión, porque se llenaría de arena.
    Un abrazo.

  16. Miguel Ángel:

    Las disculpas porque me he equivocado cuando me he referido al 8 y en realidad estaba haciendo alusión al 7.
    Las cascadas suelen ser de arena con una bomba que permite su recirculación. La del vídeo está tan bien conseguida que logra dar la impresión de que los peces, en vez de nadar, están flotando en el aire. Si buscas en internet acuarios de paisajismo o «aquascaping», se pueden encontrar verdaderas obras de arte.

    Abrazos.

  17. tomás:

    No me extrañan que los acuarios puedan ser asombrosos; verdaderas obras de arte, porque yo tenía un amigo -Dios lo tenga en su gloria, que se caso, enviudó y repitió con la hermana- que hacia unos belenes realmente bonitos y cada año me llamaba para que fuese a verlo. Siempre distintos y cada vez más bonitos. Si eso se podía hacer con figuras de barro imagino lo que podrá hacerse con seres vivos.
    Que la goces cuanto sea posible y que Lucía lo observe, pues, además de pasarlo bien, aprenderá. Un fuerte abrazo para ti y un besito para la niña.

  18. Miguel Ángel:

    Efectivamente, también hay belenes asombrosos. En ambos casos puedes trasladarte a otros mundos, como Alicia a través del espejo. Pero, si penetras en profundidad en el universo burbujeante del acuario, la intersección con el mundo científico es muy amplia. Para no ponerme pesado, dado que de momento eres el único que consta que parece interesado, podemos hablar de qué formas se puede modificar el potencial Redox en el acuario solo para que te hagas idea de lo didáctico, además de bonito y visual, que puede ser:
    Como bien sabrás, el potencial Redox es un indicador de los procesos de oxidación y reducción químicos en el medio. En el acuario puede interesar aumentar la oxidación con varios propósitos:

    – Acelerar la oxidación de sustancias toxicas que se encuentren en el agua (amonio, nitritos, fenoles, cresoles, acetatos, citratos…)
    – Destruir, también mediante el oxígeno o susradicales, algas, protozoos o parásitos que son nocivos.
    – Para mantener el agua más clara y limpia, lo que se consigue al aumentar los procesos de oxidación, que aceleran el metabolismo de casi todas las moléculas y que incluso afecta a los oligoelementos, que resultan ionizados.
    – En caso de usar O2, para oxigenar a los peces y a las plantas.

    El problema es que una oxigenación excesiva puede llegar a llenar de burbujas el acuario y provocar la muerte de los peces por embolia. Pero hay otras dos formas posibles de aumentar la oxidación en el acuario: mediante ozono y mediante radicales hidroxilo sin cargas (que son un poco más oxidantes que el ozono)
    El ozono, a su vez, es mortal a niveles elevados, de modo que requiere controlar sus niveles y el equipo completo cuesta, ahora no recuerdo exactamente, pero más de 120 euros. Si seeestropea et quedas sin peces.
    Los radicales hidroxilo sin carga son un invento muy reciente patentado por una empresa española ICASA y, a diferencia del O2 y el O3, es un sistema que me parece muy seguro y eficaz. No tiene potencial peligroso porque los OH que no reaccionen con ninguna otra molécula, lo acabarán haciendo con moléculas de hidrógeno para formar agua.

  19. tomás:

    No soy el único interesado; un tal Miguel Ángel es un superexperto e igual hasta mete la cabeza en el acuario pues todo él no cabe.

  20. Miguel Ángel:

    Pero estamos en una página de pensamiento crítico, de modo que no debo quedarme solo en la cara más risueña:
    -. Dada nuestra chunga situación, las mascotas contribuyen al calentamiento, eso ya lo hemos comentado.

    -También se puede caer en el maltrato animal de mil formas, la mayoría de veces sin quererlo. En los acuarios todavía más, entre otras razones porque hay muchos parámetros que desconoces, incluso si llevas a analizar el agua a un laboratorio. Es recomendable poner peces resistentes y dejar para la expertos los peces más sensibles.

    – Hay que evitar comprar especies que provengan de sus hábitats naturales.

  21. tomás:

    Eres mucho más sabio y sofisticado que yo. Mi contribución se limita a aconsejar a quien quiere escucharme que recicle, que se preocupen por el estado de la biosfera, a separar en seis bolsas diferentes la basura -con esto me gané la valiosa alabanza de un basurero que me dijo «¡Ay si todos lo hicieran como usted!», quizá porque le facilitara el trabajo; no sé-, que no gasten más de lo necesario (esto más bien a los familiares; con los demás hay que tener cuidado porque te pueden decir que te metas en tus asuntos). También les aconsejo que usen la menor calefacción posible, que vestirse más, cual capas de cebolla es mejor porque se respira un aire más fresco y se está igual de confortable. En fin, cosas así. Resulta absurdo lo que viví en Madrid durante muchos años -ahora ya no sé si se sigue haciendo- de tener que abrir las ventanas en el crudo invierno y estar en mangas de camisa porque la calefacción común, incluidos los pisos vacíos (son pocos, supongo), se ponía y quitaba a fecha fija por acuerdo de propietarios.

    Un abrazo por cada pez.

  22. Miguel Ángel:

    Sí, es mucho lo que se puede hacer, también a nivel individual, por el medio ambiente. El acuario sería uno de mis pecados, pero lo puedo compensar al haber tenido un solo descendiente. El aerogenerador no lo he instalado porque da poca potencia y por si hace algún ruido (que llevo muy mal), pero estoy en vías de poner un equipo para el agua caliente aprovechando la luz de la meseta sur. Antes del verano voy a vender mi diesel (cuando lo compré te lo vendían como más ecológico) y, en vez de comprar, voy a alquilar un híbrido de igual o menor potencia. En cuanto estén disponibles modelos con 400 km o más de autonomía real, alquilaré el eléctrico puro.
    A lo que, en cambio, prácticamente he renunciado, es al huerto urbano: un año calculé que las fresas que había recogido me habían salido a unos 40 euros el kilo. Aunque, eso sí, eran unas «Mara des bois» como las que se zampa la V.I.P. en Wimblendon, exquisitamente sabrosas y aromáticas.

  23. tomás:

    Lo que yo decía pero aumentado: eres más sofisticado de lo supuesto. Por mi parte, prefiero la autonomía a la velocidad visto que cada vez hay más prohibiciones. Tal como están las cosas, con insuficiencia de puntos de abastecimiento -lo ideal sería que pudieras cargar con un enchufe en tu plaza de aparcamiento provistas las instalaciones de limitadores- lo mejor debería ser un híbrido.
    Abrazos.

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