Sobre la extinción del final del Devónico
La extinción del final del Devónico quizás se debió a eliminación de la capa de ozono.
Nuestro mundo ha sufrido varias extinciones masivas y ahora estamos en una de estas extinciones masivas.
A diferencia de la sexta gran extinción, que sabemos que está provocada por el ser humano, el origen de las otras extinciones es difícil de aclarar. La quinta gran extinción, la del final del Cretácico, que se llevó por delante a los dinosaurios hace 65 millones de años, parece que fue provocada por el impacto de un meteorito. La causa de las anteriores parece que fueron desastres climáticos. Además de las 5 grandes extinciones masivas, ha habido otras extinciones masivas que rivalizan en importancia.
Este tema de las causas de las extinciones masivas es algo que está bajo debate en la comunidad científica y, de vez en cuando, aparecen nuevos estudios.
Se publica recientemente un artículo en el que se analiza la extinción del final del Devónico que empezó hace unos 360 millones de años y que se prolongó durante casi 50 millones años más adelante. Antes de ese momento algunos peces habían emprendido ya su lenta marcha para conquistar tierra firme y los bosques de helechos avanzaban sobre esa tierra emergida.
El mundo se estaba recuperando de otra extinción ocurrida 12 millones de años antes, pero el clima era todavía caótico y pasaba desde las condiciones más cálidas hasta las más frías con glaciares formándose en los trópicos. Pero cuando todavía no se había recuperado de ese evento, vino esta otra extinción sin causa aparente que puso fin a lo que llamamos Devónico.
El nuevo estudio analiza las esporas fósiles de helechos y de otras plantas que se han conservado en lo que un día fueron los sedimentos de un lago que ahora está al este de los que llamamos Groenlandia. Según este estudio el culpable de esta extinción fue la eliminación de la capa de ozono, por lo que la vida terrestre fue expuesta a una gran intensidad de rayos ultravioletas (UV), lo que provocaría mutaciones en el ADN.
John Marshall (University of Southampton) y sus colaboradores observaron que las esporas de justo la época de inicio de la extinción las esporas terminaron siendo oscuras y con forma irregular, lo que indica un daño en el ADN. Los autores apuntan a que ese daño en el ADN sólo puede ser causado por una gran reducción del ozono en la estratosfera.
Hasta hace no tanto se creía que las extinciones masivas se producían o bien por el impacto de algún asteroide o por erupciones masivas. Pero desde hace unos años se viene proponiendo otras causas, principalmente climáticas.
Así, por ejemplo, hace dos años se propuso que la gran extinción del Pérmico de hace 252 millones de años, que es la más grave de todas, se debería a la eliminación de la capa de ozono debido a las reacciones químicas que en la estratosfera iniciaron los depósitos de sal lanzados hasta allí por erupciones volcánicas en lo que hoy es Siberia. Los rayos UV habrían hecho el resto, devastando los bosques y la vida en general. Este nuevo caso añadiría argumentos a favor de extinciones provocadas por daños en la capa de ozono
La extinción del final del Devónico se asienta a la sombra de la extinción del Devónico tardío que ocurrió 12 millones de años antes que fue muy importante. Esta fue posiblemente debida a los gases emitidos por erupciones volcánicas que hicieron que la temperatura del planeta bajara y luego subiera. Esto destruyó el coral marino y la inmensa mayoría de animales marinos con concha.
No se tenía claro si la extinción del final del Devónico no era más que una consecuencia de la que se dio 12 millones de años antes, pero un estudio de hace una década puso de manifiesto su entidad propia y señaló en ella se eliminó a muchas especies de plantas e incluyó la desaparición de la mayoría de los tetrápodos, que fueron los peces que finalmente desarrollaron dedos. Sólo los tetrápodos de cinco dedos sobrevivieron y fueron los que dieron lugar a los vertebrados de tierra firme, incluidos nosotros. De haber sido la historia evolutiva distinta ahora tendríamos quizás 8 dedos en cada mano si, por ejemplo, hubiéramos descendido del Acanthostega (ilustración de cabecera) y ahora contaríamos en hexadecimal en lugar de decimal.
Pero el problema de la extinción al final del Devónico era que no tenía una causa al no haber pruebas de erupciones volcánicas o impacto de meteoritos. Había, eso sí, pruebas de la formación y desaparición de depósitos rocosos asociados con glaciares, lo que significa que algo estaba alterando el clima.
En los últimos 30 años Marshall ha estado explorando las rocas del este de Groenlandia que nos han llegado hasta ahora de esa época. Según el clima se hacía más cálido después de las glaciaciones del Devónico, se formaron lagos que se rellenaron de sedimentos. Estos se transformaron en rocas con el tiempo y estas rocas constituyen un registro de las condiciones antes y durante la extinción. En 2010 extrajo un testigo roca de allí de 6 metros de longitud.
En esa muestra de roca sedimentaria pudo apreciar esporas sanas fosilizadas cubiertas con sus correspondientes espinitas. Pero, súbitamente, esas mismas esporas aparecen deformadas y con espinas irregulares. Ese aspecto es consistente con las exposición a rayos UV.
Según Marshall el clima más cálido produjo tormentas de verano más intensas y estas inyectaron una mayor cantidad de agua y sal a la estratosfera, lo que destruyó el ozono de la capa que hay allí. Los rayos UV mataron los bosques y el exceso de nutrientes fue a parar al mar, lo que produjo eutrofización y la consiguiente proliferación de algas y plancton, lo que posiblemente produjo más sales destructivas de ozono en un ciclo de retroalimentación.
Según este escenario, no sólo se explicaría el origen de esta extinción, sino además la existencia de numerosos depósitos de roca de esa época formados por la descomposición de materia orgánica.
Lo más importante que quizás se puede extraer de este estudio es una lección para los tiempos actuales de calentamiento global. Hay ahora tormentas más intensas y estas están inyectando ahora mayores cantidades aguas, aerosoles y moléculas cloradas, lo que reduce el ozono estratosférico. Este mismo año se ha producido un agujero en la capa de ozono sobre el Ártico (normalmente hay uno sobre la Antártida) que todavía está por explicar bien.
Otro tema preocupante ha sido el incremento de CFC prohibidos por el protocolo de Montreal procedentes de China y que pone en peligro uno de los mayores éxitos internacionales en la protección de una capa de ozono que estaba recuperándose.
Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustración: Dr. Gunter Bechly/Wikimedia Commons/CC BY-SA 3.0.
1 Comentario
RSS feed for comments on this post.
Lo sentimos, esta noticia está ya cerrada a comentarios.
viernes 5 junio, 2020 @ 10:47 am
Bueno, bueno; la cosa tiene su gracia: «… de haber sido historia evolutiva distinta… ahora contaríamos en hexadecimal en lugar de decimal». Que no falte la imaginación y el humor, porque ¿y si ni siquiera estuviésemos?
Supongo que el evento del Pérmico-Triásico se refiere a la emisión de magma que dio lugar a los actuales los Traps Siberianos -que tanto me gustaría ver-.
Es inevitable que chinos e indios -por su número- y todos los que han malvivido y malviven en el mundo, quieran mejorar y parecerse al consumidor del mundo desarrollado. Tienen derecho a ello. Pero es inevitable que tal «progreso» nos llevará a un deterioro descomunal y suicida de la biosfera. La cuestión es ¿como evitarlo sin violar su derecho?