Creen resolver el origen del buen sonido de los Stradivarius
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Quizás el sonido único de los violines Stradivarius resida en el baño hirviente con sales al que se sometía la madera para eliminar posibles plagas, de este modo las cualidades de estos instrumentos provendrían no sólo de su buena construcción, sino que además residiría en las propiedades químicas de la madera así tratada.
Investigadores y músicos han atribuido a todo tipo de razones las cualidades sonoras de los instrumentos creados por Stradivari o Guarneri, desde la alta densidad de la madera usada debido a las condiciones climáticas donde crecieron los árboles, al tratamiento con calor de la madera, pasando por alguna propiedad especial de los barnices empleados.
Antonio Stradivari (1644-1737) confeccionó unos 1200 violines durante toda su vida y guardaba muchos de ellos. Sólo vendía uno cuando estaba seguro de desprenderse de él. Hay unos 600 violines de este tipo en el mundo, y su cotización está en torno a los varios millones de euros. Menos conocido es Guarneri del Gesu, contemporáneo de Stradivari, sus instrumentos son considerados como de igual calidad por los expertos, cotizándose en la misma medida.
Durante cientos de años se ha intentado duplicar el tono y cualidades sonoras de los violines construidos por estos luthiers italianos sin demasiado éxito. Quizás a partir de este momento sea posible gracias al estudio realizado por unos científicos liderados por Joseph Nagyvary de Texas A&M University.
En este estudio han tomado medidas por resonancia magnética nuclear y por espectrometría infrarroja para analizar químicamente la madera de la que están construidos varios de estos instrumentos de 1700 y otros modernos. En concreto se analizaron un violín y un chelo de Stradivari, un violín de Guarneri, un violín de Gand & Bernardel de París y una viola de Henry Jay de Londres.
Al parecer encontraron que las moléculas de hemicelulosa (moléculas cortas de celulosa) de los famosos instrumentos antiguos estaban rotas debido a reacciones químicas de oxidación e hidrólisis. Pero esto no es el resultado del proceso natural de envejecimiento de la madera, dando la impresión de que la madera fue tratada con algún oxidante.
En la madera suele haber hongos y gusanos que deterioran la misma, y para su eliminación debían de tratar la madera de alguna manera. Según estos investigadores probablemente hervían la madera a utilizar en una disolución de sales y minerales de composición exacta desconocida (quizás algún compuesto de sales de cobre o similar) durante un tiempo, para así eliminar esas plagas y proteger la madera de un fututo degradado que sería fatal para el instrumento.
Como resultado indirecto se obtenía una madera más ligera y dura que finalmente produciría un sonido más suave.
La única forma de comprobar si esta teoría tiene una buena base es tomar una única muestra de madera, dividirla en dos y tratar una de las partes con este método. Luego construir dos violines y comparar el sonido producido.
Los mismos investigadores planean ahora analizar químicamente la madera para intentar averiguar la composición del tratamiento químico que utilizaron. Si tienen éxito se podría realizar la prueba antes mencionada y comprobar la teoría. De este modo ciencia y arte se unirían en un bonito experimento. ¿Qué pieza musical sería la más apropiada?
Referencias:
Nagyvary j., DiVerdi j. a., Owen N. L.& Dennis Tolley H., . Nature, 444 . 565 (2006).
Nota de prensa de Texas A&M University.
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martes 5 diciembre, 2006 @ 1:06 am
Según los estudios de Nagyvary, publicados hace ya dos años, el secreto está en el bórax, un derivado del ácido bórico. El secreto radica en que, para evitar que la madera fuese atacada por las frecuentes plagas de la época, era tratada de diversas maneras. La más importante es el fungicida e insecticida bórax.
Además de proteger, endurece la madera y optimiza sus propiedades acústicas. Para demostrarlo, se asoció con el segundo mejor luthier de China y construyeron unos cuantos. Fueron sometidos a una rigurosa prueba consistente en lo siguiente: un violinista (de prestigio reconocido) tocó unas piezas alternativamente con un Stradivarius auténtico y con un Nagyvary ante un grupo de expertos críticos musicales, capaces algunos de distinguir un Stradivarius de otro, y someterlos a distinción a ciegas. Su tasa de error coincidiría con la cometida al elegir al azar.
De todo esto se dio cuenta durante un viaje por Italia, en el que observó que los objetos de madera de la época estaban devorados por las plagas, excepto de las ciudades donde se fabricaban violines, como Cremona.
Por lo demás, felicidades por el blog y el post.