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Nombre de los colores, cultura y ambiente

Área: General — lunes, 18 de octubre de 2021

El ambiente y la cultura dan forma al léxico del color independientemente de la contingencia de la evolución lingüística.

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El color es un continuo a lo largo del espectro de luz visible, pero las divisiones que hacemos son culturales. Distintas culturas separan verbalmente unos colores de otros, o no. Así, los colores verde y azul son distinguidos por dos palabras en unos idiomas o por una sola en otros.

Una de las teorías que se han propuesto sostiene que el fenómeno se debería a que el efecto de toda una vida expuestos a la luz intensa haría que les fuera más difícil distinguir entre esos dos tonos de color. Pero esta no sería la única hipótesis al respecto. Otra teoría sostiene que las personas que viven cerca de grandes masas de agua, como mares o lagos, podrían tener más probabilidades de tener una palabra para el azul. También está la que sostiene que si ciertas culturas comienzan a teñir la ropa con pigmentos azules también podría provocar la aparición de nuevos términos para los colores.

Dan Dediu (Universidad Lumière de Lyon) y sus colaboradores ha encontrado la razón por la cual el azul y el verde son diferenciados o no por palabras distintas.

Para poder distinguir entre las distintas hipótesis los investigadores recopilaron datos de 142 poblaciones en todos los continentes salvo la Antártida, que abarcan idiomas ampliamente hablados y los que hablan solo unos pocos cientos de personas en Australia o el Amazonas.

Han descubierto que las personas con más exposición a la luz solar tienen más probabilidades de hablar idiomas que agrupan el verde y el azul bajo una palabra.

Los científicos observaron qué términos de color usaba el idioma principal de cada población y luego recopilaron datos sobre los factores que podrían influir en esos términos, incluida la exposición a la luz solar y la proximidad a grandes masas de agua. No pudieron encontrar datos complementarios sobre la tecnología histórica del teñido, por lo que, en su lugar, utilizaron el tamaño de la población, pues las poblaciones más grandes tienden a tener tecnologías más complejas, incluido la del teñido de tejidos.

Descubrieron que la exposición a la luz juega un papel importante a la hora de que los idiomas separen el azul del verde. En lugares en los que la luz es más brillante como América Central o África Oriental, era significativamente menos probable que los idiomas separaran el verde del azul. Esto sugiere que toda una vida de exposición a la luz brillante aleja a comunidades enteras de crear una distinción azul-verde en su idioma.

Pero el equipo también encontró respaldo para las otras dos teorías: vivir cerca de un lago aumentaba las posibilidades de tener una palabra separada para azul. Ocurría lo mismo si se vivía en una sociedad grande. Según Dediu, esto significaría que la percepción visual, la cultura y el entorno juegan un papel en la configuración de cómo un idioma divide el espectro de colores.

Los lingüistas han encontrado pruebas de que los pequeños cambios en la forma en que las personas se comunican pueden crecer como una bola de nieve a través de generaciones de hablantes, generando así grandes cambios en los idiomas con el tiempo. Los investigadores piensan que eso es lo que sucedió aquí y que, a lo largo de generaciones, los prejuicios individuales, basados en la percepción visual y la importancia de ciertos términos de color, influyeron en qué idiomas desarrollaron un término separado para el color azul.

Este tipo de variación del lenguaje es un viejo rompecabezas en lingüística, pues no se entiende bien por qué un idioma evoluciona en una dirección determinada, mientras que otro lo hace en otra.

Los lingüistas tradicionales pensaban que todos los idiomas se enfrentan a las mismas presiones, como que las personas deseen comunicarse lo más fácilmente posible sin dejar de ser entendidas. De este modo, los lenguajes que tomarían caminos diferentes como resultado de la casualidad o contingencia.

Sin embargo, esta investigación y otras recientes han encontrado que no es del todo así y que los idiomas pueden cambiar rápidamente debido a factores ambientales o culturales.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Noticia en Science.
Foto: CC, pixabay.

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