Las personas son casi como sabuesos
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Sorprendentemente una persona corriente es capaz de seguir un rastro de olor en el suelo como lo haría un buen sabueso. La condición es que se arrastre a cuatro patas y se entrene un poco.
Para aquellos que hayan visto la película «Los santos inocentes» quizás la escena en la que uno de los personajes (el personaje interpretado por Alfredo Landa) olfatea el suelo y encuentra la dirección que ha seguido una pieza de caza abatida les parezca una licencia del escritor o del director de la película. Puede que no fuese así según los resultados de un experimento reciente y que la escena fuese realista.
En este estudio se demuestra que las personas son capaces de seguir un rastro de olor en un suelo cubierto por la hierba. Aunque el éxito es obviamente menor que en el caso de un perro el resultado pone en duda el supuesto mal olfato del ser humano.
Si comparamos al ser humano con otros mamíferos como los roedores o los perros nuestro sistema olfativo es bastante menor que el de ellos y el porcentaje de área cerebral dedicada a esa tarea también. Pero ahora se ha puesto de manifiesto que, a pesar de esas carencias, nuestro olfato no es tan malo como cabría pensar. Ya en el pasado se pensó que quizás no fuese tan deficiente, pero hasta ahora a nadie se le había ocurrido ponerlo a prueba.
Jess Porter y Noam Sobel de University of California en Berkeley derramaron esencia de chocolate sobre una pradera de cesped para formar dos líneas rectas de 10 metros de longitud conectadas con un ángulo determinado. Entonces taparon la visión de 32 voluntarios a los que también se les cubrió manos y rodillas para asegurarse que sólo recibían información olfativa. Después se les solicitó que siguiern el rastro de olor en el suelo. Los voluntarios zigzaguearon por el suelo a lo largo del terreno encontrando la trayectoria correcta con bastante éxito. Cada voluntario tenía tres intentonas para encontrar el rastro en 10 minutos. Dos tercios de los sujetos finalizaron con éxito la prueba. El estudio se publicó on line el 17 de diciembre en Nature Neuroscience.
Los participantes encontraron el ejercicio difícil, pero pudieron mejorar con la práctica. Cuatro de ellos practicaron a lo largo de varios días y aprendieron a seguir mejor el rastro y a desviarse menos del curso correcto. Su actuación fue muy buena y estuvo justo por debajo de lo que otros investigadores habían reportado en el caso de usar perros sabuesos.
En un segundo experimento, en el que se taponaba una fosa nasal, se comprobó que las personas usan dos estrategias para localizar olores: comparando la intensidad entre dos esnifadas consecutivas y comparando la intensidad del olor entre las dos fosas nasales.
Con una fosa taponada no se consiguió tanto éxito por lo que se supone que la información en estero ayuda a la hora de encontrar el rastro.
Éste es por tanto un innovador sistema para comprobar las habilidades olfatorias que los humanos poseemos. Se supone que cuando nuestros antepasados empezaron a andar sobre dos piernas el olfato dejó de ser una fuente de información importante. Pero si volvemos a ponernos a cuatro patas somos capaces de hacer cosas que no sabíamos que éramos capaces de hacer. Quizás no somos tan buenos en distinguir olores porque nuestras narices están lejos del suelo que es mucho más rico en ellos que el aire.
Aunque tenemos menos receptores del olor que otros animales puede que lo compensemos en nuestro cerebro con una mayor capacidad de análisis de los olores.
Podríamos pensar incluso que quizás somos peores que los perros en el seguimiento de un rastro porque simplemente no lo hemos practicado desde el nacimiento como ellos. Sin embargo, los humanos no tenemos la capacidad de seguir el rastro de una amplia variedad de olores a muy baja concentración como hacen algunos animales. Los perros siguen siendo mejores en encontrar personas a partir de una prenda o de oler la presencia de drogas o explosivos en los aeropuertos. Hasta ahora.
Referencias:
Porter J., et al. Nature Neurosci., advance online publication doi: 10.1038/nn1819 (2006).
Universidad de Berkeley.
Sobre el olfato.
Shepherd G. M., et al. PLoS Biol., 2. e146 (2004).
Nota:
Esta noticia no es una inocentada.
4 Comentarios
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jueves 28 diciembre, 2006 @ 10:48 am
Otro mito roto:
Podemos oler como los animales. ¿Cuántas veces hemos leído en sesudos libros y artículos que los humanos han perdido su capacidad olfativa? Eso se dice dos veces y a la tercera todos nos lo creemos. Así hasta el infinito o hasta que un outsider científico convence a una universidad que se gaste un dinero en hacer que la gente repte por el suelo oliendo. ¡Qué ya es poder de convicción!
¿Resultado? Estaban todos equivocados. Todos, sin excepción.
Y si en algo que esta delante de nuestros ojos (narices, más bien) nos podemos equivocar. ¿Qué pasará con las convicciones que tenemos más cogidas con alfileres?
No sé.
jueves 28 diciembre, 2006 @ 7:04 pm
Los «investigadores» del estudio no eran outsiders precisamente, sino que pertenecían a la Universidad en cuestión.
Tampoco es la primera vez una teoría asumida por muchos cae por el peso del experimento, ni será la última.
La ventaja de la ciencia sobre las otras ramas del conocimiento es que un experimento decide en última instancia la plausibilidad de una teoría, eliminando las opiniones. La receta es sencilla: en caso de duda realiza un experimento.
viernes 29 diciembre, 2006 @ 10:02 am
Que quede claro que yo en ningún momento voy contra la ciencia, quiero dejar esto muy claro. La ciencia -y más aún la lógica y la matemática- es el conocimiento real (aunque no pueda llegar jamás a conocerlo todo (teorema de Gödel), pero por lo menos podrá conocer mucho más de lo que jamás nadie podrá tener en su cabeza.
Yo voy en contra de muchos científicos que, por el hecho de serlo se creen los nuevos sacerdotes poseedores de la verdad, sin ningún tipo de humildad ni conocimiento en las limitaciones de su experiencia limitada.
Esos científicos son un cáncer para el conocimiento, son los de siempre, los expertos a sueldo.
Lo mismo te dicen que el fuel oil del Prestige se solidificará en pocos días en el fondo del mar, que te dicen que con dos ordenadores se controlará a todos los EEUU, o que los viajes astrales no existen y son una mentira.
Explico esto último para que no penséis que soy un esotérico o un chamán. Durante siglos la gente (alguna) ha experimentado la sensación de viajes astrales, en el último siglo los científicos -todos- han negado esta sensación (que fueran reales físicamente, es mucho más lógico de negar). Hasta que unos científicos rozaron una parte del cerebro de una paciente y le provocaron un viaje que ni el LSD, vamos.
Es decir, si existe la sensación, es real, provocable y no quiere decir que se esté loco: es un mecanismo del cerebro que, autónomamente, se provoca -o bien por medicamentos-.
¿Hubo autocrítica? No. Ninguna. Se podía haber dicho “señores, después de décadas de negar la posibilidad de que esto exista nos habíamos equivocado” ¿o es que sólo va a pedir perdón la iglesia -que tiene mucho que pedir-?
Pongo ese ejemplo, polémico -lo sé-, pero podría poner muchos más (y vosotros conoceréis, sin duda, más que yo).
Yo voy contra los mitos científicos, los estereotipos científicos y los “expertos” que no saben de la misa la mitad.
La gravedad existía antes de newton, era evidente y menos mal que no había expertos del ministerio en aquella época porque si no habrían dicho “no existe correlación demostrada entre lanzar una manzana al aire y que ésta vuelva a caer, no existen estudios que concluyan esto”. Bueno, había otros expertos, los eclesiásticos que te quemaban porque Dios no aprobaba la existencia de esa ley.
El anterior párrafo es un divertimento, pero ¿qué pasaría si Newton hubiera planteado la teoría general de la relatividad? Durante 4 siglos hubiera sido dilapidado porque los expertos dirían que cómo iba a ser posible que los relojes de cuco atrasasen cuando iban a la velocidad de una diligencia, im-po-si-ble.
Me refiero a eso, a los pioneros. A los que ven más allá que el resto. Y también a los que niegan lo que el pueblo dice sin mostrar el menor asomo de duda razonable.
Si 10000000 de personas dicen han visto a dios habría que pensar que podría ser estudiable se hace el experimento y punto.
Si 1000000 de personas dicen que hablan con Dios entonces en eso no hay experimento posible.
Si 1000000 de personas dicen que creen en dios, muy bien, me alegro por ellos, es solo una estadística más.
Si la mayoría de las culturas mundiales tienen mitos de un diluvio en vez de reírse de esos hombres primitivos podría alguien plantearse que algo tuvo que haber, es lógico. Pues no, hasta que unos tíos con ayuda del satélite (articulo de NeoFronteras) empezaron a ver que existían pruebas de cráteres de hace 3000 y pico años en el mar, ah, ahora sí.
Pero, ¿quién reprime a los que negaban que eso fuera cierto?
Yo estoy por la duda razonable o incluso por la duda, no por negar lo que no puedo conocer.
Y os juro que hay mucha gente que hace esto último.
Por eso inicié el debate, extenso, sobre la telefonía móvil y el tabaco.
Por cierto, estoy esperando que me manden las nuevas recomendaciones de la American National Standards Institute (ANSI) sobre las recomendaciones sobre las antenas de telefonía movil que, a modo de resumen son:
1- no poner ninguna antena más en poblaciones
2- no poner ninguna antena más a menos de 1000 metros de zonas habitadas.
Como veis, no todo está tan claro en el mundo de las microondas.
Seguiremos informando.
Gracias por vuestra página.
Saludos desde Sevilla y feliz año.
viernes 29 diciembre, 2006 @ 2:13 pm
Quizás diga que no está en contra de la ciencia pero sus palabras revelan lo contrario. De sus texto se desprende, por desgracia, cierto aroma a «conspiranoia», lo pretenda o no. También se desprende bastante desconocimiento de lo que es el método científico y probablemente sin quererlo se pone en evidencia.
Según Popper toda teoría científica, por ser científica es falsable. Todas son mantenidas como la mejor explicación posible hasta que otra aún mejor la reemplaza. La ciencia no pretende explicarlo todo ni tener la última verdad sobre nada. No hay dogmas, y el mantenimiento artificial de dogmas no pertenece al método científico.
Los científicos son humanos, se equivocan, tienen ego y tienen que comer todos los días. Como producto humano que es, la ciencia contendrá los defectos que se desprenden de esos condicionantes antes mencionados.
Los recursos son limitados y el dinero disponible también. Cómo se financia la ciencia es un asunto político, no científico. Saber qué es más importante si el viaje astral o el cáncer puede ser fundamental a la hora de mejorar la vida de las personas.
Pero incluso así se han estudiado inundaciones históricas en ciertas regiones del globo, y las experiencias mentales inducidas por las altas aceleraciones en los pilotos de pruebas. No se puede pedir que se estudie todo instantáneamente. La gente de la calle a veces cree que un científico entra por la mañana en el laboratorio y sale por la tarde con un artículo publicado en Nature. Para una simple cosita se pueden tardar años de estudio y la ideas «eureka», además de tener que pillarte trabajando, son muy escasas. Se abrió esta web precisamente para explicar esto entre otras cosas. En NeoFronteras hemos publicado resultados de individuos que estuvieron estudiando un asunto durante más de una década.
Obviamente los científicos también se equivocan y algunos también tienen orgullo. También, y por desgracia, el recurso a la autoridad es empleado algunas veces. Son humanos. No podemos pedirles más que al resto de la gente, aunque muchas veces den más que el resto.
Pero hay científicos que son incluso malas personas, mezquinos, ególatras, impresentables, incluso tramposos. Cualquiera del mundillo se lo puede decir. Pero el conocimiento científico en sí puede progresar incluso con esa carga.
También hay que tener cuidado de aquellos que se hacen llamar científicos y en realidad no lo son. Iluminados por desgracia hay muchos.
Sólo añadir que nunca publicaremos noticia o comentario sobre la inocuidad del tabaco, aunque sólo sea por respeto a los millones de no fumadores cuyos derechos son pisoteados en los lugares públicos continuamente. Como tampoco publicaremos las teorías negacionistas del cambio climático, o las revisionistas que niegan el holocausto judío.
En cuanto a las antenitas… En NeoFronteras hay más de 700 artículos publicados. Uno de ellos muy muy colateralmente trata el tema. No queremos que este asunto monopolice la web. Le recomendamos muy vivamente que abra un blog donde exponga esos resultados. No queremos contribuir a una psicosis colectiva, sobre todo si no hay confirmación. En el futuro ya se verá.
Por favor, lea atentamente las bases de participación, entre otras cosas verá que el abuso de mayúsculas (equivalente a gritar en Internet) no está permitido.
De todos modos muchas gracias por sus comentarios y feliz año.