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El perjudicial turismo espacial

Área: Medio ambiente — domingo, 3 de julio de 2022

Las emisiones de hollín del turismo espacial es unas 500 veces más perjudicial para el calentamiento global que las fuentes tradicionales y de los aviones. Además, esta industria destruirá la capa de ozono que tanto está costando recuperar si no se pone remedio.

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El mundo que ahora nos toca vivir se parece cada día más a las distopías que nos presentaba la ficción científica de hace tiempo debido a una innumerable relación de aspectos. Uno de esos aspectos es el poder de las grandes corporaciones que, además, están a cargo de gurús iluminados, como pueda ser Elon Musk o Jeff Bezos.

Aunque no son los únicos, ambos magnates tienen en común el perseguir el turismo espacial. Desde hace unos años han venido desarrollando cohetes para el turismo espacial o las megacostelaciones de satélites que prometen llevar Internet al último rincón del mundo. Se ve que un bosquimano no será feliz hasta que reciba en su móvil el último vídeo idiota en su cuenta de Facebook en medio del Kalahari.

Ahora investigadores de la UCL, de la Universidad de Cambridge y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) acaban de publicar un estudio sobre el impacto contaminante que los lanzamientos de cohetes tendrán en el escenario de turismo espacial próximo. Para este estudio utilizaron un modelo 3D y datos de los lanzamientos de cohetes realizados en 2019.

El equipo descubrió que las partículas de hollín emitidas por los cohetes son casi 500 veces más eficientes para retener el calor en la atmósfera que todas las demás fuentes de hollín combinadas, incluyendo aviones y todo el transporte de superficie. Esto tiene un efecto climático importante que hasta ahora se había despreciado.

Pero lo negativo no se circunscribe al aumento del efecto invernadero. Además, aunque el estudio reveló que la pérdida actual de ozono debido a los cohetes es pequeña, las tendencias de crecimiento actuales en torno al turismo espacial indican una potencial eliminación futura de la capa de ozono estratosférica superior en el Ártico en primavera debido a estos los lanzamientos.

Esto se debe a que los contaminantes de los cohetes de combustible sólido y el calentamiento de reentrada de las naves espaciales y desechos que regresan son particularmente dañinos para el ozono estratosférico.

«Los lanzamientos de cohetes se comparan rutinariamente con las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes del aire de la industria aeronáutica, lo que demostramos en nuestro trabajo es que esto erróneo», dice Eloise Marais (UCL Geography).

«Las partículas de hollín de los lanzamientos de cohetes tienen un efecto climático mucho mayor que los aviones y otras fuentes terrestres, por lo que no es necesario que haya tantos lanzamientos de cohetes como de vuelos internacionales para que haya un impacto similar. Lo que realmente necesitamos ahora es un debate entre expertos sobre la mejor estrategia para regular esta industria en tan rápido crecimiento», añade.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores recopilaron información sobre los productos químicos de los 103 lanzamientos de cohetes en 2019 en todo el mundo, así como datos sobre el reingreso de cohetes reutilizables y basura espacial. También utilizaron las demostraciones recientes de las empresas de turismo espacial Virgin Galactic, Blue Origin y SpaceX y para calcular los lanzamientos futuros para así construir un escenario sobre la magnitud de una futura industria de turismo espacial. Luego, estos datos se incorporaron a un modelo de química atmosférica en 3D para explorar el impacto sobre el clima y la capa de ozono.

El equipo de investigadores demuestra que el calentamiento debido al hollín es de 3,9 mW/m2 después de una década de lanzamientos dominada por las emisiones de los cohetes alimentados con queroseno. Sin embargo, esto se duplica con creces hasta llegar a los 7,9 mW/ m2 después de solo tres años de emisiones adicionales de los lanzamientos de turismo espacial, debido al uso de queroseno por parte de SpaceX y de combustibles híbridos de caucho sintético por parte de Virgin Galactic.

Los investigadores dicen que esto es de particular preocupación, ya que cuando las partículas de hollín se inyectan directamente en la atmósfera superior se tiene un efecto mucho mayor sobre el clima que otras fuentes de hollín convencionales. En concreto, la eficiencia en el calentamiento de las emisiones de hollín del turismo espacial es unas 500 veces mayor que las fuentes de hollín de la superficie y los aviones.

Además, el equipo descubrió que, en un escenario de lanzamientos de cohetes de turismo espacial diarios o semanales, el impacto sobre la capa de ozono estratosférico amenaza con socavar la recuperación experimentada después de la implementación exitosa del Protocolo de Montreal.

La prohibición global del Protocolo de Montreal sobre las sustancias que reducen la capa de ozono se adoptó en 1987 y se considera una de las intervenciones de política ambiental internacional más exitosas.

«La única parte de la atmósfera que muestra una fuerte recuperación del ozono después del Protocolo de Montreal es la estratosfera superior y ahí es exactamente donde el impacto de las emisiones de los cohetes golpeará con más fuerza. No esperábamos ver cambios en el ozono de esta magnitud, amenazando el buen progreso de la recuperación del ozono», dice el coautor del estudio Robert Ryan.

Añade que todavía hay mucho que tenemos que averiguar sobre la influencia del lanzamiento de cohetes y las emisiones durante reingreso atmosférico. En particular, hay que estudiar el futuro tamaño de la industria y los tipos combustibles y sus subproductos, así como los nuevos combustibles como metano líquido.

«Este estudio nos permite entrar en la nueva era del turismo espacial con los ojos bien abiertos a los potenciales impactos. El debate sobre la regulación del impacto ambiental de la industria de los lanzamientos espaciales debe comenzar ahora para que podamos minimizar el daño a la capa de ozono estratosférico y al clima», finaliza.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: NASA Flight Opportunities/Flickr

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5 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    «Se ve que un bosquimano no será feliz hasta que reciba en su móvil el último vídeo idiota en su cuenta de Facebook en medio del K-alahari»

    ¡Ja, ja, ja! Por mi vena paranoide tampoco tengo mucha fe en nuestra Mendrugo´s society, querido Neo.

    Es diversión solo para ricos, pero ya hay una empresa vendiendo viajes «Zero gravity» por 9.000 dólares en EEUU a entusiastas que deseen vomitar abundantemente durante la experiencia. De vuelta a tierra, sus jugos gástricos serán convenientemente fregados por algún empleado mildolarista que, en el peor pero frecuente caso, aborrecerá y envidiará a los vacíos pijotripulantes.
    Pero nuestros descendientes no viajarán a las estrellas ni merendarán Soylent Green, aunque sí que habrá ricos vacilando y mucha megalomanía (si puede ser pret-a-porter, mucho mejor).

  2. tomás:

    Por la primera parte de tu comentario, amigo Miguel, te cuento que ayer escuché en la Sexta, que los encuestados, en la calle y al azar, confesaban pasarse entre 6 y 10 horas diarias con el móvil. ¡Eso es una barbaridad digna de calificarla como una adición casi universal comparable al tabaco, alcohol, marihuana, etc.!
    Por otra parte, ya refiriéndome lateralmente al resto, pude saber que el 10 % de la población -los más ricos del mundo- habían duplicado o más su fortuna durante la pandemia, mientras que la pobreza del 90 % restante había aumentado, pero su hambre. Claro que van al espacio los riquísimos; ya no saben en qué gastar.
    Un abrazo.

  3. tomás:

    ¿Y no hay forma de impedir que esos artefactos espaciales perjudiquen la capa de ozono, tan imprescindible para la vida?

  4. Miguel Ángel:

    Pues, si sigue aumentando el índice de desigualdad, aumenta en proporción directa el riesgo de…

    https://www.youtube.com/watch?v=-Zd0-1a0U1M

    …O de «guillotaine», llegado el caso. Que no se las den de listos esos ricos.

    Abrazos muchos.

  5. tomás:

    Ayer me enteré por la tele -creo que por la 2- de que existe una anomalía en el Atlántico-Sur de unas dimensiones, por lo que vi, comparables a Australia, que abarcan buena parte de Argentina, algo de Brasil y llegan al sur de África. Se achaca a una disminución del magnetismo y tendrá efecto en la capa de ozono, disminuyéndola.
    Se descubrió a raíz de los graves daños de un astronauta, y luego de otros. Al primero se le diagnosticó cáncer de piel. Al parecer, cuando pasan sobre ella los satélites se toman medidas protegiendo sus partes más sensibles a las radiaciones.
    Malas noticias para la vida si el magnetismo no nos protege lo suficiente.

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