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Alimentación y emisiones

Área: Medio ambiente — sábado, 11 de marzo de 2023

Las emisiones del sistema alimentario mundial ponen en peligro los objetivos climáticos de París.

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Amigo lector, ¿tiene un auto viejo y se planeta comprarse uno eléctrico? Puede que algo así sea irrelevante, pues las emisiones debidas al desplazamiento privado no son muy altas. Pero, ¿qué tal esas uvas fuera de temporada que se está comiendo ahora en Europa y que vienen de Sudamérica o Sudáfrica? No parece que sea muy ecológico. Esto no es más que un detalle de los varios que indican que el sistema de alimentación mundial es uno de los grandes contribuyentes al calentamiento global.

No es solo que ciertos alimentos vengan de lejos, es que la agricultura y ganadería producen muchos gases de efecto invernadero per sé. Esto se da tanto intrínsecamente, como en el caso de los aparatos digestivos de las vacas que producen metano, como por los sistemas de producción que empleamos, que hacen uso de combustibles fósiles. Para colmo es inconcebible un tractor eléctrico a batería.

Según un nuevo estudio, las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario mundial agregarán casi un grado Celsius a las temperaturas de la superficie de la Tierra para 2100 según las tendencias actuales. Esto aniquila los objetivos climáticos del Acuerdo de París.

La parte positiva es que, según estos investigadores, una revisión importante del sector, desde la producción hasta la distribución y el consumo, podría reducir esas emisiones en más de la mitad incluso a medida que aumenta la población mundial.

La superficie de la Tierra se ha calentado 1,2 °C desde fines del siglo XIX, lo que deja solo un estrecho margen para mantenerse por debajo del objetivo central del tratado de 2015 para limitar el calentamiento a muy por debajo de los 2 °C.

Aún más fuera de alcance está el límite ideal de los 1,5 °C, que la ciencia demostró posteriormente que es un umbral mucho más seguro para evitar impactos climáticos devastadores y posiblemente irreversibles. Estos impactos incluyen inundaciones costeras, olas de calor y sequías entre otros muchos. Pero esta meta parece cada vez más imposible, principalmente porque no hacemos nada.

Según Catherine Ivanovich (Universidad de Columbia en Nueva York), es esencial mitigar las emisiones del sector alimentario para conseguir un futuro climático seguro.

El sistema alimentario mundial representa alrededor del 15 por ciento de los niveles de calentamiento actuales, pero solo un tercio de los planes nacionales de reducción de emisiones en virtud del pacto de París incluyen alguna medida para reducir las emisiones de CO2 de la agricultura o la ganadería.

Para mejorar las estimaciones anteriores de cuánto contribuye la alimentación del mundo al calentamiento global, Ivanovich y sus colaboradores observaron por separado los tres principales gases de efecto invernadero, que varían en potencia y permanencia en la atmósfera.

Una vez emitido, el dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante siglos. El metano solo permanece durante aproximadamente una década, pero es casi 100 veces más eficiente para retener el calor.

El metano emitido por el ganado, los arrozales y los alimentos en putrefacción representan alrededor del 60 por ciento de las emisiones relacionadas con los alimentos. Encontraron que el CO2 de la maquinaria y el transporte represanta un 20% y el otro 20% proviene del óxido nitroso debido al uso excesivo de fertilizantes químicos.

Los investigadores también recopilaron datos sobre las emisiones de carbono de casi 100 alimentos individuales.

El estudio concluye que sin un cambio drástico en la producción y la dieta, el consumo mundial de alimentos aumentará la temperatura promedio de la superficie de la Tierra entre 0,7 °C y 0,9 °C para fines de siglo.

Señalan que este calentamiento adicional por sí solo es suficiente para superar el objetivo de calentamiento global de 1,5 °C y acercarse al umbral de 2 °C.

El metano, mostró el estudio, es claramente la clave para frenar la contaminación por carbono relacionada con los alimentos. Según Ivanovich, la mayor parte del calentamiento futuro del sector alimentario proviene de las emisiones de metano. Debido a que es un contaminante de vida corta, las reducciones inmediatas en sus emisiones pueden resultar beneficiosas para el clima en un futuro cercano.

Añade que solo con mejorar los métodos de producción de carne, lácteos y arroz se podría reducir el pronóstico de calentamiento adicional del sector alimentario en una cuarta parte.

El estudio sostiene que adoptar una dieta óptima para la salud humana en todo el mundo, usar energías renovables en lugar de combustibles fósiles para obtener energía y reducir el desperdicio de alimentos reduciría el calentamineto en otro 25 por ciento.

Sin embargo, hasta la fecha, las tendencias para muchas de estas medidas están estancadas o, en el caso del consumo de carne, se están moviendo en la dirección equivocada.

Estamos en un lío bastante complicado de solucionar si es que al final pueda tener solución sin que lleguemos a más guerras por los recursos. Puede que podamos poner nuestro granito de arena no comiendo productos lejanos o llevando una dieta sana.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Gráfico: Catherine C. Ivanovich et al, Future warming from global food consumption, Nature Climate Change (2023).

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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6 Comentarios

  1. tomás:

    Decidido: hay que transformar el metano de las vacas en CO2. Pienso que no sería difícil ponerles un mechero en el rabo que se encendiera cuando las vacas venteasen y asunto solucionado. Para el sistema podría utilizarse IA y, así, estar más modernos.
    No sé si patentarlo.

  2. NeoFronteras:

    Jajaja.
    Hay que hacerlo con resiliencia y si tienes en cuenta las sinergías holísticas seguro que funcionará. También hay que dejar «evidencias» de los resultados y «reportarlo». Sobre todo si hay que «remover» las vacas de un lado a otro.

  3. Alejandro Sánchez:

    Es lo que hace tiempo se expresa, que la industria cárnica y la carnivosidad son insostenibles. Una combinación de vegetales pueden dar igual o más proteínas que la carne.

  4. tomás:

    Saludo fuerte, amigo Alejandro. Imagino que quieres decir «carnivoracidad» y estoy muy de acuerdo contigo. Lo de las macrogranjas y todo eso es terrible.
    Un abrazo.

  5. apalankator:

    Por dar un enfoque positivo, creo que producir biogás a partir de los purines y otros residuos de ganadería y agricultura puede reducir la producción de gases productores de efecto invernadero. Hay planes ambiciosos en España y otros paises para multiplicar está producción a corto plazo.
    Como beneficio añadido, debido a esta producción de gas renovable, se reducirán explotaciones de gas fósil que seguro tienen grandes emisiones de gases productores de efecto invernadero, que no han sido nunca bien cuantificadas, debido a la presión de los lobbys.
    Un saludo

  6. Miguel Ángel:

    Tomás de Copenhage, ¡je-je-je!.

    Querido Apalank.ator, el problema es que la extrema derecha sigue ganando terreno y es descaradamente contraria a las soluciones ecológicas: en Suiza, por poner otro vergonzoso ejemplo, hace unos años ganaron las elecciones y actualmente tienen como ministro de Medio Ambiente al negacionista Albert Rösti.
    En España, Vox ha paralizado un buen número de proyectos ecologistas en las comunidades donde gobierna. También tiene planes de desmantelar la sanidad pública: si hubiesen ganado en Madrid, los presupuestos no hubiesen dado ni para pagar tenderetes de la Cruz Roja. Todo ello con el beneplácito de Ayuso y el hobbit Almeida: MADRID ES LA COMUNIDAD AUTÓNOMA QUE MENOS % DE PRESUPUESTO DEDICA A LA SANIDAD PÚBLICA.
    Y en EEUU, Trump relanza su carrera a la presidencia a lomos de una «Venus in furs» del cine porno.

    Abrazos pantagruélicos.

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