Evaluación del riesgo y emociones
Descubren que la predicción del riesgo y el procesamiento de las emociones están neurológicamente relacionados.
Unos investigadores de Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne y del Caltech han realizado un interesante descubrimiento neurológico sobre cómo el cerebro humano evalúa o predice el riesgo. Los resultados fueron publicados el pasado 12 de marcho en Journal of Neuroscience y arrojan luz sobre por qué ciertos riesgos como los riesgos financieros son subestimados frecuentemente. Además podría ayudar a entender comportamientos aditivos como el consumo de drogas o la ludopatía, que podrían estar causados por una mala evaluación del riesgo asumido.
La planificación implica hacer predicciones. En ciertos ambientes, sin embargo, nuestras predicciones no son acertadas. Una errónea predicción del riesgo frecuentemente desemboca en un comportamiento inusual: euforia o apuestas excesivas cuando el riesgo se subestima, y ataques de pánico o depresión cuando predecimos que las cosas son más arriesgadas de lo que realmente son. Para entender estas reacciones anómalas frente a situaciones inciertas, necesitamos estudiar los mecanismos neurológicos subyacentes a cómo aprendemos a predecir el riesgo.
Sorprendentemente se había efectuado poca investigación sobre este tema y no se sabía cómo el cerebro está involucrado en la predicción del riesgo.
Usando imágenes por resonancia magnética funcional durante la realización de una tarea de apuesta, en la que el riesgo cambia constantemente, los investigadores descubrieron que una activación temprana de la ínsula anterior del cerebro está asociada con errores en la predicción del riesgo. El curso temporal en la activación indica además un papel de la actualización rápida, y esto sugiere que esta región cerebral está relacionada con cómo aprendemos a modificar nuestras predicciones del riesgo.
El resultado es interesante porque la ínsula es un lugar donde integramos y procesamos emociones.
Los expertos del campo juzgan como bastante importante este descubrimiento, ya que indica que necesitamos actualizar nuestra comprensión de las bases neuronales de la anticipación de la recompensa en circunstancias inciertas para incluir la valoración del riesgo.
Al contrario de lo que decía Descartes, el hallazgo de que la predicción del riesgo y el procesamiento de las emociones están relacionados sugiere que las emociones pueden estar íntimamente relacionadas con la toma racional de decisiones, y ellas nos podrían ayudar a valorar el riesgo de manera correcta en un mundo incierto.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa de EPFL.
Artículo original (resumen).
Foto: “Rock Climbing Sunken Gardens” por Michael Sarver, vía Flickr.
2 Comentarios
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sábado 5 abril, 2008 @ 10:57 am
Suena un poco extraño eso de que las emociones puedan estar íntimamente relacionadas con la toma racional de decisiones. Siempre hubiera dicho que las emociones están más bien ligadas a lo irracional, aunque a primera vista creo que una discusión sobre este tema (de las emociones) derivaría hacia planteamientos metafísicos o filosóficos, para mí, bastante ajenos a la ciencia.
lunes 7 abril, 2008 @ 10:09 am
Pero las emociones son un hecho cuya existencia es incontrovertible y son, por lo tanto, totalmente dignas del estudio científico.
De hecho, creo que son muy importantes y que juegan un papel fundamental en el comportamiento humano, incluso más que la razón.
Analizar racionalmente un problema, o evaluar racionalmente un riesgo, es un proceso difícil: en primer lugar, lleva su tiempo; además, para hacerlo bien se necesita información previa, cuanta más mejor, así como herramientas adecuadas para el análisis de esa misma información.
Por otro lado, dado que existen la religión, las supersticiones y los partidos políticos ;-) es evidente que buena parte de la población humana no utiliza el razonamiento a la hora de habérselas con los hechos importantes de la vida. Sin embargo, nadie (que yo sepa) carece de emociones.
Opino que es posible que el emocional sea el sistema básico de toma de decisiones en los animales. En el ser humano puede usarse, además, una evaluación racional de la situación. Sin embargo, sólo en raras ocasiones se toma el razonamiento como único medio para llegar a la solución de un problema, sin interferencia de otros factores.
La emoción tiene dos características relevantes a la hora de usarse para la toma de decisiones (o para la evaluación de riesgos): en primer lugar, es integradora: creo que la emoción que nos causa algo no depende sólo de los factores objetivos que se nos presentan en un tiempo y lugar dados, sino que depende de nuestra educación, nuestras experiencias, nuestras expectativas… maneja, pues, muchas variables. En segundo lugar, es inmediata, o por lo menos, potencialmente mucho más rápida que un razonamiento, lo que es una ventaja en muchas situaciones.
No sé quién decía que el ser humano no es un ser racional, sino racionalizador. Es decir, que justifica racionalmente «a posteriori» decisiones tomadas emocionalmente «a priori».