La sexual vida compleja en el Neoproterozoico
Unos paleontólogos descubren que unos fósiles encontrados en el sur de Australia corresponden a organismos complejos. Estos seres se remontan a hace 565 millones de años, antes de la denominada explosión del Cámbrico, en el Neoproterozoico.
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Hasta ahora el paradigma dominante de la Paleobiología mantenía que las formas pluricelulares más tempranas eran muy simples, y que las estrategias usadas hoy en día para sobrevivir, reproducirse y crecer habían surgido a lo largo del tiempo debido a varios factores. Estos factores incluyen la presión ecológica y evolutiva que, tanto los predadores como la competencia por los recursos, han impuesto sobre los ecosistemas.
Sin embargo, describiendo la ecología y las estrategias de reproducción de Funisia dorothea, un organismo tubular fosilizado, unos investigadores encontraron que este ser vivo tenía múltiples maneras de crecer y propagarse que son similares a las usadas por muchos de los invertebrados de hoy en día.
Funisia dorothea crecía en abundancia, cubriendo el lecho marino en el Neoproterozoico (periodo de 100 millones años que terminó hace 540 millones de años) en un momento en el que se cree que no había depredadores. Mary Droser, una de los paleontólogos involucrados en el estudio, descubrió este organismo en 2005 cerca de las colinas Ediacara, en el sur de Australia y le dio nombre (Funisia del latín «soga» y Dorothea de Dorothy, por nombre de la madre de la investigadora).
Según ella la forma en la que este organismo aparece en el registro fósil muestra claramente que los ecosistemas eran complejos muy pronto en la evolución de la vida animal, antes de que estos desarrollaran esqueletos y antes de que se hubieran generalizado los depredadores.
Droser y James G. Gehling observaron que Funisia aparece en los fósiles como tubos de unos 30 cm de largo. Además, se dieron cuenta de que estos tubos se dan en grupos de 10 a 15 individuos, mostrando un patrón de propagación que frecuentemente se asocia con la reproducción sexual.
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En general, según Droser, los individuos que crecen unos al lado de los otros lo hacen, en parte, para asegurar el éxito reproductivo y que, por tanto, en los fósiles de Funisia se ve la reproducción sexual, en este caso en un ecosistema de la Tierra primitiva. Éste posiblemente sea el primer ejemplo de reproducción sexual en animales (pluricelulares) de nuestro planeta.
Según estos investigadores, agregados similares en tamaño a los de Funisia se asocian con un gran número de organismos que nacen y crecen a la vez, y que se corresponde casi siempre a una reproducción sexual y muy raramente asexual. Además de este sistema, estos seres se podrían haber reproducido por brotes a partir de un individuo.
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Según otros investigadores el hallazgo muestra que las estrategias ecológicas fundamentales estaban ya establecidas en las comunidades de animales más antiguas conocidas.
El hecho de que Funisia muestre un crecimiento denso y en racimos sobre el lecho marino permite inferir que se reproducía sexualmente, produciendo un número limitado de larvas. Ésta es la manera en la que muchos animales primitivos, como las esponjas y los corales, se reproducen y crecen actualmente. Así que, aunque desconozcamos las afinidades de muchos de estos remotos animales con otros seres, sabemos que sus comunidades estaban estructuradas de una manera similar a las existentes hoy en día.
Los científicos creen que una visión mejor de los primeros ecosistemas de nuestro planeta puede informarnos de cómo la vida primitiva evolucionó y de cómo responden los organismos a cambios ambientales o de otro tipo.
Según ellos la naturaleza de este ecosistema proporciona además pistas sobre qué mirar en otros planetas en la búsqueda de vida extraterrestre.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa de UC Riverside.
Artículo en Science (resumen).
Vídeo.
1 Comentario
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sábado 5 abril, 2008 @ 11:13 am
«Funisia Dorothea», hombre mucha pinta de ser «cover girl» de Playboy no tiene, la verdad. Qué rarita es la vida.