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Los abejorros poseen reconocimiento intermodal

Área: Etología — domingo, 8 de marzo de 2020

Los abejorros pueden saber la forma de un objeto si antes lo han palpado a oscuras.

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¿Qué es imaginar? ¿En qué consiste la consciencia? Puede que unos animales tan pequeños como los abejorros nos ayuden a confundirnos un poco más sobre estos conceptos.

Si a usted, amigo lector, le tapan los ojos y le entregan un objeto para que lo manipule (por ejemplo, un dodecaedro que simbolice el Cosmos) y luego se lo quitan, no le costará reconocerlo cuando se lo presentan ante su visión más tarde.

Esto es posible porque nuestro cerebro es capaz de almacenar la información de tal modo que puede ser recuperada por un sentido distinto. Esta integración multisensorial nos permite formar una imagen mental del mundo y apuntala nuestra percepción consciente.

Para el ejemplo usted habrá tenido que imaginar la forma de ese objeto en su mente, de tal modo que la imagen real del objeto encaje más tarde en la forma o molde imaginado. Esta habilidad se denomina reconocimiento modal cruzado o reconocimiento intermodal y nos permite percibir un visión completa del mundo que es rica en representaciones.

Hace un par de semanas unos investigadores de Queen Mary University of London y Macquarie University publicaron un par de artículos en los que parecen demostrar que algo tan supuestamente sofisticado se da también en abejorros.

Para ello entrenaron a unos abejorros para que reconocieran cubos y esferas que contenían una disolución azucarada (agradable para esos insectos por constituir comida) y otra de quinina (amarga) respectivamente.

Luego las dejaron en la oscuridad en presencia de ambos tipos de objetos y los abejorros iban a los cubos que reconocían sólo por el tacto, que exploraban durante más tiempo.

Además realizaron el experimento contrario en el que se entrenó a los abejorros a reconocer esos objetos por el tacto en la oscuridad y luego se les expuso a esos mismos objetos en presencia de luz, pero sin posibilidades de que pudieran usar el tacto anteponiendo una barrera transparente. En este caso también iban hacia los objetos que contenían la recompensa, pero sólo guiadas por la vista de un objeto que nunca habían visto.

Este tipo de retos solo ha sido superado en el mundo animal por simios, delfines y otros animales «superiores».

«Los resultados de nuestro estudio muestra que los abejorros no procesan su sentido por canales separados, sino que van juntos en algún tipo de representación unificada», dice Cwyn Solvi.

Este logro por parte de los abejorros es asombroso, sobre todo si consideramos el tamaño de su cerebros. Se pensaba que el cerebro de los abejorros era demasiado pequeño como para tener la capacidad de imaginar cosas de la manera en la que este estudio demuestra. El cerebro de estos insectos tiene un millón de neuronas frente a las cien mil millones del de los humanos, pero debe de contener circuitos neuronales altamente complejos.

La existencia de reconocimiento intermodal en abejorros demostraría que estos insectos poseen un sistema de integración sensorial que les permite formar una representación compleja de su mundo.

Los abejorros serían capaces de pasar este tipo prueba en la oscuridad porque la evolución les ha forzado a trabajar a cualquier hora y también necesitan valerse cuando la luz no está tan presente.

«Hemos sabido durante mucho tiempo que las abejas y abejorros pueden recordar formas y flores. Pero, por ejemplo, también un smartphone puede reconocer tu cara y lo hace sin ningún tipo de consciencia. Nuestro trabajo indica que algo está pasando en la mente de los abejorros que es totalmente diferente de una máquina: que los abejorros pueden conjeturar imágenes mentales de formas», dice Lars Chittka (Queen Mary University of London).

«Nuestro trabajo muestra que fenómenos similares a la consciencia podrían darse en cerebros relativamente pequeños y, por tanto, podrían no haber surgido tarde en la evolución, sino que podrían haber existido en los antepasados de los insectos de hoy desde el Cámbrico, hace 500 millones de años», sostiene Chittka.

Sin embargo, Solvi es cauto y dice que el hallazgo no significa necesariamente que los abejorros experimenten el mundo de la misma manera que nosotros lo hacemos. Pero que sí mostraría que hay algo más que sucede sus cabezas de lo que en un principio estábamos dispuestos a conceder.

En todo caso, este y otros experimentos sobre abejas y abejorros indican que estos insectos no son simples máquinas ingeniosamente diseñadas para responder ante ciertos estímulos de manera automática.

Hace ya unos pocos años Chittka demostró cómo los abejorros conseguían tirar de una cuerdecita para arrastrar una recompensa azucarada hasta su alcance o cómo pueden aprender tareas de semejantes adiestrados que no hacen en la Naturaleza y optimizarlas al realizarlas ellos.

Chittka, junto a la filósofa Catherine Wilson, decía recientemente que estos insectos parecen tener al menos algunas de las principales características de la consciencia, como la representación del tiempo y el espacio.

Las abejas y abejorros parecen tener lenguaje simbólico, percepción visual avanzada, toma de decisiones, pensamiento abstracto y planificación. Si la consciencia es un hallazgo evolutivo al que se puede llegar por necesidad al ser útil, puede que otros animales, además de nosotros, también la tengan. Aunque todavía no tengamos ni idea de en qué consiste exactamente o de dónde proviene físicamente.

Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com

Fuentes y referencias:
Artículo original I.
Artículo original II.
Foto: Lars Chittka.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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11 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    Ya no tengo tan claro que se cuelen accidentalmente por la ventanilla del coche: puede que se trate de algún interesado en iniciar una I+D del modelo de automóvil.
    Es de suponer que sus ancestros también se colaran intencionadamente en las aulas de las primeras universidades, transmitiendo todo ese conocimiento a las siguientes generaciones.

    A propósito de las primeras universidades, creo que no hemos hablado nunca de el centro de estudios de Fez, en Marruecos, y su precursora:

    https://es.wikipedia.org/wiki/Fatima_al-Fihri

    Abrazos intermodales.

  2. Juanpi:

    Es cuanto menos muy curioso

  3. tomás:

    ¡Qué maravilla! He ido al artículo que recomienda mi querido Miguel y de él, no sé bien cómo, a otro sobre el «C. elegans». Me he admirado de la cantidad de comentarios, muchos de ellos profundos y muy inteligentes. Me parece que hemos perdido calidad.

    Cada vez que se descubre una cualidad de inteligencia en animales, me alegra muchísimo. No sé por qué; quizá porque siempre sospeché de que había algo más de lo que por lo común se pensaba. Sobre todo no solo en capacidades habilidosas, sino también en sentimientos. Tengo esa intuición de que muchos animales los tienen; vamos, que nos falta mucho que comprender de ellos.

  4. tomás:

    Meditando sobre el tema, se me ocurre que ¿no será que nuestra mente, en realidad, resida en un gran % en alguna mínima estructura, como el hipocampo o la amígdala, y el resto, con sus funciones, pero solo sea acompañamiento especializado en una u otra labor?

  5. Dr.Thriller:

    Hay, aparentemente, una diferencia, o al menos lo parece hasta que algún estudio la tire abajo, que ni me extrañaría: los animales no-nosotros son realistas por la cuenta que les tiene, para ellos la lucha por la supervivencia se da en todo su esplendor, los precios son muy altos. Nosotros, los animales que incluso no nos consideramos animales (como mínimo, muy por encima de ellos), tenemos una capacidad de construir una burbuja virtual para distorsionar la realidad que empieza a dar miedo, porque es lo que hace que nos estemos cargando el planeta (y a nosotros mismos, que es la prueba de su anomalía).

    Es posible que esto sea relativamente común, y que sea parte de los mecanismos que hacen que un animal no-nosotros le cueste mucho trabajo reintegrarse en su entorno natural si ha sido criado como doméstico, o quizá no.

    Pero no veo ninguna sorpresa en que un sistema diseñado para analizar e interpretar la realidad conforme a las necesidades que se le piden lo haga, más bien creo que es más digno de estudio saber cómo un cerebro con un millardo de neuronas más puede llegar a creerse que un bicho automóvil puede revolverse en el mundo sin semejante equipamiento. A fin de cuentas, el coche de Google atropella a la gente y se queda tan pancho, y se trata simplemente de identificar y esquivar bultos (vamos, que se escarta tan cibernéticamente feliz contra un menhir de Obelix).

  6. Lluís:

    «El cuanto de acción permite la transformación de la materia. Uno también dice que el cuanto de acción permite las reacciones de partículas. De hecho, descubriremos que todo tipo de reacciones en la naturaleza, incluidas la respiración, la digestión y todas las demás reacciones químicas y nucleares, se deben solo a la existencia del cuanto de acción. Un tipo de proceso que es especialmente querido para nosotros es el crecimiento. La cantidad de acción implica que todo crecimiento ocurre en pequeños pasos. De hecho, ⊳Todos los procesos de crecimiento en la naturaleza son procesos cuánticos».

    El párrafo anterior aparece en un interesante libro que estoy leyendo, el capítulo se titula: » Minimum Action Quantum Theory For Poets»

    Y visto lo que dice ese párrafo y algunas cuestiones más de que habla tal capítulo, se me ocurre que acaso todas esas habilidades,’conciencia’ o el procesamiento de las nociones de espacio y tiempo por estos y otros animalitos semejantes, NO precisen de un cerebro de gran tamaño, quizá un mínusculo cerebro como el que poseen sea más que suficiente para las habilidades que se explican en este y otros artículos. Circuitos neuronales complejos cuánticos en los que operara el principio cuántico de mínima acción, serían suficientes, ‘Abejorros-Smartphone’ digamos.

  7. tomás:

    Parece muy lógico y convincente ese: «Todos los procesos de crecimiento… son cuánticos», amigo Lluís.

  8. Dr.Thriller:

    La idea de que la conciencia sea un efecto cuántico es en verdad sugerente. Yo desde luego la compro (creo que estoy en buena compañía), eso no quiere decir evidentemente que sea remotamente correcta. No sé hasta qué punto la frase de Carl Sagan «somos los sentidos del Universo para verse a sí mismo» (no son las palabras exactas ni aproximadas, pero no las recuerdo ahora) influye inconscientemente, de todos modos esa frase también bebe de la misma idea.

  9. Miguel Ángel:

    Ahora que lo mencionáis, voy a buscar un poco sobre cerebro cuántico por si hay algo nuevo.

  10. tomás:

    A ver qué encuentras, que puede ser interesante.

  11. Miguel Ángel:

    Pues poca cosa: he buscado resultados publicados en los últimos 12 meses y no he encontrado ningún resultado que trate de experimentación (que es lo que concita mi atención). Seguiré al tanto.

    Abrazos.

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