Tomates morados modificados genéticamente
Unos tomates modificados genéticamente son ricos en antioxidantes y retardan la aparición de cáncer en ratones.
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¿Son los alimentos genéticamente modificados intrínsecamente peligrosos? ¿Es lo natural siempre mejor? ¿Qué nuevos alimentos modificados se están desarrollando?
A las plantas no les gusta que se las coman. De hecho tienen toda una parafernalia de agentes químicos tóxicos para impedir esa acción sobre ellas. Esto es algo que cualquiera que haya comido una almendra amarga lo sabe. Pero cuando aparece un mutante con buenas propiedades los agricultores lo aíslan y seleccionan, sea un almendro que produce almendras dulces o un árbol de nectarinas (que procede de un árbol mutante de melocotones). El ser humano ha realizado manipulaciones genéticas desde hace más de 10.000 años, cuando las plantas silvestres y animales salvajes que se empezaron a utilizar para la agricultura y ganadería fueron seleccionados genéticamente de manera artificial. Recordemos aquí que 10.000 años es un lapso de tiempo muy corto para la evolución natural.
Ahora hemos empezado a manipular genéticamente plantas y animales de una manera más rápida gracias a las técnicas de ingeniería genética. ¿Es esto siempre negativo? Un arroz gratuito con más vitaminas para el tercer mundo parece algo muy positivo, pero una variedad de cultivo más resistente a los pesticidas no lo parece tanto. Sin embargo, los movimientos ecologistas, quizás influidos por los excesos en el uso de pesticidas en el pasado, parecen tener como dogma el estar en contra de cualquier alimento manipulado por ingeniería genética y están a favor de lo natural, o lo que sea que signifique eso. Quizás lo sensato sea estudiar caso por caso y ver los pros y los contras de cada uno de ellos.
El último de estos casos parece ser el del tomate morado. Un grupo de investigadores del John Innes Centre en Norwich (RU) y de otras instituciones europeas pertenecientes al proyecto FLORA han desarrollado una variedad de tomate genéticamente modificado rico en antocianinas. Las antocianinas son unos antioxidantes pertenecientes a la familia de los flavonoides.
Estos tomates añadidos a la dieta de ratones proclives a padecer cáncer consiguen aumentar significativamente la vida de los mismos. De este modo se demostraría las cualidades de estos tomates a la hora de prevenir el cáncer.
Gracias a diversos estudios se considera que los antioxidantes, y en particular los flavonoides, son una herramienta importante para prevenir ciertas enfermedades como las cardiovasculares, las enfermedades degenerativas asociadas a la vejez, así como ciertos tipos de cáncer. Además tienen propiedades antiinflamatorias y propiedades contra la diabetes y la obesidad. Incluso aumentan la agudeza visual.
La dieta que sigue la mayoría de la gente de la civilización occidental no garantiza suficiente ingesta de estas sustancias. Sustancias éstas que están presentes principalmente en verduras y frutas como las bayas del bosque. La mayoría de las personas no consumen las cinco piezas diarias recomendadas de frutas y verduras, pero se verían beneficiadas si algunas de las que consumen tienen niveles más altos de antioxidantes. El proyecto FLORA pretende entender los mecanismos por los que funcionan estos antioxidantes e incrementar su consumo. Ahora, gracias a este tomate, se dispone de un fruto enriquecido con flavonoides que es ideal para el estudio del efecto de estas sustancias sobre la salud.
Las frutas y verduras contienen tanto oxidantes que se disuelven grasas (liposolubles) como antioxidantes solubles en agua (hidrosolubles). Los tomates normales ya contienen el antioxidante licopeno (amarillo natural E160d) que al ser liposoluble puede asimilarse más fácilmente si se cocinan con algo de aceite. Los flavonoides, por el contrario, son solubles en agua. Lo ideal es que la dieta cuente con ambos tipos de antioxidantes.
Para la obtención de este tomate se utilizaron dos genes provenientes de la flor boca de dragón, que aislados e introducidos en otra planta producen antocianinas. Estos compuestos son los mismos que se encuentran en los arándanos, moras y frutos similares de forma natural. También serían parcialmente responsables del vivo color final de estos tomates modificados.
Los análisis químicos de estos tomates han revelado una alta actividad antioxidante que triplica la natural presente en el fruto.
Para demostrar las propiedades anticancerígenas de estos tomates los investigadores modificaron a su vez unos ratones. Silenciaron el gen p53 en los ratones. Este gen es conocido como «guardián del genoma» y está relacionado con el proceso de la carciogénesis. Cuando este gen no funciona (como cuando en este caso se silencia) el individuo portador desarrolla diversos tipos de cáncer, en especial linfomas, y muere a edad temprana.
Los ratones fueron divididos en tres grupos en función de su dieta. A unos se les dio una dieta normal, a otro se les enriqueció la dieta con un 10% de tomates secos normales y al tercero con un 10% de tomates morados secos.
No hubo diferencias estadísticas significativas entre los dos primeros grupos, pero sí entre el tercer grupo y el resto, cuyos individuos vivieron en promedio 182 días en lugar de 142.
Según uno de los investigadores éste sería el primer ejemplo de ingeniería metabólica en ofrecer mejoras potenciales en la reducción del impacto de ciertas enfermedades a través de la dieta.
Desafortunadamente los investigadores no saben todavía cómo funciona el proceso a escala molecular. Tampoco se han tenido en cuenta los posibles efectos tóxicos de este tipo de dieta, aunque como este antioxidante es hidrosoluble no es de esperar que los haya.
En el futuro estos investigadores pretenden estudiar el efecto de los tomates morados sobre varios tipos de cáncer y definir el mecanismo de acción. También quieren realizar ensayos clínicos sobre voluntarios humanos. La idea final es crear una medicina preventiva basada en la dieta.
Como mínimo este estudio confirma que se pueden obtener importantes beneficios de simples cambios en la dieta diaria. La opción de proporcionar suplementos farmacéuticos no parece una buena opción. Sin embargo, una buena solución consistiría en seleccionar unos pocos pero bien seleccionados productos enriquecidos que formen parte de la dieta diaria y que puedan aportar beneficios a la salud.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa en Eureka Alert.
Noticia en John Innes Centre.
Tomates morados en FLORA.
Artículo original (resumen).
12 Comentarios
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martes 28 octubre, 2008 @ 10:42 am
No sé por qué, pero los estudios con ratones cuando son «positivos» son palabra de dios, pero cuando los ratones la palman… se olvidan.
martes 28 octubre, 2008 @ 11:07 am
Hola
Recomiendo este Blog de Genética.
http://genmolecular.wordpress.com/
Saludos.
martes 28 octubre, 2008 @ 12:10 pm
Hola Phosphoros:
He ojeado el blog personal que comentas como link.
Yo ofrezco otro de Greenpeace.
Saludos.
martes 28 octubre, 2008 @ 2:25 pm
No me sorprende que los investigadores sean británicos. El Reino Unido es uno de los países de Europa con más alta incidencia de cáncer de colon, debido precisamente a una dieta excesivamente rica en proteínas cárnicas y pobre en vegetales. Sin restar mérito a sus investigaciones, me pregunto si no sería más práctico educar a la gente en los beneficios de la dieta mediterránea, en lugar de promover el cultivo de tomates morados transgénicos. Y no es que tenga nada en contra de los organismos transgénicos, al contrario, estoy por completo de acuerdo con lo expresado en la introducción del artículo.
Saludos.
martes 28 octubre, 2008 @ 4:31 pm
Hombre, pues yo diría que se pueden hacer las dos cosas: predicar las bondades de la «dieta mediterranea» y proseguir en el estudio de esos tomates morados, que a parte de sus bondandes antioxidantes, alegran la vista sólo con verlos y amenizarían la cocina cotidiana con otro colorcito bien curioso.»Tomates morados fritos» en lugar de «tomates verdes fritos».
miércoles 29 octubre, 2008 @ 4:10 pm
Quizá peque de «listillo», ¿pero no debería decir flavonoides donde dice flavoides?, por otro lado yo estoy totalmente de acuerdo con la utilización de estos alimentos llamados «funcionales» o enriquecidos, siempre y cuando esté demostrado científicamente, como es el caso de determinados alimentos enriquecidos con esteroles vegetales para bajar la colesterolemia.
miércoles 29 octubre, 2008 @ 7:41 pm
Sí, efectivamente, flavonoide es el término correcto. Gracias por la puntualización, ya se ha efectuado el cambio. Como anécdota sólo añadir que el diccionario de la UE lo traducen por flavonoido.
jueves 30 octubre, 2008 @ 8:38 am
El hecho de que sea hidrosoluble el compuesto no lo hace, en mi opinión, no tóxico a priori, no? Por ejemplo, varios compuestos de con cianuro son hidrosolubles…
De todos modos, este artículo es un poco laxo en la utilización de OGM´s y despectivo frente a los «ecologistas», ¿no?
Demostrar científicamente que estos tomates son seguros es cuasi imposible en un plazo de tiempo razonable. Si las grasas Trans (las que usan para hacer la margarina y el 80% de lo que comemos) han sido utilizadas durante 30 años alegremente y con el beneplácito de todas las administraciones alimentarias… para empezar a ser prohibidas, poco, muy poco a poco, en EE.UU… ya me diréis quién va a hacer un estudio en humanos durante 10 años siguiendo el consumo de 5.000 humanos comedores de tomates azules…
En fin, que yo soy más cauto a la hora de bendecir las bondades de tomates o cerdos con genes de mono para el consumo humano.
Saludos.
jueves 30 octubre, 2008 @ 10:23 am
Estimado Emilio:
Estas sustancias están presentes en bayas del bosque así que son naturales (aunque la naturalidad no garantiza la inocuidad de nada) y si además son hidrosolubles significa que el organismo se podría deshacer de ellas fácilmente en caso de necesidad simplemente orinándolas. Las sustancias liposolubles o se metabolizan (cosa que necesita un tiempo) o se acumulan. Es un caso parecido al de las vitaminas, que son buenas, pero en exceso pueden ser tóxicas, sobre todo las liposolubles.
Lo que dice RicardM parece lo más lógico, consumamos más frutas de todo tipo y asunto concluido. Estos tomates tienen más importancia como instrumento de investigación que como alimento en sí.
La introducción no es para nada despectiva frente a los ecologistas. Sólo resalta algunas posturas poco sensatas que tienen y sólo pretendía evitar que se lanzaran directamente a la «yugular» de los tomates. El ecologismo es un movimiento político, que no científico. Como otros movimientos políticos se vale a veces de sistemas dogmáticos pseudorreligiosos para funcionar. El mecanismo cerebral que permite decir que los transgénicos son siempre intrínsecamente malísimos es el mismo que obliga a asumir a un musulmán que la carne de cerdo es impura (incluso la libre de genes de mono). De este modo la «naturalidad» de los alimentos no transgénicos tiene la misma entidad que la «pureza» del alma libre de pecado original.
Pero mientras se discute si estos tomates son «galgos» o «podencos» vivimos en medio de una extinción masiva y un cambio climático tan graves que para el año 2050 el mundo tal y como lo conocemos habrá ya desaparecido irreversiblemente.
lunes 3 noviembre, 2008 @ 8:52 am
Hola:
Es difícil rebatir en este corto espacio vuestra anotación (y más sin ser mal entendido y acabar siendo ninguneado -o peor- por la mayoría del canal). Por tanto intentaré medir mis palabras lo máximo para no dar la impresión que soy un hippy lleno de resentimientos sobre los OGM, ok?
Vuestro artículo (y vuestro comentario anterior a este mío) tiene una doble postura y es que juega entre una postura extrema de los ecologistas y un 100% de aciertos en la ciencia. El ecologismo no es solamente un movimiento político (de hecho eso es lo que menos es), es un movimiento social -generalmente individualista- que puede ser más o menos homogéneo, en el que se engloban desde extremistas a gente normal (incluso gente que toma OGM).
Por su puesto que se puede ser científico y ecologista, igual que se puede ser creacionista y científico (de hecho hay muchos de esos, por desgracia).
A mí, personalmente me da igual el ecologismo, yo me centro en lo «demostrado» sobre los OGM´s.
No puedo estar de acuerdo con «El mecanismo cerebral que permite decir que los transgénicos son siempre intrínsecamente malísimos es el mismo que obliga a asumir a un musulmán que la carne de cerdo es impura». La primera parte incluye a muy poca gente (siempre/malísimos) y la segunda es un sentimiento religioso inculcado sin ninguna base científica.
Yo no pretendo estar en el barco de los que citáis como que siempre dicen que son malisimos, sólo que digo que no se ha demostrado la inocuidad de los OGM´s porque no se ha hecho un estudio mundial de más de 15 años sobre epidemiología -y que no sea financiado por Monsanto-.
Es más, cuando vosotros mismos publicáis artículos que demuestran nuevas propiedades de la genética (transferencia horizontal de genes !!!) que se desconocían hoy (2008)… no podemos garantizar que se sepa cómo altera al cuerpo humano el ingerir OGM´s.
Por supuesto, las multinacionales -como en el caso del tabaco- glosan sus bondades y niegan los estudios -que existen- que dicen que los OGM pueden ser dañinos.
Es una película que ya hemos visto todos y en la que puede que todos paguemos un precio por verla. Quizás demasiado alto para algunos.
Saludos.
lunes 3 noviembre, 2008 @ 8:32 pm
En el peso de la carga de la prueba está muchas veces la clave. No se puede pedir demostrar la inocuidad de todo producto comercial. Normalmente sólo se pide que pase ciertos controles. Y siempre, siempre hay un coste. Mucha gente se electrocuta o se asfixia con gas, pero no por eso dejamos de usar ambas cosas.
La ciencia no es un listado de verdades inamovibles. La ciencia es un proceso. Un proceso que en cada momento proporciona la mejor respuesta a una pregunta dada. Y esta respuesta no tiene por qué ser la «verdad». Sólo los sistemas dogmáticos y los religiosos pretenden tener respuestas verdaderas para todo. ¿En donde se encuentra Greenpeace?
En esto de los transgénicos, como en muchas otras cosas, la sensatez puede que sea la mejor opción. Meter genes insecticidas en una planta destinada al consumo humano o animal no parece muy sensato (más bien una barbaridad). Tampoco lo parece introducir genes que la doten de resistencia a los pesticidas. Pero introducir genes de vitaminas en el arroz para áreas en donde tienen déficit de vitaminas parece muy sensato.
Consultar con el gran oráculo Greenpeace no tiene por qué ser siempre la solución. Entre otras cosas porque esa organización es una organización política, no es científica, y se rige por un ideario, no por estudios y resultados contrastados por pares. Se oponen a este tipo de alimentos por sistema. Citando textualmente:
El trigo, la cebada, el maíz, el arroz y todos los cereales que consumimos en la actualidad está genéticamente a años luz de las plantas de las que proceden y no han supuesto contaminación genética de importancia. Lo mismo pasa con el ganado que nos comemos o del que obtenemos la leche.
Lo gracioso es que sí ha habido muchos problemas por otras causas, como la introducción de plantas y animales foráneos (y naturales) de unas regiones a otras. La verdad es que nuestros cultivos son frágiles y no sobreviven a las condiciones silvestres. Están pensados para producir, no para sobrevivir y perpetuarse.
Lo ideal sería poder cultivar de manera orgánica y sostenible todos nuestros alimentos sin necesidad de pesticidas o fertilizantes, pero con la población actual esto es ya imposible. Si Greenpeace no lo quiere ver es su problema. Ya somos muchos, quizás demasiados, y pretender que nos encaminemos a un olimpo verde inexistente es cuanto menos ingenuo.
Mosanto y otras compañías tienen como objetivo ganar dinero y no otra cosa. Probablemente no son de fiar, pero con dinero publico se podrían financiar proyectos cuyos beneficios sí reviertan sobre todos.
Si Greenpeace y sus seguidores muestran una imagen de intransigencia los demás creerán que son unos fanáticos y asumirán que todas las metas que persiguen son igualmente ilegítimas y perderán credibilidad. Todos perderíamos en ese caso.
Es lo malo del mundo actual. Nadie piensa o razona. No hay pensamiento crítico. Todos asumen una postura dada por el ideario político de su partido o de su religión sin plantearse jamás que quizás, sólo quizás, el otro pueda tener parte de razón. Así nos va.
domingo 16 noviembre, 2008 @ 3:01 pm
Nunca se acabaran las personas que se oponen a comer Alimentos Geneticamente Modificados… siempre están las dos opciones, de pensar que todas estas modificaciones sean algo negativo para nuestro organismo, etc. Pero no hay que dejar de pensar que cada cosa sea comestible natural o etc se hace para poder beneficiar la salud de una gran cantidad de personas que se ven afectadas, porque no pueden optar a comprar ciertos alimentos ya sea por dinero, ubicación de donde vive, etc
Encuentro una buena idea de los tomates morados, ya que consumiendo estos se podrían tal vez evitar muchos cáncer que son padecidos en el mundo.
En este momento de la vida no hay que quedarse cerrados de mente frente a la gran cantidad de innovaciones que se están realizando, sino que dar cabida a todo aquello que por el mas mínimo detalle podrá beneficiarte en salud física, mental etc.