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Logran detectar ADN flotante en el aire y procedente de vertebrados.

Podemos imaginar el argumento de una película distópica en el que un gobierno totalitario escudriña el ADN presente en el aire pasar saber si ciertas personas han estado ahí o que unos hipotéticos detectores sepan de la presencia de alguien sin tan ni siquiera usar cámaras. De este modo, incluso un individuo bien caracterizado, que engañaría a la cámara y el IA asociado, no conseguiría engañar al detector de ADN. Pues bien, algo así no está tan lejos.

La verdad es que el ADN está en todas partes, incluso en el aire. Esto no sorprende a nadie que sufra alergias al polen, por ejemplo. Así que hay grupos de investigadores que se han planteado analizar ese ADN aéreo, no para facilitar la instauración de un régimen totalitario, obviamente, sino para medir la biodiversidad de ese modo y sin necesidad de ver a los animales. Un artículo de Science recopila algunos de estos estudios.

Han demostrado que la atmósfera puede contener cantidades detectables de ADN de muchos tipos de animales. Sus estudios sugieren que tomar muestras de aire puede ser una forma más rápida y económica de estudiar los ecosistemas.

Era de esperan que sólo se detectase ADN de polen o esporas, pero consiguen detectar ADN procedentes de aves y mamíferos. Por tanto ha sido toda una sorpresa.

Durante los últimos años los científicos han analizado diversas fuentes de ADN para así detectar seres esquivos. La búsqueda de este ADN ambiental se realizaba en el suelo o en el agua, como en lagos y aguas costeras, pero no se habían realizado muchos estudios que tomaran el aire como fuente de ADN, entre otras cosas porque no se creía que hubiera cantidades apreciables de ADN no degradado.

No está claro cuánto tejido se desprende de los animales o cuánto tiempo el ADN de sus células sobrevive en al aire expuesto al calor y la luz. Los pocos estudios al respecto identificaron ADN de bacterias y hongos, cuya presencia es abundante, pero no de otros seres. Muy pocos se atrevían a intentar detectar seres más complejos.

A principios de este año, Elizabeth Clare (Universidad de York), informó en PeerJ que había conseguido detectar ADN de ratas topo a partir de muestra de aire tomadas en el laboratorio. [1], lo que parece un lugar demasiado fácil al ser un sitio cerrado y controlado.

Para averiguar si era posible hacer eso mismo en exteriores, ella y sus colaboradores fueron al zoológico Hamerton, cuyas especies presentes eran conocidas, pero que estaban ausente del resto del ambiente que rodea al zoo por ser especies foráneas. Así que colocaron bombas de vacío equipadas con filtros y las dejaron actuar media hora, recolectando en total 72 muestras.

Más tarde, en el laboratorio, usaron un sistema de PCR (ya no hace falta explicar este concepto) para multiplicar el ADN presente en los filtros. Luego secuenciaron el ADN resultante.

El equipo logró identificar 17 especies que estaban presentes en el zoológico y otras que viven cerca de él, como erizos o ciervos. Así, se encontró ADN de algunos animales del zoológico a casi 300 metros de los recintos de esos animales.

También se detectó ADN procedente de la carne (pollo, cerdo, vaca y caballo) que servía de alimento a algunos animales carnívoros del zoo. En total, el equipo detectó 25 especies de mamíferos y aves. [2]

Por otro lado, investigadores de Dinamarca habían tenido la misma idea. Kristine Bohmann (Universidad de Copenhague) propuso un proyecto de investigación de recopilación del ADN aspirando del aire atmosférico y ganó la subvención.

Así que tomaron muestras de aire por aspiración de tres ubicaciones del zoológico de Copenhague. Consiguieron detectaron un total de 49 especies de vertebrados [2].

El ADN en el aire puede ayudar a revelar la presencia de animales silvestres que de otro modo serían difíciles de detectar por su estilo de vida. De este modo se podría evaluar mejor si una especie está o no en peligro de extinción.

Antes de ello hay que investigar más y saber, por ejemplo, cómo de lejos viaja el ADN en el aire. Esa distancia dependerá de muchos factores, incluido el medio ambiente. El ADN probablemente flotará mejor y llegará más lejos en una pradera que en un bosque.

Otra pregunta que nos debemos de plantear es cómo los animales liberan exactamente su ADN en el aire. Podría ser cuando las células de la piel se desprenden mientras se rascan, al estornudar o al realizar alguna actividad vigorosa como pelear o cazar. Pero como ejemplo de lo contrario está el que se detectara ADN de perezosos, que no son animales muy activos.

Otro factor de la aplicación de esta posible técnica será cómo evitar la contaminación de las muestras.

Ya se está planeando usar esta idea para el estudio de plagas forestales y, de momento, han identificado rastros de ADN en corteza y hojas de árboles, así que se espera identificar las plagas de insectos analizando el ADN aéreo [4]

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Fuentes y referencias:
Foto: CC / Fundación Almanaque Azul / Wikimedia Commons.