Mejor muchas especies en los bosques
Los bosques subtropicales ricos en especies fijan hasta más de dos veces dióxido de carbono en promedio que los monocultivos.
Un equipo internacional de investigadores ha evaluado el crecimientos de varios bosques plantados en China con la misión de capturar dióxido de carbono. Para ello han tenido que supervisar 150 000 árboles. La idea era saber cómo fijar más dióxido de carbono.
Llegan a la conclusión de que los bosques ricos en especies logran fijar más dióxido de carbono que los bosques en los que se usó una sola especie. El resultado habla a favor de plantar bosques más variados en los proyectos de reforestación.
Como todos sabemos, las plantas absorben dióxido de carbono y lo fijan en forma de biomasa gracias a la fotosíntesis. Con ello se retira este gas de efecto invernadero de la atmósfera y se reduce el calentamiento global. Sin embargo, en las últimas décadas se han deforestado amplias zonas del planeta, con lo que mucha biomasa ha sido transformada en dióxido de carbono que ha ido a la atmósfera. Además, el ser humano sigue quemando combustibles fósiles a gran ritmo, por lo que se emite dióxido de carbono. Es decir, no solamente emitimos más dióxido de carbono, sino que además destruimos sus sumideros naturales. Por ello se ha pensando en replantar bosques que realicen esta función de sumideros. La cuestión es cómo conseguirlo de una manera más eficiente y rápida, por lo que se necesita investigación al respecto.
Este proyecto a gran escala empezó en 2009 con la participación de investigadores chinos, alemanes y suizos. La idea era explorar la importancia de las distintas especies de árboles y la riqueza de los mismos a la hora de hacer funcionar un ecosistema boscoso de manera apropiada.
Se dispusieron distintas parcelas de 670 metros cuadrados de terreno en donde se plantaron distintas cantidades de especies de arboles, desde monocultivos de una sola especie a arboledas con 16 especies distintas (ver foto de cabecera).
Después de 8 años las parcelas ricas en especies fijaron un promedio de 32 toneladas de carbono por hectárea en biomasa. Por el comentario, los monocultivos fijaron solamente 12 toneladas por Ha.
El hecho de que la biodiversidad aumenta la productividad ya había sido demostrado anteriormente a través de diversos experimentos tanto en Europa y EEUU, pero con especies no arbóreas. Sin embargo, se creía que, como los árboles ocupan un nicho ecológico similar, no habría ventajas en la productividad y, por tanto, tampoco en el fijado de dióxido de carbono, al juntar diversas especies en un bosque. Pero esa premisa era falsa.
Según este proyecto, la biodiversidad incrementó de manera rotunda la biomasa al cabo de sólo cuatro años en clara diferencia con los monocultivos.
Según los autores, el resultado tiene una gran importancia económica y ecológica. En estudios anteriores se encontró una correlación positiva entre biodiversidad, pero estaba basado en comparaciones de localizaciones naturales con distinta riqueza en especies, por lo que no era posible concluir que una mayor biodiversidad era la cauda de la alta productividad. En este caso se ha demostrado gracias a las condiciones controladas impuestas, que acercan el experimento a lo que se puede hacer en un laboratorio y no a lo que se deduce de la mera observación del mundo natural.
En China se han plantado 1,5 millones de Ha de bosques entre 2010 y 2015, pero se plantaron monocultivos de especies de crecimiento rápido. Este estudio señalaría que esta estrategia estaría equivocada y que lo mejor para protegerse del cambio climático sería plantar bosques con alta biodiversidad que permitan secuestrar más dióxido de carbono. Además, una mayor biodiversidad en los bosques contribuye a una mayor protección de la biodiversidad global.
Según Bernhard Schmid (Universidad de Zurich) hay una idea equivocada muy extendida de que la productividad y la biodiversidad son excluyentes mutuamente, cuando, en realidad es lo opuesto.
Los bosques ricos en especies son además menos vulnerables cuando aparecen plagas, enfermedades y eventos meteorológicos extremos, algo que viene siendo cada vez más frecuente debido al cambio climático.
Si los resultados de este estudio se extrapolaran a los bosques ya existentes en el resto del planeta se puede concluir que un declive de un 10% en las especies de árboles da lugar a una reducción de productividad de 20 000 millones de dólares al año. Este resultado muestra que si se reforestara con una mezcla de especies se conseguiría un mejor retorno económico.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: UZH
13 Comentarios
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martes 9 octubre, 2018 @ 6:53 pm
¿Los monocultivos fueron de diferentes ejemplares en cada uno?
¿Quizás una especie presente solo en los campos mixtos era muy productiva?
martes 9 octubre, 2018 @ 9:08 pm
Creo que esto tiene, o debería tener, más profundidad. A fin de cuentas, hacemos las tonterías que hacemos porque evaluamos mal la realidad y nos fundamentamos en exceso en nuestros prejuicios.
Intento dividir el problema. Tendemos a pensar que los sistemas sencillos son más eficientes, cuando toda la evidencia abrumadora nos aplasta con lo contrario. Ya no hablo sólo de la naturaleza, sino de nuestras propias herramientas. Debe haber varios sesgos operando aquí. Uno, por supuesto, es el económico, es más barato en recursos operar en sistemas sencillos que en complejos, aunque esto muy bien podría ser otro prejuicio falso hecho realidad cual profecía autocumplida, ya que nuestras sociedades no son capaces de gestionar sistemas complejos, lo que nos lleva al punto siguiente: es evidente que es más «mangoneable», palabro comodín, un sistema sencillo (o, más correctamente, «pobre»), que uno complejo. No sé si expreso la idea.
Es obvio que en el pasado la gestión de la agricultura, p.ej., siempre dejó mucho que desear (excepto notables, y rarísimas, excepciones), con una tendencia a la explotación industrial (así empobreció suelos a miles de km2 la Roma imperial), porque otro factor es tener recursos rápido. El cortoplacismo también es muy (afro-)euroasiático.
A todos estos sesgos me refiero cuando comento que necesitamos un avance introspectivo en lo que somos, ya que de todo el conocimiento que hemos acumulado las mayores carencias siguen estando en saber qué somos, porque ya no es que se nos escapa el tiempo respecto a la biosfera, es que seguimos abriendo desafíos y cajas de pandora mucho más rápido de lo que podemos siquiera percatarnos.
sábado 13 octubre, 2018 @ 10:31 am
Sí, Dr. tiene razón. Pero me pregunto: ¿por qué es más productiva la variedad? La razón ha de ser biológica. ¿No será que se establece una competencia entre especies por capturar más luz, alimento que todos necesitan?
sábado 13 octubre, 2018 @ 2:01 pm
Amigo tomas me parece raro que un árbol pueda identificar que la competencia al lado sea de la misma especie o una distinta, así que no creo que sea competencia.
Sin embargo podría estar en el uso de nutrientes limitantes en el piso. Diferentes especies podrían hacer un mejor uso y crecer mejor todas ellas.
Sin embargo quedó con la duda de mi 1. La explicación más sensata es que una de las especies era más efectiva retirando co2 y no fue planteada individualmente como control.
domingo 14 octubre, 2018 @ 10:12 am
Amigo JavierL: Puedo estar de acuerdo con los dos últimos párrafos de tu 4, pero en absoluto con el primero. Los árboles pueden competir por la luz y por los nutrientes. No tienen cerebro. Pero tampoco los materiales y eso no impide que los más densos ocupen los lugares más próximos al centro en la formación de un planeta. No tengo nada de campero, aunque he podido observar que, los árboles extienden sus ramas más gruesas hacia el sur en el hemisferio norte porque es de donde viene la luz solar. Si ya compiten las ramas de un mismo árbol, qué no sucederá entre dos de la misma especie y entre los de distintas especies.
lunes 15 octubre, 2018 @ 8:28 pm
Sí que «saben» que otros árboles están cerca. No son «conscientes» (o eso pensamos, evidentemente no tienen sistema nervioso), pero «saben» lo que tienen cerca (no tienen «sentidos» como los animales, pero detectan variaciones de ciertos parámetros, de una forma más «repartida» y no centralizada en un órgano funcional). No tienen sistema inmunitario como el animal, pero tienen algo parecido (frente a parásitos, enfermedades, etc) o, si quieres, respuestas análogas.
Respecto a Tomás, porque el ajedrez es un juego cuyas reglas aprendes antes que otras reglas de juegos mucho más pobres (pues mira, un juego de rol), sin embargo la profundidad que generan está fuera de nuestro análisis, incluso matemático (no podemos «optimizar» el ajedrez). La complejidad es siempre más eficiente, porque es complejidad funcional, no de «número de piezas», un sistema tiene que tener muchos enlaces y nodos para ser estable y responder con la máxima flexibilidad. Pero el mono del hueso de 2001 seguro que no lo pilla (lo digo por todos nosotros), y de ese hueso han salido los ICBMs y sus MIRV. Nos es más fácil fabricar esas herramientas que optimizar las redes de nuestras propias sociedades.
martes 16 octubre, 2018 @ 1:44 pm
No quiero decir que los árboles no detecten que tienen otro al lado. Yo tengo entendido que si lo hacen. Lo que indicaba es que no tienen forma de saber que el árbol de al lado es de su misma especie o de una especie distinta.
Lo que creo es que competirían igual si el árbol de al lado es o no la misma especie. Y en el estudio no había una mayor diferencia por «competenciac
miércoles 17 octubre, 2018 @ 9:50 am
No lo sé. Pero tampoco me sorprendería si fuese así (o no). La evolución es bastante más compleja que muchas otras cosas. En cualquier caso, si el estudio va en la línea de probar la (eficiencia de la) complejidad, de alguna forma todo el sistema como tal «sí sabe» lo que hay y cómo interacciona, es decir, se comporta análogamente a como pensamos que lo haría si fuera consciente y racional, no siéndolo. Supongo que este tipo de aparentes paradojas (yo más bien diría prejuicios) es lo que llevó a tanta gente a postular que la consciencia humana es una ilusión o similar, porque parece ser inútil para este tipo de ventajas evolutivas (comportamientos en base a análisis, deducción y toma de decisiones frente a procesos homeostáticos y automáticos con un grado de heurística que, vale, asusta un poco).
miércoles 17 octubre, 2018 @ 10:31 am
Al igual que animales y humanos actuamos «como si» tuviésemos voluntad, el árbol actúa «como si» supiese que el de al lado es de su misma especie o de otra distinta: guardará -o tenderá a hacerlo- cierta distancia mínima y máxima con sus iguales y otras diferentes con los de otra especie concreta y no porque lo sepa conscientemente -es evidente-, sino porque -por poner un ejemplo- los nutrientes del suelo les sean más o menos compatibles, o los animales, parásitos, etc. que le interactúan le convengan más o menos. Como dice Dr. la evolución, y este aspecto entra en ella, es algo complejísimo.
miércoles 17 octubre, 2018 @ 2:59 pm
Estoy de acuerdo con lo espuesto por ustedes como lo decía en el segundo párrafo de mi 4.
Es como decir que el árbol estaría compitiendo con todo lo que tiene. El cambio estaría que el vecino le cambio «lo que tiene» pero no que el árbol compitio menos.
De todas formas el estudio no me parece concluyente hasta que no se analice especie por especie, (aunque yo quisiera que todo lo plantado no sea un monocultivo)
martes 23 octubre, 2018 @ 4:42 am
Ya sabemos que en muchos cultivos ecológicos se emplea esa misma estrategia y se introducen varias especies distintas de vegetales con varios propósitos: dificultar el desarrollo de las plagas; fomentar un buen ecosistema para los depredadores que combaten esas plagas; procurar un buen balance de nutrientes; algunas plantas se incorporan al suelo cuando se secan y sirven de abono natural al cultivo, etc.
De cara a repoblar bosques, está ganando terreno la estrategia de plantar inicialmente especies de árboles que más tarde serán sustuídos por otras especies sin intervención de la mano del hombre. La estrategia de los chinos parece calramente equivocada.
miércoles 24 octubre, 2018 @ 10:21 am
Quieres decir que se habrá creado un hábitat favorable a acoger otras especies que acabarán con los que favorecieron su instalación. Resulta curioso: los recién llegados han de estar mejor adaptados que los primeros para ser capaces de desplazarlos. Es lo imprevisible de la naturaleza. Muy interesante.
lunes 29 octubre, 2018 @ 2:58 am
Ya hemos dicho en varias ocasiones que nos parece la lectura correcta, ¿verdad, querido Tomás?: los seres vivos y el medio ambiente están codeterminados, en el sentido de que el medio ambiente condiciona qué y cuántos seres vivos puede haber, pero a su vez los seres vivos interactúan y provocan cambios en el medio ambiente. En el caso que tenemos sobre la mesa, las condiciones del terreno van cambiando desde el momento en que es replantado, de modo que, transcurrido un tiempo, ya no son las mismas que al principio: algunos nutrientes se van agotando, mientras otros que no son usados por las especies, permanecen o se incrementan. También se producen cambios en las condiciones de temperatura, presión y humedad, al ir creciendo los primeros árboles.
El resultado es que llega un momento en que en determinadas zonas empiezan a poder prosperar especies que hubiesen fracasado de haberlas plantado en un primer momento. Y después le podemos poner la etiqueta de imprevisible, como dices tú; elegante, como dice Dawkins; o Cosa Nostra, como dice Dr. Thriller.
Y nuestros abrazos, también codeterminados.