Para evitar el desastre climático habría que actuar ya
Si se quiere evitar un desastre climático el nivel de dióxido de carbono debe de ser reducido por debajo del que ya hay hoy en día. Un grupo de científicos propone cómo hacerlo.
Según un estudio publicado recientemente en Open Atmospheric Science Journal por un grupo internacional de diez científicos, si se quiere evitar un desastre climático el nivel de dióxido de carbono debe de ser reducido por debajo del que ya hay hoy en día.
El nivel de dióxido de carbono está aumentando en el planeta Tierra debido al consumo de combustibles fósiles y a la destrucción de los bosques. Este exceso de dióxido de carbono incrementa el efecto invernadero y está causando un cambio climático. Diversos modelos tratan de predecir cómo se verá afectado el clima mundial debido a estas emisiones. cada uno de estos modelos predice un margen de maniobra distinto.
Los autores de este nuevo estudio aseguran que el nivel de dióxido de carbono atmosférico debería de ser similar a los niveles preindustriales, concretamente menos de 350 ppm (partes por millón). Esto representa un cambio respecto a otros estudios anteriores que sugerían que el nivel peligroso era de unos 450 ppm o mayor. Actualmente el nivel de este gas es de 385 ppm y está aumentando en 2 ppm anualmente.
Según Mark Pagani, uno de los autores, tanto este trabajo como otros trabajos sugieren que hemos alcanzado ya un nivel de CO2 que compromete la estabilidad de los casquetes polares. Cómo de rápido responden los océanos y los casquetes polares a este cambio no se entiende muy bien, pero dado el tamaño potencial del desastre Pagani cree que lo mejor sería no aprender la lección de primera mano y ponerse a trabajar ya para evitar el desastre.
El estudio se basa en la disponibilidad de datos mejores sobre la historia climática de la Tierra y en los cambios que se producen en la actualidad, especialmente en las regiones polares. Es decir, los autores usan las pruebas de cómo la Tierra respondió en el pasado a cambios en los niveles de CO2 junto con los patrones de cambio climático recientes para mostrar que el nivel de dióxido de carbono ya ha llegado a la zona peligrosa.
Las reservas de petróleo ya deben de estar a la mitad, aunque esto depende de nuevos yacimientos por descubrir y de momento no es práctico secuestrar dióxido de carbono de los tubos de escapes de los vehículos. Pero el carbón representa las reservas más grandes de carbono y la fuente más importante de CO2 atmosférico. Los autores proponen que la única manera realista de cortar las emisiones de este gas es retirar paulatinamente de manera lineal las emisiones procedentes del carbón entre 2010 y 2030, excepto aquel que se pueda capturar y secuestrar.
Según este modelo, si esto se hace así el dióxido de carbono atmosférico alcanzaría un pico de 400 ó 425 ppm y después declinará lentamente. Los autores mantienen que el pico de CO2 depende de la precisión en el cálculo de las reservas de gas natural y petróleo, de su dificultad de su extracción y de la fracción que no sea extraíble.
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Los autores también afirman que la reforestación e impedir la degradación del suelo con prácticas agrícolas sostenibles podrían disminuir el nivel de dióxido de carbono en 50 ppm.
Además desestiman la noción de soluciones de geoingeniería, ya que calculan que secuestrar dióxido de carbono equivalente a disminuir su nivel atmosférico en 50 ppm tendría un coste de 20 billones de dólares.
Aunque saben que la tarea de moverse hacia una era más allá de los combustibles fósiles es hercúlea, los autores afirman que es posible cuando se compara con los esfuerzos realizados durante la segunda guerra mundial. El mayor peligro sería continuar ignorando y negando el problema, cuyas trágicas consecuencias no se podrían evitar.
La parte positiva de moverse en esta dirección es que además se aliviarían otros problemas como el aumento de tormentas tropicales, el aumento de la desertificación, la pérdida de los arrecifes de coral o la pérdida de los glaciares de montaña que proporcionan agua dulce a millones de habitantes.
Fuentes y referencias:
Noticia en la Universidad de Yale.
Open Atmospheric Science Journal, Volume 2, 217-231 (2008) (pdf).
10 Comentarios
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miércoles 12 noviembre, 2008 @ 3:22 am
Por cómo está estructurada nuestra sociedad, que se la mayoría del poder está concentrada en empresas cuyo objetivo es generar dinero, y al no contar con un líder o alguna asociación o algo que promueva la conciencia como especie, dudo que se podamos hacer algo.
Es decir, todos sabemos de este problema, no cabe duda, pero todos y cada uno de nosotros creemos que dejar de quemar CO2 por nuestra parte no va a ayudar al planeta, y a las compañías petroleras no les pueden ir a decir que cancelen todo de un día para el otro.
La mayoría de los políticos, empresarios y personas influyentes de cualquier área a nivel mundial está al tanto de la situación, pero pocos hacen algo real para cooperar. La gente no deja de usar sus autos para hacer unas cuadras, ni van a trabajar varias personas por vehículo, ni las fábricas producen menos, es como que a nadie le importa, AH SI! cambiamos nuestras lámparas incandescentes por otras de bajo consumo, somos unos héroes.
No es por ser pesimista, pero creo que nos estamos suicidando, y que no se va a poder evitar, a menos que haya un cambio rotundo en la forma de pensar de todos (en la película de Al Gore «The Awful Truth» se gastaron millones de dólares, y la vi en el cine con mis amigos, y a ninguno le importó).
Lo más probable es que la conciencia mundial surta efecto demasiado tarde, cuando estemos en el medio del desastre, haya crisis económicas, falte alimento, muera gran parte de la población mundial y sólo ahí, cuando queden unas pocas millones de personas viviendo como salvajes en diferentes lugares del mundo, el efecto invernadero se revierta, pero sólo porque no va a haber más fábricas, ni autos ni nada tecnológico.
Lo curioso es que comencé el párrafo diciendo «no es por ser pesimista», pero bueno.. así lo creo yo. Sobre un caso similar recomiendo el libro «Los Propios Dioses» de Isaac Asimov.
De donde se extrae la frase: «Contra la estupidez, los propios dioses, luchan en vano..»
Yo por mi parte me transporto en la ciudad en bicicleta casi exclusivamente, apago las luces que la gente deja encendidas, y cierro la canilla cuando me lavo los dientes.
Y pienso dedicar mi vida al estudio de energías alternativas, por lo pronto voy a empezar la Licenciatura en Física el año que viene.
Pero creo que va a ser decepcionante sentarme a ver como la humanidad colapsa.
echirdb@gmail.com
Dejo mi e-mail acá por si a alguien le interesa responderme.
Saludos, y espero que alguien tome conciencia.
miércoles 12 noviembre, 2008 @ 8:01 am
Quizá la novedad que aporta este artículo es una disminución de la cantidad de CO2 soportable. Su afirmación de que el nivel ha llegado a zona peligrosa creo que patente, aunque meritorio si se basan en algo más que una opinión o una convicción como la mía que se basa en los datos delIPCC y en las muestras de cambios que ya podemos, en mi opinión, notar de forma evidente. Sus propuestas son muy poco concretas; se parecen más a buenos deseos.
Las soluciones de geoingeniería, a falta de otras más naturales eficaces y rápidas, serán necesarias si estas no son capaces de resolver el problema. Su coste pecuniario ha de ser lo de menos. En efecto, el que no seamos capaces de invertir en esto todo lo necesario, superando los sacrificios y medios que se pusieron en juego en la segunda gran guerra da idea de cual es la raíz del problema: Me afirmo en que la causa está en la condición humana. La prueba de ello está, como dije en otro reciente comentario, en las soluciones que se están dando a la actual crisis económico-financiera, en la que se busca la recuperación del crecimiento y el consumo, lo cual agravará el gran problema aunque resuelva, si lo hace, el que preocupa a nuestros administradores y a la mayoría de nosotros.
miércoles 12 noviembre, 2008 @ 12:18 pm
Los hechos son los hechos: «luchar contra el cambio climático» es cool y da distinción pero no dinero. El mundo se mueve en función de los beneficios económicos inmediatos, incluso los gobiernos. Se hablará mucho del cambio climático, se darán conferencias se harán propuestas y el nivel de CO2 y metano continuará subiendo. Bajará cuando las energías alternativas sean mas baratas que el combustible fósil, es decir, cuando Groenlandia esté libre de hielo, los osos polares estén extintos y Nueva York sea la Venecia del siglo XXII.
Los Españoles deberían considerar iniciar la crianza de Dromedarios…
miércoles 12 noviembre, 2008 @ 10:21 pm
Básicamente lo que los autores proponen es no usar carbón y con un poco de suerte el petroleo rentable que quede se terminará acabando. Luego el ciclo del carbono se encargaría de hacer el resto y secuestrar de manera natural el exceso de dióxido de carbono. No dicen cómo obtener la energía que parece que necesitamos.
A través del segundo enlace se puede obtener un pdf con el artículo completo (gratis) para más detalles.
De todos modos como no se controle la natalidad todo lo que se haga será en vano. Y parece que nadie repara en este detalle. En África ya alimentan a los niños con una pasta especial (Plumpy’nut). El futuro será como mínimo triste. Entre ser pocos y estar bien y ser muchos y estar mal parece que hemos elegido lo segundo.
Sobre este tema del cambio climático hay resultados interesantes todos los días y todos apuntan en la misma dirección: el cambio climático se acelera a mayor ritmo que lo que predicen los modelos.
A veces la gente cree que el fin del mundo llegará un día en concreto. Ejemplos como la isla de Pascua indican que simplemente uno se puede acercar cada vez más a él sin que se note mucho el cambio. Para 2050 el mundo tal y como lo conocemos ya habrá desaparecido si no se hace algo radical ya.
domingo 30 noviembre, 2008 @ 7:15 pm
¿Se sugiere la eutanasia y el genocidio como métodos válidos para «actuar ya»?
Que irónico, un pobre africano que apenas emite, con suerte, unos pocos kilos de dióxido de carbono es tán responsable como un norteamericano que emite toneladas de dióxido de carbono por su estilo de vida hipercosumista.
La falacia de «generalización por error» fue la distorsión fundamental que permitió atrocidades como la del genocidio nazi.
Caer en esos razonamientos solo servirá para fundamentar el uso de bombas nucleares u otro tipo de armas de destrucción masiva contra gente que poco o nada aporta al Calentamiento Global.
Duele decirlo, pero la solución más visible, para los países que más contaminan, es la energía nuclear (con precaución) y un vasto sistema ferroviario eléctrico. Eso mientras se desarrolla el ITER, que debería ser más apoyado financieramente antes que perder miles de millones en armas y en planificación de guerras (como hacen hasta ahora los países que más contribuyen al Calentamiento Global)
Ya se argumentó en un comentario a un articulo anterior que la solución no es ni la riqueza ni la pobreza de la actual civilización. La solución es que todos nos guiemos por un estándar y calidad de vida ecológicamente sostenible, única verdadera riqueza válida (desde esa perspectiva, los países más «desarrollados» son los más pobres y los «en vías de desarrollo» mucho peor) Para ello el compromiso es de todos según nuestros recursos de información y promoción ecológicas.
Ojala que un día en Neofronteras cambien del paradigma «riqueza-pobreza» hacia otro más sustentable.
domingo 30 noviembre, 2008 @ 7:32 pm
¿Es entonces posible mantener un crecimiento de población como el actual?
Un modo de vida más sostenible se basaría en un control del consumo del primer mundo y un control de la población del segundo y tercer mundo. Si no se da esto último no se adelantará absolutamente nada. Según los cálculos la explosión demográfica en el tercer mundo es ya inevitable. Aunque sólo tengan dos hijos por pareja hay tanta gente joven que se duplicarán en muy poco tiempo y así sucesivamente hasta que muriese la generación actual. Eso en el mejor de los mundos posibles.
Desde estas páginas siempre se ha dicho que lo ideal es usar métodos anticonceptivos, los genocidios suceden cuando las cosas se las deja a su aire. Por ejemplo, el genocidio de Ruanda se dio precisamente por un número de personas superior a lo que el país podía mantener de manera sostenible, es decir están en un ciclo maltusiano. El ser humano es parte del ecosistema no un ser ajeno a él y el planeta no puede albergar un número arbitrariamente grande de humanos, con y sin ITER.
No sé qué tipo de fantasmas ve usted, pero tenga cuidado con las gafas ideológicas, puede que le impidan ver la realidad correctamente, lo mismo pasa con las gafas religiosas, políticas, etc.
martes 2 diciembre, 2008 @ 1:34 pm
Mis únicas gafas son las de la doctrina de los Derechos Humanos y la ecología, lo de Ruanda ocurrió por motivos políticos internos (ese atentado que mató al presidente de ese país, pero que fue dirigido contra un ilustre pasajero europeo, del avión siniestrado, que molestaba a ciertas empresas de renombre internacional) sin embargo era un conflicto que tenía décadas de gestación, es cuestión de leer detenidamente la historia. El actual conflicto en la zona (Congo) tiene similares razones: Coltán (¡tu móvil tiene sangre!) Oro y sobre todo uranio, mucho uranio. La condena de los pueblos pobres es vivir en territorios ricos en recursos naturales. Las guerras de petróleo terminaron, ahora comienzan las guerras del uranio… Me parece que el problema es el atavismo cultural en el que vivimos en esta «civilización», al menos desde la antropología ecológica se tiene ese enfoque, pero bueno, eso es materia de debates epistemológicos.
Gratos saludos.
martes 2 diciembre, 2008 @ 4:00 pm
Las sociedades que no tienen problemas económicos no se meten en guerras. Los historiadores le podrán decir que detrás de toda guerra suele haber motivos económicos.
Sobre Ruanda y las razones últimas de su genocidio un artículo interesante es: «Land relations under unbearable stress: Rwanda caught in the Malthusian trap» de Catherine André y Jean-Philippe Platteau (Journal o Economics behavior and Organization 34:1-47 1998).
jueves 4 diciembre, 2008 @ 2:35 am
Desde la revolución industrial la casi totalidad de las sociedades están permanentemente con problemas económicos y ahora ecológicos, exceptuando por supuesto a los escasos grupos de selvícolas paleolíticos que quedan en Sudamérica y Polinesia. Gracias a publicaciones como estas podemos empezar a aprender a superar este estado de constante desequilibrio sistémico y cultural.
viernes 5 diciembre, 2008 @ 8:54 am
Muy estimado Alejandro Sánchez: Yo no creo que Neo obre según el paradigma riqueza-pobreza, que tan peyorativamente mencionas en tu comentario 5. Lo que hace, y a lo que me sumo, es resaltar la imposibilidad de un crecimiento demográfico ilimitado y cuyo tope ya hemos rebasado exageradamente. Tampoco creo que lleves unas gafas extrañas. Hablas de «Derechos Humanos» y, estando sin dudarlo también a tu lado, yo me voy a referir al «Derecho de la Civilización» a no sucumbir; menos si la causa está en que la sociedad se mueva por intereses económicos, como resalta JOrge. Resulta tristemente absurdo que un medio, el dinero se haya convertido en fin y este en un amenazador final.
Esta página parece tener la virtud de reunir personas que desean lo mejor para una humanidad en peligro cierto. (Hecho de menos economistas. ¿Donde estáis, indispensables amigos?) Cuidemos todos escrupulosamente esa característica, capaz, entre otras cualidades, de atraer a personas tan generosas como el primer comentarista «ezeqdb» con quien prometo ponerme en contacto. Dejaría yo también mi correo, pero apenas tengo tiempo de nada. Quizá lo haga en cuanto me sea posible.
Un gran abrazo extensivo a todos.