Nuevo método epidemiológico
Un nuevo método permite predecir un brote de gripe con dos semanas de anticipación.
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Es cuestión de tiempo, tarde o temprano vendrá una gran pandemia que diezmará la población mundial. Quizás sea un nuevo tipo de gripe proveniente de algún cerdo asiático o quizás cualquier otra cosa, pero el ser humano es el gran monocultivo del planeta. Estamos en todas partes y en gran número, nos concretamos en la ciudades donde tomamos apiñados el transporte público y nos movemos de un continente a otro en cuestión de horas. Es imposible que ningún microorganismo desperdicie semejante oportunidad. La aparición de la nueva gripe el año pasado fue un aviso de lo que puede ocurrir.
Algunos opinan que lo mejor que le podría pasar a este planeta, y en consecuencia al género humano si quiere perpetuarse, es que algo así ocurra cuanto antes. Al fin y al cabo nos hemos convertido en una plaga y estamos destruyendo la vida en este planeta. Pero si no se piensa así (o se sospecha que uno puede terminar entre los que no se salven) lo mejor es preparase para cuando llegue una pandemia. Además, cualquier lección que se pueda sacar de ese tipo de estudios se puede aplicar a cualquier otra epimedia, aunque no tenga proporciones bíblicas.
En las campañas contra la gripe estacional el tiempo que pasa entre que una persona muestra los primeros síntomas y los datos estén disponibles para los investigadores suele ser de una semana. Aunque esto permite cierto margen de maniobra para que los epidemiólogos se hagan una idea de cuánta gente está enferma, no les permite hacer un seguimiento en tiempo real o anticiparse a la difusión de la enfermedad.
Desde hace tiempo se trabaja en modelos de propagación de enfermedades, tanto basados en datos experimentales como en modelos matemáticos. Ahora Nicholas Christakis, de la universidad de Harvard, y James Fowler, de la universidad de California en San Diego, han usado la “paradoja de la amistad” para analizar una epidemia de gripe entre 744 estudiantes. Sus hallazgos apuntan a un método novedoso para detectar la aparición de brotes de una enfermedad contagiosa.
Todo parte de una curiosa idea. Quizás usted no lo sepa, pero sus amigos son probablemente más populares que usted. Esta aparente paradoja fue descrita por primera vez en 1991 y sostiene que, estadísticamente, los amigos de un individuo dado son probablemente más populares que el individuo mismo. Si tomamos una muestra aleatoria de gente y les solicitamos que nombren un amigo, en promedio ese amigo estará por encima en popularidad o rango en la red social que el individuo que lo nombró.
Quizás sea más fácil comprender esta aparente paradoja si nos fijamos en una fiesta privada. El anfitrión estará en el medio rodeado de gente mientras que en los márgenes habrá gente solitaria con una bebida en la mano apoyada en la pared. Si se pide al azar que la gente nombre un amigo lo más probable es que se nombre al bien relacionado anfitrión, casi nadie mencionará a uno de los tipos solitarios.
Debido precisamente a su elevado éxito social, el anfitrión estará más expuesto que los demás a los cotilleos y las tendencias o ideas le llegarán antes que a los demás. La pregunta es si también se contagiará antes de una enfermedad infecciosa.
Precisamente, estos investigadores han analizado una red social real constituida por universitarios para así comprobar si la paradoja de la amistad tiene alguna relación en la propagación de enfermedades infecciosas. Esta idea es un tanto provocadora porque viene a decir que el contexto social es importante a la hora de la transmisión de patógenos.
Analizar una red social en este aspecto no es fácil. En general no se tiene el estado de salud de todos los miembros que la componen y hay que gastar muchos recursos y tiempo en obtener esa información de una muestra de la población. Muchas veces hay que conformarse con información parcial.
En este caso los investigadores pudieron analizar la propagación de la epidemia de gripe H1N1 de 2009 gracias a una estrategia original. Se conformaron con la población estudiantil de la universidad Harvard y preguntaron aleatoriamente a 319 de ellos (grupo A) si querían participar en el estudio y dar nombres de amigos. En total nombraron a 425 amigos que constituyeron el que llamaremos grupo B. Los investigadores vigilaron a ambos grupos a través de dos vías. Por una parte la información sobre su estado de salud que ellos mismos proporcionaban a través del e-mail cuando se les preguntaba dos veces por semana sobre él y por otra parte la información procedente del servicio de salud de la propia universidad.
Los investigadores encontraron que, en promedio y usando un determinado método de detección, el grupo B manifestó la gripe unas dos semanas antes que el grupo A (o grupo aleatorio) y 46 días antes del pico epidémico usando otro método. Es decir, lograron predecir la propagación de la gripe con dos semanas de anticipación.
Según Christakis el nuevo resultado podría tener implicaciones significativas para los servicios públicos de salud. Los responsables de los mismos tienen que seguir frecuentemente las epidemias usando una muestra aleatoria de gente o hacer un seguimiento de las personas una vez éstas caen enfermas. Pero si en su lugar se preguntara a un grupo aleatorio por sus amigos se podría hacer un seguimiento de ambos grupos y predecir las epidemias antes de que afecten a la población en general. Esto permitiría una respuesta más pronta y vigorosa a la hora de contener la epidemia.
Según Fowler este método sería también efectivo para saber qué partes de un país se contagiaran de gripe primero.
Según Dirk Helbing, del Instituto Federal tecnológico de Zurich y no participante en el estudio, el nuevo método puede salvar vidas, pues dos semanas es suficiente tiempo como parta tomar acciones, como iniciar una campana de vacunación. Aunque otros expertos urgen para que se hagan nuevos estudios al respecto, pues la población estudiantil es especial y sus individuos suelen vivir próximos unos a otros.
Este método también es aplicable a otra clase de epidemias, como el abuso de drogas o incluso la difusión de ideas o modas.
Este estudio puede que sea la única demostración hasta el momento de que la posición social afecta el riesgo de adquirir enfermedades.
¿Que usted no es el más popular de la clase? No se preocupe, la próxima pandemia quizás se lleve por delante al más popular.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3246
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Noticia en Science.
Web del libro de los investigadores.
3 Comentarios
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martes 21 septiembre, 2010 @ 1:35 pm
Los politicos y sus compinches son muy populares,¿verdad?
saludos
sábado 25 septiembre, 2010 @ 10:18 am
Hombre, joabbl, eso sólo los del P.P.
sábado 25 septiembre, 2010 @ 10:38 am
El artículo es muy cierto y a mí, me interesa más la parte que se ocupa de que somos un monocultivo propenso a un ataque que se extienda con rapidez dados los medios de transporte de personas y la facilidad de desplazarnos de una a otra parte del globo. Sólo que el diezmarnos no soluciona lo suficiente la explosión demográfica y además confío mucho en que la ciencia médica sea capaz de resolver, como lo ha hecho con la terrible pandemia del SIDA.
Espero que no se me tome como alguien que desea un mal para la humanidad. Muy al contrario deseo lo mejor para ella, pero no lo creo posible si no es disminuyendo la población a -pongamos (pues buenos expertos deberían hacer un estudio solvente)- unos 3.000 millones y disminuir el consumo. Para ello, sería preciso un control de la natalidad, un plan bien diseñado para que no se cargase el peso de una economía sobre unos pocos jóvenes con una población excesivamente envejecida y otros aspectos que no es cuestión de enumerar.