NeoFronteras

Lectura y actividad cerebral

Área: Neurología — viernes, 19 de noviembre de 2010

Investigan las regiones cerebrales encargadas de la lectura y su conexión con el lenguaje hablado y el reconocimiento facial.

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Áreas implicas en la lectura. Fuente: S. Dehaene et al., Science.

Hace unos 6000 años que inventamos la escritura. Probablemente se desarrolló para las transacciones comerciales o para evaluar los impuestos y otros registros del estado, una vez la agricultura y ganadería ya creaban excedentes alimentarios. Desde entonces hemos contado las vidas de Gilgamesh, Edipo o Hamlet; hemos relatado las aventuras reales o imaginarias de Hatshepsut, Marco Polo, Colón, Humboldt, Darwin, Amudsen o Nemo; hemos promulgado el Código Hammurabi, proclamado la Declaraciones de Independencia de Estados Unidos o la Carta de las Naciones Unidas; hemos escrito los Elementos de Euclides, los Principia de Newton, los 23 problemas de Hilbert, los números transfinitos de Cantor, la Relatividad de Einstein, el principio de incertidumbre Heisenberg o el teorema de incompletitud de Gödel.
Además hemos escrito novelas fabulosas que nos han permitido viajar con nuestra imaginación a otros mundos, otras mentes y otras épocas, hemos podido así sentir el dolor, la pasión, la vergüenza, el poder, el triunfo y la derrota de unos personajes salidos de la mente de algún hombre que quizás ya no esté entre nosotros. Hemos escrito también los más bellos versos, e incluso hemos escrito los libros sagrados sobre los que se han levantado las más variadas religiones, desde las más escasas y pacíficas a las más abundantes y violentas.
Hemos leído desde entonces, entre otros sistemas pasados y futuros, sobre tablillas de barro, pergaminos, cortezas de abedul, DIN A4, tinta electrónica o pantallas LCD. La tecnología ha evolucionado pero nuestro cerebro no lo ha hecho.
Para la Biología 6000 años son muy pocos años desde el punto de vista evolutivo. El amigo lector que lee ahora mismo este texto está usando los mismos mecanismos neuronales que los que usaba un aprendiz de escriba hace miles de años al leer, a orillas del Nilo, un papiro con las oraciones dedicadas a algún dios tenebroso.
Si tenemos esa capacidad de leer es porque nuestro cerebro es lo suficientemente flexible como para dedicar ciertas partes de él, que normalmente se dedican a otras tareas, para que sirvan a la lectura. Pero, ¿qué partes son esas?
Para investigar este asunto Stanislas Dehaene, junto con otros compatriotas franceses y colaboradores de Bélgica, Portugal y Brasil, ha estudiado la actividad cerebral de 63 voluntarios entre los que había 31 que aprendieron a leer de pequeños, 22 que aprendieron de adultos y 10 que eran analfabetos.
Aquellos que leían, independientemente de cuándo aprendieron a hacerlo, exhibían una respuesta más intensa a las palabras escritas en varias regiones cerebrales encargadas del procesamiento visual.
Basándose en trabajos previos, estos investigadores sostienen que una de estas regiones, la unión de los lóbulos occipital y temporal es especialmente importante en la lectura. Además, en las personas que sabían leer (pero no en los demás), las palabras escritas disparaban actividad cerebral en el lóbulo temporal que es responsable del lenguaje. Esto sugiere que la lectura usa circuitos cerebrales relacionados con el lenguaje hablado, una innovación mucho más antigua en la comunicación humana que la escritura.
Según Dehaene tiene sentido que la lectura descanse en regiones cerebrales que originalmente evolucionaron para procesar la visión y el lenguaje hablado. Pero, a cambio, este logro tiene un costo. Los investigadores encontraron que, en las personas que aprendieron a leer de pequeños, la parte del córtex temporal occipital dedicada al reconocimiento facial es más pequeña que en los analfabetos. Dehaene sugiere que la lectura debe de competir por el acceso a esta parte del cerebro con otras tareas, como la percepción facial. Si es así puede que la lectura haga que la gente reconozca peor las caras. Estos mismos investigadores ya están realizando experimentos al respecto.
Los hallazgos avalan la idea de Dehaene de que el córtex temporal occipital es una región donde el cerebro experimenta adaptaciones importantes para procesar el lenguaje escrito.
Según Brian Wandell, de la Universidad de Stanford y no involucrado en este estudio, el cerebro se hace más flexible con la edad, así que sería interesante saber si esta región cambia cuando las personas aprenden a leer de adultos.
En todo caso, espero que el amigo lector haya podido viajar un poquito con su imaginación, gracias a este texto, por los vericuetos de nuestro cerebro.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3302

Fuentes y referencias:
Noticia en Science.
Artículo original.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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9 Comentarios

  1. pvl:

    Una variante interesante del mismo experimento sería analizar la actividad cerebral asociada a leer palabras cuyo significado desconocemos frente a otras que sepamos su significado. Intuyo que debe mostrar patrones cerebrales diferentes: es decir la información contenida en la palabra (entre conocida y desconocida) debe modificar el procesamiento cerebral de la misma..

  2. joabbl:

    Buen experimento, pvl. A mi se me ocurre otro al hilo de algo que he leído recientemente : Que ser bilingue o n-lingue en general podría retrasar el deterioro cerebral asociado a la edad y preteger del Alzheimer, además de mejorar la capacidad de concentración en situaciones confusas. Podríamos estudiar los patrones cerebrales cuando se habla o piensa en un idioma y luego en el otro o los otros. Quizá aprendiéramos algo interesante.

    Saludos

  3. lluís:

    Mi propia experiencia contradice ,al menos en parte, lo que se propone en ese estudio.Aprendí muy fácilmente a leer, escribir y la aritmética básica.En aquella época no te dejaban pasar de una clase a otra superior si no tenias la edad «correspondiente».Así que «perdí» a mis compañeros de clase que sí tenian la edad «reglamentaria»; por esa estúpida normativa me vi obligado a repetir curso (aunque mis amigos continuaron siendo los que se me «despegaron» y con los cuales ya había convivido en anteriores clases).Sin embargo recordé fácilmente las caras de esos alumnos a la mayoría de los cuales no volví a ver hasta pasados trenta años o más.
    También leí lo que dice joabbl sobre la plurilingualidad y me alegraría mucho de que fuera cierto (no soy n-lingue, pero sí quatrilingue) puesto que si a algo temo es a quedarme como una acelga el día de mañana como consecuencia de alguna demencia senil como el Alzheimer.
    Saludos a todos.

  4. Rafa:

    Pues, Lluís, ya sabes lo que hay que hacer: comer muy vegetal pero con buena ración de carne y sobre todo pescado, la grasa mientras más proporción vegetal y sobre todo de oliva mejor, tener altas las defensas, hacer ejercicio continuado, beber agua suficiente pero no tanta como para destruir los riñones, tomar bastante vitamina C natural (pimiento rojo, acerola, col, etcétera), seguir entrenando la mente y tomarse las cosas mientras más razonadamente mejor y sin dejarse llevar por el primer susto o cabreo que suelen dar ciertas noticias. ;-)
    Aunque esto es «de dominio público», pero bueno… :-D

  5. lluís:

    Gracias por los consejos Rafa, de hecho los sigo casi todos, excepto eso del ejercicio.Hago muy poco.Y es que nunca me gustó mucho eso del ejercicio.A la mente sí que le hago hacer ejercicio y a veces sobredosis.
    Saludos, amigo.

  6. NeoFronteras:

    Es que Rafa o no se ha expresado bien o no ha comprendido la noticia.

  7. lament:

    A mi parecer la lectura no es una capacidad innata en el ser humano sino que requiere tiempo y paciencia. Además es una capacidad que ha precisado de un «reciclaje neuronal» a lo largo de los siglos y que nuestro cerebro y nuestro sistema visual se adapten para reconocer la escritura.
    El cerebro trata la escritura y descifra sus mensajes para darles sentido gracias al trabajo conjunto de la retina del ojo y el cerebro.
    La lectura es, en definitiva, una sucesión de comprensiones del texto, que es aprendido palabra por palabra.
    Por esto creo que es muy necesario que las personas de cierta edad «lean, lean y lean» para que sus neuronas no decaigan, y poder hacer frente (dentro de lo posible) a la temible demencia senil o sea «alzheimer».
    En cuanto a la dieta, esto va según el organismo de cada uno, hay quien lo aguanta todo y hay quien comiendo verduritas y bebiendo mucha agua, la espicha igual que el otro. Uno de los mejores consejos es tomarse la vida como viene y sin alterarse, a fin de cuentas a todos se nos comeran los mismos gusanos y de este paraiso terrenal no nos llevaremos nada nadie.
    Saludos.

  8. lament:

    A mi parecer la lectura no es una capacidad innata en el ser humano sino que requiere tiempo y paciencia. Además es una capacidad que ha precisado de un «reciclaje neuronal» a lo largo de los siglos y que nuestro cerebro y nuestro sistema visual se adapten para reconocer la escritura.
    El cerebro trata la escritura y descifra sus mensajes para darles sentido gracias al trabajo conjunto de la retina del ojo y el cerebro.
    La lectura es, en definitiva, una sucesión de comprensiones del texto, que es aprendido palabra por palabra.
    Por esto creo que es muy necesario que las personas de cierta edad «lean, lean y lean» para que sus neuronas no decaigan, y poder hacer frente (dentro de lo posible) a la temible demencia senil o sea «alzheimer».
    Las dietas «esto va según el organismo de cada uno», los hay que son de hierro y otros de mantequilla.
    Saludos

  9. RicardM:

    Apreciada Lament, efectivamente la lectura no es un don innato. Lo que és innato es la potencialidad de poder leer a través del aprendizaje. Pero en el hecho de leer hay dos fases: la asociación de palabras vocalizadas o escritas a conceptos y la interpretación correcta de lo que se oye o lo que se lee.
    La asociación de palabras escritas a conceptos no me parece muy diferente al reconocimiento de caras, por lo que no me sorprende lo descrito en el artículo. En ambos casos nuestra mente construye un modelo (que algunos denominan «engrama») a partir de lo que los ojos ven. Luego viene la interpretación de estos modelos. En el reconocimiento facial esta interpretación está no sólo en diferenciar unas personas de otras sinó también en inferir cual es su estado de animo (triste, irritado, alegre, etc.). Igualmente, el reconocimiento de palabras escritas no significa que se entienda el significado de lo escrito. Y ahí es donde podemos hablar de «analfabetos funcionales», que saben reconocer papabras pero no saben interpretar el lo escrito.
    Creo que en el fondo todos tenenemos algo de analfabetos funcionales. Yo mismo, por mucho que me empeño y pese a los meritorios esfuerzos de Neo, no llego a comprender muchos aspectos profundos de física teórica. No es que Neo (y algunos otros comentadores como Lluis o Tomás) no es expliquen, es que en mi proceso de aprendizaje no han sido asentadas suficientemente las bases para esta comprensión.
    Sea como fuere, los últimos artículos sobre antimateria los encuentro fascinantes…
    Saludos cordiales.

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