NeoFronteras

Fauna ediacarense muy antigua

Área: Paleontología — jueves, 30 de diciembre de 2010

Encuentran fósiles de seres ediacarenses 100 millones de años más antiguos que los más viejos conocidos hasta el momento.

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Algunos de los ejemplares de Nimbia occlusa y Aspidella terranovica encontrados. Fuente: Joe Meert y colaboradores.

El problema de la paleontología es la precariedad del registro fósil, sobre todo en ciertas épocas y ciertos sitios. Así por ejemplo, la parte más fiable del registro fósil es la que corresponde a los animales marinos de cuerpo duro como puedan ser bivalvos o criaturas con exoesqueleto. Como tienen partes que fosilizan bien podemos saber más sobre ellos. De hecho, la cronología de las grandes extinciones masivas la establecemos gracias al registro fósil marino de estos animales.
No es de extrañar por tanto que cuando los animales marinos empezaron a desarrollar esas partes duras aparezcan súbitamente en el registro fósil. Esto sucedió en la llamada explosión del Cámbrico, que no es más que la aparición súbita de animales multicelulares complejos en el registro fósil. Esto es algo que molestaba especialmente a Darwin, pues la forma que tenía de ver su teoría de la evolución exigía un cambio progresivo y lento de las especies, así como su aparición y desaparición lenta y progresiva.
El panorama que tenemos de la explosión del Cámbrico cambió a raíz del trabajo realizado Charles Doolittle Walcott en Burguess Shale, en las Montañas Rocosas canadienses. Entre 1910 y 1925 extrajo unos 60.000 especímenes que indicaban una variedad de vida muy rica, representada por unas 140 especies distintas que exhibían una variedad anatómica dispar. En los años setenta esos fósiles fueron reinterpretados por Conway Morris y Harry Whittington, llegando a la conclusión de que en esa época la variedad de filos eran muy grande, incluso superior a la actual. Los planes corporales que había entonces eran más numerosos que tiempo después. Es como si el árbol de la vida tuviera ramas en la base algunas de las cuales fueron cercenadas, pero desde entonces no volvieron a salir nuevas ramas, sino solamente ramitas y hojas. Esa idea es la que más tarde divulgó Stephen Jay Gould es su maravilloso y contestado libro “La vida maravillosa”. Según Gould, Walcott se había empeñado en clasificar forzadamente (el calzador de Walcott) los especímenes recolectados en los filos establecidos. Al final se ha llegado al compromiso de que ni había tantos filos ni tan pocos.
Pero el “calzador de Walcott” nos enseña hasta que punto la ciencia sufre por las ideas establecidas. Otro ejemplo, mucho más triste, es el sufrido por Reginald Sprigg. Este geólogo fue enviado en 1946 al sur de Australia para inspeccionar las minas abandonadas de las montañas de Ediácara, una región calcinada por el sol al norte de Adelaila. Un día, mientras estaba almorzando, levantó despreocupadamente una roca y descubrió que estaba recubierta por delicados fósiles. Sprigg no estaba investigando fósiles y ni siguiera trabaja en superficie, pero este descubrimiento le sorprendió sobremanera. Se trataba de fósiles similares a la impresiones que dejarían en el barro las hojas de un árbol, pero se trataba de seres previos a la explosión del Cámbrico. Estaba contemplando el alba de la aparición de los primeros seres pluricelulares complejos.
Así que Sprigg envió un artículo a Nature en el que relataba su descubrimiento, pero fue rechazado por la revista. Así que leyó su resultado ante la asamblea anual de la Asociación para el Progreso de la Ciencia de Australia y Nueva Zelanda, pero no recibió la aprobación del presidente de esa entidad. Los expertos de la época asumían que eran huellas inorgánicas creadas por el viento, las mareas o la lluvia. Sprigg no se dio por vencido y se fue a Londres en 1948 para presentar sus hallazgos en el Congreso Geológico Internacional. Pero su descubrimiento tampoco despertó mucho interés. Al final terminó publicando un artículo en Transactions of the Royal Society of South Australia (posiblemente la primera vez y última que aparece dicha revista en esta web). Después se pasó a la prospección petrolífera.
En 1957 un escolar descubrió en Inglaterra una roca con un extraño fósil (y que era igual a los descubiertos por Sprigg). Este escolar llevó el fósil a un paleontólogo de la Universidad de Leicester y fue rápidamente catalogado como precambrico. El niño salió en los periódicos, se hizo famoso y dieron su nombre al fósil.
En Australia se han recogido desde entonces unos 1500 fósiles de ese tipo en la misma región en la que trabajó Sprigg. En otros sitios del mundo se han encontrado fósiles similares. Representan a seres simples, sin boca ni, al parecer, ningún órgano interno, pero constituyen los fósiles más antiguos de seres pluricelulares que tenemos, con hasta unos 650 millones de años de antigüedad.
Sirva esta larga introducción para explicar un nuevo hallazgo en el campo. Según un reciente descubrimiento realizado por investigadores de la Universidad de Florida habría ya este tipo de vida precámbrica unos 100 millones de años antes de lo que se creía hasta ahora.

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Esquema de los estratos. Se señala dónde se encontraron los ejemplares. Fuente: Joe Meert y colaboradores.

Joe Meert y sus colaboradores estaban estudiando microcontinentes antiguos en Kazastán cuando descubrieron los fósiles (parece que en este campo a veces es mejor estar buscando otra cosa para así realizar un gran descubrimiento no relacionado con el objetivo de estudio). El hallazgo ha sido publicado en Gondwana Research.
La teoría más aceptada hasta el momento dice que la fauna multicelular se desarrolló justo después de una serie de episodios de glaciación hace que se dieron entre hace 750 y 653 millones de años.
Meert ha descubierto ejemplares de Nimbia occlusa y Aspidella terranovica en una formación rocosa que antecede el más antiguos de esos periodos glaciales en 50 millones de años.
“Estoy seguro que los fósiles serán controvertidos debido a su enigmática naturaleza y al hecho de ser 100 millones de años más antiguos que el fósil similar más viejo”, dice Meert.
Mientras que los hallazgos que apoyan la teoría de que los metazoos se desarrollaron mucho antes de lo que previamente se había asumido, la exacta naturaleza de Nimbia Occlusa permanece en la controversia. Los científicos del ramos están divididos entre los que dicen que es una forma multicelular y los que creen que es una colonia de bacterias o una tapete microbiano. Los nuevos fósiles son idénticos a aquellos que aparecen en el registro fósil 150 millones de años más tarde, lo que significa que sobrevinieron a la tectónica, a cambios climáticos y a los eventos oceánicos y atmosféricos sin cambios significativos.
También es interesante pensar en la supervivencia de estos seres a una glaciación que se supone cubrió casi todo el planeta.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.

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