Sobre la desecación del Sáhara
Los expertos debaten sobre la desecación del Sáhara y lo ponen en contexto del actual cambio climático. Afirman que para saber qué pasara en el futuro hay que estudiar el pasado.
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Según los científicos, cambios en los valores de algunos parámetros orbitales de la Tierra cambiaron el clima del Sáhara de tal modo que dejó de ser un lugar más o menos verde a lo que es hoy en día: el desierto más grande del planeta. Mientras debaten si este cambio fue brusco o lento y tratan de averiguar las consecuencias climáticas de estos cambios, la Tierra continúa cambiando poco a poco.
Las pinturas rupestres que todavía hoy se pueden encontrar en el Sáhara muestran un mundo poblado de animales de sabana que medraban en un entorno que era mucho más húmedo de lo que es ahora. El mismo entorno que se representó en la cueva de los nadadores. Pero todo eso desapareció hace tiempo. De hecho desapareció hace unos miles de años, pero todavía no se sabe si ese cambio fue más o menos abrupto o se dio poco a poco.
Hace un tiempo informemos desde estas páginas de la lenta desecación de la parte cercana al lago Yoa (Chad) desde el Holoceno. El análisis de sedimentos realizado por Pierre Francus, del National Institute of Scientific Research en Quebec (Canada), y sus colaboradores parece indicar que la desecación, al menos en esa parte, duró unos 7000 años hasta alcanzar las condiciones actuales hace unos 1100 años.
La hipótesis más aceptada sobre la desecación del Sáhara dice que este proceso se debió cambios en los valores de algunos parámetros orbitales de la Tierra que afectan a la insolación, es decir, a la cantidad de energía en forma de luz que se recibe del Sol en una determinada área durante un tiempo. La insolación depende de varios factores como la localización geográfica, la duración del día, la estación, la orografía y la meteorología local.
Según explica Gavin Schmidt, de la NASA, hace uno 8000 años los valores de algunos parámetros orbitales de la Tierra eran un poco distintos a como son hoy en día. La inclinación del eje cambió de 24,1 grados a los 23,5 actuales. Además, la Tierra recorre una órbita elíptica que en máxima aproximación al Sol (que está en uno de los focos de esa elíptica) coincidía con el mes de agosto, verano para el hemisferio boreal, pero ahora se da en el mes de enero. Por tanto, los veranos del hemisferio norte eran en promedio más cálidos en esa época de lo que lo son hoy en día. Esto último se debe a la precesión, que hace que el eje de giro apunte a un sitio distinto del cielo mientras describe un círculo que pasa por varias estrellas, incluida la polar, estrella que en la actualidad está situada señalando el norte geográfico. Este movimiento es similar al movimiento de oscilación que efectúa un trompo o peonza.
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Los cambios en la inclinación y precesión antes descritos se ven influidos por las fuerzas de gravitación de los demás cuerpos del Sistema Solar, sobre todo la Luna. El eje de giro cambia entre 22 y 25 grados cada 41.000 años, mientras que la precesión tiene un periodo de 26.000 años. Estos ciclos han sido determinados por los astrónomos y han sido validados por los geólogos gracias a los sedimentos marinos.
Se creía que durante el próximo siglo la inclinación del eje terrestre no cambiaría significantemente. Sin embargo, estudios recientes indican que el efecto del calentamiento global, particularmente sobre los océanos, podría hacer cambiar esta inclinación más rápidamente. La fusión de los hielos de Groenlandia está ya provocando un cambio en la inclinación del eje de 2,6 cm anuales. Se predice que esta velocidad de cambio aumentará en el futuro. Que seamos la primera especie que sea consciente de estar cambiando la inclinación de su propio planeta no deja de ser sobrecogedor.
Los cambios en la insolación producidos por un desplazamiento de la inclinación terrestre tienen un impacto directo en los patrones de tiempo atmosférico, como los monzones. Cuando esta inclinación cambió en el pasado, los monzones disminuyeron y la vegetación empezó a desaparecer. Si no hay plantas que retengan agua y la devuelvan a la atmósfera, la lluvia disminuye progresivamente. El resultado de este ciclo de retroalimentación entre plantas y clima finalmente crea las condiciones para que aparezca el desierto.
Hay gran cantidad de pruebas que indican que el Sáhara era en el pasado un ecosistema tipo sabana y un lugar mucho más húmedo. Pero el debate acerca de cómo sucedió esta transición continua. El desacuerdo entre los expertos del campo se debe a que falta un registro paleo-ambiental fiable de la región al completo y hay que usar modelos climáticos.
Una simulación de 1999 de un grupo alemán daba como resultado un cambio abrupto en la región sahariana que duro sólo 300 años. Mientras que el estudio local de Pierre Francus, realizado casi 10 años después y basado en el análisis de sedimentos, decía que ese cambio se dio a lo largo de unos 7000 años.
Schmidt cree que el cambio se dio súbitamente. Según él, dada la fuerte dependencia entre vegetación y disponibilidad de agua, el fin del Sáhara verde se dio bruscamente hace 5500 años. De este modo, cambios lentos en los parámetros orbitales dieron lugar a un abrupto colapso de los ecosistemas.
Como el Sáhara cubre una vasta extensión de superficie, que afecta a un tercio del continente, es posible que algunas partes sufrieran una desecación rápida, mientras que otras se desecaran a lo largo de un periodo de tiempo más prolongado.
Según Francus puede que el área que su equipo estudió se desecara lentamente, pero eso no significa automáticamente se diera el mismo caso en otras partes de la región, como en el Sáhara Occidental. “No podemos descartar completamente la posibilidad de una desecación abrupta”. Añade que entender las diferencias regionales en el cambio climático es el próximo desafío de los climatólogos.
Francus explica que han sido documentados cambios abruptos del clima en muchos lugares de la Tierra en distintos momentos del pasado. Un ejemplo que cita es el de Younger Dryas que se dio hace entre 12800 y 11500 años. Según NOAA el final de este periodo fue particularmente abrupto cuando, por ejemplo, la temperatura de Groenlandia aumentó en unos 10 grados centígrados en una década.
“Muchos científicos creen que cambios así de abruptos son posibles en el futuro, pero la naturaleza, dirección e intensidad de estos cambios probablemente dependan de la región”, añade.
Francus señala además que hay algunos modelos que son incapaces de predecir cambios abruptos del clima de ninguna manera. Algunos científicos opinan que no hay conocimientos suficientes de cómo cambió el clima en el pasado para poder entender los procesos que dirigen estos cambios. De entrada es muy difícil de modelar la humedad del suelo y su cubierta.
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Acerca de si el Sáhara se desecó poco a poco o abruptamente, la mayoría de los científicos están de acuerdo en la importancia de comprender cómo cambió el clima en el pasado y qué clase de fuerzas naturales afectan a esos cambios. Esto ayudará a los climatólogos a determinar el papel preciso del comportamiento del ser humano en el presente cambio climático.
“Los modelos que son usados para predecir el clima futuro necesitan ser comprobados y usar la información del pasado es una manera de alcanzar esa meta”, dice Francus.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3345
Fuentes y referencias:
Nota en Astrobio.
La lenta desecación del Sáhara.
11 Comentarios
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miércoles 29 diciembre, 2010 @ 12:02 pm
Hola.
Creo que el punto de más impacto de este artículo está en la última línea. Los modelos climáticos son muy importantes para poder definir hacia dónde vamos, porque el clima está influido por tantísimos factores que es difícil tenerlos todos en cuenta.
Y la experimentación es la base del conocimiento científico, así que si los modelos actuales pueden explicar el pasado, tal vez también sirvan para darnos una idea del futuro.
Saludos y feliz año.
Y gracias por el neofronteras descargable, lo leeré con mucha atención.
jueves 30 diciembre, 2010 @ 12:22 am
Estos cambios de inclinación estarán muy de moda en el futuro cuando La Luna se aleje tanto que ya no pueda estabilizar el eje terrestre como ahora lo hace. Llegará un momento en que las estaciones cambiarán de modo muy brusco y lo que es peor, de modo impredecible (corrijánme si me equivoco, por favor).
Sospecho que para entonces vivir en Marte estará muchísimo mas cotizado que vivir en La Tierra, o dicho sea de otro modo, en La Tierra solamente estará el que no pueda permitirse una vivienda en Marte, donde además no hay terremotos ni volcanes activos.
Por cierto, la Navidad está haciendo estragos,casi no hay comentarios…
jueves 30 diciembre, 2010 @ 12:40 am
Aunque ahora que caigo, lo que comentaba antes sería para dentro de unos… ¿3.500-4.000 millones de años?… y para entonces el sol irradiará con mucha fuerza.
Así que, puede que ni en La Tierra ni en Marte, quizás ya estemos camino a otra estrella, abandonando los últimos asentamientos que queden en las lunas de los gigantes gaseosos.
jueves 30 diciembre, 2010 @ 2:23 pm
Miguel: Si nuestros descendientes existen en 4000 millones de años supogo que podran trasladar a la tierra a una órbita segura, si les da la gana. Me falla la imaginación para una civilización tecnológica de esa edad…
jueves 30 diciembre, 2010 @ 4:58 pm
Jorge: es perfectamente posible lo que tu comentas.
Posiblemente se seguirá aplicando el principio de economía y lo de arrastrar a La Tierra a otra órbita dependería de si es mas económico, o no, que terraformar otro astro similar que ya se encuentre en la órbita de la nueva estrella.
Dentro de 4.000 millones de años no existiría ninguna especie pluricelular tal cual es hoy en dia… pero resulta que ya hace tiempo que estamos moviendo la palanca de la Genética con lo que se abren nuevas posibilidades.
Abrazos para todos. ¡Hasta el año que viene!
jueves 30 diciembre, 2010 @ 8:02 pm
Sería interesante conseguir en las cuevas saharianas algún resto humano con el que datar la época en que pudieron realizarse los grabados …
En cuanto a desplazar la Tierra que sugiere Jorge, me trae a la mente una frase del Génesis, aquélla del » seréis como dioses «, que aún vibra en el fondo de cada uno de nosotros, convencidos de que nuestra capacidad de elaborar ciencia es ilimitada. Pero también puede ocurrir que el sistema científico, las leyes físicas y su capacidad de creación de aplicaciones sea cerrado y limitado, como parece serlo el propio mundo matemático que maneja nuestra mente. Yo, no obstante, estoy dispuesto a esperar el tiempo que haga falta para comprobar si Jorge tiene o no razón … Saludos y feliz 2011.
jueves 30 diciembre, 2010 @ 8:48 pm
Sí, es cierto; estas fiestas hacen estragos:Hay pocos comentarios, pero los que acabo de leer aquí son interesantes.¿El mundo matemático limitado?.Pues no lo hubiera dicho.Al menos es mucho menos limitado que el mundo de la física, ya que el mundo de la física está limitado por el comportamiento de la propia naturaleza, y el de las matemáticas no tiene esa limitación.Puede prescindir de la naturaleza.La imaginación es también ilimitada;algunos proponen que nuestro futuro está en habitar en los fondos marinos; otros proponen «ascensores espaciales»(no imposibles a primera vista, pero menuda ingenieria), los hay que por proner proponen incluso que podríamos vivir en un determinado punto alrededor de todo un señor agujero negro, y encima tendrías la energía gratis y no te afectaria la subidita del 9’8% para la electricidad..La imaginación ¿límites?…diría que no.
Saludos a todos y feliz año nuevo.(felicitación repetida, pero importa poco.Aquí la gente es muy maja).
jueves 30 diciembre, 2010 @ 9:31 pm
Las fiestas incluso hacen estragos en la disponibilidad de notas de prensa, así que incluso puede que haya una futura sequía de noticias.
Sobre el efecto de la mareas, efectivamente, la Luna se aleja de nosotros y el día dura más horas. Es un efecto medido directamente y a través de (un resultado precioso) los fósiles de coral. La imagen de una Luna grandiosa suspendida en el cielo y un día unas horas más corto suena a ciencia ficción pero se dio hace miles de millones de años por aquí.
También es verdad que la Luna estabiliza el eje terrestre, pero tampoco hay un gran problema con que sea un poco inestable, más se perdió con el meteorito.
Pero habrá que esperar miles de millones de años para que se aprecie el efecto de alejamiento de la Luna (adiós eclipses totales de sol).
Lo que seguro que no ocurrirá es que haya vida por aquí en 4000 millones de años. La atmósfera habrá desparecido mucho antes y antes de eso habrá desaparecido el dióxido de carbono (adiós fotosíntesis). Pero mientras tanto el Sol se habrá hecho demasiado brillante y no necesitará llegar a gigante roja para calcinar la Tierra.
Sobre todo dudo mucho que la civilización dure 40 años más, así que 4000 millones es imposible.
La geoingeniería, la terraformación y el ascensor espacial no podrán hacerse realidad porque no habrá recursos para ello. Ademas, siempre habrá un loco o un terrorista que ponga una bomba en susodicho ascensor (¿diabólico?) mandando a paseo el invento.
Lo de los límites del conocimiento y la imaginación parece un tema interesante. Imaginamos porque combinamos lo que sabemos y lo que sabemos es limitado. Pese a que el conjunto de lo imaginado es mucho mayor que el conjunto de lo posible probablemente es finito.
Por otro lado Gödel nos dice que en Matemáticas hay límites, Turing nos dice lo mismo en computación y la Física nos dice que hay límites acerca de lo que podemos saber de la Naturaleza. Además el método científico tiene sus propias limitaciones experimentales.
No sabremos gran cosa acerca de otros universo (si existen) ni de muchas otras cosas.
La capacidad de crear aplicaciones de la ciencia probablemente esté limitado, sobre todo por los recursos disponibles. Y la tecnología limita a la propia ciencia, pues, por ejemplo, un acelerador que nos diga mucho más quizás sea impagable económicamente. LO mismo se puede decir respecto al viaje interestelar, etc.
Mi felicitación la reservo para las 00:01 horas de mañana viernes (esta noche) en el último post del año.
Un saludo a todos.
martes 4 enero, 2011 @ 8:49 am
Estimado Neo:
Que la inclinación del eje de la Tierra esté variando a 2’6 cm/año no me parece asombroso, aunque sí importante, pero que ello esté motivado por el deshielo en Groenlandia se me antoja extraño. No me parece que la masa licuada sea tan importante al lado del total de la terrestre y menos estando tan cerca del Polo, y el que se eleve la masa continental por isostasia tampoco, porque su peso ha de ser el mismo. ¿Qué razones asisten a esa deducción? Este deshielo ¿no puede ser compensado por lo mismo en la Antártida, puesto que las fuerzas operarían en el mismo sentido -es decir que no formarían un par-?
Me he quedado en un mar de dudas. Un tanto helado, eso sí.
martes 4 enero, 2011 @ 3:01 pm
Apreciado Tomás:
Bueno, 2,6 cm en 40.000 km de circunferencia no parece mucho. En cuanto al efecto podría estar causado por la subida del nivel del mar además, o en lugar de, la pérdida de hielo. Aunque como es algo medido hay que asumirlo.
martes 4 enero, 2011 @ 7:04 pm
Perdona mi insistencia y no es preciso que me contestes, pues te lleva tiempo que quizá no tienes.
No dudo en asumir aquello que se mide, pero es que la zona sur de Groenlandia cae por los 23.5º del meridiano 50. Algo casi simétrico sucede con las tierras al sur del Paso de Drake. Ello es lo que me lleva a dudar. Si un gran reparto de masa se diese desde una latitud intermedia -como 45º N o S hasta los 0º del ecuador, sin compensación en el lado opuesto del planeta, creo que estaría más justificado.
Gracias por la atención.