La mayor ola cultural del océano Pacífico
Se documenta un intercambio cultural rápido y complejo a gran escala sobre poblaciones de ballenas yubarta. Es el mayor y más extendido fuera del ámbito humano.
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El comportamiento cultural es algo que hasta hace poco se creía exclusivamente humano. La situación cambió cuando se empezó a documentar la transmisión de conocimiento entre los individuos de determinadas especies de primates. Como ejemplo típico está el lavado de comida o la utilización de piedras para romper nueces de ciertas poblaciones de chimpancés.
Según Wikipedia la cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias.
Los primates, a un nivel inferior a las personas, también tienen cultura. Lo difícil es encontrar otras especies que posean cultura. Recordemos que no basta con un comportamiento complejo, sino que ese comportamiento debe ser adquirido de otros miembros de su población.
Las distintas especies de ballenas pueden ser algunos de esos otros animales con cultura. Su gran cerebro les permite tener un comportamiento complejo y modificarlo debido a la influencia de sus semejantes. De entre todas las ballenas la yubartas o jorobadas son famosas por las misteriosas canciones de apareamiento que cantan por los mares del mundo.
Ahora se ha demostrado, después de un estudio de once años de duración, que estas ballenas se contagian de la moda musical y cambian sus canciones con una dirección de propagación preferente.
Todos los machos de una población de ballenas dada cantan la misma canción nota a nota. Esta canción cambia en el tiempo, pero este patrón de cambio produce versiones que se propagan por el océano Pacífico, casi siempre de oeste a este, a lo largo de distancias inmensas.
Según los investigadores implicados, este hallazgo revela un cambio cultural a una escala inmensa. Las ondas culturales se mueven de una población a otra de ballenas haciendo que todos los machos cambien su antigua canción por la nueva versión. Según los autores es la primera vez que se documenta un intercambio cultural rápido y complejo a gran escala sobre una población tan amplia fuera del ámbito humano.
Para poder documentar todo esto los investigadores de la Universidad de Queensland y del Consorcio para la Investigación de Ballena del Pacífico grabaron las canciones de seis poblaciones de ballenas del Pacífico durante una década. Los investigadores escucharon 745 canciones en total y lograron identificar 11 estilos diferentes.
El estudio reveló que las canciones se propagan desde Australia hasta la Polinesia Francesa en el transcurso de dos años. Las canciones comienzan su propagación a lo largo de la costa este de Australia y entonces se mueven hacia la Polinesia en el Este, pero probablemente son sólo las canciones en sí las que lo hacen y no las ballenas. Las canciones son aprendidas primero en el oeste y después aprendidas como una moda y repetidas a lo largo de una región inmensa.
Durante el periodo de investigación sólo una canción se movió de este a oeste. Los autores especulan que el sentido de propagación de esta ola cultural se debería a diferencias en el tamaño de las poblaciones, ya que las poblaciones de la costa este de Australia son muy grandes comparadas con las de otros lugares.
Se sospecha que o bien una pequeña población de machos se mueve a la siguiente población llevando la canción consigo o bien las ballenas de poblaciones vecinas oyen la nueva canción según nadan durante sus emigraciones.
La mayor parte de las veces las nuevas canciones contienen material de años previos que ha sido remezclado hasta conseguir algo distinto, pero otras veces se deshacen de la vieja canción y empiezan a cantar una canción revolucionaria completamente nueva.
Una vez que surge una nueva canción todos los machos cambian rápidamente su repertorio adoptándola. El cambio total de una canción por otra en una población dada se da en sólo dos o tres meses. Esas canciones llegan a lo más alto de la “lista de éxitos” en el curso de la temporada de cría llegando a un dominio absoluto al final de la misma.
No se sabe por qué las ballenas cantan estas canciones o por qué se propagan de esta manera. Se cree que son exhibiciones empleadas en cortejos de apareamientos, pero no está claro si el efecto principal es atraer a las hembras o repeler a machos rivales.
Ellen Garland, estudiante de doctorado y participante en el estudio, cree que las ballenas quieren destacarse como si fuera con una canción pop. Sería una búsqueda de la novedad musical con la esperanza de que esa diferencia le haga al poseedor tener más atractivo frente a las hembras.
Peter Tyack, biólogo marino del Woods Hole Oceanographic Institution en Massachusetts y no implicado en el estudio, dice que no sólo es cuestión de novedad, porque si fuera así cada ballena haría su propia canción. Según él quizás las ballenas tienen un sentido de lo estético.
Pero para poder saber estos destalles habría que sumergirse junto a las ballenas durante mucho tiempo y observar su comportamiento, ya que es inimaginable estudiarlas en un ambiente controlado en cautividad. A esto se le añade la dificultad de distinguir qué ballena está cantando qué canción.
Lo que seguro que no sabremos nunca es qué es lo que dicen esas canciones, si es que transmiten información alguna.
El disco de las sondas Voyager lleva grabados varios sonidos de la Tierra, entre canciones de Mozart, Beethoven o Chuck Berry se encuentra la canción de una ballena yubarta. Quizás una civilización extraterrestre avanzada se encuentre algún día con la sonda y pueda descifrar el enigma de las canciones de las ballenas. Mientras tanto es nuestra responsabilidad proteger a estos animales de nuestro comportamiento destructivo, más que nada por si esa civilización viene a conocer el mayor intercambio cultural animal de todos los tiempos y los seres que lo producían ya no están entre nosotros, barridos para siempre por culpa de nuestra estulticia.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Noticia en Science.
Audio con sonidos de esas canciones.
2 Comentarios
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lunes 18 abril, 2011 @ 7:35 pm
Fueron Carl Sagan y sus colaboradores los que eligieron las canciones que se incluirían en las sondas Voyager y es que a Sagan le encantaban los cetáceos y visitaba delfinarios con frecuencia. Estaba interesado en la comunicación de los delfines y ballenas.
No se si es que Sagan era fan de Bach, pero me parece mucho meter tres de este compositor y ninguna de Verdi, Albinoni, Puccini o el valenciano Vicente Martín y Soler. Martín y Soler ha caido en el olvido cuando en sus dias llegó a hacer fracasar el estreno de «Las bodas de Figaro» de Mozart. Creo que además tiene un record de representaciones en el Burguertheater de Viena con su ópera «Una cosa rara».
Abrazos
jueves 21 abril, 2011 @ 10:24 pm
¡Fabuloso!, Me fascina ir viendo como lo que llamamos cultura e inteligencia deja de comprenderse como un fenomeno puramente humano, es muy interesante ir descubriendo la genesis del pensamiento.