Racionalidad, mercados y teoría de juegos
Según un estudio es muy difícil que los participantes en los mercados financieros se comporten racionalmente aunque así lo quieran y, por tanto, la teoría de juegos no puede hacer buenas predicciones en ese caso.
Si usted nunca gana en juegos complejos que requieren cierta destreza como el póker o el ajedrez puede que haya una razón. Según Tobias Galla (University of Manchester) y Doyne Farmer (Oxford University, Santa Fe Institute) simplemente es imposible aprender completamente algunos juegos o son demasiado complejos para que la mente humana los comprenda completamente.
Estos investigadores corrieron miles de simulaciones en las que dos jugadores participaban en diversos juegos para ver cómo el comportamiento humano afecta el proceso de toma de decisiones.
En juegos simples y para un número de movimientos posibles pequeño, como en el caso de las tres en raya, es fácil darse cuenta de la estrategia que hay que tomar y rápidamente el juego deja de ser interesante.
Sin embargo, y según estos investigadores, cuando el juego es más complejo y hay muchos movimientos posibles, como en el ajedrez, el go, o determinados juegos con cartas, las acciones de los jugadores son menos racionales y es difícil encontrar estrategias óptimas.
Hasta aquí parece que no se dice nada interesante, pero este tipo de investigación tiene implicaciones en los mercados financieros. Muchos economistas confían sus predicciones financieras de la bolsa de valores en la teoría del equilibrio. Esto se basa en la hipótesis, largamente asumida por la Economía tradicional, de que las decisiones económicas son racionales. En este caso, además, se asume que los “jugadores” son infinitamente racionales e inteligentes.
Pero hay una nueve corriente de pensamiento en Economía, proveniente de la Psicología Social, que demuestra que gran parte de nuestras decisiones económicas no son racionales. Además, como dicen los autores de este estudio, asumir que los seres humanos somos infinitamente inteligentes no es realista. Así que tratar de predecir cómo se comportarán los mercados basándose en esta premisa proporcionará predicciones “salvajemente” inexactas.
Esto recuerda las premisas en las que se basaba Von Neuman al crear la teoría de juegos. Siempre se asumía que el contrincante, al jugar, lo hacía de una manera racional. Fuera en el dilema del prisionero o en cualquier otro. Las decisiones tomadas en el juego se basaban en que el otro asumía exactamente lo mismo. Pero no siempre hay dos Von Neumann jugando.
El problema es que, aunque queramos, no podemos comportarnos de una manera perfectamente racional en ese tipo juegos, algo que Von Neumann no quiso ver.
Mucha de la teoría de juegos tradicional, que suele ser la base de las estrategias de toma de decisiones, está basada en los puntos de equilibrio, en la que los jugadores tienen un conocimiento profundo y perfecto de lo que está haciendo y de lo que hace el oponente.
Según Galla el equilibrio no es siempre es lo adecuado que uno debe buscar en un juego. En muchas situaciones la gente no juega estrategias de equilibrio, sino que, en su en lugar, parece que más bien se siguen trayectorias aleatorias o caóticas debido a diversas razones. Por lo tanto, no siempre es apropiado basar las predicciones en modelos de equilibrio.
Este investigador comenta que cuando se juega a la bolsa, por ejemplo, uno puede tener miles de acciones diferentes entre las que elegir y la gente no siempre se comporta racionalmente en esas situaciones o no tienen suficiente información como para comportarse racionalmente. Esto tiene efectos importantes sobre cómo reaccionan los mercados.
Especula que podría ser necesario dejar de lado la teoría de juegos convencional y en su lugar usar nuevas aproximaciones para así intentar predecir cómo puede comportarse la gente.
Estos investigadores tratan ahora de extender su estudio a juegos con múltiples jugadores y a casos en los que el propio juego cambia en el tiempo, algo que se asemejaría más al funcionamiento de los mercados
Según sugieren los resultados preliminares, al aumentar el número de jugadores las posibilidades de que se alcance el punto de equilibrio disminuyen. Por tanto, en juegos complicados en los que participan muchos jugadores, como puedan ser los mercados financieros, es muy difícil de alcanzar el punto de equilibrio y, por tanto, hacer buenas predicciones.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4016
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto: University of Manchester.
12 Comentarios
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lunes 28 enero, 2013 @ 1:40 am
Pues muchas gracias a Neo por publicar la noticia y permitirme el gusto de compartir con todos vosotros algunas curiosidades sobre el asunto.
No, no somos racionales. Nos suele costar admitirlo, pero no nos damos cuenta que cuando negamos que somos irracionales es sólo porque en nosotros está funcionando lo que los psicóogos llaman un «mecanismo de defensa» sumamente irracional que es el AUTOENGAÑO.
Los humanos podemos ser más o menos mentirosos, pero a los que más nos engañamos es a nosotros mismos. Buenos ejemplos de autoengaño los puso Neo hace poco (creo que en la noticia «No hay efecto luna llena): «Yo sólo obedecía órdenes»; «trabajé en un campo de concentración, pero yo no era nazi»; «sólo he bebido dos copas, eso no me afectará al conducir»…
Ni siquiera aunque hubiese dos von Neumann a cada lado del tablero estaríamos exentos de irracionalidad: muchos ya conoceréis algunas rarezas de su personalidad, en Wikipedia cuentan acerca de su afición a las fiestas y a sus excesos y hacen referencia a su afición por conducir mientras leía algún libro, de tal forma que en Priceton le acabaron poniendo su nombre a cierta curva (la curva Neumann). Gödel se dejó moriri de hambre por una obsesión a ser envenenado y Marie Curie no dejaba de tocar compuesto radioactivos con las manos a pesar de que las llegó a tener como un auténtico cadáver.
lunes 28 enero, 2013 @ 2:09 am
Al final nuestras decisiones se vuelven muy imprevisibles porque además de que el funcionamiento natural del cerebro es básicamente intuitivo, estamos ante el órgano más complejo con diferencia: conocemos bastante bien el funcionamiento de los demás órganos, pero el encéfalo sigue siendo todo un misterio, tiene tantas neuronas como estrellas hay en la Vía Lactea y mogollón de hormonas, neuropéptidos y neurotransmisores que influyen en su funcionamiento.
Estas hormonas y neurotransmisores están regulados a su vez por múltiples mecanismos. Por ejemplo: los corticoides (que son considerados las hormonas del estrés) que sintetiza la glándula suprarrenal tienen importantes efectos en la mente. Su secreción presenta un máximo por la mañana y va decayendo a lo largo del día, y es una de las razones que explican las diferencias en nuestro estado de ánimo a lo largo del día. Las mujeres tienen un ciclo menstrual que las sujeta a importantes variaciones en el nivel de progestágenos y estrógenos que tambien tienen importantes efectos psíquicos…y aquí otra curiosidad, porque ésta es la razón por la que tradicionalmente se las solía excluir de la mayoría de experimentos psicológicos.
Para colmo, influyen muchas otras cosas en nuestras decisiones: el clima que haga, el estado de ánimo que tengamos ese día, si hemos dormido poco…¡hasta si hemos visto pasar un pájaro o un gato negro!
El termor a los gatos negros, los «calcetines de la suerte», el «no tengo muy claro por qué, pero esta persona me cae mal» o empeñarse en buscar un número capicúa o acabado en 5 son también buenos ejemplos de lo que estamos hablando.
lunes 28 enero, 2013 @ 6:45 pm
Al hilo de lo que dice Miguel Ángel, está claro que ni somos racionales puros ni perfectamente coherentes. Sencillamente,no podemos serlo, de lo contrario nos aburriríamos mucho y seriamos una especie de «palo». Envarados hasta la naúsea, vaya.Ahora bien, es bueno el esforzarse en ser lo máximo de racionales y coherentes que se pueda.
Particularmente uno la teoría de juegos la ve con una cierta antipatía, comportamiento, por otra parte, que podría ser calificado de irracional.Pero es que resulta un tanto forzado pensar que los sujetos en los mercados se comportan racionalmente en todos los casos, o en muchos casos. Y además hay economistas a los que he oído comentar que nunca juegan en bolsa.
miércoles 30 enero, 2013 @ 12:08 pm
Si fuésemos absolutamente racionales, podríamos ser sustituidos perfectamente por un ordenador. Imagino que más sofisticado que los que compitieron contra «Kasparov» -¡Caramba con el filtro!-.
¿A donde nos llevaría el hacer que la justicia, o la política fuesen administraras por la racionalidad estricta de un ordenador?
Claro que primero habría que programarlo, pero si esto lo hicieran las mentes más fiables y destacadas, estaríamos prácticamente siempre ante las mejores decisiones posibles.
jueves 31 enero, 2013 @ 12:20 am
Descubrieron el agua tibia.
jueves 31 enero, 2013 @ 7:54 am
Amigo Atanasio:
Te considero una persona muy inteligente y documentada. Creo que tu comentario es una ironía, paro ¿sobre qué? ¿Es el artículo que te parece banal? ¿Son los comentarios que te parecen simples? ¿Quizá ambas cosas?
Sinceramente te agradecería, no que respondas a mis preguntas sino alguna opinión sobre este tema que estoy seguro merecerá ser leída.
Un saludo cordial.
jueves 31 enero, 2013 @ 4:18 pm
¡Saludos a todos!
Os dejo el enlace del documental al que me refería en el primer mensaje que lo han traducido como «El poder del dinero»:
http://esbolsa.com/blog/videos/el-poder-del dinero/
Y una entrevista en Redes de Punset a Kia Nobre hablando sobre el cerebro intuitivo:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-cerebro-construye-realidad/1236886/
Abrazos intuitivos
jueves 31 enero, 2013 @ 4:46 pm
Le falta un guión al primer enlace:
http://esbolsa.com/blog/videos/el-poder-del-dinero/
jueves 31 enero, 2013 @ 6:38 pm
Me ha llamado sobre todo la atención en este interesantísimo documental, que nos regala Miguel Ángel, la subasta de los veinte dolares, los que valiéndose tanto de la racionalidad, como de la irracionalidad, del afán por ganar el máximo, como del intento por de minimizar las perdidas, logran convertirse en cincuenta y cinco, sin que exista compraventa de bienes ni servicios. Sencillamente el dinero ha crecido en un lugar a costa de disminuir en otros.
En este caso el ganador es el listo que subasta los veinte dolares. Pero…¿Habrá ya un dinero emergente capaz de realizar este tipo de acciones con una cierta independencia de sus propietarios?. Está constatado y es de dominio público que las grandes fortunas han seguido creciendo durante esta crisis.
También me queda muy claro que hacen falta leyes que favorezcan este tipo de acciones (en el caso de los viente dolares la condición de que el pujador penúltimo abonará la cantidad pujada). En nuestras sociedades «democráticas» las leyes que nuestros legítimos representantes elaboran, promulgan y defienden.
¿…?
Saludos a todos.
viernes 1 febrero, 2013 @ 9:53 am
Es de suponer que el documental se referirá al la subasta del dólar. En este famoso dilema estudiado por la teoría de juegos se subasta un dólar y al final se termina pagando bastante más que un dólar por él. La teoría de juegos en ese caso sí daba un solución (a diferencia de otros dilemas).
La subasta del dólar pone de manifiesto un efecto psicológico que explica por qué seguimos reparando un auto viejo, seguimos en un trabajo que odiamos y seguimos en un matrimonio fracasado.
viernes 1 febrero, 2013 @ 2:43 pm
Pues sí, amigo Pocosé. A mí también me han complacido los documentales que Miguel Ángel nos ha señalado. El de Punset pienso que es evidente que la realidad no es como la percibimos. Lo que sucede es que no solemos pensar el ello. Vemos un árbol y creemos que es así. No pensamos que, en realidad es prácticamente espacio vacío; nos parece que lo tocamos y sin embargo nunca podremos tocarlo pues los átomos periféricos de nuestros dedos jamás podrán alcanzar a los suyos. Existen sonidos que nos es imposible recibir, por lo que podemos estar gozando de un silencio que no es tal. No vemos mas que en un pequeño tramo de las ondas electromagnéticas. Tampoco nos enteramos de que estamos siendo atravesados por millones de neutrinos y no digo nada de esas partículas y antipartículas del vacío. En efecto la realidad es muy, muy compleja pero, como allí se dice, la evolución nos ha llevado a la percepción útil y necesaria para sobrevivir y desenvolvernos en un medio campestre. Luego el cerebro ha crecido y, sin olvidar la evolución, ha alcanzado cotas tecnológicas que parecen de crecimiento exponencial.
Se ve que nuestro córtex prefrontal quiere prever y razonarlo todo. Pero el caso de la subasta demuestra que sus conexiones con las zonas más primitivas son inevitables.
La pregunta que haces; «¿Habrá un dinero emergente…? Da que pensar. Sobre todo si uno medita cómo se puede comprar y vender lo inexistente. Me refiero a los mercados de futuros. Creo que el dinero, desde su concepción primera como medio de intercambio, es decir como facilitador del trueque a su actual dinamismo, su faceta de autogeneración por medio del coeficiente de caja que permite al banco prestar mucho más de lo que tiene. En fin que puedo pedir a un banco que me preste un dinero que no tiene para comprar algo que no existe. Y eso está a la orden del día. Así que no me extraña que en la economía se den efectos emergentes, como las burbujas de todo tipo.
Un saludo cordial y gracias a Miguel Ángel por sus envíos.
viernes 1 febrero, 2013 @ 8:03 pm
Parece haber un paralelismo entre lo que dice LLuís en su 3 y lo que dice Kia Nobre al final del documental: dice que espera que «la Ciencia nos lleve a platearnos nuevas preguntas en vez de darnos soluciones fácilesl, porque si no sería muy aburrido.
Me gusta Kia Nobre porque nos invita a maravillarnos con el Universo, nuestra capacidad para percibirlo y el modo en que la Ciencia nos va dando algunas claves al respecto. Me recuerda a Einstein cuando mencionaba el sentimiento de asombro y misterio que surge cuando se profundiza en la comprensión de los fenómenos, decía Einstein que el hombre que no sea capaz de maravillarse está técnicamente muerto.
Me complace ver que a mi amigo Pocosé también le ha resultado interesante.
Y veo que maese tomás lo ha captado perfectamente: la mayoría de la gente cree que lo que percibe ES la realidad…y nada más lejos de la realidad (haciendo un juego de palabras). En palabras de la propia Kia Nobre:
«Diría que existe un mundo ahí fuera, pero no creo que pueda probártelo»