Evolución del contenido emocional de la literatura
El contenido emocional de los libros escritos en inglés se ha ido reduciendo a lo largo del pasado siglo.
Las palabras nos permiten expresar no solamente nuestros pensamientos, sino también nuestros sentimientos. Por tanto, los textos escritos pueden ser un testigo de cómo ha evolucionado nuestra situación emocional.
Un estudio reciente publicado en PLOS ONE y realizado sobre textos en inglés del siglo XX muestra que el contenido emocional de los libros ha decaído a lo largo de ese tiempo. Curiosamente se muestra además que el comportamiento ha sido distinto entre el inglés británico y el americano, siendo más emocional el inglés americano.
Para realizar el estudio los autores se fijaron en ciertas palabras que describen el estado emocional dentro de las siguientes categorías: alegría, miedo, tristeza, sorpresa, ira y asco. Buscaron luego esas palabras en la base de datos de 5 millones de libros que Google ha digitalizado. Se usó una metodología similar a la empleada para detectar cambios de humor en los twits.
Los investigadores se sorprendieron al comprobar lo bien que se correspondían los estados de ánimo con los eventos históricos. Así por ejemplo, durante la segunda guerra mundial aumentó el uso de palabras relacionadas con la tristeza y disminuyeron las palabras relacionadas con la alegría o el júbilo.
Vieron que el uso de las palabras del idioma inglés evolucionó a lo largo del pasado siglo. Así por ejemplo, el contenido emocional fue decreciendo progresivamente durante ese tiempo en general, salvo las palabras de la categoría “miedo”, una emoción que ha aumentado durante las pasadas décadas.
Además comprobaron que el inglés americano y el británico han sufrido una divergencia estilística a partir de los años sesenta del pasado siglo, cuando el inglés americano empezó a ser más emocional que el británico. La misma divergencia se observa en el uso de palabras como conjunciones y artículos, palabras que casi no portan contenido. Se ha podido mostrar recientemente que las diferencias de uso en este tipo de palabras es una señal que caracteriza los distintos periodos estilísticos en la historia de la literatura occidental. Todo esto mostraría una clara diferencia estilística entre el inglés americano y británico.
Sin embargo, los autores no saben qué es lo que pasó en los sesenta que dio lugar a esta divergencia. Especulan que pudo ser el baby-boom o la aparición de la contracultura. En los EEUU los hijos del baby-boom crecieron en un periodo de prosperidad económica, mientras que en el Reino Unido lo hicieron en un periodo duro de posguerra.
Aunque los resultados son claros, su interpretación está todavía abierta. Así por ejemplo, los autores no saben si el uso de las palabras se corresponde a un comportamiento real de la población o sólo es algo que aparece en la literatura. Los libros no tienen que reflejar necesariamente la realidad de la población, del mismo modo que una modelo de pasarela no refleja el cuerpo promedio de la población femenina.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto de cabecera: Stephen Rees vía Flickr.
5 Comentarios
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martes 2 abril, 2013 @ 10:17 am
En el gráfico vemos una inflexión en el periodo de la crisis de 1929, un periodo dode reinaba el pesimismo y la desconfianza.
Ya que hace referencias al baby-boom, lo cierto es que con alegría o con tristeza, durante la segunda mitad del siglo XX nos hemos dedicado a triplicar la población del planeta, una auténtica gentileza para con las generaciones venideras que se van a encontrar con un planeta abarrotado y unos océanos llenos de plásticos.
Y el caso es que no sería tan difícil hacer las cosas un poquito mejor.
miércoles 3 abril, 2013 @ 12:10 pm
Si hablamos de emociones, tan emociones son la alegría como la tristeza, o el miedo como el valor, o la repugnancia como el éxtasis. Es por esto que no acabo de entender muy bien eso de que el inglés americano empezo a ser más emocional que el británico.Quizás si se hubiera dicho que las emociones del inglés americano eran más, digamos, optimístas que las emociones del inglés británico (más pesimístas) se entendería mejor el por qué de ese optimismo frente al pesimismo, dadas sus diferentes situaciones vitales en esos años a los que se refiere el estudio.
jueves 4 abril, 2013 @ 12:17 am
El último párrafo es clave. Si la literatura refleja algún tipo de retroalimentación de la sociedad como un todo, o sólo del grupo humano que la cultiva. O seguramente algún punto intermedio entre ambas posibilidades.
viernes 5 abril, 2013 @ 9:30 pm
Quizás se debería analizar el lenguaje de los programas basura de la TV. Serían más representativos de la sociedad, por desgracia.
miércoles 10 abril, 2013 @ 2:26 am
El miedo. Los resultados son pues perturbadores, aunque razonables si se balancea la pérdida de una diversidad de emociones (si bien no siempre «saludables») con el advenimiento de las guerras «preventivas», el constante bombardeo informativo que hace poco mas que retroalimentar los instintos de preservación, y el terror puro y duro de los 2000 en adelante. El miedo como desencadenante de una retroalimentación digamos casi siempre negativa, es un paso de la evolución o mejor que deberíamos repensar esas señales en nuestras emociones? Es más, cuantas de esas emociones son inducidas por patrones de comportamiento, cuando no de marketing, cuantas son geniunas?