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Actualidad climática

Área: Medio ambiente — domingo, 10 de noviembre de 2013

Se exponen varias noticias sobre cambio climático generadas en los últimos días.

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Se siguen publicando artículos científicos sobre el calentamiento global de manera ininterrumpida y los informes del IPCC se hacen públicos periódicamente. Es imposible cubrir todos esos resultados en esta modesta web y cuando así se hace se producen ataques por parte de los negacionistas. Pero, de vez en cuando, es bueno mencionar algunos de estos resultados, quizás sea incluso una obligación. Esta vez vamos a cubrir unos pocos resultados interesantes que se han dado en los últimos días.

En el primero de ellos se niega (una vez más) que el Sol sea el responsable del calentamiento global Según este estudio el Sol sólo puede dar cuenta del 10% del calentamiento global registrado en el siglo XX [1], [2].
El estudio ha sido llevado a cabo por Terry Sloan (University of Lancaster) y Arnold Wolfendale (University of Durham). El estudio niega la influencia del Sol en el calentamiento a través de la modulación que el Sol tiene sobre los rayos cósmicos galácticos. Si existe tal influencia su contribución tiene que ser muy pequeña.
Aunque es verdad que los rayos cósmicos parecen tener cierta influencia en la nucleación de nubes, su efecto sobre el calentamiento es mínimo. Esta idea de que el Sol modula los rayos cósmicos galácticos viene de que la actividad solar puede alterar el flujo de rayos cósmicos que llegan a la Tierra (a mayor viento solar menos rayos cósmicos galácticos nos afectan) y, por tanto, modular la formación de nubes y el clima al producirse mayor o menor reflexión de los rayos de Sol sobre la capa nubosa.
Este grupo de investigadores comparó los datos disponibles sobre rayos cósmicos con el registro de temperaturas globales a partir de 1955. Sólo pudieron encontrar pequeñas correlaciones que se darían cada 22 años, pero sólo si se considera un desfase de 2 años entre la variación del flujo de rayos cósmicos y el cambio en la temperatura. Con estos resultados sólo se puede atribuir un pequeño porcentaje del calentamiento global al efecto de los rayos cósmicos.
Concluyen que las pruebas paleontológicas procedentes de las relaciones isotópicas de carbono y oxígeno que ligaban formación de nubes a los rayos cósmicos son débiles y confusas y que el efecto parece más bien regional en lugar de global.

Pero da la casualidad de que otro estudio llega a las mismas conclusiones sobre el mismo asunto [3], [4].
El estudio ha sido realizado por Rasmus Benestad (Instituto Meteorológico Noruego) y concluye que el Sol no puede explicar el calentamiento global.
Este resultado se basa en la comparación del flujo de rayos cósmicos en el periodo 1951-2006 con los datos de la temperatura atmosférica en ese mismo lapso de tiempo.
“Encuentro pocas pruebas de que los rayos cósmicos puedan tener un efecto discernible sobre una amplia gama de fenómenos meteorológicos: temperatura, presión barométrica o precipitaciones”, dice Benestad. La única excepción parece ser en ciertas partes de Europa. En esas regiones parece que la causa esté en la oscilación del Atlántico Norte. Quizás sea una casualidad o haya en ese caso cierta influencia solar sobre la oscilación.
Estos estudios parecen poner los últimos clavos en el ataúd de la hipótesis de los rayos cósmicos como causantes del cambio climático.

El gran problema del calentamiento global es que no se da por igual en todo el globo. Las zonas árticas parecen ser las que más sufren el calentamiento, lejos de la mirada de los ciudadanos del mundo moderno y occidental. A las pruebas contundentes de calentamiento en el Ártico ahora se le suman algunas más.
Los lagos del noreste de Canadá muestran pruebas de cambios abruptos [5], [6].
Kathleen Rühland, John Smol, Neal Michelutti, Andrew Paterson y Bill Keller tomaron muestras de sedimentos de los lagos de esa región de Canadá y analizaron los restos de diatomeas que han ido depositándose en el fondo de esos lagos a lo largo del tiempo.
Esta región se había mostrado estable frente al calentamiento global hasta mediados de los noventa. De hecho, los registros paleoclimáticos basados mostraban poca variación climática en los últimos siglos pese a todos los cambios introducidos por el ser humano.
Pero la fusión de lo hielos de la región ha creado ahora un ciclo de retroalimentación positivo y el calentamiento se está acelerando cada vez más.
El análisis de las diatomeas muestra un calentamiento lento y progresivo durante los últimos 200 años, pero en las dos últimas décadas han encontrado que el calentamiento ha sido dramático.
Estos investigadores dicen que estos resultados sugieren se han cruzado puntos de no retorno y que seremos testigos de la pérdida de los ecosistemas árticos tal y como los conocemos.
Además, estos cambios producirán la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono que hasta ahora estaban atrapadas.

Muchos de los estudios y modelos que poseen los climatólogos se contrastan con los registros climáticos que hay sobre el clima pasado. Uno de los mejores son los testigos de hielo que se extraen de las regiones polares, especialmente en la Antártida.
La nieve se va depositando allí muy lentamente y atrapa el aire del momento. Esa nieve se va compactando gracias a la gravedad y el aire atrapado forma burbujas de aire en el hielo que se forma. Cuando más profundo se perfora más antiguo será el aire atrapado en el hielo que de allí se recupere.
Una campaña reciente ha conseguido el record en esta materia al recuperar testigos de hielo que permiten reconstruir el pasado climático de los últimos 1,5 millones de años [7], [8]. El record anterior estaba en los 800.000 años.
Los datos que se obtengan a partir de estos testigos de hielo permitirán estudiar mejor una transición ocurrida entre hace 900.000 y 1.200.000 años que se ha observado en los testigos de sedimentos marinos. Para este logro han tenido que perforar varios kilómetros de hielo, pero esperan profundizar aún más en los próximos años si obtienen financiación.
Aunque todavía no se han estudiado las muestras obtenidas, es seguro que su análisis permitirá conocer mejor el clima pasado y futuro.

Recientemente el calentamiento global parece que no aumenta tanto como se esperaba. Esto ha dado alas a los negacionistas que siempre están buscando cualquier excusa para no responsabilizar al ser humano y sus emisiones del cambio climático. Pero, si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero, ¿dónde ha ido a parar el calor extra producido? Al parecer al océano.
Una reconstrucción de la temperatura del agua a profundidad media en el océano Pacífico durante los últimos 10.000 años sugiere que se ha calentado 15 veces más rápido en los últimos 60 años que en cualquier otra época pasada, incluso teniendo en cuenta los ciclos naturales de 10.000 años [9], 10.
Según uno de los coautores (Braddock Linsley) estamos haciendo un gran experimento al colocar una gran cantidad de calor en el océano sin ni siquiera saber cómo afectará esto al clima. No sólo es la magnitud del cambio, sino el ritmo al que se produce.
Los científicos que forman parte del IPCC están de acuerdo en que mucho del calor generado por los humanos y puesto en la atmósfera pasa a los océanos. Pero parece ser que el efecto había sido subestimado y que los océanos deben de estar almacenando más calor de lo que se creía.
Esto puede darnos un tiempo extra o cierto margen de maniobra, pero los científicos no saben cuánto. En todo caso, este efecto no detiene el calentamiento global.
La temperatura del agua a profundidad media ha sido medida en este estudio gracias a Hyalinea balthica, un organismos de una concha que vive a profundidades medias, pero que termina en los sedimentos marinos una vez muere. Analizando la cantidad de calcio y magnesio de esas conchas se puede reconstruir la temperatura del agua cuando el animal vivía. No se trata de un modelo computacional, sino de una medida indirecta de la temperatura a profundidad media.
Los datos indican un enfriamiento durante la Edad Media de 1 grado centígrado y de otro adicional hasta 1600. Esto se atribuye a la orientación de la Tierra respecto al Sol. Luego las temperaturas comenzaron a subir lentamente hasta niveles normales. Pero en los últimos 60 años ha aumentado en 0,18 grados, que es 15 veces más rápido que lo registrado en los últimos 10.000 años.
Los investigadores tratan de explicar el fenómeno recurriendo al fenómeno de La Niña y sugieren que el efecto es como una escalera. Hay periodos de unos 10 años más o menos estables y súbitamente se produce un gran cambio que hace que ya no haya vuelta atrás.
Hasta ahora los modelos y predicciones se basaban en las temperaturas superficiales del océano, pero a partir de ahora también se podrán tener en cuenta las temperaturas a profundidad media gracias a este tipo de estudios.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4258

Foto de cabecera: lagos árticos, fuente: K. Rühland.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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