Arrecifes y protección de las costas
La conservación de los arrecifes de coral es el método mejor y más barato de proteger a 197 millones de personas que viven en costas de todo el globo.
Todos aquellos que alguna vez se han sumergido en un arrecife de coral han podido apreciar la extrema belleza que desborda de vida que son esos lugares. Allí hay incluso seres palpitantes de colores increíbles a los que uno no puede ni nombrar. Junto a las selvas tropicales son los lugares de este mundo con mayor diversidad en especies. Su desaparición no solamente roba algo increíblemente bello a las siguientes generaciones, sino que, además, asesta un golpe brutal a la biodiversidad de este planeta, único entre todos los posibles.
El aumento del nivel de mar, la subida de temperaturas y la acidificación de los océanos están destruyendo estos lugares privilegiados. Pero también hay otras amenazas “tradicionales” que ponen en grave peligros los arrecifes coralinos, como la sobrepesca, la pesca con dinamita o cianuro, la extracción de coral para la construcción, las construcciones humanas, la contaminación…
En esta sociedad moderna, en la que ya no cabe la belleza, todo se coloca en su dimensión práctica o económica. No nos damos cuenta de que lo mejor de la vida no cuesta dinero, que la belleza no tiene precio o que hay multitud de pequeñas cosas que nos pueden hacer mucho más felices que los bienes materiales absurdos. Cuando se aprecia la belleza de la luz reflejada por unas gotas de rocío depositas sobre unas hojas de color verde increíble el último modelo de BMW no vale nada.
Pero, por desgracia, los políticos y la mayoría de la gente no ven el mundo de esa manera, así que tiene que haber científicos que les hablen en un lenguaje utilitarista para que así se conserven los últimos reductos de biodiversidad de la Tierra.
Un estudio reciente publicado en Nature Communications señala la gran importancia que tienen los arrecifes a la hora de proteger a las poblaciones costeras del aumento del nivel del mar y de las tormentas fuertes. Los arrecifes de coral reducen en nada menos que un 97% la energía de las olas que llegan a la costa. Este efecto beneficia a millones de personas en todo el mundo. Los arrecifes son la primera línea de defensa frente a las olas, tormentas y mares en elevación.
Si los corales no se protegen y se restauran habrá casi 200 millones de personas en todo el mundo a lo largo de 80 países que estarán en riesgo.
El estudio, realizado por especialistas de varias universidades e instituciones internacionales, proporciona la primera síntesis de la contribución que tienen los corales a la reducción de riesgos en tres océanos. Además ilustra que la restauración y conservación de los arrecifes de coral es importante y que esto puede proporcionar una solución de bajo coste a los peligros que para la costa tiene el cambio climático.
Como se ha mencionado, entre lo beneficios que proporcionan los arrecifes está el que reducen la energía de las olas en un 97%, pero esto tiene una traducción económica muy simple. El coste de rompeolas artificiales es de unos 20.000 dólares por metro, mientras que la conservación y restauración de arrecifes coralinos cuesta solamente 1290 dólares en metro.
Los expertos implicados sostienen que, pese a todo, los arrecifes de coral pueden ser conservados y protegidos, sobre todo si se reducen otros problemas como la contaminación.
En la actualidad 197 millones de personas que viven en la costa por debajo de los 10 metros de altura sobre el nivel del mar y con arrecifes a menos de 50 km se benefician de esta protección. Por países la distribución es la siguiente: Indonesia (41) , India (36), Filipinas (23), China (16), Vietnam (9), Brazil (8), EEUU (7), Malasia (5), Sri Lanka (4), Taiwan (3), Singapur (3), Cuba (3), Hong Kong (2), Tanzania (2), Arabia Saudina (2).
Si hay suerte quizás este llamamiento utilitarista a la conservación de los corales permita que las futuras generaciones de humanos puedan disfrutar de los ecosistemas marinos más ricos y bellos de este mundo.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4436
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto cabecera: Office of Insular Affairs, EEUU.
3 Comentarios
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miércoles 21 mayo, 2014 @ 6:54 pm
Lo que los científicos han hecho es acelerar y abrir el camino a la destrucción del medio ambiente, actúan sin ningún tipo de conciencia, solo guiados por el ansia de conocimiento que tienen. Parece que se niegan a creer que lo que hacen tienen un impacto real. Si los intelectuales del mundo se pusieran los pantalones las cosas seria diferentes, pero como a todos, no es mas fácil quedarnos encerrados en nuestros casas/laboratorios mientras el mundo se quema que salir a dar la cara por la humanidad toda. Y hablo de la generalidad, seguro que hay unos pocos que no son como los que describo arriba.
jueves 22 mayo, 2014 @ 8:34 pm
Sr. Franco:
¿No se da Vd. cuenta de que dice un cúmulo de sin sentidos? Veamos: un científico es aquel que investiga la naturaleza mediante un método al que, para distinguirlo, llamamos «científico». El que tengan ansia de conocimientos es muy bueno para la humanidad. Si Vd. se refiriese a los técnicos -y yo lo soy-, seguramente en más casos y sentidos podría tener razón.
Precisamente son los científicos los que nos están alertando sobre la cantidad de peligros en los que la humanidad se está metiendo. Seguramente no todos lo hagan por puro altruismo e incluso algunos nieguen lo evidente: que vamos al desastre, pero una gran mayoría de ellos lo hacen.
Reprocha conformismo a los intelectuales, pero tampoco son los únicos culpables de falta de acción. Culpables, en mayor o menor medida lo somos todos. Y le pregunto: ¿que hace o qué ha hecho Vd?
Proponga algo y cuente conmigo. Estoy seguro de que si es una buena idea tendrá seguidores y serán en su mayoría científicos porque, de momento al menos, es el único colectivo que intenta convencer a la humanidad de que, tal como vamos, la catástrofe es inevitable.
sábado 24 mayo, 2014 @ 8:22 am
Lamento mi error. Acabo de darme cuenta de que escribí «cúmulo de sin sentidos». Puedo escribir «es algo sin sentido», pero no «es un sin sentido», o «es un cúmulo de sin sentidos». En el caso de «sin sentido» el sustantivo es sentido; en «sinsentido», éste es el sustantivo.
Así pues quise decir «cúmulo de sinsentidos», o sea cúmulo de absurdos e insensateces.