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Las conversaciones alrededor del fuego de los bosquimanos

Área: Antropología — sábado, 27 de septiembre de 2014

¿Nos ayudaron las historias contadas alrededor del fuego a nuestra evolución cultural?

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Una vez que nuestros antepasados controlaran el fuego entre hace 400.000 y un millón de años, las llamas no sólo les permitieron cocinar la comida y mantener alejados a los depredadores, sino que también les permitió extender el día.

Un estudio realizado por la Universidad de Utah sobre los bosquimanos del Kalahari sugiere que las historias contadas al amor de la lumbre ayudaron a la cultura y pensamientos humanos a evolucionar mediante el reforzamiento de las tradiciones culturales, promocionando armonía, equidad y despertando la imaginación para así visualizar un sentido amplio de comunidad, tanto con personas distantes como con el mundo espiritual.

Los investigadores previamente estudiaron cómo el cocinar los alimentos afectó a la dieta y a la anatomía, pero “poco se sabía acerca de cómo de importante fue el extender el día a la hora de prender las brasas de la cultura y sociedad”, escribe la catedrática de Antropología Polly Wiessner en un estudio publicado on-line en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

“Hay algo acerca del fuego en el centro de las tinieblas que vincula, apacigua y además excita a la gente. Es profundo”, dice Wiessner, quien ha estudiado la los bosquimanos durante 40 años. “La noche alrededor del fuego es un momento universal para la vinculación afectiva, para contar información social, para entretener, para un montón de emociones compartidas.”

El estudio de Wiessner, que ella llama “exploratorio”, analiza la puntuación del día y de las conversaciones a la luz del fuego entre los bosquimanos !Kung (también conocimos como bosquimanos Ju/’hoansi. El símbolo de admiración y la barra con apóstrofo simbolizan distintos sonidos de clic de su lengua.), unos 4000 que viven ahora el desierto de Kalahari al noreste de Nambia y noroeste de Botswana. Son un grupo de los varios grupos de bosquimanos del Kalahari.

¿Por qué estudiar los cuentos al amor de la lumbre de los bosquimanos?

“No podemos decir nada acerca del pasado de los bosquimanos”, dice Wiessner. “Pero esta gente vive de la caza y la recolección. En el 99% de nuestra evolución, es así cómo vivieron nuestros antepasados. ¿Qué acontece en el tiempo que se está alrededor del fuego durante la noche entre cazadores-recolectores? Eso ayuda a responder la cuestión de la contribución del espacio alrededor del fuego para la vida humana.”

Escribe: “las historias son contadas en virtualmente todas las sociedades de cazadores-recolectores. Junto con los regalos, fueron el origen de los medios de comunicación sociales.”

Desde el mundo de trabajo diario a las noches de vínculos y asombro

En su estudio «Embers of Society: Firelight Talk among the Ju/’hoansi Bushmen,» Wiessner menciona que las pruebas arqueológicas indican que los antepasados humanos tuvieron control esporádico sobre el fuego hace un millón de años o más y regularmente desde hace 400.000 años.

“El fuego alteró nuestro ritmo circadiano, la luz nos permitió estar despiertos y la pregunta es qué pasó en el espacio que rodeaba ese fuego. ¿Cómo afectó al desarrollo de los humanos?”, se pregunta Wiessner, quien a comienzos de año estuvo entre los tres seleccionados por la Universidad de Utah a la Academia Nacional de Ciencias

Wiessner dice que los bosquimanos ¡Kung mantienen reuniones alrededor del fuego la mayoría de las noches en grupos de hasta 15 personas. Un campamento tiene hogares (fuegos) para cada familia, pero por la noche la gente frecuentemente converge a uno de ellos. Esta investigadora ha analizado sólo las conversaciones que involucraban cinco o más personas.

Las historias alrededor de la lumbre versaban sobre temas como las cacerías pasadas, luchas sobre la carne, incendios, nacimientos, sobre perderse, interacciones con otros grupos, camiones estropeados, ser perseguidos por un animal, disputas y aventuras extramatrimoniales. Y además había mitos tradicionales.

Para su estudio Wiessner analizó dos conjuntos de datos:

– Las notas que tomó en 1974 (inicialmente para otro propósito) en los 174 días y noches de conversación en dos campamentos ¡Kung en el noreste de Botswana. Cada conversación duró más de 20 o 30 minutos e involucraba a unas 15 personas.

– Grabaciones digitales, transcritas por bosquimanos alfabetizados de 68 historias alrededor del fuego que Wiessner originalmente tomó en los setenta pero que fueron vueltas a contar y a ser grabadas durante una de las tres visitas que realizó entre los años 2011 y 2013 a poblados ¡Kung en Botswana y Namibia.

Wiessner encontró que las conversaciones diurnas diferían mucho de las mantenidas al amor de la lumbre. De las conversaciones diurnas el 34% eran quejas, críticas y cotilleos para regular las relaciones sociales; 31% eran sobre asuntos económicos, como cazar para cenar; 16% eran chistes; sólo un 6% eran historias y el resto era sobre otros temas.

Pero por la noche el 81% de las conversaciones involucraba historias, sólo un 7% era quejas, críticas y cotilleos y un 4% era económicas.

Creando vínculos con gente cercana, lejana y con lo sobrenatural

Wiessner encontró cómo las conversaciones reforzaban las principales instituciones sociales y valores ¡Kung: arreglo de matrimonios, el sistema de parentesco, una estructura social basada en la equidad, el reparto de comida durante los tiempos de escasez, los derechos de la tierras, las curaciones mediante trance y xaro, un sistema de intercambio que involucra plegarias de asistencia mutua, incluidos cobijo y comida en tiempo difíciles.

“Lo que encontré fue una gran diferencia entre las conversaciones diurnas y nocturnas, en las clases de información transmitida y en el uso del pensamiento imaginario”, dice Weissner.

“Las conversaciones diurnas tienen mucho que ver con las actividades económicas (trabajar, conseguir comida, qué recursos y dónde están)”, dice. “Tiene mucho que ver asuntos sociales y de control: criticismo, quejas y enojos.”

“Por la noche la gente lo deja correr, se apaciguan y buscan el entretenimiento. Si ha habido conflictos durante el día los superan y se establecen vínculos. Las conversaciones nocturnas tienen más que ver con historias, sobre las características de la gente que no están presentes y que están en tu red social más amplia y pensamientos acerca del mundo espiritual y de cómo influye el mundo de los humanos. También se canta y danza con grupos unidos.”

Los curanderos bailan y entran en trance, “viajan al poblado de dios y se comunican con los espíritus de los fallecidos que están tratando de llevarse a la gente enferma”, dice Wiessner.

Según ella los primates no humanos no mantienen ataduras de apoyo mutuo fuera de su grupo: “Somos realmente únicos. Creamos ataduras de largo alcance fuera de nuestros grupos.”

Semejantes comunidades extendidas permitieron a los humanos colonizar nuestro planeta porque tenían redes sociales de apoyo mutuo, que puedes ver expresadas hoy en día en nuestra capacidad para las relaciones sociales”, añade. “Los humanos forman comunidades que no están juntas en el espacio, pero sí lo están en nuestras cabezas (comunidades virtuales). Hay comunidades en nuestras cabezas. Para los bosquimanos esas comunidades se extienden hasta las 120 millas (200 km).”

Wiessner sugiere que las historias contadas alrededor del fuego, las conversaciones, ceremonias y celebraciones desencadenaron la imaginación humana y “las capacidades cognitivas para formar estas comunidades imaginadas, tanto si es nuestra red social, todos nuestros parientes sobre la Tierra o comunidades que nos enlazan con el mundo espiritual.” Dice que además apuntalaron la habilidad humana de “leer” lo que los otros están pensando, no solamente sus pensamientos o intenciones, pero sus visiones hacia otra gente.

¿Qué nos ha hecho la electricidad?

Al examinar cómo el fuego extendió el día da pie a que Wiessner medite acerca de la sociedad moderna, preguntando “¿qué pasa donde el tiempo económicamente improductivo de estar alrededor del fuego es transformado en tiempo productivo por la luz artificial?”

Los padres leen historias o muestran vídeos a sus hijos, pero ahora “el trabajo salpica la noche. Ahora nos sentamos con nuestros portátiles en nuestros hogares. Cuando eres capaz de trabajar de noche tienes súbitamente un conflicto: ‘Sólo tengo 15 minutos para contar a mis niños un cuento. No tengo tiempo de sentarme y hablar’, la luz artificial ha cambiado tiempo social potencial en tiempo potencial de trabajo. ¿Qué pasa con las relaciones sociales?”

Su trabajo levanta esta cuestión, pero no la responde.

Esta entrada es una traducción literal de la nota de prensa de la Universidad de Utah.

Copyleft de la traducción: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4507

Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto de cabecera: Polly Wiessner.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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7 Comentarios

  1. tomás:

    ¡Qué bonito! Creo que los compañeros más jóvenes habrán tenido pocas ocasiones de autohipnotizarse de niños contemplando el fuego real en el hogar de los abuelos. Y de escuchar algunas de sus historias. Es lo que nos quedó, ya casi perdido definitivamente, de aquellos nuestros muy antiguos ancestros.
    Ahora la tele nos entretiene con películas y series, o con programas varios. Hemos convertido en día una parte de la noche.
    Pero solemos contemplarla en soledad incluso cuando estamos acompañados de la familia: ¡Calla niño, que no me dejas oír lo que dicen!
    Lo peor será cuando sea obligado para la subsistencia emplear parte de esa noche en trabajar en el ordenador. Creo que ya hay precedentes.

  2. NeoFronteras:

    Personalmente conozco a los bosquimanos de esa región del África. Fue un día precioso en el que nos enseñaron cómo era su vida diurna y cómo sacaban recursos de una sabana bastante seca en esa época del año. Durante miles de años han aprendido a vivir en su pobre entorno, a transmitir esos conocimientos a la siguiente generación. Tras una hecatombe ellos sobrevivirían, nosotros no.
    Por la noche nos enseñaron sus danzas alrededor del fuego. Fue como retroceder 40.000 años.
    No sufren obesidad y parecen bastante sanos. No disfrutan de los avances de la medicina moderna, pero si se les pregunta te dicen que son felices.
    Ahora sus respectivos gobiernos les impiden ser nómadas y están destruyendo con ello una forma de vida que los bosquimanos quieren mantener libremente.
    Los bosquimanos nos dicen cómo éramos hasta hace no tanto tiempo. Nos recuerdan lo importante que es establecer vínculos entre nosotros y cómo se crean comunidades amplias más allá de los que están cerca. Incluso la comunidad de aquellos que participan en este sitio web puede ser explicada gracias a ellos.

    Efectivamente, no hay nada mejor que una velada al amor de la lumbre.

  3. tomás:

    Pues qué suerte la tuya, amigo Neo. Mucho más bonita aún tu experiencia. Y bajo un cielo plagado de estrellas que sólo podemos ver un tanto cuando nos detenemos en una autopista en algún descanso alejado de cualquier ciudad.
    Y qué triste el que les impidan ese necesario desplazamiento para obtener sus recursos. La protección de ese prehistoria viva debería ser declararla Patrimonio de la Humanidad, física como conjunto de pueblos y cultural, lo que debiera incluir el respeto a sus movimientos en ese importante desierto. ¿Podría hacerse algo para conseguirlo?
    Abrazos.

  4. NeoFronteras:

    Sí se pueden hacer cosas. Aquí un enlace al respecto:

    http://www.survival.es/indigenas/bosquimanos

    Aunque los diamantes y su precio pueden tapar muchas cosas.

  5. tomás:

    Algo de eso se hará. Lo digo porque soy tan malo con esto de la informática que preferiría un ordenador de pedales. Lo he visto e intentado. Llamaré a mi amigo salvador que suele venir a auxiliarme cuando tengo dos o tres problemas acumulados.

    Pero eso de los diamantes lo pone difícil. Aunque, si de propiedad hablamos, ¿no debería ser suyo ese terreno? Y aunque los bienes enterrados pudieran pertenecer al Estado, es decir, al pueblo y administrados por el Estado, algo debería tocarles… digo yo. Bueno, ya les toca: fenecer.

    ¡Qué tragedia tan repetida a lo largo de nuestra historia!

  6. Miguel Ángel:

    Querido Neo:

    Quiero agradecerle una vez más su exquisita sensibilidad, son prueba de ella tanto recomin de la noticia como la bonita experiencia personal que ha compartido.
    Usted suele decir que este tipo de noticias «poco trascendentes» son las que más aceptación tienen al final: seguramente porque son más accesibles, pero no debemos olvidar el poder de la belleza para captar nuestra atención. Buen ejemplo de ello lo tenemos en la nueva serie «Cosmos» que ha recibido un buen aluvión de críticas, la mayoría aluden al tono plano que emplea Tyson que palidece al compararlo con la magia y la poesía de Sagan.
    En general no sé mucho sobre tribus, pero a los bosquimanos si que les conozco un poco mejor, si bien no de primera mano como usted. Creo que si me animase a ir preferiría visitar la zona de Namibia que la de Botswana, tal vez porque la conozco mejor por los documentales. Además supongo que en zonas como el delta del Ok.avango debe ser relativamente fácil ver animales al estar concentrados en una pequeña franja húmeda.
    Junto con los pigmeos del centro de África, son las tribus que tienen el ADN más antiguo, de modo que bien podríamos proceder todos de ellos. Una cosa que me llamó la atención hace años fue un documental en el que mostraban rostros de bosquimanos rasaltando que, aunque todos son de la misma tribu, hay algunos cuyos rasgos recuerdan a las razas asiáticas, otros se parecen más a los negros de la zona del cuerno de África,otros a los hindoeuropeos, etc.
    En otro documental decían que últimamente se han convertido en grandes consumidores de marihuana, que consiguen vendiendo pequeños objetos de artesanía.

    Un cálido abrazo.

  7. tomás:

    ¡Qué alegría leer por aquí a mi querido amigo Miguel Ángel!
    Sólo celebrarlo; nada más de momento.
    Un gran abrazo.

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