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Willie Wei-Hock Soon mintió sobre su financiación

Área: Medio ambiente,Política científica — domingo, 1 de marzo de 2015

Un importante negacionista climático fue financiado por compañías energéticas durante bastantes años y no reveló esta financiación a las revistas en las que publicaba sus artículos, algo a lo que estaba obligado.

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Willie Wei-Hock Soon es un ingeniero aeroespacial que trabaja en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA). Es conocido por ser uno de los “científicos” negacionistas climáticos más famosos. Según sus ideas el calentamiento global no está causado por las emisiones de gases invernadero de origen humano, sino que se deberían a unas fluctuaciones naturales del Sol.
El consenso sobre que el calentamiento del planeta se debe a nuestras emisiones es extremadamente amplio entre casi todos los miembros de la comunidad científica. Hay muy pocos expertos que nieguen este hecho tan contrastado.
Tampoco pasa nada porque haya disensión en un campo científico, es algo positivo que hace avanzar la ciencia. Una vez un hecho está plenamente asentado, la poca disensión suele desaparecer, aunque siempre quede alguno que lleve la contraria. Tampoco pasa en este aspecto.
Recordemos que la Relatividad no fue aceptada al instante y algún nazi de la época la tacho de idea judía, un producto no ario que había que eliminar. Al final dio igual, porque los nazis perdieron la guerra y ya nadie niega la Relatividad.
El problema del negacionismo climático no es que haya supuestos expertos que nieguen el calentamiento global, sino que se pretenda hacer caso a esta minoría. Es como si un hijo nuestro estuviera enfermo y 99 de cada 100 médicos sugieren el mismo tratamiento y prefiramos hacer caso al único que dice que el niño está bien y no hace falta ningún tratamiento.
En el caso del señor Soon había alguna sospecha de que empujaba sus ideas acerca del clima por una voluntad que iba algo más allá que la simple búsqueda de la verdad y ha sido tachado de mercader de la duda en varias ocasiones. Ahora está siendo acusado de no revelar las fuentes de financiación que usa para llevar a cabo su trabajo.
Algunas revistas científicas obligan a los autores a revelar las fuentes de financiación para asegurarse de que no hay ningún sesgo detrás o no hay conflictos de intereses. El autor puede obviamente mentir y no desvelar todas o partes de esas fuentes. No pasa nada mientras que no le pillen.
El problema es que el señor Soon ha mentido en este sentido según los documentos revelados por Greenpeace recientemente. Habría recibido 1,2 millones de dólares de compañías petroleras y energéticas. Los documentos fueron obtenidos mediante el Freedom of Information Act y entregados a Climate Investigations Center (CIC). Entre las compañías norteamericanas que le proporcionaron dinero estarían Exxon Mobile, American Petroleum Institute y Southern Company. Esta última, que donó bastante dinero, es una eléctrica cuyas centrales térmicas queman principalmente carbón.
El problema para Soon no es haber recibido este dinero, algo por otra parte legal, sino no haber dicho que estaba recibiendo estos fondos cuando mandaba sus artículos de negación de cambio climático a las revistas.
Como el CfA está financiado parcialmente por fondos federales de EEUU, Greenpeace ha enviado cartas a congresistas para pedir una investigación sobre si los fondos públicos se han usado mal en este caso.
La propia CfA ya ha lanzado una investigación por cuenta propia, pero, como todavía está curso, no se conocen sus conclusiones.
También están por ver las medidas que tomarán los editores de las revistas científicas en las que Soon publicó sus resultados. Es posible que algunos de sus artículos sean retirados.
Sociólogos e historiadores han demostrado que desde los años sesenta, cuando comenzó la guerra contra el tabaco, las grandes compañías y corporaciones han tratado de bloquear todas las iniciativas legislativas que pudieran dañar sus intereses mediante la presentación de supuestas dudas científicas. Este aspecto se ve en profundidad en el libro de Naomi Oreskes “Merchants of Doubt: How a Handful of Scientists Obscured the Truth on Issues from Tobacco Smoke to Global Warming Paperback”.
El debate sobre el calentamiento no es un debate científico, pues este fue solventado en esa arena hace décadas. El debate es ahora ideológico y de fe al convertirse el negacionismo climático en una especie de doctrina religiosa.

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Fuentes y referencias:
Noticia.
Documentos.
Noticia.
Noticia.
Willie Wei-Hock Soon.

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4 Comentarios

  1. RicardM:

    Yo a los negacionistas siempre les digo lo mismo, para no entrar en polémicas: A efectos prácticos da igual qué causa el incremento de dióxido de carbono, lo que importa realmente és disminuirlo.
    Saludos.

  2. tomás:

    Espero que nuestro compañero Ace, que escribió el comentario 1 en el artículo «La humanidad ha traspasado 4 de los 9 límites del planeta», lea este y aprenda a distinguir qué opiniones atender.

  3. Miguel Ángel:

    Creo que lo de «señor», a menos que fume puros como rezaba aquel anuncio de Farias, es un exceso de cortesía.
    Su lugar está donde él mismo se ha situado, al lado de subvencionadores del negacionismo como Charles Koch o Peter E. Slaiby (el mismo que decía que aplaudía por un verano eterno en Alask,a).
    Entre los jerifaltes de multinacionales (en general, no sólo petroleras) también funciona muy bien el autoengaño y la mayoría no tiene remordimientos por ser inmensamente ricos: al contrario, suelen pensar que están dando trabajo a mucha gente y eso ya les sirve para jusitificar todo lo demás (su sueldazo, el daño que provocan en el ambiente, la vida miserable a la que se ven abocados los currantes cuando deciden «externalizar los costes» (o sea, pagarles una miseria), etc, etc).
    El director de una gran compañía de tabacos simplemente no podría dormir si se culpabilizase de las muertes que provoca…tiene que autoengañarse pensando cosas como que su producto es de calidad y que, de no fabricarlo, los fumadores seguiría fumando otras marcas.

    That’s how it goes…and everybody knows

  4. tomás:

    Un verano en Alasca similar al de España haría seguramente hervir las aguas ecuatoriales, además de que el planeta exhalaría todo su metano, con lo que, seguramente, también acabarían hirviendo las aguas polares. ¡Hace falta ser catastrófico para decir cosas tales!

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