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Recuperación tras el Cretácico en Patagonia

Área: Paleontología — domingo, 13 de noviembre de 2016

Un estudio sobre hojas fósiles comidas por insectos revela que la recuperación tras el impacto del meteorito fue más rápida en el hemisferio Sur.

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El impacto sobre lo que hoy es Chicxulub (México) de un asteroide hace 66 millones de años presumiblemente provocó una gran extinción masiva, evento que marcó el final del Cretácico y dio paso al Paleogeno.

No sólo supuso la extinción de los dinosaurios, sino de muchas otras especies animales, como los ammonites, que llevaban sobre este planeta mucho más tiempo que aquellos. También sucumbieron muchas especies de artrópodos, incluidas las de insectos. Las especies vegetales pudieron resistir un poco mejor porque algunas de sus semillas sobrevivieron al acontecimiento.

Los vertebrados poseen huesos que pueden fosilizar más fácilmente que las partes blandas de otros animales, lo mismo pasa con las conchas de muchas criaturas marinas. Pero que fosilice un insecto es bastante más complicado. A veces nos tenemos que conformar con los que se han preservado en ámbar.

Sin embargo, los paleontólogos pueden usar métodos indirectos para ver cómo eran las poblaciones de insectos del pasado y evaluar, por ejemplo, cómo se recuperaron estas poblaciones después de la extinción de Cretácico.

Los árboles y otras plantas producen hojas que pueden ser encontradas apetitosas por muchos insectos. Los insectos, al comérselas, dejan señales distintivas sobre dichas hojas que dependen de la especie. Aunque sólo fosilice una pequeña proporción de esa gran producción de hojas, nos pueden proporcionar información sobre las poblaciones de insectos del pasado.

Los insectos y las plantas son los organismos pluricelulares más diversos del mundo y se sabe que responden a los cambios ambientales. Por tanto, son una buena fuente de información sobre las condiciones que reinaban en ese pasado.

Michael Donovan (Penn State) y sus colaboradores analizaron 3646 fósiles de hojas procedentes de Patagonia de la época justo después de la extinción del Cretácico en busca de señales dejadas por insectos comehojas (y sus larvas). Esto les ha permitido estudiar la actividad de estos insectos a lo largo del tiempo y, por tanto, evaluar cómo fue la recuperación de insectos de la región tras el evento de extinción.

La mayoría de los estudios realizados sobre la recuperación tras este evento de extinción están basados en fósiles recuperados del interior de los actuales EEUU. Según estos estudios, se necesitaron unos 9 millones de años para retornar a las condiciones previas a la extinción, en cuanto a las poblaciones de insectos se refiere.

Sin embargo, este nuevo estudio muestra que en el hemisferio Sur, al menos en Patagonia, la cosa fue diferente y que en sólo 4 millones de años se recuperaron las poblaciones de insectos.

Este resultado arroja una nueva luz sobre la recuperación tras la extinción del Cretácico.

Los investigadores implicados sugieren que la Patagonia, al estar más lejos del impacto (en lo que hoy es México), sufrió menos devastación, lo que dejó una mayor biodiversidad que permitió una recuperación más pronta.

“La riqueza en las asociaciones entre plantas e insectos que observamos durante la recuperación podría ser un factor que contribuyera a la biodiversidad de los insectos en la moderna Sudamérica. Podemos mirar lejos en el pasado y ver estos patrones que influyen sobre la vida en la Tierra tal y como es ahora”, dice Donovan.

Este tipo de estudios puede ayudar a los científicos a responder preguntas sobre la moderna biodiversidad a nivel global.

Peter Wilf (Penn State) lo explica bellamente cuando dice que nuestro mundo actual es el legado de diversos desastres que dejaron tras de sí un reguero de especies extintas. Al tratar de comprender mejor cómo evolucionó la biodiversidad actual y por qué millones de especies terrestres viven en donde lo hacen, el impacto global de estas grandes catástrofes es como un gran elefante dormido en una habitación oscura: no podemos ver mucho y no sabemos los suficiente sobre ello. Según encendemos las luces vemos más del elefante comprendemos mejor nuestro mundo. Este artículo es un paso bienvenido en esa dirección.

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Fuentes y referencias:
Artículo original
Foto: Michael Donovan/Penn State.

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3 Comentarios

  1. Armand:

    He leído un trabajo sobre evolución titulado ‘La vida embarazada’,http://www.upv.es/jugaryaprender/vidaembarazada/ . En el capitulo 5, dedicada al hombre,comenta que » para un conjunto amplio de autores, el hombre es fruto del azar. En concreto, para Ruiz de Gopegui, quien divide la evolución del Universo, en dos etapas: la atomiquimica y la biológica. En la primera, las leyes deterministas de la física, juegan un papel determinante, los fenómenos aleatorios, también entran en juego, pero en un segundo plano; y la materia se ordena dentro de un numero pequeño de grados de libertad.

    En la etapa biológica, en cambio, es el azar el que juega un papel principal, y las leyes deterministas de la física, quedan relegadas en un segundo plano. Y los grados de libertad en los que se ordena la materia animada, es prácticamente ilimitada. De esta forma, la diversidad biológica, alcanza valores muy altos.»

    En el capitulo 7, que habla sobre la teoría de la vida embarazada,http://www.upv.es/jugaryaprender/vidaembarazada/capitulo7.htm ,parece interesante. Pero no se si estamos ante un tema científico (biología evolutiva), filosófico, o si por el contrario, estaríamos ante una teoria panteista.

  2. Miguel Ángel:

    Saludos, Armand. Pseudociencia. El propio autor viene a decir que es una interpretación más completa de Gaia y de la panspermia. Pero Gaia no tiene el grado de teoría, sino solo de hipótesis. Y la panspermia tampoco está demostrada.
    También el propio autor cita a Popper y dice que «Las teorías no pueden ser demostradas sino en todo caso falsadas: no podemos confirmar que son verdad, en todo caso podemos demostrar que son mentira». Pero los presuntos antecedentes en los que se basa y las predicciones que hace, no cumplen ese requisito, es decir, no se puede demostrar que sean falsos.
    Dice que hay escasa variedad a nivel de moléculas inorgánicas y casi infinita en el mundo orgánico. Pero la vida está sujeta a toda tipo de restricciones, a nivel molecular también, eso significa que muchas de esas variantes moleculares pueden darse en laboratorio, pero no son compatibles con la vida.
    Los cálculosson de traca, `porque primero dice que no se basa en el enfoque determinista (que él llama «mecanicista») sino en el dialéctico y el holístico y después hace una par de multiplicaciones en el más flagrante de los reduccionismos. Predice, por ejemplo, que la vida sobrevivirá al propio Sol a menos que se encuentre con la competencia de otro «sistema reproductor» que también se esté expandiendo por esta misma zona del Universo.

  3. Tomás:

    No sé si es pseudociencia o simplemente no es ciencia, sino la creación de un punto de vista, como lo es Gaia; una cierta especulación filosófica. Solo quiero decir sobre algo que suele leerse muchas veces en diversas disciplinas: «muchas veces el todo es más que la suma de las partes». Pienso que algo puede ser más, menos o cualquiera sabe cuan distinto de las partes. La simple y matemática operación de sumar, no es aplicable ni tiene nada que ver. Por poner un ejemplo sencillo, el agua nada tiene que ver con el oxígeno ni con el hidrogeno: es muy distinta y ya está.

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