Sobre la naturaleza de los hilos de Arachnocampa
Analizan los hilos segregados por los gusanos luminosos de las cuevas de Nueva Zelanda.
Todos conocemos a las arañas que usan sus telarañas para atrapar insectos según vuelan. Pocos conocen los hilos luminosos de las cuevas de Nueva Zelanda.
Las larvas de los insectos Arachnocampa luminosa segregan unos hilos pegajosos de unos 50 cm de longitud que cuelgan de los techos de algunas cuevas de Nueva Zelanda, tanto en la isla del norte como la del sur. Hay varias especies de Arachnocampa en el país. Estos hilos contienen unas gotitas espaciadas de líquido pegajoso y están distribuidos formando lo que podemos denominar cortinas. Además, estos animales (que no los hilos en sí) son bioluminescentes y emiten luz azul-verdosa, presumiblemente, para atraer a los insectos voladores en su etapa de larva y para atraer machos de su misma especie en su etapa adulta. Cuanto más hambrienta está una de estas larvas más luz emite.
Arachnocampa luminosa pasa en estadio de larva 9 meses de su vida antes de transformarse en pupa y en adulto alado. Entonces se dedica a alimentarse de hongos y a reproducirse.
Hay una floreciente industria del turismo en Nueva Zelanda basada en la visita a estas cuevas, a veces en kayacs, para admirar el espectáculo. Cada año son unos 200.000 turistas los que visitan las cuevas. Según comentan algunos, es como estar debajo de la Vía Láctea una noche sin luna.
El asunto parece, cuanto menos interesante, pero hasta ahora nadie se había molestado en caracterizar la naturaleza de estos hilos pegajosos. Ahora, Janek von Byern y sus colaboradores del Instituto Ludwig Boltzmann de Traumatología Clínica y Experimental de Austria publican en PLOS ONE sus investigaciones al respecto. Al parecer, las gotitas de estos hilos contienen urea que se usa para absorber agua del ambiente.
Estos investigadores analizaron “hilos de pesca” recolectados de dos cuevas en Waitomo (en la isla del Norte de Nueva Zelanda) usando microscopía electrónica de barrido y espectroscopía de rayos-X. De este modo intentaban determinar la morfología y composición de estos hilos.
Resultó que el adhesivo usado en estos hilos era muy diferente al de las telarañas. En este caso es muy húmedo y está compuesto por gotas que absorben la humedad ambiental. Esto reflejaría la diferencia de ambientes en donde viven estos dos grupos de artrópodos. Las arañas sólo estarían en áreas secas, mientras que Arachnocampa sólo puede sobrevivir en los ambientes húmedos de estas cuevas. Se especula que las gotas que segregan absorberían la humedad del aire de las cuevas para así evitar la desecación de las larvas.
Las telarañas tienen una composición diferente y más compleja, pues son una mezcla compleja de seda y glicoproteínas. Estos bioadhesivos de Arachnocampa muestran una composición única pero muy diferente de la telaraña al contener principalmente agua en un 99%, sales higroscópicas, pequeñas cantidades de proteínas y lípidos y un misterioso péptido todavía sin identificar. Una hipótesis previa sostenía que las gotas contenían ácido oxálico que envenenaría a la presa, pero no se han encontrado trazas de esta sustancia.
Otra diferencia con las arañas es que mientras estas segregan su seda desde unas glándulas del abdomen, las larvas de estos insectos la segregan sus hilos desde la boca. Como las gotas contienen cristales minerales, entre los que se encuentra la urea, los investigadores sugieren que las secreciones procederían principalmente de la orina de la larva.
El misterio es cómo algo producido a partir de la boca de la larva contiene compuestos presentes en la orina, que proceden el otro extremo del cuerpo del animal.
La urea se usa comercialmente como pegamento en contrachapados de madera y otros productos laminados, así que los autores del estudio especulan que quizás la urea sea el origen la adherencia de estos hilos. Aunque también podría ocurrir que la pegajosidad de estas gotas procediera solamente de la tensión superficial.
Los autores esperan investigar más este asunto y examinar cómo los hábitats de las diferentes especies de estos insectos condicionan la realización de los hilos y sus adhesivos.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5226
Fuentes y referencias:
Artículo original
Foto de cabecera: 2il org, vía Flickr.
2 Comentarios
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lunes 19 diciembre, 2016 @ 9:37 pm
Iba a hacer una reflexión sobre la biodiversidad (al menos, la terrestre) en áreas aisladas más o menos extensas (o archipiélagos), da la impresión que la «globalización» (grandes masas continentales unidas) tampoco favorece mucho una explosión de biodiversidad, ¿la conspiración de la economía de escala, podríamos decir? Sin embargo, me pregunto, ya que está tan de moda por pura idiocia el desparramar especies invasoras fuera de su hábitat (en algún caso de forma claramente deliberada, porque no hablamos ni de mascotas ni de seres vivos que hayan podido llegar en cargamentos o fletes), qué éxito tendrían estos chill out de la noche en su colonización de Afroeurasia y las Américas.
miércoles 21 diciembre, 2016 @ 8:50 am
Pues yo no auguro gran expansión para esos insectos con equívoco nombre de arácnido que, para más inri, tejen trampas aunque de otra naturaleza.
El problema de cómo llega la urea desde lo más posterior a lo más anterior no debe ser muy complejo puesto que la distancia es de muy pocos mm. Todos sabemos de que manera resolvía el problema Copito de Nieve con, posiblemente, metro y medio de recorrido.
De todas formas la noticia es muy sugerente y ha de ser bonito contemplar el espectáculo.