El ser humano exterminó la megafauna australiana
No hallan pruebas de que un cambio climático extinguiera la megafauna australiana, pero sí de la presencia de esta hasta que llegó el ser humano.
Hay razones para creer que el ser humano estuvo implicado en la desaparición de la megafauna en varios continentes.
Varias teorías así lo sostienen, pero hay otras que tratan de negarlo, no se sabe si por motivos científicos, por competitividad académica o por querer exonerar al ser humano de alguno de sus aspectos más negativos.
Saber si la persistente colonización de este mundo por el ser humano ha causado estas extinciones es importante para ser así conscientes de nuestro papel en este planeta. Además, las megafaunas son del interés del público en general, que se siente fascinado por esos animales gigantes que una vez anduvieron sobre la Tierra y que ya no están entre nosotros.
El último estudio al respecto se centra en la megafauna que había en Australia antes de que el ser humano llegara. La megafauna australiana de hace 50.000 años incluía canguros de 500 kilos, wombats de 2 toneladas, lagartos de 8 metros de largo, leones marsupiales de 150 kilos y tortugas del tamaño de un Volkswagen escarabajo.
Más del 85% de los mamíferos, aves y reptiles de más de 50 kilos se extinguieron al poco de la llegada de los seres humanos a esa isla. Una vez llegó este, los grandes marsupiales de la isla continente empezaron a desaparecer hasta que casi todos se extinguieron hace 45.000 años.
Los científicos han estado debatiendo sobre la extinción de la megafauna australiana durante décadas. Algunos han mantenido que los animales no habían sobrevivido a los cambios climáticos, incluyendo el que se dio hace 70.000 años, cuando gran parte del paisaje del suroeste australiano pasó de ser bosques de eucaliptos a un ambiente árido de vegetación dispersa.
Otra teoría sostiene que los animales fueron cazados hasta la extinción por los primeros colonizadores que llegaron al continente hace 50.000 años. Aunque también pudo ser una combinación de caza excesiva y cambio climático.
Ahora, un grupo de investigadores de Monash University y de University of Colorado Boulder han usado la información contenida en los sedimentos extraídos en testigos de perforación en el Indico al lado de la costa suroeste de Australia. Estos sedimentos contienen capas cronológicamente apiladas de materiales que fueron lavados en el continente y arrastrados hasta el mar. Entre ellos se pueden encontrar polvo, granos de polen, cenizas y esporas de
Sporormiella, hongos que viven sobre los excrementos de los animales herbívoros.
Esta información les ha permitido reconstruir el pasado climático de la región y los ecosistemas del continente. Este estudio puede ser de interés en las comunidades académicas relacionadas con la Arqueología y las ciencias de la Tierra en general.
Los testigos con estos sedimentos permitieron a estos investigadores mirar hacia atrás en el tiempo, en concreto hasta hace más de 150.000 años, lo que incluye todo el ciclo de glaciaciones. Las esporas de Sporormiella son abundantes a lo largo de casi todo este tiempo, hasta que hace 45.000 años decaen, presumiblemente debido a la desaparecieron de herbívoros.
“La abundancia de estas esporas es una buena prueba de la presencia de grandes mamíferos en el paisaje del suroeste de Australia hasta hace 45.000 años. Entonces, en una ventana temporal de sólo unos pocos miles de años, la población de megafauma colapsó”, dice Gifford Miller (University of Colorado Boulder).
El año pasado este mismo investigador publicó un trabajo en el que analizaba este mismo problema usando la información de las cáscaras de huevo de aves gigantes.
Las pruebas encontradas en los sedimentos indican que hace 45.000 años el suroeste australiano era una de las pocas regiones de la isla que tenía bosques densos. Estos bosques serían la última incubadora de la biodiversidad debido a la gran cantidad de árboles y arbustos que contenían y en esa época vivían gran cantidad de animales en su seno. Es además la región en la que se han encontrado las más tempranas pruebas de la presencia del ser humano. Pero los investigadores implicados no han encontrado pruebas de que se diera un cambio climático en la época de la extinción.
Según Miller la extinción fue causada por una sobrecaza que pudo ser incluso imperceptible. Ya en 2006 otro estudio apuntaba a que una caza de baja intensidad sobre la megafauna australiana, que puedo significar, por ejemplo, la captura de sólo un mamífero joven por persona y década pudo dar como resultado la extinción de especies en sólo unos pocos siglos.
Así que lo más probable es que los aborígenes australianos de esa época no fueran conscientes de los que estaban haciendo, al contrario que el ser humano actual.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5289
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustración: Peter Trusler, Monash University.
42 Comentarios
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jueves 26 enero, 2017 @ 10:20 pm
Bueno, si el ser humano puede hacer cosas que otros no hacen, entonces es evidente que hay una diferencia cualitativa. Por otro lado, no se puede negar la capacidad humana de desregular el entorno, lo hacemos, lo que necesitaría pruebas más sólidas que meras sospechas, es si puede hacerlo el humano neolítico, no el humano moderno. Eso tiene unas implicaciones muy profundas para dejarlo a las intuiciones.
Por otro lado, no ha habido extinciones de megafauna a esa escala en otras latitudes correladas con la expansión humana a ese nivel tecnológico, en Indonesia sin ir más lejos, al menos que sepamos, por tanto caso de ser cierta la teoría habría que estudiar si es una capacidad en función del entorno (y clima) o en función de qué.
Hay otro problema adicional. También está claro que la naturaleza puede desregularse por sí misma, por ejemplo por creación de puentes de tierra que ponen ecosistemas en contacto que acaban en desastre para muchas especies. Pero si los humanos australianos prosperaron extinguiendo la megafauna, ¿cómo es que no hubo ningún problema para ellos una vez hubieron extinguido esta? En buena medida deberían haber crecido a amplios niveles y después experimentar un colapso o al menos un fuerte declive, y eso debería dejar pruebas también.
Siempre hay un problema al determinar si lo que llega llega porque le hacen sitio, si llega porque se lo hace él, o por una intrincada combinación de ambas cosas. Y son escenarios muy diferentes con implicaciones igualmente diferentes.
viernes 27 enero, 2017 @ 12:31 am
Supongo que la megafauna australiana era menos adaptable a la situación de competencia con los humanos debido al aislamiento, este aislamiento se demuestra porque son animales de anterior generación, que fracasaron al entrar en competencia con los placentarios (por ejemplo los marsupiales y las aves gigantes casi desaparecieron en sudamérica cuando apareció el istmo de Panamá).
sábado 28 enero, 2017 @ 3:53 am
Es interesante lo que comentáis, amigos «apalank.ator» y Dr. Thriller. Me recuerda una noticia de 2014 en la que se establecía la hipótesis de que los moas de Nueva Zelanda también se hubiesen extinguido por acción del ser humano:
http://neofronteras.com/?p=4554
También te mostraste escéptico, Dr. Thriller: 58.000 moas extinguidos en unos 100 años por menos de 2500 humanos. Yo me entretuve haciendo una estimación y me salieron unos 42 kilos de carne de moa por habitante y año, una cifra que parece demasiado elevada si tenemos en cuenta que la dieta de los maoríes no es, ni era, hiperproteica y que además contaban con otras muchas fuentes de proteínas. Apuntaste la posibilidad de que los moas pudieran encontrarse en un cuello evolutivo previamente a la presencia de los humanos, algo que confirmó parcialmente Neo en su último comentario al señalar que los moas tenían una tasa reproductiva muy baja.
A partir de ahí, señalamos la posibilidad de que la extinción no fuese debida a la depredación, sino a otras posibles causas: que matasen a los moas pero no para comérselos; que no matasen a los moas pero que recolectasen sus huevos; que se extinguieran debido a los cambios medioambientales que provocasen los humanos, etc.
En el caso de Australia, la extinción pudo estar provocada por la caza directa, pero también por los incendios que son muy frecuentes, tanto los de origen natural como los provocados por los aborígenes.
sábado 28 enero, 2017 @ 12:21 pm
Bueno, es que Dr. Thriller es escéptico por naturaleza. Pero lo importante es que piensa. Yo tengo la opinión que todo ayuda, que las causas son múltiples y que, entre ellas, la presencia del ser ser humano suele ser determinante por una causa muy sencilla: somos muy poderosos en desequilibrar el ambiente, así que influimos muchísimo en él.
Basta pensar en la ley de rendimientos decrecientes de David Ricardo. Así, primero cazaremos los animales que menos trabajo y más alimento nos proporcionen; seguramente serán, p. e., tortugas gigantes, indefensas y lentas. Está claro; frente a eso no nos vamos a dedicar a perseguir golondrinas. De cajón que estas durarán más y las tortugas serán liquidadas en poco tiempo.
Y así sucesivamente, aplíquese la regla.
sábado 28 enero, 2017 @ 5:46 pm
Estoy bastante de acuerdo con los comentarios 1 y 2.Culpar sistemáticamente el humano de todo y por todo, me parece, en ocasiones, un tanto aventurado; quizá más que aventurado, suena a ese rescoldo de «culpa judeo-cristiana» que la civilización occidental tiene tan interiorizado.
Saludos.
sábado 28 enero, 2017 @ 10:53 pm
Sí, lo que dice Tomas Marvin Harris lo llama la ley de optimización del forrajeo. Al final la gente termina comiendo insectos.
sábado 28 enero, 2017 @ 11:27 pm
Estimado Lluís:
No estoy de acuerdo. Si de algo se caracteriza la religión monoteísta es por el desprecio de los seres vivos y la Naturaleza, que, según sus creyentes, han sido puestas ahí para mayor uso y disfrute del ser humano como rey de la creación. El ser humano no es una animal más integrado en un ecosistema, sino un ser aparte con hálito divino que puede usar como le plazca a esa Naturaleza.
En otras religiones más «primitivas» suele haber respeto por la Naturaleza, entre otras cosas porque en el pasado esas comunidades ya se encontraron con los límites ecológicos e incorporaran esas creencias porque les facilitaba sobrevivir. Un ejemplo es la gente que cruzó Beringia para llegar a América. Arrasaron con la megafauna, pero aprendieron de ello. Al final, los indios norteamericanos incluyeron entre sus creencias el respeto de la Naturaleza.
En zonas superpobladas o con escasos recursos, como India, las religiones suelen incorporar el vegetarianismo y el respeto a los animales.
El monoteísmo surge en un entorno de pastores, no de cazadores-recolectores, y en un zona con escasa biodiversidad y menos compleja biológicamente que otras zonas del globo. Es decir, menos frágil.
Cuando el ser humano llegó a Australia se encontró una Naturaleza muy diferente. Pero, debido a la ignorancia, siguieron con sus mismos sistemas de explotación. Ese frágil ecosistema, simplemente, no aguantaba esa explotación, aunque fuese escasa según otros puntos de vista. Si no hubieran llegado entonces, la megafauna australiana hubiera sobrevivido hasta la llegada de los ingleses con total seguridad. Así que sí fue el ser humano el que produjo esa extinción.
Es curioso que se pretenda echar la culpa a esos animales y a los que todavía quedan de su propia desaparición. No eran ni mejores ni peores, ni estaban más o menos evolucionados que cualquier otro. Igual se puede decir de los que había en Sudamérica.
Esos animales estaban perfectamente adaptados a vivir en ese entorno, respetándolo, porque llevaban ahí millones de años. Su ritmo de reproducción y sus hábitos de alimentación eran los adecuados y estaban ajustados a ese ecosistema. Era el equilibrio perfecto. Ahora Australia es, posiblemente, la región del mundo con mayor erosión y se debe a la intervención del ser humano desde hace 50.000 años.
Puede que podamos meter conejos o camellos (o humanos) en ese entorno y que estos prosperen más que los animales nativos en un principio. Pero a la larga suponen la destrucción de ese entorno y de los propios conejos. Bajo este punto de vista, es infinitamente mejor un canguro. Por otro lado, los eucaliptos se han convertido en una plaga en el resto del mundo.
Entre Norte y Sudamérica también hubo intercambio de especies cuando se formó el istmo de Panamá.
Lo malo no es lo que hicieron los aborígenes en su ignorancia, lo malo es lo que hacemos los humanos actuales, que estamos destruyéndolo todo a sabiendas, lo que no tiene perdón alguno. Si existiera un dios verdadero nos condenaría como a Sodoma y Gomorra.
Como los conejos de Australia prosperamos en el corto plazo, pero ya estamos alcanzando los límites del planeta. Todo lo que sucede a escala política en la actualidad no es más que el reflejo de ello. Hemos entrado en la época de escasez de energía, de petróleo, uranio, minerales, agua dulce, tierra de cultivo, espacio…
Lo que pasó en Australia es una advertencia, una lección moral, una metáfora de nosotros mismos en la actualidad. Si no entendemos el pasado no podremos entender el presente ni nuestro futuro.
domingo 29 enero, 2017 @ 9:25 am
Estimado Neo:
Siempre muy agradecido, tanto por su enriquecedor y didáctico altruismo, como por sus claras y valientes notas de pesimismo constructivo.
Me parece muy evidente que con tecnología paleolítica fuimos altamente responsables de la extinciones de las diversas macrofaunas. Con la neolítica de la destrucción de innumerables ecosistemas y de otras variadas extinciones. Destrucciones y extinciones que se han ido intensificando a medida que la tecnologia ha ido avanzando.
Me parece muy evidente tambien, que las más avanzadas tecnologías actuales están altamente implicadas, sin tener en cuenta todo lo que ya sabemos del pasado, del presente y de los pronósticos del futuro, en pisar, más afondo aún, los aceleradores del consumismo desaforado y de las peligrosas tribalidades, así como en ensordecer las voces criticas y didácticas. Amen de las religiones, que mantienen a más del 80% de la humanidad esperanzada en imperecederas vidas post morten.
«Homo tecnotrabalis supersticiosus»
Muy probablemente en futuros registros fósiles simplemente «H. exterminatorus».
Con pesimismo acelerado, saludos y o abrazos.
domingo 29 enero, 2017 @ 9:56 am
La ley de optimización del forrajeo no es más que la de los rendimientos decrecientes aplicada al alimento que se quiera; incluso podría aplicarse a la recolección de basura o de explotación de minas. Será resumible en «primero, lo más rentable»; algo así como «primum est plurimum».
En cuanto a tu 7 y el 8 de Pocosé, total extensamente de acuerdo.
domingo 29 enero, 2017 @ 6:37 pm
Apreciado Neo: tu opinión y la de Lluis no son para nada incompatibles. Puedes ser ateo y al mismo tiempo ejercer el más ortodoxo estilo profético veterotestamentario (como cuando hablas de una «lección moral»); mejor dicho, profesar un perfecto ateísmo judeocristiano. Siguiendo estrictamente tu propia lógica, ¿acaso el ser humano no sería una fuerza natural más, como la de los conejos que mencionas? ¿Por qué, entonces, tacharnos de «inmorales», o no hacerlo también con los meteoritos causantes de otras megaextinciones? Ah: es que tenemos eso que llamas «consciencia» [de nuestro papel en este planeta]. ¿Pero, siguiendo a Richard Dawkins, acaso esa tal «consciencia» no es más que una función adaptativa entre otras desarrollada por nuestro ciego genoma egoísta para imponerse sobre el entorno? Y bien: siguiendo las leyes de la selección natural, nuestro gen egoísta ha triunfado por el momento, lo que no deja de ser un hecho natural más, tan natural como una nueva glaciación o la explosión de una supernova en las cercanías. Por otra parte, según parece, quizá también nuestro genoma lleva dentro de sí incorporada su propia apoptosis filética (es decir, la muerte programada de nuestra especie, que simplemente nos estamos limitando a seguir como está prescrito por nuestros egoístas genes). En unos cuantos milloncitos de años más, sin nosotros, la Tierra volverá a ser el paraíso de diversidad que echáis de menos. ¿A qué vienen aquí las invocaciones morales, como bien señala Lluis? Let it be… (No es mi posición pero, si fueras consecuente con tus principios, debería ser la tuya…) Como siempre, un saludo agradecido.
domingo 29 enero, 2017 @ 8:07 pm
A ver si ponemos un poco de orden, que diría el inefable Göthe.
Ciñéndonos a los hechos. Tenemos multitud de culturas neolíticas adaptándose a su entorno sin causar mayores traumas al ecosistema (aunque muchas sí producen ciertos traumas, pero simplemente introducen un equilibrio nuevo), por ejemplo, en las Américas, donde faunas que también podrían ser catalogadas de «poco competitivas» comparadas al pack afro-euroasiático pululaban. No fueron los cientos de culturas aborígenes las que exterminaron las manadas de bisontes, ni cualquier otra especie. Respecto a la principal masa continental, dejando aparte la disputa sobre los mamuts, hay que esperar para ver extinciones a la aparición de culturas complejas.
Es que de hecho, tenemos que decidir si un humano neolítico tiene unas herramientas comparables a las que pueda usar una colonia de himenópteros, o un castor haciendo presas, u otros primtates, y estrategias de caza no demasiado buenas, sobre todo comparadas con la de cánidos, felinos y similares. Es decir, si lo que produce el ser humano es lo mismo que hace una especie invasiva disruptora, sigue habiendo un problema pero desde luego ya no es achacable a las diferencias que, pretendidas o reales, tiene el homo sapiens comparado con otros grandes mamíferos. Porque el tema es que somos un bicho *grande*, aunque no tengamos un consumo calórico comparable al de otros animales de similar volumen.
El artículo es claro: sólo contemplan dos posibilidades, o cambio climático, o actividad humana, deliberada o accidental. Si no hay cambio climático, por exclusión debe ser actividad humana. Pero siempre es posible que las cosas sean más complejas de lo que parecen. Según sugerencias de apalancator y ss., más bien el problema radicaría en que el ser humano es grande, tiene una enorme capacidad de desplazamiento y una habilidad hay que suponer superior a la de animales de similar volumen y anatomía, y de alguna manera se las ha arreglado para destruir un equilibrio que parece ser de «no-me-toques-que-me-voy-al-c**ajo», porque lo que me parece un tanto chirriante del artículo es la tasa ridícula de caza que es necesaria para exterminar por completo sin remisión a la megafauna. Queda claro que si llega a haberse abierto un puente de tierra y entrasen por ejemplo, tigres y elefantes, el destrozo hubiera sido monumental.
Es importante dilucidar entonces qué nivel de resistencia tienen determinados elementos de un ecosistema. La idea entonces parece ser, el ser humano, neolítico, es un elemento demasiado agresivo para un ecosistema «atrasado», como un gato en una isla, p.ej. Pero esto implícitamente lleva atornillado que hay ecosistemas que se destruyen prácticamente con sólo tocarlos. Me atengo a la máxima de Sagan, y considero esto una aseveración extraordinaria, y reclamo pruebas extraordinarias.
O por supuesto, que intrínsecamente el ser humano tiene una capacidad destructiva que no es capaz de controlar. A esto último no le doy mucho crédito, mayormente porque el ser humano es una porquería anatómica, un desastre social y una ruína de resistencia, por no hablar de sus problemas de replicación, y su éxito se basa en que se fabrica barato, barato y resiste lo que le echen. No veo que ratas, cucarachas, y otros parásitos amigos nuestros de similares características (incluyendo notable inteligencia para su estadio evolutivo), se las hayan arreglado para causar destrozos de esta escala, aunque claramente sí en escalas menores.
El problema que le veo además, es que utilizar este tipo de argumentaciones para hacer entrar en razón a tarados es tirar dinero por el retrete. Lo primero que haría alguien de la Trump School es decir, «bueh, pues total, se cargaron todo y ahí estaban viviendo sin problemas». Somos seres inteligentes, o al menos eso creemos, y un ser inteligente debería respetar lo que había antes de llegar él, un poco como los ETs, estar sin que se note que está.
lunes 30 enero, 2017 @ 7:46 am
Pues pongamos ese poco de orden y aportemos pruebas extraordinarias a afirmaciones extraordinarias:
1º Chernobil: A pesar de toda la radiación que soportan, los seres vivos originarios del lugar, prosperan una vez ha desaparecido el hombre.
2º Isla de Pascua. Más que conocido ejemplo.
3º Unas cuantas civilizaciones más menos eminentes al no estar tan aisladas.
lunes 30 enero, 2017 @ 10:20 am
1. No es el ser humano per se el causante, sino que nadie quiere acercarse a cosas radiactivas. Tienen digamos una protección especial, pero eso de que la vida florece si tal lo cogemos con pinzas, y desde luego viene siendo lo mismo que un parque natural grosso modo. También hay gente viviendo en la zona de exclusión total, gente de edad avanzada, en realidad es como volver al siglo XIX. La propaganda hace mucho daño, en un sentido o en otro.
2.Lo de Rapa Nui está todo menos claro, incluyendo ek rangorongo o cómo fuera que es exactamente. Las famosas teorías del colapso tienen algo de cierto, bastante según el caso, pero son otra ración de reduccionismos con un poquito de histeria y ganas de polémica, y claramente no explican, ya a estas alturas, lo que ha pasado con los mayas, p.ej., cuyo colapso ecológico no se ve por ninguna parte.
3.al final, lo que hay que dirimir es si son estructuras culturales humanas, o son propiedades intrínsecas de la especie, porque no me parece serio meter cosas distintas en el mismo saco, muy distintas tal y como la antropología lleva demostrando desde hace tiempo, incluyendo famosos efectos psicoópticos pretendidaments universales y que nunca lo fueron.
lunes 30 enero, 2017 @ 11:39 am
Estimado Atanasio:
La falacia del «naturalismo» es usada frecuentemente por aquellos que no quieren asumir ninguna responsabilidad ecológica. Además, bajo esa definición de «natural» no habría nada «artificial». Tampoco lo «natural» es garantía de positivo para el ser humano, como las picaduras de serpientes y las plantas venenosas demuestran.
Quizás quiera llevar las aguas al molino teológico para así exponer una ética o moral religiosa, pero no es necesario. Se ha demostrado que incluso los primates ya tienen un sentido de la justicia, algo que nos habla de una moral universal natural que surgiría para mejorar el éxito de las especies.
La diferencia es que los humanos podemos ir más allá y razonar sobre nuestro entorno. Sabemos que tenemos que cuidar el medio porque sabemos que ello nos beneficia como especie. El problema es que, sabiendo esto, elegimos agotar los recursos ahora y que a las siguientes generaciones les den por ahí. Quizás sea un rasgo que en el pasado nos permitió sobrevivir mejor, pero ahora no funcionará.
Además de la cuestión de supervivencia de nuestra especie, está otro aspecto: el estético. ¿De verdad merece la pena vivir en un mundo feo lleno de ratas, cucarachas y gente en el que se haya borrado la Naturaleza de la faz de la Tierra? ¿Se puede vivir sin belleza? ¿Qué clase de existencia es esa? Nunca hemos vivido tan alejados de la Naturaleza y nunca hemos sido tan infelices. Los ríos están llenos de antidepresivos y ansiolíticos.
Aunque sea por puro egoísmo a largo plazo, no nos queda más remedio que respetar la Naturaleza. Y nuestra supervivencia como especie y de nuestro entorno es lo único que nos permite seguir con nuestra verdadera función: saber cada vez más sobre el Universo. Al fin y al cabo, no somos nada más que la manera que tiene el Universo de saber sobre sí mismo.
lunes 30 enero, 2017 @ 3:09 pm
pero las personas no saben el daño que estamos causando. Y tampoco están muy preocupadas por enterarse. Si tuviera raiting la naturaleza, los medios la cubrieran, pero la gente solo quiere entretenimiento
La cultura es de ciencia ficción, de cierta forma se ve, el sueño de que la ciencia proporcione una vida más cómoda, con robots esclavos, donde no se trabaje y se viva con las necesidades cubiertas, pero al mismo tiempo quien haga ciencia por hobby proporcione viajes espaciales y cada vez más tecnología y comodidad. Y la gente ve a la naturaleza como un daño colateral para ese mundo. De cuenta forma en muchos países de considera que conservar la naturaleza es un equivalente año desarrollarse. No se conoce otra forma de desarrollarse que la que ya hicieron en el primer Mundo. Acabando su diversidad.
Así que no creo que la humanidade sea ignorante. Tampoco la exonero de no saber. Solo veo que «cada uno es egoísta y piensa solo en su propio interés »
Caso interesante. Ayer estaba comprando películas con mis hijos. Aparte de las pelis más recientes vi unos documentales sobre los animales y hasta ahora me están insistiendo para no verlas. Prefieren ver cualquier otra cosa. Hasta repetída. Y de preferencia ciencia ficción.. Tienen 7y6 años.
martes 31 enero, 2017 @ 7:42 am
Caramba JavierL, ¡hijos de 76 años! No está nada mal.
Dr. Thriller:
A tu 1, por supuesto. El hombre solo se ha marchado. Causante fue del desastre, pero ahora digo que una vez que no estamos, la cosa mejora. ¿Que quizá los lobos brillen en la oscuridad? Puede ser, pero la florifauna se desarrolla.
A tu 2: como quieras; no hay mayor ciego que el que no quiere ver. Y te sumo a esos comprobados fracasos de la orden divina «multiplicaos y dominad la tierra» que cinco de las islas Salomón ya han desaparecido y algunas más lo harán dentro de poco. Si crees que la acción humana no tiene nada que ver en ello es, como digo, que no quieres ver.
A tu 3: pienso que es algo inseparable de la especie, en general, al menos como tendencia, con diferencias culturales.
Saludos.
martes 31 enero, 2017 @ 10:27 am
Tomás, ¿la acción humana, en genérico, o *determinada* acción humana? Es lo que se intenta aclarar.
No puedo aceptar que la «cosa mejora» porque no existe posibilidad de mejora cuando tienes un territorio contaminado que antes no lo estaba, eso no puede de ninguna manera «mejorar», entre otras cosas porque se ha convertido en una fuente de ejemplares con altas tasas de deterioro genético que no sabemos qué efectos tendrán cuando se propaguen desde allí. La situación no ha mejorado, ni mejorará mientras no se haga algo, pero si lo que me quieres decir es que la zona de exclusión se ha vuelto un parque temático, en eso tengo que darte la razón. No tiene sentido decir que cuando desaparece la presión urbana del mundo industrializado la vida salvaje retoma su sitio, es algo esperable, yo no veo utilidad alguna a este ejemplo concreto.
Yo también he puesto ejemplos de culturas neolíticas considerablemente complejas y con división del.trabajo que no han causado ningún trastorno al ecosistema más allá de introducir nuevos equilibrios y previsiblemente reajustar la biomasa, sin traumas. No entiendo el sesgo de preferir unos casos sobre otros, de entrada deberíamos establecer por qué unos casos sí, y otros no. Obviamente, dado que se trata del mismo animal, yo tomo como hipótesis que la diferencia entonces la introduce la cultura, y no es parte constitucional inmodificable.
Evidentemente, yo no lo veo así. Supongo que tú lo ves así primero porque desde hace siglos existe.una tendencia niveladora hacia unos estándares culturales de alcance planetario (vuelvo a subrayar que incluso percepciones visuales construidas por nuestros cerebros, otrora pensadas universales a la especie, se han revelado particulares, no estando presentes en individuos nacidos en entornos culturales distintos), y además porque los individuos, uno a uno, en sus digamos propiedades sociales, sí parecen ser idénticos. Pero es que yo marco la diferencia por encima del propio animal, es la organización social, no la especie en sí misma, es decir, algo que no se puede codificar genéticamente de ninguna manera, y por tanto, no es intrínseco.
miércoles 1 febrero, 2017 @ 7:40 pm
Intentaré dialogar por partes, querido amigo: Es evidente que «determinada acción humana», pero tan general, con tan pocas excepciones, con efectos tan globales que, sin remilgos, podemos hablar de «acción humana». Pienso que en nuestro pensamiento al respecto, no podemos estar muy lejos.
En cuanto al 2º párrafo, pienso que mejor hubiese sido poner como ejemplo un simple espacio protegido -pongamos que lo fuese (que no lo es) el famoso parque K.ruger (punto obligado, creo, por el insoportable filtro)-. Lo que pasa es que si mi ejemplo anterior tenía el defecto de su causa por explosión nuclear, pero el mensaje clarísimo de que la retirada de la presión humana demuestra que esta es nefasta, el parque también tiene su historia negativa que podrías añadir, y su utilización actual también está dirigida, más que a dejar que la naturaleza siga su curso, a fines de caza turística. Quizá hubiera sido preferible algún ejemplo más humilde como algún espacio protegido en España que no tenga ni siquiera interés cinegético. Y, sí, digo que al desaparecer la presión humana, la cosa mejora. No se trata de que esta afirmación tenga utilidad entre nosotros; se trata de que mucha gente, esto, ni lo considera. El arrancar una parte de bosque, desplazando o aniquilando flora y fauna, para construirse una villa o un hotel, es bueno -para él- porque es progreso del hombre hacia su mejor estar. Pienso que entre tú y yo no existe ese problema; hay solo un intercambio de puntos de vista o, más bien, de considerar un problema.
El tercer párrafo en el que recuerdas las culturas neolíticas… Bueno, eran pocos. Nosotros, ahora, somos excesivos. Puede que, si va en el ADN, esté tan escondido que solo salga en ocasiones como esta, la actual. Es, en cierto modo, como la experiencia que seguro conoces de muchos animales, que se tornan más agresivos cuanto más se les priva de espacio. Uno se pregunta cómo era posible que la gente aceptase vivir en el Londres de buena parte del XIX. Pero, son pensamientos que se apartan un tanto de la cuestión.
Y, respecto al final, ¿qué te voy a decir? Miguel Ángel es un acérrimo de «No está en los genes». Y se refiere sobre todo a la discriminación. Yo creo que «algo tendrá el agua cuando la bendicen». La humanidad está constituida por hombres, aunque una muchedumbre no se comporta como un individuo aislado; se forma una complejidad superior. Sinceramente, creo que los tres andamos cerca y que, cada uno resalta algún aspecto que llama más a su razón.
Y, a propósito del tema, me pregunto cómo es posible lo sucedido estos días en Mauritania. Multitudes exigiendo la pena de muerte para un bloguero por una simple blasfemia. ¡Solo la justicia es capaz de defenderlo! Ahí está lo que dices de la educación. Eso no tiene que envidiar a lo que te digo de Londres en una muy diferente cuestión; allí podían ahorcarte con cuatro o cinco años de edad si robabas un libro, un reloj o una simple manzana. Lo sabemos por Charles Dickens -Oliver Twist- y otros novelistas que narran sobre la época victoriana. Allí, el dios era la propiedad.
Un abrazo, con perdón, claro.
miércoles 1 febrero, 2017 @ 8:20 pm
Estoy lejos, Tomás, porque la ”acción nazi» era ubicua en todos los territorios controlados por el Dritten Reich, y si fuésemos alemanes, nos parecería que además sería algo propio por lo menos del volk alemán. En lo que coindicimos es en que la «acción nazi» llevó al Dritten Reich donde lo llevó (no podía llevarlo a ningún otro sitio), pero ni siquiera todos los alemanes eran nazis, por más que muchos fuesen al menos cómplices por omisión. Y con esto rendimos homenaje a la ley de no sé quién que saca a Hitler a pasear, lo cual prueba su carácter de icono cultural. Nuestro.
Lo que hacemos lo hace nuestra cultura y nuestra civilización, y siendo cierto que otras culturas y civilizaciones tienen similitudes, me niego en redondo a generalizar. La potencialidad de no implica el fatalismo de. El fatalismo no es científico. Aprovechando para enlazar con el debate trumpiniano, los EEUU *no* tienen capacidad para imponer nada a nadie, a diferencia de antaño, pero *tienen* capacidad dr destruir lo que quieran, y esto es exactamente la razón de que las cosas vayan como vayan, incluyendo como dice el otro sacar al mono de la jaula. Pues bien, nuestra civilización (como otras) *NO* tiene la capacidad de llevar a término sus sueños-pesadillas mitológico-culturales, pero como EEUU, *sí* tiene la capacidad de destruir todo en el intento. Esta forma de ser, elevada a impulso social, no sólo no es general entre los individuos (unos son así, otros no, oso decir que los que son son los menos), lo que indica que *no* es una adaptación al entorno, por tanto algo falla para que sí se eleve a rango social, porque es el curso de acción de las minorías que tienen poder, otorgado por las mayorías. Es decir, es un problema de disfunción social, como intento explicar, y no intrínseco a la especie. Una respuesta contingente como todas pero autodestructiva, por tanto el colapso de esta civilización, como de otras, ni siquiera tiene que llevar pareja la extinción humana. La naturaleza rectificará y tirará palante.
La presión humana no es nefasta. Determinada presión lo es. A medida que amplias zonas de Europa van quedando despobladas, es interesante aquí resaltar que un argumento de mucho peso en el segundo rechazo noruego a la CEE/UE por referéndum (dos, tuvieron), fue que traería como consecuencia la despoblación de Noruega y el.inflado de Oslo, la capital, *que es exactamente lo que le está pasando a Suecia*, y con ello, un mayor abandono y mayor destrucción del entorno. No se ve que provincias vacías como Soria y Teruel, y un desgraciado censo que se infla día tras día, repongan ninguna vida salvaje, al contrario, el abandono facilita el saqueo y hasta los incedios. Las cosas no son tan lineales ni tan simples. Y por cierto, en Suecia el declive de población rural ha disparado el deterioro ecológico que ya iba bien surtido por infinidad de otras vías.
Los humanos somos cultura, y la que tenemos es tóxica, para nosotros y para lo que nos rodea. El problema puede ser tan simple como quitar el Bimbous y poner un Linux.
Respecto a las barbaridades… No hay día que no pasen en alguna parte, sin excepciòn. A mí me repugna toda este cinismo corrupto, hablan del muro de ese payaso cuando este continente los pone por todas partes, en Ceuta y Melilla, le paga a dictaduras infumables travestidas de democracia, sin rubor, para ocuparse del tema, los deja ahogarse en el mar cuando no los ahoga directamente y por supuesto admite el dinero de los traficantes de carne humana en sus bancos… Ah, le molesta que el payaso este levante la mierda a golpe de alfombra.
Es esa gente la responsable de todo, al menos en su mayor medida, y no hordas de ignorantes mantenidos en la ignorancia. Son ellos los que saben que están haciendo. Son una minoría de entre nosotros, y yo personalmente los considero como la gente enferma en el pasado a quienes entonces no se les podía curar.
Claro que no está en los genes. ¿Cómo va a estar?
miércoles 1 febrero, 2017 @ 11:08 pm
Pienso lo mismo, Dr. Thriller, el Tontopoly no está en los genes si no varios niveles por encima: en el nivel folk. Somos pura poesía.
jueves 2 febrero, 2017 @ 9:32 am
Es evidente que es la Memética la que más nos determina a los humanos, tanto a nivel individual como a nivel social.
Pero no menospreciemos la Genética.
Es curioso con que facilidad nos adaptamos a cualquier nueva tecnología y lo difícil que nos resulta cambiar de identidad cultural, una vez adquirida una, siendo ambas adquisiciones puramente mémeticas.
Me parece evidente que igual que hay predisposicion genética a padecer una determinada enfermedad y que conociéndola podremos minimizar e incluso evitar padecerla. Lo mismo podremos hacer con comportamientos y actitudes que tambien pueden tener un alto grado de predisposición genética.
Solo conociendo y aceptando lo que en realidad somos estaremos en condiciones de decir, al menos, lo que no queremos llegar a ser.
A nivel individual alguno habrá que lo haya conseguido. A nivel de especie: ¡¡Ardua tarea!!
sábado 4 febrero, 2017 @ 11:25 am
Se me acaba de borrar un extenso comentario de respuesta a los 19, 20 y 21. Y como eso me enfada mucho puedo cantar:
No está en los genes
sabemos lo que queremos
etc.
Al menos va del tema. Ya seguiré luego o mañana.
Abrazos.
sábado 4 febrero, 2017 @ 4:01 pm
Tomás, a mí también me ha pasado en muchas partes (incluyendo formularios de reclamación online de las AAPP), a veces lo dejo estar, digamos como mano del azar, pero en casos como los formularios, sí, da rabia. Así una opción, muy incómoda en estos telefonillos asquerosos, es escribir la perorata en algún procesador y luego copypaste, aunque también es verdad que a veces empiezas con la intención de poner 4 líneas y se va la pinza de mala manera, al menos a mí (hay abundantes pruebas de ello en esta misma web).
domingo 5 febrero, 2017 @ 12:36 am
Más mamoneo…y populismo…y despelotismo:
La neofascista Marine Le Pen cita habitualmente en sus discursos al filósofo comunista y anticapitalista Jean-Claude Michéa.
Ja!!!
domingo 5 febrero, 2017 @ 8:22 am
Hola Neo. Algo le pasa a la calculadora que no suma los comentarios en el resumen de la noticia. En la 5294 dice 13 y son 14 y en esta, sin contar lo que escribo dice 21 y van 23, aunque sí lo hace en la banda azul previa al primer comentario.
domingo 5 febrero, 2017 @ 12:39 pm
Hola Tomás:
En el spam sólo había un comentario de Miguel Ángel sobre la Le Pen, así que debe tratarse de un problema con su navegador. Si le pasa al instante puede probar con un «Control Z». El contabilizador de comentarios parece correcto. Por cierto ya llevamos casi 22.000.
domingo 5 febrero, 2017 @ 1:36 pm
Comenzaré por el 19 de Dr. Thriller: Estás tan lejos como quieras estar. Es una elección del observador tomar un punto de vista global, de conjuntos que tengan determinadas características comunes -territorio, idioma, etnia, etc.-, o incluso de individuos aislados. Todas ellas son lícitas. Y que te niegues a generalizar, no te libra de ello. Has de generalizar un montón de cosas: todo hombre tiene una cabeza, dos brazos, un tronco, dos piernas, etc. Y si quieres individualizar, habrás de decir: sí pero fulanito tiene solo una pierna y menganito no tiene brazos. En resumen que, a mi modo de ver, hay que considerarlo todo y mirar hasta debajo de la alfombra. Eso es lo correcto. Si me niego a uno u otro punto de vista, me limito. Así de fácil.
De acuerdo totalmente en que el fatalismo, como el optimismo, no son científicos. No podemos poner sentimientos en la ciencia, ni para bien ni para mal. Por otra parte, la potencialidad de modificar el entorno es tan inherente al ser humano como a cualquier otro ser vivo; la única diferencia es que hay grados. Quizá el conjunto de seres humanos, siendo tan capaces de ello, no igualan al conjunto bacterias, por ejemplo; no lo sé. Pero es de común conocimiento que, por ejemplo, el conjunto de los elefantes son muy eficaces en desarbolar una sabana arbolada, mientras que no pueden serlo el conjunto de los damanes de roca.
En cuanto a que USA no sea capaz de imponer… pues no sé que decir, dado que admites que pueden destruir lo que se les antoje. Quitando a China y Rusia que podrían responderle con mucha fuerza, a la misma España que es una nación mediana, le puede ordenar que entregue Ceuta o Melilla a Marruecos y ya se las apañarán nuestros gobernantes para convencernos de que es lo más conveniente -el precedente está a unas decenas de años con el Sáhara-. O al mismísimo Israel que deje de construir asentamientos en tierra palestina o lo abandona a su suerte mientras entrega armas a sus vecinos, para que amaine su prepotencia desmemoriada de sufrimientos propios a 75 años vista.
También de acuerdo en esa disfunción que permite a una minoría elegida por la mayoría que se olvide de esta y la exprima como a un limón, manteniéndola tan idiota que los vuelva a reelegir. Y es que el pueblo es el que manda. Manda que uno de la clase elegida se jubile a los 51 con 10000 €/mes durante 4 años y luego con tan solo 7000 hasta la muerte, el pobre, de nula formación universitaria -que no significa nada; lo mismo que no es importante que a Trump le vinieran los millones del cielo de su herencia; todo está dentro de lo legal- mientras que nuestros investigadores en medicina, bioquímica, ingeniería, etc. han de escapar al extranjero para olvidarse de mendigar alguna bequilla miserable, o tenemos montón de hogares sin ingreso alguno.
Vienes a decir que el colapso de nuestra civilización no significará el fin de la humanidad. Recordando la catástrofe de Toba, posiblemente tengas razón y queden los suficientes para prosperar, solo que aquella vez, la causa fue instantánea e inevitable mientras que ahora es la estupidez humana, larga, previsible y evitable al menos en teoría -quiero suponer-.
La presión humana no es nefasta, pero determinada presión sí. A ver, ¿cuanta? Si hablamos de la actual humanidad, ahí tenemos la cada vez más disminuida selva amazónica, la de Borneo, la pelada Haití, Madagascar, las selvas del Niger. Te estoy hablando de conjuntos relativamente menores, no de los océanos. ¿Vamos a menores aún? Pues las tierras de Soria y Teruel han sido antes explotados por la agricultura y luego abandonados. Como Los Monegros, que tuvieron arboleda utilizada para hacer barcos en la época imperial. Quizá en cientos o miles de años vuelvan por allí los árboles El hombre destruye en cuatro días y hace falta mucho tiempo para recuperar lo perdido -entropía pura-. Si antes ha sido transformado por la mano del hombre no puedes asegurar que su abandono sea garantía de nada a tan corto plazo como el que contemplas. Puede que sí y puede que no. Que yo sepa, los saqueos y buena parte de los incendios se deben al hombre.
Puedo darte la razón en que los humanos somos cultura y que es tóxica. Así me lo parece. No veo que en muchos temas estemos tan lejos. Y también pienso que esas críticas a Trump y sus murallas deberíamos recordarlas para nuestra propia nación y para Europa. Tampoco tan lejos.
Y respecto a tu última frase, apoyada por mi querido Miguel Ángel, respondo que es muy superior: «No todo está en los genes», como podríamos decir: «No todo está en la educación», por ejemplo, porque todo cuenta en una proporción que desconocemos y que será variable entre unos y otros individuos. Unos y otra son partes de la conformación de la conducta, como lo es el ambiente, el sexo, la salud, el estatus, etc. Son muchas las variables a considerar. Supongo que ambos conocéis el caso tristemente famoso de David Reimer. Desgraciadamente, caso genético puro. Muchas veces he dicho que, para comprobar mis opiniones busco casos extremos, es decir, me voy al límite. Podéis leerlo en https://es.wikipedia.org/wiki/David_Reimer. Pero sé que es algo muy peculiar, aunque demostrativo. Pero también lo somos cada uno de nosotros. Quizá educados en un ambiente criminal, seríamos delincuentes. ¿Hubiera sido Mozar un genio si no hubiera nacido en una familia tan musical? ¿No habría en él una educación familiar y alguna predisposición innata? Es un hecho que en los barrios con padres delincuentes los hijos también lo son mayoritariamente, y culpo a la educación -o sea, los memes de que habla «pocosé»- como causa principal, sin descartar definitivamente todas las otras causas. Hace bien poco, aleccionaba yo a dos hermanos de 10 y 12 años, incitándoles a estudiar porque era muy bonito averiguar la causa de las cosas. Uno parecía convencerse, pero el otro me contestó: «pues mi papá no ha estudiado nunca -y ciertamente es un ignorante total- y se gana muy bien la vida»… estafando a quien puede y con constantes problemas con la justicia.
Me siento más próximo al razonamiento de «pocosé» en su 21.
Abrazos para todos.
domingo 5 febrero, 2017 @ 1:48 pm
No creo, Neo. En el artículo, al principio, tras la fecha, en estos momentos pone 21 comentarios; En la banda azul antes del primer comentario pone 27 y, en efecto hasta ahora hay 27 editados y este será el 28 si nadie se me adelanta.
Saludos.
domingo 5 febrero, 2017 @ 1:52 pm
No me estoy refiriendo a la estadística.
domingo 5 febrero, 2017 @ 3:48 pm
Ya sé que se refiere a eso Tomás, pero sigue siendo correcto. A mí me ponía 29 y cuando he entrado veo 29. Ahora, con este serán 30 y eso es lo que aparecerá en ambos casos. Quizás tenga que ver con el refresco de su navegador.
domingo 5 febrero, 2017 @ 5:11 pm
Tomás, por si no ha quedado claro a estas alturas, no soy reduccionista. Esto por tu primer parágrafo. De hecho, yo pienso que el reduccionista estás siendo tú, al limitar tu punto de vista. Efectivamente hay que tener todo en cuenta, todas las facetas.
El optimismo obviamente no es científico, creo que lo he dicho ya. Pero una cosa es trabajar en condiciones saludables y estar despierto, y otra vivir en un vía crucis fustigante que satura la mente. Por supuesto que esto no guarda relación contigo, es sòlo mi alegato en defensa del optimismo, y es igualmente obvio en que no siempre está al alcance de la voluntad ser optimista. Pero creo que no se puede negar lo que he dicho, si hay argumentos en contrario que abran fuego. En cuanto al fatalismo, no tiene nada que ver con un estado de ánimo como es el optimismo, de hecho se puede ser fatalista y optimista (hay toda una escuela islámica, el que lo entienda que mande una comunicación a la Psychological Review), porque el fatalismo ya es una construcción cultural, un cortocircuto mental de software, un virus informático si quieres.
Tomás, en la historia de este planeta han tenido lugar catástrofes ecológicas, ciegas como todo producto evolutivo, de hecho la contaminación masiva de la atmósfera con oxígeno molecular debió ser una de ellas, eliminando para siempre biotas a cientos o miles, y abriendo la puerta a otras. Es natural, forma parte del orden de las cosas, asī que la destrucción que causamos no es algo siquiera extraño o poco frecuente. Lo extraño es que lo cause una especie que comprende, como puede, lo que hace (o debería), porque entonces nos nivela al mismo ras que una fuerza ciega evolutiva, convirtiendo en irrelevante nuestra conciencia y nuestra inteligencia, real o presunta. Tengo para mí que tampoco es para fustigarnos, todo es muy complicado, tuve un profe de pequeño que decía «todo es muy sencillo, todo son reglas simples», puede ser, las reglas del ajedrez son muy simples, de hecho más sencillas que otros juegos que son de estrategias mucho más fáciles de descubrir y elaborar, pero esas reglas sencillas dan lugar a una monstruosidad de complejidad. Todo el mundo sabe que para aprender ajedrez, se empieza por aprender finales, lo que dice todo sobre las «reglas simples». Más bien nuestra inteligencia también está sobrevalorada. A veces me pregunto si los neander, de alguna forma, eran más inteligentes que nosotros (parece ser que su mayor volumen cerebral guarda relación con tener un cuerpo más potente y capaz de autolesionarse accidentalmente de forma más chunga). Si así fue, ya no están aquí. Habrían venido otros, más flojos y s, y también pueden irse sin mayof escándalo. Nadie los echará a faltar. Y esto es una idea que recomiendo coger con optimismo, es decir, es algo que puede pasar y que está en nuestra mano evitar. No es una idea científica, pues claro que no. Pero me atrevo a decir que hasta la ciencia es optimista, a fin de cuentas, ¿para qué queremos aprender? Sería un poco absurdo desde una banqueta pesimista.
Veo que el punto principal no he logrado explicarlo. Los humanos tenemos voluntad, algo que tampoco sabemos definir bien. La voluntad es el motor primero de nuestros actos, y para el tipo de seres que somos, parece, parece, que está relacionada con nuestra conciencia e ineludiblemente con la manera que interpretamos el mundo. Un vegetal no parece que tenga voluntad, no tengo más argumento que la carencia de sistema nervioso, como verás estoy haciendo una definición muy sui generis de la voluntad. No considero voluntad a sistemas sencillos lineales, ni tampoco a sistemas complejos que no tengan capacidad de automodificar sus patrones de conducta. ¿Esta definición es correcta? Para nada, es dominguera, pero intento explicar algo. Pues bien, la voluntad humana tiene varios niveles y en último término también participa de estabilizar el vértigo dr la autocognoscitividad, sobre todo voluntades de tipo último que subyacen como motores profundos. Cuando hay un desacople entre esta voluntad y la capacidad real de alcanzar lo que se pretende, y no se percibe esto, es cuando surgen los problemas. La capacidad individual de percibir esto la tenemos, supongamos que la mujer de tu vida fuese Grace Kelly, pues lo tienes claro porque es imposible que des satisfacción a tu voluntad, y si persiguieses tal cosa, cual Alonso Quijano, o no irías a ninguna parte, o te meterías en un Cristo de Mel Gibson detrás de otro, hasta que, individualmente, tu mente acabase identificando la futilidad de tu voluntad (en este caso apellidada pasión). Por ejemplo, don Johannes Kepler persiguiendo sus sólidos platónicos acabó no obstante llegando a las leyes correctas, dejando por el camino su voluntad de descubrir una perfección fantasma de sus prejuicios. Culturales.
Ergo, los especímenes sueltos tienen capacidad de reprogramarse. No gene trouble.
Ahora, si vivimos en sociedad, y las memeces las amplificamos contándonoslas unos a otros, este problema se ve ciertamente amplificado. Pero mientras todos los especímenes tengan un nivel de igualdad social como los cazadores-recolectores, tampoco hay nada insalvable, ni pienso que siquiera más lento. Pero cuando formamos parte de una sociedad muy compleja, estructurada en grupos, donde incluso miembros de grupos enteros se autodespojan de la capacidad crítica en función de no atacar el tinglado, entonces el problema ya es muy otro. Estamos a un nivel no sólo muy por encima de las posibilidades de un individuo, sino de todos ellos incluso. La sociedad es una máquina en sí misma como ya he dicho que se retroalimenta con sus partes. Y no está escrito en ninguna parte que tenga que ser siquiera parecida a lo que conocemos, todo ello con los mismos componentes físicos. Hablando del comentario de Miguel Ángel, no recuerdo qué filósofo político fue el que dijo que en este planeta sólo hay dos civilizaciones que además, han convergido: la «china» y la «indoeuropea» por llamarles de alguna manera. Suscribo mucho de esto (y los conceptos del mundo tienen mucho que ver con el lenguaje que se habla).
Aceptar otro punto de vista, tomando tu ejemplo de don Manada de Lobos y Amante de Dios, sería reconocer que p.ej. los españoles son una cepa genética de tarugos próximos a la subnormalidad, por su bajísimo porcentaje de científicos y si me apuras hasta de artistas, cuando me parece obvio y claro que este estado de cosas, igual que el lamentable estado de Los Monegros, es fruto de una construcción social basada en ideologías muy concretas, cambiando esa forma de ver el mundo cambia, sí, como por ensalmo, todo, incluyendo la forma de organizarse económicamente. Has visto cómo históricamente se ha perseguido y exterminado incluso con saña a los que osaban soñar con otras perspectivas. No hay mucha diferencia entre los genocidios de la llamada guerra civil y posterior limpieza de sangre, que la cosa viene de atrás, o la purga de afrancesados posterior a otros eventos más similares de lo que parecen y que la hagiografía oficial de Santa España presenta como cosas distintas, cuando es más de lo mismo, colisiones de voluntades, pero que no implican las mismas consecuencias.
Respecto a querer y no poder, por tus dudas EEUUanas, tú de ninguna manera podrás llegar a tener ninguna relación en el mundo real con Grace Kelly, pero podrás crear mundos Hitchcockianos o dedicarte a la cría del pelícano, EEUU quiere seguir siendo potencia hegemónica, ya no puede serlo, ni siquiera puede obligar ya a nadie a hacer nada porque las consecuencias de esos mandatos serían nefastas para ordenante y ordenado (como estamos viendo por todas partes donde se consigue hacer lo que quieren), y eso los vuelve aún más impotentes y enajenados. Es un camino sin retorno, y no tiene más solución que parar. Y renunciar.
Recordando un comentario de Neo, yo no diría gangrena. Yo diría a una persona enloquecida que está destruyendo todo y destruyéndose a sí misma. Hay que amputar, sí, pero construcciones ideológicas que son las fuentes últimas de regulaciòn de la voluntad.
domingo 5 febrero, 2017 @ 6:52 pm
Dr. Thriller:
he tenido que rescatar su comentario de la carpeta de spam. Quizás se deba a alguna palabra prohibida o a lo largo es (lo que aumenta las posibilidades de lo otro). Quizás unos comentarios más cortos ayuda´ria a evitar este problema.
domingo 5 febrero, 2017 @ 7:05 pm
La realidad es esta:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fe/Olduvai.PNG
Los EEUU entraron en recesión energética en 1970 y el resto del mundo 10 años más tarde. Desde entonces el consumo de energía por habitante (mostrado en la gráfica) no ha hecho más que disminuir debido a los límites intrínsecos del planeta y a querer crecer exponencialmente sin poder.
Por eso de dejó el patrón oro, por eso se abandonó la aviación supersónica comercial, por eso la economía está basada en la deuda que explosiona de vez en cuando, por eso se externaliza la producción a países con energía y sin regulaciones anticontaminación, por eso se hacen las guerras, por eso se deja pasar a inmigrantes sin derechos que produzcan sin consumir y sin quejarse tanto como los nativos del país, por eso se niega el cambio climático… Es la energía.
domingo 5 febrero, 2017 @ 7:18 pm
Este mapa es extrapolable a casi todos los países productores de gas natural y/o petróleo:
https://1.bp.blogspot.com/-vHi2dFLMGwk/V-p8fsaKNdI/AAAAAAAADz4/RiYVM_vsE-oSxMeKyBUByfeahgIPlejDgCLcB/s1600/Argelia-GN-2014.png
En él se aprecia un estancamiento de la producción y un aumento de la demanda interna en Argelia. El cambio climático y este fenómeno es el que está detrás de las primaveras árabes, del isis y de todo lo malo de toda esa zona del mundo. Pero gráficos similares se pueden dibujar para México, Brasil y otros.
Lo especial de este es que Argelia es la que suministra gas natural (no sé entiende por qué no se llama metano a lo que es metano, salvo por razones publicitarias) a España. Cuando suba aún más de precio, ¿invadiremos Argelia? ¿Haremos como los ucranianos y nos quedaremos con parte del gas del gaseoducto cuando sean los alemanes los únicos que puedan pagar su precio?
El petróleo o el gas no son los únicos recursos que han alcanzado su cenit. Además del uranio, hay muchos minerales que estarán agotados en 20, 30 o 40 años. Ni siquiera hay garantías de suministro de litio para tanto automóvil eléctrico que se quiere fabricar.
domingo 5 febrero, 2017 @ 9:18 pm
Lo peor de todo es que el consumo de nuestra civilización es puro despilfarro. No tengo cita a comunicación por pares, pero creo que todos estamos de acuerdo que podríamos llevar un nivel de vida más o menos similar al que tenemos en Occidente (al menos, los occidentales) reduciendo drásticamente el consumo de energía y recursos. No voy a poner ningún ejemplo concreto, los hay a cientos. Posiblemente las cuentas sigan sin salir si queremos extrapolar el modelo a la humanidad entera incluyendo un consumo no despilfarrante (que no racional), pero desde luego el consumo sería drásticamente menor. Tengo la sospecha de que están exactamente en eso. Tonterías en un telefonillo idiotizan a la gente lo mismo y consumen menos energía y recursos que vuelos en avión al V Pino a coger disenterías con cargo a la seguridad social. Y por cierto, la función última de toda esta superestructura social no es otra que mantener un sistema de relaciones de dependencia desigualitarias completamente, que ni siquiera juega en beneficio de la superviviencia de la especie (como también parece bastante obvio).
Tenemos un problema entre nuestras pulsiones *culturales* y la realidad. De hecho, esas pulsiones digamos inyectadas desde la superestructura, pueden y de hecho nos cuestan la vida, siendo así totalmente antibiológicas (van directamente contra la supervivencia individual, no ya la de la especie). Tómese aquí también el ejemplo que se quiera, desde el tabaco hasta usar vehículos de más de una tonelada para transportar individuos generalmente por debajo de 100 kg mediante un sistema que produce muertes por los más variados procedimientos, desde colisiones de todo tipo hasta acumulaciones de tóxicos en el organismo.
Na, na, nada de genes. Esto es como echarle a los bits la culpa del Bimbous.
(Me ha quedado relativamente corto… es un decir, y espero que no se me haya escapado alguna de las mías).
lunes 6 febrero, 2017 @ 11:29 am
Por tu 31, Dr. Thriller, no se como puedes llamarme reduccionista si admites que tengo en cuenta todas las facetas, como digo en mi 27. Mientras que tú desechas una parte sin justificar la razón, pero aseguras no serlo. Un tanto contradictorio.
Pero creo que debemos dejar de discutir minucias. Tu: «na de na de genes»; yo: «no todo está en los genes ni en la educación o la cultura -los memes que cita Pocosé- ni solo en el estatus como capacidad de consumo, etc. Todo cuenta, para mi, aunque sea imposible de cuantificar».
lunes 6 febrero, 2017 @ 12:58 pm
Estimado Neo
Es la portada la que a mi me esta dando problemas en el ordenador. No aparecen ni los nuevos comentarios ni siquiera los nuevos artículos.
Pero si entro en el articulo los comentarios están bien´y puedo acceder a los nuevos artículos a través de la lista de los comentaristas.
En cambio en el móvil todo funciona perfectamente.
¿…?
lunes 6 febrero, 2017 @ 3:14 pm
Entonces es un simple problema de refresco del navegador que sirve una caché. A mí todo me sale bien, por lo que el servidor funciona correctamente.
martes 7 febrero, 2017 @ 7:09 am
Y eso ¿cómo puede arreglarse?, porque es una lata.
martes 7 febrero, 2017 @ 9:06 am
Amigo Tomás
Me da hasta vergüenza reconocerlo.
Yo solo he tenido que pulsar en la flechita circular del margen superior izquierdo (cargar pagina de nuevo)
¿Seré analfamático?
¡Un Abrazo!
martes 7 febrero, 2017 @ 9:28 am
Estimado Tomás:
Se «arregla» (no hay nada malo en ello) por ejemplo cargando la página de nuevo, como dice Pocosé. O configurando el navegador para que lo haga de vez en cuando, si es posible.
miércoles 8 febrero, 2017 @ 8:16 am
¡Jo, qué bien! Lo del circulito ha ido fabuloso. De inmediato me han aparecido tres artículos nuevos -del 5-2-17-, de los que no tenía noticia.
Gracias Pocosé y Neo. Lo de configurar el navegador no tengo ni idea. Es que en esto de la informática soy un dinosaurio.