¿Panspermia en TRAPPIST-1?
Un estudio sostiene que la panspermia sería 1000 veces más probable entre los planetas de TRAPPIST-1 que entre la Tierra y Marte.
La gran ventaja de los exoplanetas que conocemos es que, como no los podemos estudiar en detalle, todavía dejan lugar para todo tipo de hipótesis y fantasías.
El caso quizás más interesante es el del sistema TRAPPIST-1, que consta de al menos 7 planetas orbitando una enana roja ultrafría, 3 o 4 de los cuales estarían en la zona de habitabilidad.
Desde que la noticia llegó a los medios, muchos expertos se han apresurado a publicar estudios sobre las condiciones de habitabilidad de estos mundos. El último estudio interesante al respecto habla de la panspermia en este sistema.
Desde hace tiempo se especula que sería posible que la vida pasara de la Tierra a Marte o viceversa gracias a los impactos de meteoritos. Incluso se ha puesto el origen de la vida en Marte y que esta vendría luego a la Tierra. Aunque esta hipótesis no explica por qué la vida marciana desapareció, pese a que la terrestre podría vivir en Marte.
A favor de esta hipótesis de la panspermia está el hecho de que algunos organismos terrestres han podido sobrevivir en el espacio exterior sobre la estación espacial, entre ellos líquenes y tardígrados. También se realizaron experimentos con cañones electromagnéticos con los que se demostraba la posibilidad de supervivencia de algunos microrganismos al impacto de un meteorito.
Pero la distancia entre Marte y la Tierra es la que es y el viaje largo, sobre todo si es al azar. Si los humanos no han viajado a Marte es, entre otras cosas, a la intensa radiación a la que serían sometidos los astronautas, pues fuera del escudo magnético terrestre (la estación espacial está bajo su protección) la intensidad de algunas formas de radiación formada por partículas cargadas es muy intensa. Una piedra cargada de microbios en origen podría aterrizar totalmente esterilizada en destino.
Pero los planetas de TRAPPIST-1 están muy cerca unos de otros y la probabilidad de panspermia entre ellos es mucho más alta. La vida podría aparecer en uno de ellos y trasladarse a los demás. Un estudio reciente cifra esa probabilidad de panspermia entre estos planetas como 1000 veces superior a que pude haber entre Marte y la Tierra.
Como el viaje sería 100 veces más corto las posibilidades de sobrevivir al vacío y la radiación serían superiores. Diferentes tipos de microbios podrían migrar de un planeta a otro.
Los autores del estudio compararon este sistema planetario a una serie de islas usando un método matemático tomado de la ecología que describe la migración y extinción entre islas en un océano. Según ellos no sería extraño que en tres de los planetas hubiera las mismas formas de vida.
Naturalmente los primeros en objetar han sido los biólogos, que apunta a que un planeta no es una isla. Incluso en la Tierra es difícil a las especies emigrar entre distintas islas.
Otro aspecto a tener en cuenta es que mil veces algo desconocido es una cantidad desconocida y que mil veces cero es cero. Si la posibilidad de panspermia entre Marte y la Tierra es cero, también lo será entre los planetas de TRAPPIST-1.
Pero si dejamos volar la imaginación y hacemos el acto de fe de que en los planetas de TRAPPIST-1 hay vida, entonces se presentan diversos escenarios.
En un escenario la abiogénesis se da en 3 o 4 planetas por separado. Eso significaría bioquímicas distintas. Si no hay panspermia entre ellos, entonces se tendría un maravilloso laboratorio en el que observar cómo se da la evolución. Cada uno portaría una historia biológica completamente distinta.
Si hay tres o cuatro abiogénesis y hay panspermia, entonces las distintas bioquímicas convivirían entre sí y se tendrían distintos ecosistemas conviviendo en el mismo lugar. Algo que, además tendría su particular estilo en los distintos planetas al seguir historias evolutivas distintas.
También podría ocurrir que hubiera una sola abiogénesis y que la vida se trasladara a los demás mundos por panspermia. En este caso se tendría la misma bioquímica, pero historias evolutivas distintas. Las especies sería necesariamente muy distintas.
Pero este escenario sería el más interesante para ser explorado por la literatura de ciencia ficción, pues una raza inteligente surgida en uno de esos planetas podría colonizar muy fácilmente los demás planetas, ya que los tiempos de viaje sería escasos (no así la energía consumida) y la comida estaría asegurada en destino.
O quizás hubo una abiogénesis y ninguna panspermia. En ese caso sólo habría un planeta habitado con su particular biología.
Todo esto se despejaría si ya tuviéramos telescopios que permitieran decir algo sobre las composiciones atmosféricas. Quizás, si consideramos la ley de Murphy, en ninguno de estos planetas haya vida. Pero mientras tanto podemos dejar volar la imaginación.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5403
Fuentes y referencias:
Artículo original
Ilustración: ESO /M. Kornmesser
15 Comentarios
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sábado 18 marzo, 2017 @ 11:18 pm
Los microbios podrían viajar en el interior de grietas, a salvo de la radiación. Por otra parte ya hemos comprobado que hay un buen puñado de extremófilos capaces de tolerar la temperatura y presión en el espacio.
A ver cuándo empezamos a buscar espectros de gases y biomarcadores.
domingo 19 marzo, 2017 @ 5:42 pm
Las Δv necesarias para «volar» entre los mundos cerveceros son mucho más altas que en el Sistema Solar interno, supongo que habrán tenido esto en cuenta. Simplemente el vuelo de cascotes es más complicado (igual que en nuestro sistema hay poquísmos meteoritos de Mercurio, concretamente sólo uno y no es seguro: NWA 7325), es decir, la mayoría de eyecciones se quedarán más o menos en la misma órbita del eyector (además son mundos de gravedad considerable, no son Martes ni Lunas) y eventualmente volverán a caer en su mundo madre. Por otro lado, un sistema tan compacto y resonante no me tiene pinta de que ni tenga tal censo de cascotes como el nuestro ni se que sea fácil acertarle a un mundo, porque están tan abigarrados que seguramente hagan alguna especie de efecto deflector atrayendo los candidatos a hostiágenos a «carriles» orbitales tipo lo que pasa en los anillos de Saturno pero a otra escala (en los anillos sí hay porrazos, pero es que la gravedad de sus constituyentes es irrisoria).
Así que alomojó va lo comido por lo servido.
domingo 19 marzo, 2017 @ 10:55 pm
En un comentario de otro blog escribía un aficionado una teoría de Carl Sagan que no conocía, que explicaba que antes de ver vida inteligente en otros planetas veríamos las estructuras que construyen, este sería un caso en que una supuesta civilización habría transformado su sistema solar modificando los planetas para que tuvieran una gravedad e incluso una atmósfera parecida y poder vivir y obtener recursos de cualquiera de ellos.
Es solo una fantasía pero muy interesante y con alguna posibilidad remota de ser realidad, con menos argumento se han rodado multitud de películas.
lunes 20 marzo, 2017 @ 3:44 pm
Dr. Thriller:
Es verdad que el delta v, que no es más que el cambio de velocidad necesario, es alto en Trappist-1. Eso significa que la energía necesaria para ir de un planeta a otro es elevada. Pero los tiempos de viaje sí son mucho más cortos.
Sobre la posible vida en esos planetas, de momento, sólo podemos especular.
martes 21 marzo, 2017 @ 4:53 pm
Estimado apalancator:
Compruebo con agrado que tu imaginación supera la mía.
Yo contemplo la posibilidad de que una inteligencia y autoconciencia biológica pidiera provocar inteligencia y autoconciencia abiológica. Tu que la biológica llegara incluso a modificar gravitaciones planetarias a su conveniencia (la abiológica no lo necesitaría).
Quizás habría que añadir la imaginación a aquel postulado einsteniano: «Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana y de la primera no estoy seguro»
Abrazos y o saludos.
martes 21 marzo, 2017 @ 4:57 pm
Perdón por la «c» corectamente no me lo admite.
martes 21 marzo, 2017 @ 11:10 pm
Amigo Pocosé,
Es que sorprende encontrarse con tantos planetas rocosos del tamaño aproximado de la Tierra en un solo sistema solar, esto despierta las sospechas de cualquiera.
Estoy deseando que se pueda investigar sus atmósferas para buscar biomarcadores, a ver si hay suerte.
miércoles 22 marzo, 2017 @ 4:20 am
Sí que sorprende, «apalank.ator». Ya lo comentó también el Dr. Thriller: orbitan entre ellos a distancias que son poco mayores que la que nos separa de la Luna.
jueves 23 marzo, 2017 @ 8:46 am
Que se me ocurra, la única manera de aumentar la gravedad de un planeta es capturando asteroides y cuerpos así, pero pude resultar muy peligroso para la estabilidad del sistema, dadas esas pequeñas distancias planetarias.
jueves 30 marzo, 2017 @ 3:15 am
Pero ni siquiera impactando todos los cuerpos que hay en el Cinturón de Asteroides aumentaría significativamente la gravedad, aparte del tiempo y recursos que se consumirían.
En teoría sí que hay otra posibilidad de aumentar la gravedad en la superficie sin aumentar la masa: aumentando la densidad del planeta, pero también es termodinámicamente inviable.
viernes 31 marzo, 2017 @ 10:20 am
A ver, Miguel, no me refiero a nuestro sistema planetario ya ves que digo «dadas esas pequeñas distancias planetarias», pero en la formación de planetas, la acreción parece ser la forma universal de su formación.
Y no caigo: ¿cómo puede aumentarse la densidad de un planeta?, ¿y la imposibilidad termodinámica? Perdona, pero es que no lo entiendo.
De todas formas, intento explicarme algo. Supongo una estrella y en su superficie se da una fuerza gravitatoria. Imaginemos que sin eyectar masa se convierte en una estrella de neutrones -imposible pero lo damos por posible-, mucho más pequeña. En su superficie, mucho más cercana al centro y, por tanto, menor, la gravedad es mayor: se ha mantenido la masa y ha aumentado la densidad. ¿Es algo así lo que quieres decir?
Un abrazo.
sábado 1 abril, 2017 @ 6:18 am
Mi amigo Tomás:
Empiezo contestando afirmativamente a tú última pregunta: por eso la gravedad en la superfice de Urano es prácticamente la misma que en la Tierra a pesar de que Urano tiene no recuerdo si 7 u 8 veces la masa terrestre.
Lo de que sea termodinámicamente inviable aumentar la densidad de modo artificial, es intuitivo: en primer lugar, descarto hacer de alquimistas con átomos. Descarto también hacer reaccionar moléculas para que formen otras más densas: nos estrellaríamos con las malas costumbres de la entropía y esa mayoría aplastante de reacciones químicas exotérmicas.
Por otra parte, ya sé que te referías al sistema de la noticia. Como no sabemos cuántos asteroides hay allí, he usado el ejemplo de los que hay en el Cinturón para comentar que no se apreciaría el aumento de gravedad ni siquiera impactándolos todos.
sábado 1 abril, 2017 @ 6:20 am
Y otro abrazo.
sábado 1 abril, 2017 @ 10:01 am
Comprendido, amigo Miguel, y que no quede por abrazos.
Creo que has influido mucho en las buenas formas de este sitio, e incluso en ese halo de amistad que parece unir a los que comentamos, aunque hay que reconocer que las estrictas normas de participación ya preparaban el camino. Pero insisto en que tu lo has hecho más agradable. Pues eso: abrazos.
domingo 2 abril, 2017 @ 5:27 am
Mi querido amigo Tomás:
Yo creo que solo me he sumado con agrado: leyendo noticias pasadas, veo que siempre ha habido un tono general tan correcto, y con el ánimo que dices de compartir la ilusión de las primicias, lo que nos resulta más curioso, etc. Partiendo de ese «cemento» -como una vez dijo Lluís y al coincidir después en aspectos como la crítica social, medioambiental, ya tenemos lo necesario para que se pueda establecer alguna suerte de ciberamistad. Doy fe.
Abrazos de la mejor forma posible.