La capacidad de leer depende de una área específica del cerebro
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Su cerebro, ahora que usted mismo lee estas palabras, está desarrollando una fascinante capacidad de procesamiento de información. En las lenguas de escritura fonética tendemos a creer que, de algún modo, procesamos el contenido de información letra a letra y luego formamos la palabra que finalmente contiene el significado. Sin embargo, todo aquel que escribe frecuentemente pronto se da cuenta de que al revisar lo escrito no se lee lo que realmente pone sino lo que debería de poner. Parece como si tuviéramos la capacidad especial de «ver» la palabra como un «todo» en lugar de una suma de partes, es decir, de sus letras.
De hecho, hace más de un siglo un neurólogo francés sugirió que había una región del cerebro que se encargaría del procesado visual de las palabras. Dijo que sin esta capacidad la gente no sería capaz de leer, excepto por el laborioso proceso de reconocer palabras letra a la letra.
Pero los humanos empezaron a leer hace 6000 años, tiempo más que insuficiente como para que evolucione una área específica de la lectura en el cerebro. Sin embargo, un nuevo estudio apoya la idea de que la lectura descansa sobre un conjunto especializado de neuronas.
En estudios previos se usaron sistemas de resonancia magnética nuclear y de tomografía por emisión de positrones que mostraban que una pequeña región en la parte posterior del cerebro se activaba cuando los sujetos del estudio leían o reconocían palabras y que era diferente de la usada para reconocer rostros u objetos.
Personas con daños en esa región del cerebro, producidos por un ictus cerebral (trombosis, derrame o embolia) o por tumores cerebrales, frecuentemente presentan problemas en la lectura. Pero este tipo de problemas cerebrales normalmente afectan a otras áreas cerebrales simultáneamente y no actúan aisladamente en la región en cuestión, por lo que la demostración de una correlación entre la habilidad de leer y una región específica ha sido un tanto polémica.
El neurólogo Laurent Cohen del hospital de la Salpêtrière tuvo la oportunidad de explorar este problema recientemente cuando un hombre con epilepsia de 46 años fue a tratarse. Sus episodios crónicos de ataques epilépticos indicaban que una pequeña parte del cerebro, cercana a esta área «visual de la formación de palabras» (o VWFA en sus siglas inglesas) debía de ser extraida.
Antes de la operación en la que se eliminaría la sección dañada, el grupo de investigadores efectuaron una serie de pruebas sobre el paciente que incluían una amplia batería de pruebas de lectura mientras que con unos electrodos en su cerebro se observaba la actividad neurológica. El paciente parecía normal en todos los aspectos, que incluían la habilidad de reconocer rápidamente palabras escritas independientemente del número de letras que la compusieran.
Pero dos semanas después de la operación, aunque curado de su epilepsia, el paciente se quejó de dificultad en la lectura, y nuevas pruebas mostraron que su habilidad para reconocer palabras largas había disminuido un 50%. Incluso 6 meses después necesitaba una décima de segundo adicional por cada letra que se añadiese a cada palabra.
Este descubrimiento parece apoyar la idea de que esta región cerebral es crítica a la hora de leer, pero no aporta pruebas de cómo puede haberse desarrollado.
Una posibilidad es que esta región se encargara del procesamiento de información visual y que fuera forzada hacia la lectura cuando la palabra escrita fue inventada.
Referencia: Neuron, April 20, 2006.
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