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¿Hay que ampliar hasta la sexta categoría la escala Saffir-Simpson?

Área: Medio ambiente,Meteorología — lunes, 11 de septiembre de 2017

Se está planteando aumentar hasta la sexta categoría la escala que mide la potencia de los huracanes.

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Cuando todavía no nos habíamos recuperado del huracán Harvey, el Irma ha arrasado gran parte del Caribe y ahora azota Florida. El huracán José espera su turno en la fila y todavía está por ver si esta temporada de huracanes proporciona todavía más eventos de este tipo.

Los daños causados por estos huracanes se suman a los causados por ciclones y monzones en las otras regiones tropicales del mundo.

Siempre ha habido huracanes y fenómenos meteorológicos extremos. Pero los huracanes tienden a ser más potentes y los segundos se dan con cada vez más frecuencia. Detrás de este fenómeno está el cambio climático, aunque algunos no lo quieran ver. Entre los científicos no hay duda al respecto.

Una mayor temperatura implica un mayor calentamiento del agua marina, lo que introduce mayor energía en los huracanes. Básicamente, esa energía se tiene que disipar de algún modo, porque la energía se conserva. Es una cuestión de Física elemental.

Conforme los huracanes ganan más energía y, por tanto, mayor poder destructor, la escala que mide su intensidad se empieza a quedar corta.

La escala Saffir-Simpson termina ahora en la categoría 5, que significa que el huracán (o ciclón) mantiene vientos de más de 250 km/h durante al menos un minuto. Cuando se desarrolló esta escala se pensaba que esa velocidad era muy rara de alcanzar e implicaba tal potencial destructor que iba a dar igual añadir una categoría más.

La realidad reciente ya nos dice que la supuesta rareza de huracanes de categoría 5 no es tal. Entre ellos está Emily, que en 2005 alcanzó los 257 km/h durante 6 horas, ese mismo año Katrina con 280 km/h durante 19 horas, el Allen que en los ochenta alcanzó los 305 km/h durante 72 horas y así sucesivamente.

Por esta razón, algunos especialistas del campo señalan que lo mejor es que se añada la categoría 6 a la escala. Pero no hay un consenso al respecto. Esto contrasta con el consenso existente sobre que este empeoramiento se debe al cambio climático producido por el ser humano. Aunque el número total promedio de huracanes no parece aumentar, sí lo hace su virulencia.

Otros dicen que la categoría 5 es tan destructiva que una categoría 6 no implica mucha diferencia y sería superflua. También es verdad que antes se pensaba que no podía haber huracanes más potentes o que estos, si los hubiera, serían muy escasos.

El problema es que los huracanes serán cada vez peores y puede que la clasificación actual se quede corta.

“Los huracanes severos puede que terminen siendo peores. Puede que tengamos que inventar la categoría 6”, dice David Enfield (University of Miami y NOAA).

Los datos de satélite de los últimos 40 años indican que el potencial de destrucción neta de los huracanes ha aumentado, especialmente en el Atlántico. Esta tendencia se correlaciona con un mar cada vez más cálido debido al cambio climático.

La diferencia promedio entre las distintas categorías de es unos 30 km/h, al fin y al cabo, aunque recordemos que la escala Saffir–Simpson está basada en velocidades máximas de viento, no en medias. La categoría 6 se aplicaría a huracanes con vientos por encima de los 280 km/h. Pero la capacidad de destrucción de un huracán de esta categoría es especulativa, entre otras cosas porque la capacidad de devastación depende de varios factores. Además, el mal que puede causar un huracán a veces no está correlacionado con su categoría y esta muchas veces no describe fielmente el impacto sobre la población.

Según Bill Read (NOAA) lo ideal sería librarse de la categorías, pues es algo de los 60 y 70, cuando no se tenía manera de evaluar los daños según las variables implicadas. “No mediamos cuidadosamente, no teníamos las herramientas”, añade.

En la actualidad muchos de los instrumentos dedicados a este menester son destruidos por los propios huracanes. Así que se extrapola a partir de fotos de satélite y otros datos. Recientemente, se ha deducido que la velocidad máxima del viento del ciclón Olivia de 1996 medida por una anenómetro fue de 407 km/h.

Se prevé que la temporada de huracanes del Atlántico, que va de junio a noviembre, produzca cada vez más huracanes potentes de una manera similar a la este año. La temporada actual es particularmente mala debido a la oscilación multidecadal del Atlántico, que dura varias décadas. Se esperan que haya todavía de 10 a 15 años de este máximo.

Así que lo singular será la norma en el futuro, peor también ocurrirá que la parte baja actividad de la oscilación multidecadal del Atlántico disimule los efectos del cambio climático una vez superado el ciclo alto actual. Ello puede provocar que se baje la guardia.

Para mejorar las predicciones habría que mejorar los modelos actuales, lo que podría permitir remediar con anticipación las pérdidas humanas y materiales. Agencias como la NOAA y la NASA deberían ser claves en ello. Lástima que el actual presidente de EEUU pretenda recortar en 4000 millones el presupuesto de NOAA e impedir que la NASA lance satélites de observación climática (quiere que lo haga NOAA, al parecer sin dinero para ello).

Pero el clima y los huracanes no conocen esos condicionamientos y, por desgracia, no impartirán una justicia poética. Cuba o las islas del Caribe no son grandes emisores de dióxido de carbono, pero les toca y tocará ser igualmente arrasadas por huracanes.

Tampoco parece que los fanáticos que en Florida se han dedicado a rezar juntos para parar el huracán hayan tenido mucho éxito. Otros 50.000 se han unido por Facebook para empujar con sus ventiladores caseros y soplahojas a Irma para desviarlo. Quizás haya que usar aproximaciones más científicas.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5695

Fuentes y referencias:
Nota en Scientific American.
NOAA.
Foto: NASA.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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17 Comentarios

  1. Dr. Thriller:

    Y el pavo que quería juntar a no sé cuántos energúmenos con armas de toda clase a disparar al huracán. Verídico.

    Lo cierto es que todo tiene una lógica aplastante.

    Primero, el Trumpete sabe muy bien la realidad del cambio climático cuando pretende negar la evidencia. Está por ver a qué nuevo desastre nos lleva el tradicional deporte de las democracias occidentales de «escondo el problema y no existe» (compartido por multitud de otras culturas), reforzado con el «la culpa es de los pecadores» (ídem).

    Segundo, y enlazo con lo siguiente, es claro que los huracanes disipan el exceso de energía oceánico respecto a los niveles históricos, es una forma de buffer, así que el cambio climático es algo mucho peor que una subida de temperaturas. Es incluso posible que la temperatura no llegue a subir en absoluto, pero el clima tal y como lo conocemos será sustituido, irreversiblemente supongo, por otro equilibrio climático con muchas papeletas de ser mucho menos benigno que el que hemos tenido.

    Para medir los huracanes la medida lógica sería la energía que portan. Entiendo que se puede estimar sobre la masa de aire (como se hace con los terremotos), porque estas escalas son de compañía de seguros, que para los presupuestos están muy bien, pero para lo que se nos viene encima se quedan cortas.

    Por no decir que escala 6 también se va a quedar en nada. Si al final Florida ni va a quedar bajo las aguas siquiera, se va a disolver como un azucarillo (fue una rotura tectónica lo que barrió del mapa los actuales PPBB en el siglo X) y así hay vía libre para meter los huracanes hasta Chicago.

    Por las Antillas Menores no hay problema. Deben andar por los 5 millones de personas así que pueden inundar los EEUU sin problemas. Que hagan un muro. Mejor replegable no sea que se lo tire el huracán de turno cada…

  2. Miguel Ángel:

    «…en Florida se han dedicado a rezar juntos para parar el huracán hayan tenido mucho éxito. Otros 50.000 se han unido por Facebook para empujar con sus ventiladores caseros y soplahojas a Irma para desviarlo».

    «Y el pavo que quería juntar a no sé cuántos energúmenos con armas de toda clase a disparar al huracán. Verídico».

    ¡Ay, la leche!

  3. Tomás:

    Asombroso el empecinamiento en la superstición y la falta de sentido común. Me pareció una bromilla en el artículo, ¡y resulta que es cierto! ¡Milagro pues, ya que el huracán acabó cediendo! ¡y qué fuerza la unión de la tecnología punta con 50.000 soplap.!

    En cuanto a la cuestión de medidas yo abogaría por tres que habrían de citarse juntas: una mediría la energía, otra el nº de víctimas y otra los daños en millones de $, porque puede ser muy fuerte pero afectar a una zona despoblada, o ser más débil pero centrarse en una gran ciudad. Solo la primera sería en forma de escala, que podría,como ya se hace, tener un seguimiento desde su formación hasta su desaparición.

    -Que no, que no, que no hay cambio climático -dice el Trump ese y modifica el nombre a NOHAY.

    Y, ¡hombre, Miguel ángel! no es tan descabellado echarle al tornado una bomba atómica para alimentarlo un poco. Y mejor darle en el ojo.

    Pues sí: ¡Hay leche para dar y vender!

  4. Dr. Thriller:

    Pues claro que no hay cambio climático, son castigos de Dios por la gula, la sinforastia y el egoísmo, sobre todo el de los pobres. Tomás, es que te cuesta ver la mentalidad del núcleo profundo de la clase dirigente: si el problema tiene arreglo, yo no lo voy a arreglar, y si no tiene arreglo, no existe. No hace falta ir en ese orden, se puede ir al revés (como Rajoy). De hecho, Rajoy da un paso más allá empeorando críticamente todos los no-problemas que no-se-arreglan, difícilmente Trump puede empeorar nada porque es un incompetente integral incapaz de tener un gobierno que le dure más de unas semanas, los pobres no tienen tiempo ni para robar. Bueno, claro que tienen, pero pocos tupperwares puedes llenar en el bufete si te pasan a toda velocidad por las mesas y te echan fuera. Pues ahora que lo pienso más despacio, a lo mejor han optimizado la cleptomanía y son más eficientes. Claro que Hispanistán a fin de cuentas es un país bastante de chichinabo y Americanistán pues no.

    En cualquier caso cuando más de la mitad de un país se niega a creer que *ellos* están produciendo el cambio climático (con mucha ayuda, sí, pero poco hace por este tan gran salto Kiribati, Rwanda o Bolivia), no sé qué quieres que te diga, yo creo que entienden todos las consecuencias de admitirlo. Luego es normal que el zascandil de turno refleje las posiciones de sus votantes.

  5. Tomás:

    Es que para luchar de verdad contra el CC, habría que decrecer, en población y en uso y abuso de recursos. Y apretarse el cinturón no es un discurso que dé votantes. Así que pienso que la cosa no va a remediarse.
    Y para muestra, un botón: cuando hay carencias y ambiente propicio, hay robos y crímenes ¡por una botella de agua!

  6. Dr. Thriller:

    Es que una botella de agua es más valiosa que un lingote de oro, literalmente. Lo que demuestra la incompetencia suma de este orden social.

    Lo peor de todo, es que sin modificar casi nada del sistema que tenemos, se podría tener un contexto mucho menos agresivo para este planeta, seguiría siendo agresivo y autodestructivo, pero en un grado que nos daría mucho más tiempo y margen de maniobra. El problema es que nos vende que tenemos el control y claramente no hay tal control. El cacharro va por su cuenta y no hay forma de meterle mano (y la de pirados que hay que se creen que puede controlar a una sociedad, aunque unánimemente se refieren a controlarla sólo para que no les muevan la silla). Empezar por reconocernos esto sería un enorme paso en la dirección correcta, porque empezaríamos a evaluar correctamente las políticas deliberadamente racionales (o razonadas) de lo que son, más o menos, impulsos instintivos de la sociedad como un todo.

  7. petrus:

    Para fabricar una escala nueva para huracanes, un amigo matemático, aunque eso sí, frente a un par de cervezas, me propone tomar toda el área nubosa del huracán, en Km2 ó millas cuadradas e integrar las velocidades del viento en cada Km2, pues ahora podemos medirlo, y con ello tenemos una medida objetiva de la energía que arrastra el fenómeno de turno; luego, ese número se traslada, vía logarítmica, a una cifra significativa y voilá, la medida. Ejemplo. Area de la espiral nubosa 200.000 km2. Viento promedio 200 km/h., producto 2x10E7 , escala 7, del E7…
    A mi modo de ver, tiene la ventaja de que la escala no tiene límite superior y tampoco parece descabellada, pues al fin y al cabo estamos midiendo energía, aunque solo sea cinética, pero despreciamos los gradientes de presión y temperatura, etc. Como las cervezas se acabaron y cerraban el bar, no pudo terminar los cálculos, así que me permito dejarlos a mentes más lúcidas

  8. petrus:

    Nota al mensaje anterior. Que el producto 200 x 200.000 resultara 2x10E7 fue debido seguramente al contenido alcohólico de las cervezas citadas… Con un refresco sin él, seguramente resultaría 4x10E7 y la categoría del huracán 7,4, por matizar, con el 4, la subescala dentro de la categoría 7, que resulta demasiado amplia.

  9. JavierL:

    Pues a mi me parece una buena idea… E incluso simple dentro de lo que cabe… Se puede obtener de datos satelitales

  10. Tomás:

    Pero algo tendrá que ver la altura, es decir, el volumen, al ser multiplicada por el área. Creo que la máxima debe ir por los 15 km, pero ha de haberlas bastante menores.
    De todas formas como lo que más «manda» en el logaritmo es la potencia del 10, resulta que el log 2×10^7 = 7,3 y log 4×10^7 = 7,6, por lo que algo que es doble no da la impresión de serlo al ser su diferencia de solo 0,3.
    Otro problema de fácil -creo- solución es delimitar donde acaba la circunferencia de nubes. Pienso que eso, desde un satélite se podría solucionar determinando una determinada «densidad de color», a partir de un mínimo que ya no se consideraría.
    Un momento, que ahora vuelvo.
    He mirado a toda velocidad https://es.wikipedia.org/wiki/Ciclón_tropical y, caramba es muy largo. Pero me ha dejado asombrado el dato de la equivalencia a «la energía liberada por la explosión de una bomba nuclear de 10 megatones (no kilotones -16- que fue la de Hirosima) cada 20 minutos».
    En resumen, que habrá de ser pensado mejor eso de la escala.

  11. petrus:

    Aprovechando el exceso de descanso de una tarde de domingo, y para pedir y leer vuestras excelentes críticas, me atrevo a comentar algo más sobre mis 7 y 8: En mi hipotética escala, la supuesta «energía» para valorar la categoría del huracán es en realidad una suma de productos de áreas por velocidades , o sea de dimensiones L3/T , que no imagino bien qué supone físicamente, pero es un volumen dividido por tiempo, una especie de velocidad no lineal sino volumétrica…y sería «el volumen total recorrido por toda el área superior ciclónica en la unidad de tiempo», que ya es una entidad físicamente significativa y con sentido, o hasta una integral de superficie. Desde otro punto de vista, mediríamos los desplazamientos totales por segundo de la sección o proyección plana del ciclón, con una cifra muy relacionada con su energía cinética global. Y si se pudiera expresar la v del viento como función v(x,y), entonces sí que se podría obtener una expresión matemáticamente significativa Int( v.ds) ó bien Int ( v(x,y) .dx .dy)), si se es capaz de determinar esa función v(x,y)… al menos de manera aproximada… supongo. Tal vez añadiendo la z en v(x,y,z) y a dx.dy.dz llegaríamos a volúmenes totales del ciclón y a su energía cinética global, pero no creo posible o fácil obtener velocidades reales y en 3D por debajo de la cubierta nubosa superior… ¿ cómo lo veis?
    Saludos

  12. petrus:

    Estimado Tomás: llevas razón advirtiendo que la escala logarítmica engaña a la vista en lo que se refiere a los valores reales, y si son datos para el común de los mortales, no convendría usarla, pues mucha gente no los interpretaría bien
    En todo caso también se podría tomar el exponente más la primera de las cifras significativas del producto. Por ejemplo, para un ciclón de 3.1416x10E7 daríamos la categoría como 73 y la del ciclón 6,2832xE7 sería de categoría 76. Y así, el 915 sería un ciclón de exponente 91 y primera cifra 5 que no le deseo ni a mí mismo…
    Saludos

  13. Tomás:

    Debe haber algún error en la última frase de tu último comentario, amigo «petrus». O explícamelo, por favor.

  14. Tomás:

    Querido «petrus»: No obstante mi 13, cuanto dices en tu 12, tiene sentido y me agrada ese concepto de velocidad volumétrica, pues ha de tener mucho que ver con la energía cinética total si lo combinamos con la masa que tenemos en movimiento. Sería cuestión de meditar, a ver qué sale. Claro que hay que encontrar el modo de que, desde el satélite, se puedan medir los datos. Yo creo que medir esa circunferencia hasta lo que propuse -una determinada densidad de color- y la altura sobre el terreno ha de ser sencillo para un satélite. Me parece que medir velocidades desde el satélite también ha de ser posible.
    Otro saludo.

  15. PETRUS:

    Mi última frase, amigo Tomás es una referencia un tanto jocosa al huracán más enorme que se me ocurrió, el de categoría 915 que, según lo que comentaba, sería el de energía = 5.decimales x 10E91 que supongo sería como el The End de la película humana.
    Por cierto, he visto al María y su área exterior es un tanto difusa, como dices…

  16. Tomás:

    log 2×10^7 = 7,3; log 2,5×10^7 = 7,4; log 3×10^7 = 7,48 (casi 7,5); log 4×10^7 = 7,6; log 5×10^7 = 7,7; log 6×10^7 = 7,8; log 7×10^7 = 7,85; log 8×10^7 = 7,9. Si nos olvidamos de la característica y tomamos solo la mantisa resulta la siguiente correspondencia:
    nº mantisa
    2 3
    2,5 4
    3 5
    4 6
    5 7
    6 8
    7 8,5
    8 9 etc.
    No es preciso seguir. Parece que bastaría la mantisa para definir el grado de una manera más asequible al público siguiendo las ideas de nuestro nuevo y muy querido PETRUS -y perdona por no inclinarme ante ti pues escribo directamente, porque no se hacerlo de otra forma-.

    El caso es que hace un par de días había ya escrito un largo comentario y toqué no sé que tecla -o yo qué sé lo que hice- que se me borró, me enfadé (por decirlo en fino) y abandoné. El caso es que quería explicar el complejo funcionamiento de los ciclones respecto a Coriolis, porque había leído en algún sitio que era cosa sencilla y nada más lejos de la verdad. Es un rato complejo. Así que, para abreviar lo pondré casi como en esquema:
    1º El desplazamiento de toda la masa del ciclón sigue el sentido horario en su relativamente corto recorrido (si lo comparamos con la corriente del Golfo, por ejemplo). Aproximadamente su trayectoria deriva de casi O hasta O-NO o, quizá, NO y, si la temperatura le fuera propicia -muy raro-, hasta NO-N.
    2º Toda la masa del ciclón gira en sentido antihorario.
    3º El aire húmedo y cálido tomado del océano, de lejos, llega en sentido horario -porque solo está afectado por el EC- pero en las proximidades del ojo, cambia de sentido y asciende, pegado a su pared interna en sentido antihorario a más -mucha más- velocidad que el total del ciclón.
    4º Conforme asciende se enfría y cuando llega a la meseta -creo que esta denominación es invento mío, así que lo reclamo para un posible Nobel meteorológico-, ya frío, vuelve a su sentido horario, especialmente en la zona más alejada del ojo.
    5º Desde más altura que la meseta ciclónica caen masas de aire frío que se le meten en el ojo causándole molestias sin cuento pues han de estar muy bajo cero. Conforme caen, se calientan obviamente por la proximidad a la corriente ascendente cálida que he descrito en 3º, o sea que es posible que esa calma que dicen se da en el suelo provenga de esa especie de mínimo anticiclón llovido de la altas esferas celestiales.
    6º Ese aire frío que cae, ha de hacerlo en el sentido horario, así que en el ojo, sobre todo abajo, cuando este aire ya se ha calentado algo -no sé cuanto- se enfrentarán el aire ascendente antihorario y el descendente horario. A ver quién gana. Yo creo que a todo esto ha de deberse la calma que cito en 5º.

    Y ya vale, no cosa se me borre.

  17. Tomás:

    Lo de la correspondencia nº- mantisa, ha salido un poco chungo -yo lo había puesto perfecto-, pero estoy seguro de que vuestra imaginación lo suplirá con creces.

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